Estados Unidos, Japón y Vietnam: viejos enemigos unidos frente a la amenaza China

María Belén Chapur
En agosto de 1945 Estados Unidos lanza dos bombas atómicas en territorio japonés destruyendo las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, dejando un saldo de 230 mil muertos e imágenes imborrables y devastadoras en la memoria del pueblo japonés. Sin embargo llegaría el día en que Japón cerraría sus heridas y se transformaría en amigo y aliado de su mayor destructor. ¿Qué decir de la cruenta y larga guerra de Vietnam (1959- 1975) donde Estados Unidos fue vencido ? ¿Quién iba a pensar que llegaría el día en que su vencedor le pediría auxilio contra un antiguo aliado?
La  política internacional es el arte de lo posible y también de aquello que en algún momento parecía imposible. Estados Unidos, Japón y Vietnam de acérrimos enemigos en el pasado, a amigos y aliados en el presente contra una China que debido a su sostenido crecimiento en el tiempo, ha decido expandirse, por encontrarse ávida de recursos naturales a cualquier precio creando tensión en toda la zona del Sudeste asiático.Del 30 de mayo al 1 de junio tuvo lugar  en Singapur el Diálogo  Shangri-La XIII sobre seguridad de Asia, donde participaron 30 países y organizaciones internacionales, entre ellos Estados Unidos, Japón , Vietnam y China. En las cinco reuniones plenarias se trataron diversos temas, como el aporte de Estados Unidos a la estabilidad de Asia, la cooperación militar, la solución de las relaciones estratégicas en la tensa situación de la zona y las perspectivas de paz y seguridad en Asia-Pacífico. Tanto Japón como Estados Unidos criticaron duramente a China y condenaron sus actos unilaterales tanto en el Mar del Sur de China como en el Mar de China Oriental.China mantiene disputas con Vietnam, Japón y Filipinas por Islas que reclama como propias no porque tengan valor en sí mismas sino por el valor estratégico de sus aguas y la posibilidad de que alberguen petróleo y gas. Con Japón se enfrenta por las Islas Senkaku o Diaoyu, ubicadas en el Mar de China Oriental, actualmente bajo administración japonesa. Con Vietnam , por las Islas Paracelso ubicadas en el Mar del Sur de China. En mayo de este año instaló en forma ilegal una plataforma de perforación petrolera, Haiyang Shiyou-981 , en la zona económica exclusiva de Vietnam. Con Filipinas disputa las Islas Spratly y sus probables riquezas marítimas.

Tanto los discursos dados por el primer ministro Japonés, Shinzo Abe, como por el secretario de defensa de los Estados Unidos, Chuck Hagel, dejaron en claro que no permitirán que China continúe con sus avances unilaterales sobre aguas e islas de la zona. Ambos respaldaron a los países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) . Shinzo Abe fue más allá , garantizando la seguridad de los espacios aéreos y marítimos de la zona , y prometiendo desempeñar un papel más activo y preponderante en la consecución de la paz en el continente asiático. Ofreció concretamente botes patrulla tanto a Filipinas como a Vietnam en un claro desafío a China. Por su parte Hagel acusó al gobierno del gigante asiático de desestabilizar y actuar de manera unilateral en el Mar del Sur de China. Adhirió al discurso de Abe y dejó sentado que Estados Unidos intervendrá  de ser necesario a favor de sus aliados llevando tranquilidad especialmente a Vietnam y Filipinas quienes le venían reclamando su apoyo frente a los arrebatos chinos.

Mientras tanto Xi Jinping , el presidente chino, sigue tejiendo sus propias alianzas con Rusia y el mundo árabe en busca de lo que más necesita, el tan preciado oro negro. Cerró hace pocos días un acuerdo con Rusia quien le proveerá gas natural por 30 años. También anunció esta semana en el Sexto Encuentro Ministerial del Foro de Cooperación Chino-Árabe, realizado en Beijing, la entrega de 10 millones de dólares en ayuda para la Autoridad Palestina y 16 millones de dólares para los refugiados sirios en Jordania y Líbano. De esta manera sigue expandiendo y consolidando sus lazos con Medio Oriente , de quien obtiene gran parte del petróleo que importa.

Mientras que el gobierno chino toma no sólo distancia sino una posición antagónica con respecto a los Estados Unidos, su población sigue mostrando gran admiración por todo lo que proveniente de suelo americano. No sucede lo mismo con respecto a Japón, país hacia el que los chinos muestran gran resentimiento. Ellos no olvidan ni perdonan la crueldad de la invasión japonesa a Manchuria hace años en su historia.