Comodoro Py: triste lugar para la política

Es poco reconfortante observar cómo referentes de la alta política argentina de las últimas décadas desfilan por Comodoro Py. Por estos días se recuerdan las reiteradas presencias de los ex presidentes Carlos Menem y Fernando de la Rúa. Esta semana se anexará Cristina de Kirchner (al cierre de este análisis la Cámara Federal no había resuelto la recusación de Claudio Bonadio). El actual presidente Mauricio Macri ya tiene una carátula con su nombre y citación de testigos por el affaire Panama Papers.

Parecería que en nuestra querida república sus protagonistas tienen algo que les impide ser un verdadero cambio de transparencia y honestidad.

Cuentan que Henry Ford, cuando un periodista lo consultó sobre la magnitud de su visión empresaria, le respondió: “¿Ve ese foco de luz?”. “Sí”, le respondió la cronista. “Yo lo vi primero”. En política, la información juega ese rol. Le permite a quien la dispone primero actuar con rapidez y explicar antes de que le pregunten. Macri tuvo esa posibilidad. Treinta días antes de que se conociese su participación como director en una empresa offshore de su padre, fue advertido de que se iba a dar a divulgar. Desaprovechó la oportunidad. Distinto hubiese sido que en conferencia de prensa hubiera dicho lo que después fuera de tiempo debió explicar. Esa falta de reacción en tiempo político permitió que se instalara la duda. Continuar leyendo

Candidatos del pragmatismo

El proceso electoral argentino 2015 presenta sus extrañezas. La más notoria tiene que ver con la desideologización de sus principales protagonistas. No es casual que tanto Daniel Scioli como Mauricio Macri y Sergio Massa no hayan nacido a estas candidaturas como cuadros políticos. En el caso de Macri, construyó su andamiaje político basado en figuras conocidas públicamente, algunas con notoriedad. Inicialmente la condición para adherir a esta estructura fue ser apolítico. Algunos confundían esto con ser antipolítico. Se buscó jóvenes con buena presencia, casi un spot publicitario. Pasaron los años y hoy no es fácil desde lo ideológico definir al partido de los globos. Por algunas políticas aplicadas en la ciudad de Buenos Aires podría encuadrárselo dentro de la centroderecha y por otras dentro de la centroizquierda. Podríamos decir que el PRO es Macri y su actitud refractaria a uno u otro polo ideológico.

Scioli y Massa vienen de distintas historias. Scioli inicialmente, Massa al poco tiempo de andar la política, adhirieron al peor de los peronismos: el del oportunismo. Tal vez por aquello de que todos somos peronistas, Scioli fue funcionario y adhirió cálidamente al Gobierno del presidente Carlos Menem, al del presidente Eduardo Duhalde, al del presidente Néstor Kirchner y al de la presidente Cristina de Kirchner. En el caso de Massa, luego de adherir en su juventud al ala derecha de la Unión del Centro Democrático, conoció a Menem por intermedio del sindicalista Luis Barrionuevo y desde allí también pasó por los Gobiernos de Menem, Duhalde y los del matrimonio Kirchner. La diferencia entre ambos tiene que ver con que Scioli decidió desde su primera inserción política transitar el camino que los distintos peronismos en el poder transiten. Aun a costas de cualquier destrato. Por sus características personales, tuvo la oportunidad de irse de las filas del kirchnerismo y junto a Sergio Massa proponerle a la sociedad una alternativa al actual Gobierno. Decidió quedarse sabiendo que partía con el piso histórico del kirchnerismo y encomendarse a Dios y a los errores de sus adversarios, para además atraer votos independientes. Continuar leyendo