Un amparo judicial para el Hipódromo de San Isidro

Matías Pandolfi

Un signo de los tiempos que corren es la mala relación que establecen algunos gobiernos con los espacios verdes en los ecosistemas urbanos. Para algunos de ellos el medio ambiente parecería ser una cuestión ajena, que no merece una importancia relevante como para estar en la agenda. Cuando llegan las elecciones los slogans “desarrollo sustentable” y “ciudad verde” nos invaden sin decir nada y contradiciéndose mucho con las gestiones de quienes los recitan.

En San Isidro, en el mes de diciembre pasado se sancionó la Ordenanza 8745, que permitía que 43 mil metros cuadrados de espacios verdes del predio del Hipódromo fueran destinados a proyectos inmobiliarios. Este emprendimiento quiso ser llevado adelante sin un estudio de impacto ambiental previo, sin una consulta popular y desoyendo el reclamo de más de 10 mil vecinos organizados. El predio en cuestión cuenta con una flora y fauna sumamente diversa y constituye, junto con el Parque Natural Municipal Ribera Norte, dos de los principales espacios verdes de la zona.

Hay dos aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de defender los espacios verdes urbanos. El primero es su importancia como articuladores de la vida social. Los habitantes de la ciudad y sus visitantes se encuentran y socializan en los mismos. Ocurren procesos de integración e intercambio otorgándole al lugar un valor simbólico muy importante porque se resalta la identidad y la pertenencia de quienes hacen uso de los mismos. A partir de esto es que comienza poco a poco a crearse entonces una conciencia ambiental ciudadana. El segundo aspecto implica ya la función que tienen estos espacios sobre la calidad de vida de las personas. Tenemos que tener en cuenta que las ciudades están construidas sobre espacios naturales y este impacto debe reducirse aumentando la cantidad y calidad de los espacios verdes y no reduciéndolas. A través del proceso de fotosíntesis los árboles absorben el dióxido de carbono y oxigenan el aire y también contribuyen en la regulación hídrica y térmica de las ciudades y reducen la contaminación ambiental mejorando significativamente la salud de las personas, sobre todo en lo que respecta a enfermedades respiratorias.

Este parque cuenta con diversas especies vegetales. Muchas autóctonas y algunas lamentablemente exóticas, pero que ya están ahí formando parte del sistema. Se pueden observar pinos, cedros, tilos, cipreses y fresnos. También hay nogales, sequoias, sauces blancos y olmos, especies que no son tan comunes en otros espacios verdes urbanos. Y se pueden distinguir muchísimas especies de aves como tordos, zorzales, calandrias, horneros, benteveos y pájaros carpinteros, que seguramente repartan su tiempo de alimentación y reproducción entre este sitio y el Parque Natural Municipal Ribera Norte.

Sería muy triste, pero también muy grave perder este espacio en manos de los depredadores de la construcción. Para evitar este avance necesitamos de la unión de la ciencia y la política, el apoyo de las ONGs ambientalistas locales y también el apoyo de los vecinos organizados para que este tipo de situaciones, que se están haciendo cada vez más frecuentes, se detengan. El desarrollo de una conciencia ambiental ciudadana es fundamental para involucrarnos en el conocimiento y la conservación del entorno natural. Y tenemos que defenderlo y aprender junto a nuestros representantes que el cortoplacismo y la construcción indiscriminada atentan contra la naturaleza. Y eso no incluye sólo la preservación de aves, árboles y otras plantas sino que pone en juego la calidad de vida y la salud de los seres humanos que habitan los centros urbanos.

El senador provincial Sebastián Galmarini presentó ante la legislatura bonaerense un proyecto de ley para declarar al Hipódromo de San Isidro “Espacio Verde de Interés Provincial”, según lo determina la Ley 12.704 con el objetivo es preservar esta reserva natural urbana, que está ubicada en pleno corazón de San Isidro. De sancionarse esta ley en la Legislatura Bonaerense toda obra o actividad, pública o privada, que pueda producir efectos negativos al sitio en cuestión deberá presentar una evaluación de impacto ambiental previa. El proyecto de ley tiene además un componente que contempla la participación ciudadana en la toma de estas decisiones. El Poder Judicial también tomó recientemente cartas en el asunto. El Juzgado Contencioso Administrativo Nº 1 de San Isidro hizo lugar a la medida cautelar pedida por la concejala Marcela Durrieu y dispuso la suspensión de la Ordenanza 8745, sancionada el 5 de diciembre del año pasado, que permitía la construcción de 43.000 metros cuadrados de espacios verdes del Hipódromo de San Isidro para emprender allí el desarrollo de edificios de oficinas y viviendas.

Afortunadamente, la lucha por la protección de los espacios verdes está avanzando en varios distritos. La clave está avanzar más rápido que los depredadores de la construcción y sus cómplices que muchas veces ocupan cargos públicos. A veces creemos que cuidar el planeta se remite a proteger ballenas y tigres de bengala desde nuestra computadora. También es válido, claro, pero hay asuntos como éste mucho más cercanos, mucho más cotidianos, mucho más urgentes y en los que podemos hacer mucho más.