La declaración de Rosario como punto de partida

“Con el radicalismo sólo no alcanza”, declaró Julio Cobos días después de triunfar en su provincia en octubre pasado. “…Pero sin el radicalismo no se puede”, agregó el presidente de la UCR, Ernesto Sanz en varias declaraciones. Así, dos de los máximos referentes del radicalismo dieron señales de la necesidad de construir un frente nacional que dispute la presidencia en 2015, tanto al kirchnerismo como al massismo y al PRO.

En esta línea, la reunión celebrada en Rosario el pasado 30 de diciembre en la que participaron el presidente de la UCR, el Partido Socialista, la Coalición Cívica, el GEN, Libres del Sur y el Frente Cívico es una muestra de esta intención compartida de consolidar una alianza de cara a las elecciones generales de 2015 que se transforme en una opción de poder por fuera del peronismo. Ese es, quizás, el punto central y nodal de la convergencia política de sectores tan disímiles: consolidar una alianza política sin el peronismo. Replicar el Acuerdo Cívico y Social salvando errores del pasado, y mejorar y ampliar el FAP parece el camino a seguir. La experiencia de UNEN y otras alianzas provinciales, como la de Santa Fe -donde socialistas y radicales componen un espacio común-, son espejos a mirarse y parecen ser estrategias exitosas que permiten pensar en un gobierno de coalición a partir de diciembre de 2015.

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El corte de boleta, una pasión porteña

El electorado porteño es el más sofisticado del país. La Capital Federal siempre fue esquiva a los oficialismos, fue un bastión donde el peronismo, quien suele ganar las “contiendas nacionales”, no pudo penetrar salvo en contadas excepciones, como en 1993 con Erman González y la ola menemista. La CABA es, sobre todo, un distrito donde las prácticas políticas siempre sorprenden. Será por ello que en 2001 una de las opciones más votadas fue el “voto bronca”, que obtuvo más de 510.000 votos.

Pero si de prácticas estandarizadas se habla, en la Capital Federal el corte de boleta está instalado desde hace años. Mientras que en otros distritos los electores conjugan prácticas tradicionales con lealtad a un partido o a líderes territoriales, en la Capital el voto puede ser muy volátil y las preferencias pueden variar, lo que lleva a que los electores decidan en muchos casos por hacer uso del “corte de boleta” y armar su propia opción.

En la CABA, “el arrastre” entre el candidato que encabeza la lista y quienes lo acompañan en otros tramos es un hecho cada vez menos frecuente, y el corte de boleta se ha consolidado en los últimos años, beneficiando a unos y perjudicando a otros.

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