La camiseta argentina, todos los días

Ayer comenzó el nuevo mundial de fútbol tan esperado y ansiado por todos los argentinos.  Muy seguramente gritaremos, festejaremos, nos abrazaremos y hasta lloraremos con cada gol celeste y blanco. Palpitaremos cada partido compartido con la familia y los amigos, en bares, restaurantes o en la calidez de nuestros hogares.  Soñaremos con llegar a la final y ver a nuestro equipo alzarse con la Copa del mundo. Mientras tanto nuestros gobernantes aprovecharán seguramente para hacer de las suyas ya que el pueblo estará más que entretenido durante un mes. Para ellos, es un tiempo con valor estratégico, ya que todo lo que se haga durante este periodo pasará inadvertido. Este domingo, coincidente con el Día del Padre, nos pondremos la camiseta celeste y blanca, y con gran ilusión y esperanza saldremos todos a la cancha.

Pero ganar un Mundial si bien es gratificante ganar, es efímero. La alegría dura algunos pocos  días, quizás tan sólo horas, y luego todo se esfuma y volvemos a la realidad. Inflación, corrupción,  inseguridad, aumento de la  pobreza, inequidad, falta de inversión, tanto interna como externa, caída de las reservas, déficit presupuestario, falta de previsibilidad, leyes que no se cumplen porque sí o porque no están reglamentadas…..y podríamos seguir con la lista de fracasos.

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Inseguridad: conclusiones de un informe para reflexionar

El Proyecto Hamilton elabora desde el año 2006 informes y documentos con el propósito de contribuir al desarrollo y crecimiento de los Estados Unidos de América. Es parte del Brookings Institution, uno de los think tank norteamericanos más prestigiosos, internacionalmente reconocido.

Diez hechos económicos acerca de la delincuencia y encarcelamiento en Estados Unidos es un documento de 28 páginas que explica como han bajado los índices de delincuencia, los altos índices de encarcelamiento y como incide todo esto en la economía del país. Este documento presenta datos interesantes que pueden aplicarse, con pequeñas modificaciones, en Argentina. Es para ser leído y estudiado por nuestros políticos. En nuestra Argentina de hoy, la inseguridad, más que una sensación, es una triste y cruda realidad que padecemos día a día.

Un primer paso fundamental es reconocer el problema, ya que si lo desconocemos o ignoramos, lejos de desaparecer,  se agravará con el tiempo.

A continuación los 10 hechos económicos acerca de la delincuencia y encarcelamiento en los Estados Unidos y comparaciones con nuestro país .

1. Los índices de delincuencia han declinado sostenidamente durante los últimos 25 años.

Este declive se produce como consecuencia de una mayor presencia policial en las calles, un aumento en los índices de encarcelamiento, y una lucha sostenida contra la droga.

Durante la década de los 80′ y 90′, los índices de criminalidad habían crecido como consecuencia de la epidemia del crack en los Estados Unidos. La proliferación de la droga en una sociedad no hace más que acrecentar la delincuencia. Esto se ve claramente en este período de la historia norteamericana, durante el cual en prácticamente todos los estados se consumía crack en grandes cantidades, droga que provenía de Nicaragua y otros países. Aunque hoy Estados Unidos sigue siendo el mayor consumidor de droga en el mundo, se tomaron medidas al respecto. El estado reaccionó aplicando penas más duras, aumentando así considerablemente su población carcelaria, pero bajando los índices de criminalidad. El que delinque va a la cárcel, se aplica la ley en defensa del ciudadano. El que las hace las paga, y más aún si está actuando bajo los efectos de la droga.  Estas políticas de sentencias más estrictas actuaron de forma disuasiva por un lado, y por incapacidad, por el otro, ya que el delincuente que está en la cárcel no tiene la posibilidad de reincidir.

2. Las personas de bajos ingresos suelen estar más expuestas a actos de delincuencia que aquellas de altos ingresos.

Los actos de delincuencia son más comunes en las zonas desfavorecidas de más bajos ingresos. Es por eso que debe reforzarse la presencia policial en los barrios más pobres. La delincuencia también esta ligada a la falta de educación. Aquellos que dejan los estudios secundarios tenderán a delinquir como consecuencia de la desesperanza y falta de oportunidad para trabajar en cualquier actividad lícita . Es por eso que corresponde al Estado la tarea de educar a aquellos que no cuenten con suficientes recursos, para así crear igualdad de oportunidades y una mayor movilidad social.

3. La mayoría de los delincuentes son menores de 30 años.

Esto se debe mayormente al deterioro en la capacidad de toma de decisiones del cerebro de un adolescente sumado a todas las presiones que ejercen sus mismos pares en un determinado ambiente, y a su propio anhelo de independizarse. En general tienen malos ejemplos y en muchos casos han sido hasta abusados  por familiares . En cuanto al género del delincuente predomina el masculino por sobre el femenino.

4. Los jóvenes desfavorecidos tienen comportamientos delictivos más riesgosos.

Los menores pertenecientes a familias de muy bajos recursos, ya sea por su estructura básica, potenciada si hay consumo de droga, son los más dispuestos a arriesgar sin medir consecuencias. No tienen casi ninguna perspectiva de poder conseguir trabajo con lo que se ven más tentados a dedicarse a comercializar y consumir droga lo que finalmente los lleva a delinquir. Se debe trabajar desde el Estado con estos jóvenes para modificar su estructura de pensamiento y hacerles comprender que se puede aspirar a un futuro mejor.

5. Las políticas  federales y provinciales han incrementado las tasas de encarcelamientos en los últimos 30 años.

Este punto es importante porque si bien el informe lo marca como algo negativo, ya que está causando demasiado gasto a la sociedad, vemos que a medida que subieron las tasas de encarcelamiento bajaron las tasas de delincuencia. Educar es una medida de largo plazo, pero la inseguridad debe solucionarse en el corto plazo, siendo la cárcel la mejor opción para quien delinque. Actúa como ejemplicadora para toda la sociedad.

6. Los índices de encarcelamiento de los Estados Unidos son 6 veces más altos que los de las naciones pertenecientes a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos  (OCDE).

En Argentina, en cambio, los juicios se eternizan en el tiempo dando lugar a la conmutación del dos por uno, con lo cual se termina favoreciendo al delincuente que es liberado antes de tiempo. Y, en muchos casos, cuando finalmente una cámara dicta la pena máxima para quien cometió un homicidio, esto pasa a Casación, una nueva instancia donde generalmente terminan rebajándole la pena al homicida como premio.

7. Hay un 70 % de probabilidades de que un hombre afroamericano que no tenga un diploma de escuela secundaria vaya a la cárcel antes de llegar a sus 35 años.

En Argentina lo podemos llevar a los habitantes de las villas o quienes tengan muy bajos ingresos.  En general, se trata de personas que carecen de estudios y por ende de oportunidades de trabajo.

8. Los gastos per capita en cárceles se han triplicado en los últimos 30 años.

Sin duda los gastos producto de mantener tantos presos en los Estados Unidos representan un problema, pero es preferible esto a tener un alto índice de delincuencia y criminalidad como el que tenemos en nuestro país.

9. Los chicos afroamericanos cuyos padres no tengan diploma de la escuela secundaria, verán en la cárcel a sus progenitores antes de cumplir los 14 años.

Esto vuelve a suceder en nuestro país con los habitantes de muy bajos recursos. Sus padres van a la cárcel y ellos padecen todo tipo de problemas como consecuencia de ello. El Estado debe hacerse cargo y brindar e estos menores una posibilidad educándolos y brindándoles apoyo psicológico para que puedan romper con el patrón y elegir una vida diferente a la de sus padres.

10. El encarcelamiento de menores tendrá impacto duradero en el futuro de esos jóvenes.

Aquellos menores que sean detenidos inevitablemente reincidirán. Quedan marcados y la sociedad los rechaza. Es por esto que debe buscarse la manera de que estos menores estudien mientras están detenidos y se les enseñé oficios para que al salir puedan reinsertarse y la sociedad los incorpore. Los institutos de menores deben ser verdaderos centros de rehabilitación.

Podemos concluir que para resolver el tema de la inseguridad debe existir , en primer lugar, voluntad política ; y en segundo, un accionar conjunto y coordinado entre quienes elaboran las leyes ( Congreso) , quienes las aplican ( jueces) y quienes velan por la seguridad interna de sus habitantes( las fuerzas policiales) .
Corresponde al Estado , como medida de largo plazo , proveer de educación  a todo aquel que no tenga recursos  y llevar adelante una contundente lucha contra el narcotráfico , fuente de delincuencia y de violencia.

Venezuela: el precio injusto que paga un pueblo

Rebeca es una joven venezolana que, cansada de la inseguridad y la falta de oportunidades, decidió emigrar a los Estados Unidos como tantos otros, en busca de un futuro mejor. Gran parte de su familia sigue en su país natal.  Su hermano llegó a Miami para visitarla con dos valijas vacías. No precisamente para llenarlas con ropa, sino con productos y alimentos básicos que hoy no se consiguen en Venezuela debido al desabastecimiento, consecuencia de erróneas políticas implementadas por el gobierno del señor Nicolás Maduro. Así retornó una semana más tarde con pasta dental, papel higiénico, shampoo, mezcla para panqueques y harina. Al preguntarle a Rebeca si su hermano había tenido problemas en la aduana me respondió que no, ya que esto se había transformado en uso y costumbre entre todo aquel que viajaba. Carlos, ya en su barrio natal y a tan sólo una  semana de haber regresado, fue asaltado violentamente por dos delincuentes motorizados con armas de fuego, frente a un móvil policial que se limitó a observar  sin accionar.  Salvó su vida milagrosamente. Carlos tiene un negocio de importación de repuestos de jeeps que prácticamente está quebrado. Lleva dos años en lista de espera para que el gobierno le otorgue los dólares necesarios para afrontar los pagos de sus importaciones. Si recurre a comprar las divisas en el mercado negro deberá pagar un altísimo precio que se verá obligado a trasladar al producto para así poder ganar algo. Cada día más desanimado, no sabe cuánto más podrá soportar sin tomar la decisión de abandonar su amada Venezuela, no por elección, sino por necesidad y supervivencia. Tres amigas de Rebeca, Génesis, Ariana y Geraldine, fueron encarceladas el fin de semana y luego liberadas por protestar en forma pacífica contra la inseguridad, la impunidad, la inflación,  el desabastecimiento y la falta de libertades.

Esta es sólo una de las tantas historias que se replican a lo largo y a lo ancho de la República Bolivariana. ¿Se puede acusar de fascistas, golpistas o terroristas a quienes reclaman derechos básicos inalienables del ser humano los cuales deberían ser provistos por cualquier Estado  que se precie de ser democrático? ¿No sería más fácil que Maduro, en lugar de demonizar a la oposición y a los jóvenes, y sacarlos de circulación encarcelándolos,  se dedicara a gobernar y encarrilar una Venezuela que parece haber perdido su rumbo?

Encarcelar y remover de sus puestos a alcaldes de municipios que fueron elegidos por voto popular simplemente por ser opositores al gobierno está lejos de ser una actitud democrática. Quien acusa de fascistas a los otros, resulta ser más fascista que sus propios acusados. Maduro tiene que comprender que la frustración genera violencia. No se puede oprimir a la población , quitarles bienes básicos y exponerlos diariamente a hechos de violencia, y pretender que éstos se comporten como ovejas, aceptando su destino como una trágica maldición.

El Observatorio Venezolano de Violencia ( OVV) presidido por el sociólogo Roberto  Briceño-León, es el único organismo que compila hoy estadísticas de homicidios en base a datos policiales y las informa, ya que el gobierno decidió hace algún tiempo dejar de publicarlas.  Según el observatorio,  desde que llegara Hugo Chávez al gobierno hasta la actualidad han muerto en Venezuela en manos de la delincuencia aproximadamente 120.000 personas,  cantidad cercana a los muertos en la cruenta guerra en Siria.  Transcribo parte de uno de los últimos  informes que dice: ” La mayoría de delitos y crímenes se producen en los barrios más pobres. La violencia se incrementó en su magnitud pues los asesinatos aumentaron a pesar de las diversas medidas adoptadas por el gobierno nacional para su prevención y control, algunas de ellas valiosas en su intención y diseño. De manera conservadora podemos estimar que el año 2012 concluyó con 21.692 personas fallecidas víctimas de la violencia, para una tasa de 73 muertes por cada 100 mil habitantes. Con estas magnitudes, Venezuela se mantiene como uno de los países más violentos e inseguros del mundo”. 

Sumemos a este dato escalofriante un 56% de inflación anual, más falta de insumos básicos como alimentos y medicamentos, y tendremos un cocktail explosivo en cualquier rincón del mundo.

Maduro debe  cesar con su caza de brujas ya que no hará más que azuzar el fuego y la ira de una buena parte de los venezolanos. Debe en cambio poner todos sus esfuerzos en resolver los graves problemas que aquejan a su Venezuela querida que debería encontrarse hoy en una situación de privilegio. El gobierno tiene el control del petróleo desde el año 2003 con ingresos por valor de $90.000 millones de dólares anuales. El precio del barril aún sigue cercano a $100 dólares , muy lejos de los $15 /$20 dólares históricos.  Si bien debemos reconocer que la pobreza en todos estos años se redujo marcadamente , esto por sí sólo no es suficiente. La elevada inflación actual, de seguir a este ritmo, no hará más que empobrecerlos nuevamente.  La misma es producto de una equivocada medida adoptada por el gobierno a finales del 2012  que suspende por tiempo indeterminado la oferta de dólares por parte del gobierno. Como consecuencia de esto, los importadores deben recurrir al mercado negro para afrontar los pagos que deben efectuar en divisa extranjera . Finalmente terminan trasladando el alto costo a los precios finales.

Que la violencia engendra más violencia es un principio que no debería ser ignorado por ningún político. Maduro saldrá victorioso ya que cuenta con un vasto ejército heredado de  su antecesor Hugo Chávez, pero será una victoria pírrica. De no corregir su rumbo, el pueblo venezolano entero habrá perdido.