Chau fueros para el Parlasur

Mariana Zuvic

El día jueves de la semana pasada, la Cámara Nacional Electoral dictó la nulidad de la inmunidad de arresto para los parlamentarios del Mercosur. La decisión de la Cámara no es sino un avance para todos aquellos que estamos convencidos de que la Argentina que viene es un país en el que todos, independientemente de nuestra filiación partidaria, ocupación, estatus social o religión, somos iguales ante la ley.

Cuando el kirchnerismo adelantó las elecciones para parlamentarios del Mercosur, un órgano que recién quedará íntegramente formado, como su Carta Orgánica lo indica, en el año 2020, era evidente que el objetivo que perseguían era buscar protección para algunos de sus dirigentes. No es casualidad que la lista de parlamentarios del Frente para la Victoria la integren personajes como Milagro Sala, la dirigente de la agrupación que responsabilizan de la muerte del joven que repartía boletas de Cambiemos en Jujuy, dirigente que ahora debe ir a juicio oral y público por amenazar y escrachar a dirigentes de la oposición. O personajes como Oscar Parrilli, actual secretario de Inteligencia de una agencia estatal cuyo único objetivo pareciera ser el de espiar opositores, fabricar operaciones y apretar a quienes tengan el tupé de esbozar una opinión distinta de la que emana de la Casa Rosada. Tampoco es casualidad que sancionaran una ley que extendía los fueros que el propio Parlasur había dictado para sus miembros de manera que no pudieran ser arrestados.

Esa fue la razón por la que me decidí a ser candidata a parlamentaria del Mercosur. Porque no lo quería ver convertido en una guarida para que los vivos y los corruptos puedan seguir viviendo del Estado protegidos por una inmunidad que los eximía de responsabilidad por los atropellos que vienen cometiendo hace ya diez años. Producto de esa decisión de dar la pelea es que lanzamos una campaña para terminar con los fueros tal como existen en la Argentina. Desde el momento en que lanzamos el Chau Fueros, el apoyo de la ciudadanía y de todos aquellos que integramos el frente Cambiemos ha sido abrumador y esperanzador. Sin muchos más recursos que nuestras ganas y el apoyo de la gente, hoy ya son más de sesenta mil los argentinos que han firmado nuestro petitorio demandando terminar con los fueros como funcionan en la Argentina. Los fueros nacieron para proteger a los legisladores del abuso de poder del Estado en un momento en el que el Estado de derecho era tan sólo una promesa. Hoy, en la Argentina, un ex presidente condenado a siete años de prisión por tráfico de armas goza de una suerte de arresto parlamentario que le permite seguir disfrutando de su libertad (y apoyado con sus votos al kirchnerismo), aun cuando debería estar en prisión.

Nos han querido convencer de que esto es lo mejor que podemos lograr como sociedad. Que tenemos que conformarnos con vivir de la manera en que vivimos. Lo primero es falso y lo segundo, inadmisible. No podemos ni merecemos vivir en un país en el que tantos de nuestros compatriotas nacen condenados a la más absoluta pobreza. No podemos ni merecemos vivir en un país ahogado en la droga y subyugado por el narcotráfico. No podemos ni merecemos vivir en un país dividido por la violencia, el atropello y la soberbia. Y mucho menos podemos y merecemos vivir en un país en el que los políticos y los funcionarios corruptos están por encima de la ley. Porque cuando los privilegios de quienes están en el poder son superiores a los derechos de quienes otorgamos ese poder, no hay más democracia y no hay más república. Sin embargo, la verdadera fortaleza de un pueblo radica en su capacidad para sobreponerse a estos desafíos. El jueves pasado la Cámara Electoral anuló la inmunidad de arresto para los parlamentarios del Mercosur; así dio un paso más en la construcción de una Argentina en la que todos seamos iguales ante la ley. Nada de esto hubiera sido posible sin el apoyo de los miles de argentinos que, convencidos de que una nación mejor es posible, se sumaron con su apoyo a esta causa.

El domingo que viene los argentinos tenemos que elegir qué país queremos para nosotros y para nuestros hijos. O continuamos por la senda de la soberbia, el atropello y los privilegios para algunos, que encarnan el kirchnerismo, Daniel Scioli y Aníbal Fernández, o por primera vez en mucho tiempo elegimos cambiar y construir algo distinto. Un país en el que todos seamos iguales ante la ley, en donde quienes ostenten el poder tengan responsabilidades en vez de privilegios y en donde el Estado esté puesto al servicio de la gente. Eso es lo que expresa Cambiemos.