Un anhelo convertido en ley

María Rachid

A partir de hoy, muchas parejas verán hecho realidad su ferviente deseo de ser padres y/o madres: la Cámara de Diputados de la Nación convirtió en ley el Proyecto de Fertilización Asistida por el cual las obras sociales, empresas de medicina prepaga y el sistema de salud pública del país deberán prestar cobertura a los tratamientos de fertilidad para todos y todas en forma gratuita, sin discriminación alguna.

En 1978 comenzaron a utilizarse en el mundo las primeras técnicas de reproducción humana asistida. Desde entonces, varios países sancionaron leyes para regular estas técnicas. Argentina es pionera en Latino américa en la introducción de estas técnicas, que desde 1984 han seguido avanzando y con ellas los servicios públicos y centros privados especializados en esta materia.

Son varias las circunstancias que requieren la aplicación de técnicas de reproducción humana asistida: problemas de fertilidad masculina y femenina, parejas constituidas por dos mujeres, cuestiones etarias vinculadas con las decisiones personales de retrasar la maternidad en función del desarrollo personal y profesional o, simplemente, mujeres y hombres sin pareja.

Aún así, lo cierto es que, antes de esta norma, muchas personas no podían acceder a estas técnicas por los altos costos que implicaban, ya que ni las prácticas médicas ni los medicamentos eran cubiertos por el sistema público de salud, ni por las obras sociales ni prepagas.

De manera que quienes podían alcanzar a estos procedimientos eran aquellas personas con capacidad económica para afrontarlos, convirtiéndose en un privilegio para una minoría.

En consecuencia, huelga aclarar que la situación previa a la sanción de la Ley de Fertilización Asistida implicaba una clara violación al derecho a la salud proclamado en distintos tratados internacionales de derechos humanos. Y con ello se vulneraba, además, los derechos sexuales y reproductivos y el principio de igualdad y no discriminación.

Hoy es otro día histórico, que vuelve a poner a nuestro país como vanguardista en materia de derechos humanos. La Ley de Fertilización Asistida sin requisitos ni limitaciones es una ley justa, inclusiva e igualitaria y viene saldar una deuda con aquellas personas que se veían excluidas del derecho a ser padres o madres por una cuestión económica.

Este logro es producto de la incansable lucha de las organizaciones y la sociedad civil que, desde hace muchos años, son militantes de esta causa. Pero, además, de un gobierno nacional que escucha las demandas, las toma y las transforma en leyes que nos llenan de orgullo como sucedió con la Ley de Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de Género.

En resumen, se aprobó una ley de fertilización humana asistida que lo que hace es garantizar el acceso a todas las técnicas de alta (ovodonación por ejemplo) y baja complejidad de manera gratuita a través de los hospitales públicos, obras sociales y/o prepagas. Incluye diagnósticos, todos los medicamentos y los tratamientos en sí. Es una ley para todas las familias, de parejas de distinto o el mismo sexo, estén o no casadas y también para mujeres solteras.

Además, es de orden público, por lo tanto su cumplimiento es obligatorio en todo el país. Es cierto que hay que reglamentarla, pero no es necesario para comenzar a exigir su implementación. Ahora resta que Cristina la promulgue en los próximos días y que se publique en el Boletín Oficial. Luego de eso, 8 días para que sea LEY. A partir de ahí, podemos exigir los tratamientos.