El corte de boleta, una pasión porteña

Maximiliano Campos Ríos

El electorado porteño es el más sofisticado del país. La Capital Federal siempre fue esquiva a los oficialismos, fue un bastión donde el peronismo, quien suele ganar las “contiendas nacionales”, no pudo penetrar salvo en contadas excepciones, como en 1993 con Erman González y la ola menemista. La CABA es, sobre todo, un distrito donde las prácticas políticas siempre sorprenden. Será por ello que en 2001 una de las opciones más votadas fue el “voto bronca”, que obtuvo más de 510.000 votos.

Pero si de prácticas estandarizadas se habla, en la Capital Federal el corte de boleta está instalado desde hace años. Mientras que en otros distritos los electores conjugan prácticas tradicionales con lealtad a un partido o a líderes territoriales, en la Capital el voto puede ser muy volátil y las preferencias pueden variar, lo que lleva a que los electores decidan en muchos casos por hacer uso del “corte de boleta” y armar su propia opción.

En la CABA, “el arrastre” entre el candidato que encabeza la lista y quienes lo acompañan en otros tramos es un hecho cada vez menos frecuente, y el corte de boleta se ha consolidado en los últimos años, beneficiando a unos y perjudicando a otros.

El corte de boleta es una de las estrategias para terminar con las mal llamadas “listas sábanas”, en tanto los votantes eligen entre sus preferencias, siempre que en la misma opción hayan diferentes tramos o “categorías”. Es decir, los electores pueden votar a un candidato a senador, pero no a sus candidatos a diputados o legisladores. Lo mismo ocurre con el Jefe de Gobierno, donde el candidato a ese cargo puede obtener más votos que sus legisladores. Varios ejemplos permiten ilustrar esta situación. En 2001, la lista de Gustavo Beliz, para el Senado, obtuvo casi el doble de votos que la de su compañera de lista, Irma Roy, quien aspiraba a la una banca en Diputados. Como dato de color, Irma Roy logró finalmente la banca en diputados, mientras que Beliz quedó fuera del Senado.

10 años después, en 2011, el PRO se enfrentó en las elecciones presidenciales de octubre a un problema importante: no contar con un candidato a presidente que arrastre la lista de diputados, yendo en esa elección sólo con boleta para el tramo de diputados nacionales. La estrategia fue por tanto instar a la gente a cortar boleta en favor de su candidato a diputado nacional, Federico Pinedo. La maniobra funcionó, y si bien el PRO no logró superar a la lista encabezada por Cristina Kirchner, que obtuvo el 28% de los votos para diputados nacionales, logró un nada despreciable 19% de los votos. Cabe resaltar que sólo en tramo presidente y vice, la lista del Frente para la Victoria obtuvo en la Capital el 35% de los votos y el Frente Amplio y Progresista el 27%. De esta forma, el PRO logró que el corte de boleta lo beneficie en el tramo diputados, quedando segundo, y superando al FAP que obtuvo el 16% para su lista de diputados, casi 11% menos en relación a la categoría de presidente. Lo mismo ocurrió con Elisa Carrió, quien obtuvo el 4%, pero consiguió que su candidata a diputada, Patricia Bullrich, obtenga casi el 7% de los votos, obteniendo así una banca en la Cámara baja.

En las últimas elecciones, el corte de boleta se convirtió en un factor clave. En las PASO, fue contundente en favor de Elisa Carrió, y parece encaminarse como uno de los principales problemas del PRO. Carrió superó por casi 3% a su compañero de lista, Pino Solanas, y encabeza los sondeos para octubre, donde esta ventaja podría ser de casi 7%. Pero en el caso del PRO esto es aún peor, donde su candidata a senadora, Gabriela Michetti, aventaja por casi 10% a su candidato a diputado, Sergio Bergman. Esto beneficia a Carrió, quien podría complicar las cosas para el PRO en la Legislatura, por el efecto arrastre. Cabe resaltar, que la lista de legisladores, va a la derecha y pegada a la de la diputados nacionales, por eso aquellos que decidan cortar boleta en favor de Carrió, podrían también beneficiar a la lista de legisladores de UNEN.

Un último punto es importante de cara a las elecciones legislativas de octubre. El Frente para la Victoria dependerá en gran medida del corte de boleta para evitar perder la banca de Daniel Filmus en senadores. Los últimos escándalos con Juan Cabandié, candidato a diputado por el FpV, amenazan con arrastrar a Filmus, quien pelea en los sondeos con Pino Solanas. De no darse un corte en favor de Filmus, éste perderá su banca ya que Cabandié se encuentra casi 3% por debajo de Solanas y casi 9% de Carrió.

Por otro lado, varias listas que van sólo con candidatos a legisladores porteños pregonan el corte de boleta en pos de obtener bancas en la Legislatura porteña. Entre ellos se destacan la diputada Graciela Ocaña, quien busca un lugar en la legislatura, pero sin integrar ninguna lista de senadores y diputados, y el Partido de la Red, una iniciativa novedosa, que también centró su campaña en el corte de boleta y en la promesa de votar ante cada proyecto de ley lo que defina la ciudadanía en base a un software online. Los operadores políticos de los partidos de la Capital Federal ya saben que la tendencia del corte de boleta se consolida en cada elección, y buscan un armado de listas que asegure buenas “cabezas de listas” en cada tramo, evitando el corte y la dispersión. Lo cierto es que los electores son cada vez más libres a la hora de emitir su voto, y buscan armados que los conformen personalmente por sobre la propuesta de cada partido. El corte de boleta ya no es una estrategia aislada, es un práctica común que significa un problema adicional para los armadores políticos, pero que da mayores opciones a los votantes a la hora de elegir sus representantes para las diferentes categorías.