Ranking universitario: matar al mensajero en lugar de descifrar el mensaje

María Belén Chapur

Los rankings elaborados por distintas y prestigiosas instituciones alrededor del mundo tienen como finalidad evaluar a los países en las diferentes áreas ,  de acuerdo a parámetros y mediciones viables y confiables , para así determinar quienes se encuentran en mejor y peor situación de acuerdo a los resultados obtenidos. No tratan de ser conspirativos . No tienen como finalidad hundir a un determinado país y ensalzar a otro . De ser así perderían todo tipo de credibilidad. Nadie los tomaría en cuenta a la hora de elegir una Universidad donde estudiar o un país donde invertir. Requieren de un minucioso trabajo de investigación, recolección y cruce de datos para llegar a sus conclusiones. No se los puede ni debe minimizar o demonizar, por el sólo hecho de que un  país aparezca mal posicionado en sus tablas.

Si comparamos los diferentes rankings elaborados en distintas áreas llegaremos a la conclusión de que quienes ocupan los primeros puestos en competividad económica, transparencia, mejores universidades, menor pobreza, y mayor ingreso per cápita son los llamados países desarrollados, clasificación dentro de la cual, sin ninguna duda, nos gustaría estar.  Esta es una verdad inalterable que nadie puede negar. ¿Prefiero ser un país con alto nivel educativo, rico, desarrollado, transparente y seguro o uno con bajo nivel educativo, pobre, subdesarrollado, corrupto y con altos índices de criminalidad ? No tengo duda cual será la respuesta unánime.

Esta semana  la consultora  Quacquarelli Symonds (QS), especializada en temas de educación internacional publicó el ranking de Universidades de América Latina 2014. QS junto con Times High Education World Universities Rankings son quienes elaboran los dos rankings más confiables e importantes en materia de educación universitaria, nos guste o no según el lugar que nuestras universidades ocupen en sus tablas. El propósito de estos rankings es proveer una comparación independiente de todas las universidades de la región y el mundo basado en una serie de criterios que reflejan las circunstancias y prioridades al momento de los países involucrados.

Según QS, América Latina es una región dinámica con una población joven,  de rápido crecimiento que en los últimos años ha visto incrementar los niveles de movilidad internacional de sus estudiantes. El criterio seleccionado se basó en extensas consultas con las mismas universidades latinoamericanas , el asesoramiento de expertos acerca de factores importantes a tomar en cuenta en la región y finalmente, la disponibilidad de datos. Los siete indicadores tomados  en cuenta para la medición fueron: la reputación académica , el prestigio de quienes dirigen las universidades, el número de artículos publicados por cada miembro de la facultad, las citaciones de sus trabajos, el ratio de estudiantes por facultad, la cantidad de profesores con posgrados y el impacto de sus contenidos en la web. Nadie podría negar la validez de estos indicadores como base para llegar a conclusiones cercanas a la realidad.

La Universidad Pontificia Católica de Chile ocupa el primer lugar este año . La sucede la Universidad de Sao Paulo, Brasil, país que a su vez coloca cinco de sus universidades en los primeros diez puestos. La primera institución argentina que aparece en la lista en el puesto 19 es la Universidad de Buenos Aires (UBA),  cayendo siete lugares respecto al  año pasado. Tras ella aparece en el 20 la Universidad Austral, en el 21 la Universidad Nacional de La Plata y en el 22, la Pontificia Católica de Argentina.

Ben Sowter, jefe de investigación que llevara adelante el estudio, explicó : “Las universidades de México, Argentina y Colombia se destacan en áreas específicas pero actualmente no tienen la coherencia integral que poseen las principales instituciones de Brasil y Chile”. Tras el estudio, Sowter consideró que los altos índices de estudiantes por facultad son uno de los grandes males de las instituciones públicas del continente. Los investigadores consideran que tanto la UBA en Argentina como la UNAM de México sufren los mismos problemas,  una relación estudiante-facultad comparativamente pobre y poco personal dedicado al doctorado.

Mientras Chile y Brasil festejan la obtención de los primeros puestos y están decididos ha mantenerlos ahondando y mejorando aquello que haga falta, los dirigentes argentinos del área de competencia se vanaglorian de sus fracasos. Tanto el ministro de Educación, Alberto Sileoni, como el decano de la facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Glenn Postolski, criticaron el informe de la consultora QS. Según Sileoni, ” los rankings son mediciones relativas que sirven como referencia, pero tienen claras limitaciones”; ” hay valores que no están ponderados, como la masividad, la inclusión, la equidad y la generalización de derechos, propios de nuestro sistema universitario”; “comparar universidades de masas con ingreso irrestricto con otras de ingreso condicionado carece de consistencia metodológica”; “en Argentina tenemos un sistema universitario en crecimiento al cual acceden estudiantes de América Latina y registramos las tasas de la región más altas de estudiantes terciarios y universitarios”. Qué quiso decir con este scrabel de palabras sólo él lo sabe.

Lo triste es que nuestros dirigentes , una vez más optan por matar al mensajero, en lugar de intentar descifrar el mensaje. Desacreditan a instituciones respetadas en el resto del mundo en lugar de hacer una introspección y autocrítica a conciencia para luego trabajar en mejorar aquello que haga falta y recuperar los primeros puestos en la región. Si creo que todo lo hago bien y no tengo nada por aprender  ni mejorar, al final, habré perdido.