Argentina y su debilidad nuclear

Argentina sufre una adicción alarmante. Desde hace 63 años, el país invierte miles de millones de dólares en la industria nuclear. ¿El resultado? Abastecer sólo el 4,7% de la demanda eléctrica nacional –de acuerdo a los datos de la compañía administradora del mercado eléctrico de 2012. A pesar de que los millonarios aportes no han logrado encender demasiadas luces, la dirigencia política está empecinada en seguir sacando dinero del bolsillo de los ciudadanos para financiar esta energía cara, sucia y peligrosa –y que en Argentina está 100% subsidiada.

La semana pasada, el ministro de Planificación, Julio De Vido, anunció que los argentinos pagaremos 42 mil millones de dólares para fomentar una fuente de energía que pone en peligro nuestra estructura social, nuestros territorios, e incluso nuestras vidas, como hemos visto luego de los desastres nucleares de Chernobyl y Fukushima. Y lo peor es que nadie nos preguntó si estamos de acuerdo. Una tecnología tan peligrosa no puede avanzar a espaldas de la población.

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