Todas las voces, todas

María José Lubertino

El día 29 de octubre quedará en la historia como un día más igualitario, inclusivo y democrático, ya que la Corte Suprema de Justicia declaró la constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Fue sabia la decisión de publicar el fallo después de las elecciones legislativas, ya que podía malinterpretarse y correrla de su eje.

Después de cuatro años de idas y vueltas se declaró su plena vigencia. Es un paso importante, se pudo enfrentar los intereses corporativos que venían aferrándose con uñas por medio de medidas cautelares judiciales. A partir de la fecha se puede aplicar integralmente. Era una deuda de la democracia.

La comunicación es un derecho, es un derecho para todos y todas. En la Argentina, durante siglos el discurso estuvo hegemonizado por unos pocos grupos, que tenían acceso a la palabra y, como dice Foucault, la palabra es poder.

Ahora bien, ¿qué implica esto? ¿Cómo influye en la vida cotidiana de los ciudadanos y ciudadanas? Trataré de explicarlo para que a los las que aún le quedan dudas abran sus mentes para conscientizarse del cambio real que genera.

Durante años las corporaciones han impedido el acceso a la información, porque defendían su rentabilidad ante todo. La ley le da forma, ordena el mapa de medios, rompe la matriz autoritaria que venía sosteniéndose desde la dictadura militar. Posibilita a las comunidades para que puedan tener acceso, potenciar y difundir sus opiniones. Esto no es menor, antes sólo los que tenían recursos y poder llegaban a tener un programa de TV, gestionar una radio o escribir en un periódico. Es el fin de la colonización de los medios. Por medio de la democratización, la tercera parte de las frecuencias de radio y televisión quedan disponibles para las organizaciones sin fines de lucro, lo que se hace es regular las licencias para impedir la conformación de monopolios y fomenta la producción de contenidos locales. Con la anterior ley de la dictadura sólo tenían acceso las entidades con fines comerciales.

Todo país que aspira al progreso debe luchar contra la concentración. Organizaciones sociales, políticas, asociaciones de todo tipo vienen luchando desde hace años para que  la ley de medios tenga plena aplicación. Ésta era una disposición que estaba vigente desde la dictadura y que permitió la concentración y la privatización de la TV entre otras cosas.  Hay que resaltar también que la norma es importante para que los medios no sean un condicionamiento en la política.

Es fundamental señalar que se concretó porque hubo decisiones políticas, voluntad  y coraje de Néstor y Cristina Kirchner que promovieron que se discuta, que la impulsaron para que se trate en el Congreso.

Hoy tenemos la ley que es la forma, tendremos en un futuro que discutir los contenidos en el marco de la pluralidad. Este fallo quedará en la memoria, es la expresión cultural de un pueblo. Es el poder discursivo en manos de la sociedad, es la horizontalidad en el discurso para que nunca más baje de arriba hacia abajo, sino que se escuchen todas las voces, todas.