No es con parches, es concertando

El Gobierno del presidente Mauricio Macri sigue sin poner en funcionamiento el GPS político, ese que indica punto de partida y punto de llegada. Sobre su arribo al Gobierno, el 10 de diciembre pasado, prefirió, al igual que el eslogan del ex presidente Fernando de la Rúa (“Qué lindo es dar buenas noticias”), aferrarse a la política de no dar malas noticias.

Lo cierto es que tampoco ha mostrado hasta aquí su hoja de ruta: el plan. Cada tema para este Gobierno es en sí mismo un descubrimiento, un abordaje y un parche. Salvo la política sobre el cepo y los holdouts, lo demás se inscribe dentro de un sueño, el de un Presidente que quiere un país con pobreza cero, sin inflación y con inversiones y trabajo.

Ese sueño es perfecto, pero la cruda realidad lo viene desdibujando cada día. El Presidente cuenta con la aprobación de miradas extranjeras, pero debe gobernar para los que viven fronteras adentro. ¿Y allí qué hay? Argentinos que, por derecha o por izquierda, ven empeorar su calidad de vida. Argentinos que ya no sueñan con salir de su situación de pobres, mientras otros temen caerse y traspasar ese umbral. Insisto en que para este Gobierno cada tema es en sí mismo un descubrimiento, un abordaje y un parche. El tema de la desocupación real fue negado hasta que el Presidente decidió convocar a los empresarios a firmar un documento titulado “Compromiso por el empleo”. El Gobierno pasó en cinco minutos de negar la problemática de los despidos a anunciar que vetaría una ley antidespidos, a intentar a su manera este compromiso. Continuar leyendo

El tiempo es hoy

Hace pocas horas, en forma inadvertida se conmemoraron los 204 años de la creación de nuestra bandera nacional. Manuel Belgrano, al igual que aquellos hombres de mayo, pertenecieron a una generación con decisión y claridad, pero principalmente con subordinación de lo personal en pro del ideal patriótico. Como dijo José Ingenieros: “No es hasta dónde se va, sino hacia dónde se va”. Con cariño y respeto hacia Santiago del Moro, me pregunto cómo sería el programa que conduce de altísimo rating con invitados tales como Belgrano, San Martín, Peñaloza, Rosas, Mitre, Sarmiento, Juana Azurduy. Argentina pasó de aquel Gobierno patriótico inicial, por las luchas fratricidas para luego convertirse en república al adoptar para tal fin el sistema democrático y la creación de partidos políticos. Claro que nada fue lo suficientemente progresivo y afianzado. Ya en este camino los fraudes electorales y las interrupciones militares apañadas por la mano de un civil ocuparon todo el siglo XX.

Recién de 1983 a la fecha los Gobiernos (con no pocos cimbronazos) lograron sucederse unos a otros por el voto popular y buscar en la Constitución los remedios a sus males. Sin lugar a dudas esto último es un enorme avance, pero indudablemente si hoy existe al menos una sociedad política intratable, es porque en el camino algo pasó. Seguramente los largos tentáculos de la dictadura militar tendrán mucho que ver, pero han pasado 33 años ininterrumpidos en democracia, hay generaciones nacidas en ella. Los máximos niveles de conducción del trípode de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial vienen siendo ocupados inclusive por hijos de la democracia. ¿La corrupción ha llegado a convertirnos en intratables? Johann Goethe dijo: “El mundo es un texto” y nosotros somos letras de ese texto. Esto debe llevar a preguntarnos cuáles son los errores de la ortografía social, cuáles los de la ortografía política, por qué tantos sujetos tácitos de parte de la justicia. El profesor Pedro Barcia sostiene que la educación hace que las sociedades encuentren su equilibrio. Hoy esto suena a sueño futuro, no a realidad presente. Barcia cree que si recuperamos como sociedad el gracias, el perdón y el permiso, la reconstrucción es posible. Continuar leyendo

Las prioridades definen la ideología

Ayer, el presidente Mauricio Macri presentó un plan de modernización del Estado argentino. Dijo: “Asumimos el compromiso de construir el Estado siglo XXI basado en la recuperación de los recursos humanos, en la tecnología y en los procesos abiertos”. Remató con la sentencia: “El objetivo es que Argentina esté entre los diez países del mundo en acceso a la información y transparencia”.

Ante los anuncios del Presidente, la sensación es la de una foto de la fachada de una hermosa casa en la cual al ingresar hay grandes vacíos, desorden, roturas. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) es un ejemplo claro de esto: el profesionalismo y la seriedad de Graciela Bevacqua no fueron priorizados. Los procesos de reconstitución y el tiempo de su recuperación dependen, para utilizar un término médico, de cuán grave está el paciente. Durante ocho años, al instituto se lo fue desarticulando; el tratamiento para su restablecimiento insumía sólo el 1% de ese lapso.

La paritaria nacional docente fue trabajada por el ministro Esteban Bullrich para lograr, a mi criterio, una base salarial acorde a los cimbronazos inflacionarios y tarifarios; en julio, según los actores de la paritaria, el ofrecimiento hacía que los docentes cobrasen un básico de 8.700 pesos. Ante este cifra, el 40,1%, que aislado parece importante, languidece. Es decir, todo debe tener dentro de las prioridades, un orden, un sujeto y un predicado.

Si el presidente Macri hablase a los argentinos con la verdad, no dudo que obtendría más comprensión. Trasciende que con complicidad empresarial se autorizaron aumentos de precios después del ballotage, trasciende que el déficit fiscal heredado por el nuevo Gobierno ronda el 7% del PBI. Trasciende que sólo en celulares de la Casa Rosada la deuda ascendía a 400 millones de pesos. Trasciende, pero no lo dice el Presidente.

Para saber dónde estamos parados, el Indec debe volver a ser creíble y constituirse en la columna vertebral de las discusiones numéricas en nuestro país. De ser así, no habría inflación por expectativas, sabríamos cuál es la línea de pobreza. ¿Hoy cuántos trabajadores pobres tenemos? ¿Hoy cuántos pobres y excluidos tenemos? ¿Hoy cuál debería ser el salario mínimo vital y móvil? ¿Hoy cuál es la canasta básica que permite a una familia vivir? ¿Hoy cuál debería ser el haber mínimo de los jubilados, teniendo en cuenta que el 53% de ellos debe vivir con 4.900 pesos? ¿Hoy cuántos argentinos son analfabetos? ¿Hoy cuántos alfabetizados son analfabetos digitales? ¿Hoy si el Presidente lograse tener el Estado siglo XXI que presentó, con qué energía nos conectaríamos?

Tener un Estado moderno es un objetivo que no admite mucha discusión. Sucede que primero debemos tener una nación con personas incluidas, con servicios básicos que funcionen.

En política, el orden de los factores sí altera el producto. El Presidente ha tenido gestos hacia distintos sectores, algunos necesarios, como la eliminación de las retenciones del campo, otros discutidos, como la eliminación de las retenciones a la minería. Estas medidas provocan la pérdida de recursos, de allí infiero la urgente necesidad de cumplir con lo sugerido por el juez Thomas Griesa. Claro que cuando se logre el acuerdo con los holdouts, lo que viene no es un milagro para la recuperación argentina, sino un nuevo endeudamiento.

Mientras tanto, el radicalismo, su socio principal, está en la etapa de observación y reclamos. Un viejo conocedor de estas lides me dijo: “Hay que ver si Macri y el PRO tienen intenciones de tener una coalición de gobierno o si le interesa seguir el camino de Santa Fe. Hasta ahora es un gran interrogante, no obstante, el PRO nos trata mejor que el socialismo de Antonio Bonfatti”.

El gobernador Miguel Lifschitz y todo su gabinete reciben al diputado del Frente Renovador Sergio Massa, junto con la diputada Graciela Camaño, el economista Aldo Pignanelli y el local Alejandro Grandinetti. La reunión fue ofrecida por este último al gobernador con intención de aunar agendas legislativas. A Lifschitz no le viene nada mal a la hora de no estar tan desguarnecido ante los radicales. Hasta donde sé, el massismo tiene un acuerdo parlamentario con el Frente Amplio Progresista (FAP), no político.

Las representatividades gremiales docentes esperarán hasta el miércoles una respuesta del Gobierno; no aceptarán otra oferta que la propuesta por el ministro Bullrich. Lamentablemente este febrero bisiesto termina con mucho olor a paro.

El ingeniero presidente

A días de que el ingeniero Mauricio Macri comience su gestión presidencial en la Argentina 2015-2019, la abarcativa consigna Cambiemos empieza a tomar forma. La primera noticia política tiene que ver con que, a pesar de que Macri quiere sintetizar en este nombre la alianza entre el PRO y el radicalismo, queda claro que por ahora las cosas se encaminan a trabajar juntos, pero no mimetizados.

En el Poder Legislativo habrá interbloque, no un bloque Cambiemos. El Ejecutivo tendrá convivencia de dirigentes del PRO y de la Unión Cívica Radical (UCR), pero todo indica que Macri manejará políticamente su Gobierno. Oirá, evaluará para luego decidir en primera persona. Hasta ahora nada hace pensar en un gabinete de coalición.

A propósito del gabinete, los perfiles de las personas elegidas muestran que las expectativas del Ing. Presidente están puestas en idoneidad, eficiencia, resultado. Aerolíneas Argentinas, por ejemplo, bajo la conducción de Mariano Recalde, “deja pago” con lo desembolsado hasta el momento, en el hotel de la Presidente Kirchner, según el colega Nicolás Wiñazki, para que duerman pilotos y azafatas por siete años más. Prima facie, el ejemplo brindado se asociaría con falta de idoneidad e ineficiencia. Lo es,  pero el tema es más profundo y tiene que ver con el verdadero desafío que le espera al Presidente electo: destruir la corrupción. Y esto último no es una cuestión de técnicos, es conducción política; la política simplemente entendida como servir o servirse. Continuar leyendo

El país real espera

Hay un país real con dificultades que Daniel Scioli no puede disimular y Mauricio Macri intenta convencer de que puede transformarlo. Lo cierto es que el país real está. Está pendiente de quién, cómo y a dónde lo van a conducir. Cuando existen hartazgos políticos, los remiendos no sirven, dado que la mesura que implica el análisis racional de propuestas queda para otra ocasión. Quien pretende cambiar lo que lo cansa, lo agobia o le molesta simplemente ejerce un movimiento que condice con la ley física: eyectar lejos de sí a quien cree autor de tal asfixia.

Por otra parte, hoy la continuidad que dice representar Scioli se cree dueña, no articuladora, de los logros políticos conseguidos. Por eso advierte sobre la finalización de tales políticas en coincidencia con el fin de mandato. La encrucijada en la que está inmerso Scioli —quien algunos sostienen que no soporta la confrontación, no está preparado para las disputas— es sostener la fantasía de que todo está bien, para no enojar a la Presidente, pero al mismo tiempo demostrar a los sectores independientes, de los cuales depende para ganar el ballotage, que tiene los pies en la tierra sobre los problemas argentinos. Sus voceros, caso Manuel Urtubey, Miguel Bein, no alcanzan para que el votante termine de entender este raro equilibrio que intenta hacer el candidato entre el país en donde todo está bien y el país, por ejemplo, que necesita del auxilio financiero y de inversiones para contrarrestar la crisis de sus economías regionales que agonizan y complican la vida de un millón de personas, además de las ya alicaídas arcas del país, a las cuales les produce una pérdida aproximadamente de mil millones de dólares. Continuar leyendo

De política ni hablar

Faltan tan solo nueve semanas para la definición electoral presidencial argentina. Increíblemente la doctrina Asís tiende a ratificarse: “Ganará el que se equivoque menos”. Es lamentable que este sea el camino hacia el sillón presidencial. Y mucho más si recordamos que este suelo acunó a cinco premios nobeles, y a tantos otros que aun inmerecidamente no lo alcanzaron, como Jorge Luis Borges, René Favaloro, Laureano Maradona. La degradación política es la caladura visible de la degradación social.

El análisis de los motivos por los cuales la sociedad argentina permite y naturaliza lo incorrecto es tema de otro análisis y otros especialistas. Hoy la política tiende a naturalizar, aprovechando esta “distracción social”, falsas verdades. Luego de la elección del domingo en Tucumán, se escucha decir con carácter inobjetable: “A los oficialismos no se les puede ganar”. No se les puede ganar si la gestión fue buena, o si echan mano a prácticas corruptas y mafiosas.

La semana se inauguró con un Lunes Negro mundial por la caída de las grandes bolsas. Argentina tuvo otro lunes negro por la debilidad institucional que a diario produce víctimas. Tucumán puso sobre la mesa, al igual que la muerte de Ariel Velázquez en Jujuy, que la violencia está instalada y la política la justifica. Tanto en Tucumán como en Rosario quedó también evidenciado que la libertad de expresión comienza a trastabillar. En Tucumán un camarógrafo fue brutalmente agredido. En Rosario periodistas y camarógrafos de los canales 3 y 5 fueron agredidos e intimados a retirarse con ostentación de armas en un barrio a los gritos de: “Aquí no se trabaja, ni se filma”. Los dueños de lo ilícito marcan territorio, la política no mira o llega tarde. Continuar leyendo