Creciente desasosiego en el sur

Contar plata delante de los pobres es siempre algo obsceno. Ni hablar si esa plata proviene del lavado, el enjuague o el blanqueo de los fregaderos de la corrupción. Así corre este otoño despiadado, mostrando dinero que supo ser de todos pero ahora es de unos pocos. Redistribución de la riqueza, si las hubo. Plata “contante y sonante” o reconvertida en bienes muebles e inmuebles, registrables y registrados, o simplemente pasados de mano en boletos de compraventa cruzados por contradocumentos y sobrefacturación.

Silvina Martínez, la abogada de Margarita Stolbizer, sumará elementos en las próximas horas a la ruta del dinero K. Aportará a la causa datos para que se investiguen al menos dos propiedades en Tierra del Fuego. Con un boleto de compraventa a nombre de Alfredo Benjamín Zárate, un hombre sin recursos propios, y un contradocumento en el que se explicita que Zárate compró como apoderado de Badial S. A., una empresa del grupo Báez, o sea, él deviene el verdadero dueño de la Estancia La Violeta. Una operación que se realizó en 2012 por 800 mil dólares y no por 1.200.000, como figura en el acuerdo complementario que atribuye su titularidad a la empresa del santacruceño.

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La malparida

La ley “antidespidos” nació muerta. El oficialismo apuró  un parto que venía “de nalgas”.

Con la abstención de casi todos sus legisladores, el bloque de Cambiemos permitió que se convirtiera en ley el proyecto anti despidos que establece la doble indemnización. Una jugada política extrema que permitirá a Mauricio Macri vetar la norma y sacar el tema de agenda.

Una suerte de “aborto legal”.

El Gobierno decidió “cortar por lo sano”. Le fue funcional al kirchnerismo y “acostó” a Massa. Continuar leyendo

Hay que pasar el otoño

El “período ventana” que va desde la salida del litigio con los holdouts -un logro político del Gobierno que pasó sin pena ni gloria- y el bienaventurado momento en el que comience la anunciada recuperación de la economía está plagado de riesgos y amenazas.

Apalancado en datos duros de la realidad, o en la “sensación” fogoneada por la oposición política y sindical, el temor a la pérdida del empleo está instalado.

A la hora de poner los números sobre la mesa todo suena impreciso y hasta contradictorio. Nadie habla con certezas en la mano.

La CTA de los Trabajadores que comanda Hugo Yasky hace propios los datos recogidos por el observatorio de la CTA Autónoma de Pablo Miceli.

Este sector habla de 74.400 despidos, incluyendo en este dato a los del sector público y privado conforme lo relevado en publicaciones periodísticas por el Observatorio Social de esa central sindical.

Pero el a la hora del redondeo llegan a 110.000, incluyendo en esta cifra las suspensiones de las grandes empresas y los no registrados desplazados del ámbito de la construcción por la paralización de la obra pública, y del servicio doméstico, por la caída del salario real de las mujeres trabajadoras.

Un cálculo a “grosso modo” si los hay.

Un poco más enorme y redondo es el número en el que se apoya el kirchnerismo que revolea la cifra de 150.000 trabajadores arrojados a la intemperie laboral en los meses macristas.

El Gobierno se aferra a los números del SIPA ( Sistema Integrado Previsional Argentino) que, según los funcionarios, no muestra  un panorama de destrucción de empleo.  Los más optimistas, el caso de Luciano Laspina y el mismísimo Prat Gay hablan, incluso, de suba de empleo registrado en los dos últimos meses.

El malestar  social gana densidad a medida que se suman datos.

Las consultoras promedian un incremento del 7% de inflación para abril. La más  alta en 14 años y una variación anual del 40%.

De nada sirve hacer cálculos de meta inflacionaria descontando el impacto de la quita de subsidios y reajustes tarifarios. Esta manera de medir sólo  tranquiliza a los funcionarios.

A la hora de las preocupaciones de la gente, el alza del costo de vida va arriba cómodo. Desplazando  a un segundo lugar el tema de los despidos y al tercero la inseguridad.

En este contexto entramos en una semana clave en la que el kirchnerismo pretende aprobar sin modificaciones la ley que prohíbe los despidos y obliga a una doble indemnización, y el oficialismo intenta introducir cambios para dilatar el tratamiento y evitar el anunciado veto presidencial.

Una pulseada en la que todas las partes ponen a prueba sus estrategias políticas.

Los líderes sindicales pegaron el faltazo al debate. Prefieren aplicar dureza en otros ámbitos y habilitar negociaciones en espacios más íntimos. Tiene mucho para perder si bajan la persiana y no precisamente son puestos de trabajo.

Para el inefable Sergio Massa las cosas se complicaron.

Antes que nada tiene que alinear la tropa propia. Las diferencias escalaron en los medios.

Metido en el brete de tener que optar entre acompañar al oficialismo o votar con los K, le llegó el tiempo de elegir  entre la misa o la procesión.

Esto complica sus planes de liderar el paso del PJ hacia un futuro mejor. No está fácil para nadie.

En Cambiemos se trabaja en silencio.

Buscan incluir algunas modificaciones que permitan aliviar el peso de la ley  que bajó del Senado y ganar tiempo.

Admiten que la generación de empleo está parada pero dicen que “no hay un incendio”. Estas conclusiones las sacan de las estadísticas del ANSES y de la AFIP.

Obviamente no se contempla en este análisis el “vía crucis”  de los trabajadores informales y en negro.

Los doscientos despedidos de la ANSES en los últimos días no ayudan al argumento de los legisladores oficialistas que están batallando en silencio para evitarle Macri  el anunciado veto presidencial.

“Los vetos no se comentan, se ejecutan” murmuran fatigados los que  pretenden retomar los modales tradicionales de la política y desde adentro señalan los errores del equipo gubernamental.

“El problema no está en las grandes empresas” aseguran.

Llegado el caso ofrecen retiros voluntarios más que generosos a la hora de tener que desprenderse de personal.

El verdadero problema lo van a tener la PYME que son las que sostienen todo cuando las papas queman.

Lilita, más descreída que nunca de las buenas intenciones, asegura que todos apuestan a limar a Macri para poder seguir gozando de los beneficios de la impunidad.

Algo de razón parece tener.

Tanto el núcleo duro K como los sectores de izquierda argumentan que el tema a discutir no es “la doble indemnización” sino la política económica del gobierno que, según estos sectores, apunta a bajarle el precio a los trabajadores para aumentar la rentabilidad de los sectores concentrados.

A la hora de defender la ley anti-despidos la contradicción es flagrante.

Basta recordar los argumentos de Cristina Kirchner cuando rechazaba en 2010 una ley  como la que ahora se pretende imponer.

La gente del común sigue atrapada en el trasiego de las disputas dirigenciales.

Todos saben que la doble indemnización y la prohibición de despidos no resuelve nada pero al menos calma los nervios y salva la ropa de la opo amiga.

Lejos de desarticular el relato K, las pornográficas imágenes que arroja el paso por la justicia de la corrupción política crispa los ánimos y solivianta a los fundamentalistas.

De eso no se habla porque cuesta admitir públicamente que no son pocos los que justifican con fervor el saqueo de los recursos del Estado en orden a acopiar recursos económicos para un eventual regreso.

La grieta está a full.

La expresión “capturar la renta” a la que se echaba mano con encendida frecuencia para justificar las retenciones móviles en 2008 bien podría aplicarse a la hora de comprender las expoliación de los dineros de todos vía sobreprecio de la obra pública y posterior lavado y blanqueado por las hacendosas manos de los empresarios amigos.

Todo depende del cristal con que se mire.

Si para algunos Mauricio Macri es el regreso al poder de la oligarquía y solo llegó para recuperar riqueza para unos pocos, Baez bien puede ser considerado un patriota.

La realidad sigue su curso. El otoño corre destemplado.

Todo pasa muy rápido, pero las esperadas inversiones tardan en llegar.

Todos los caminos conducen a la familia Kirchner

No fue magia. Ni empresario exitoso ni mago de las finanzas. No hay manera.

Con la constatación en el terreno de la descomunal fortuna acumulada por Báez y familia, todos los caminos y explicaciones conducen a Néstor Kirchner.

En unos pocos años, un modesto empleado bancario del sur-sur, un sencillo hombre de provincia, deviene multimillonario terrateniente.

Es amigo del Presidente. Un emprendedor. De la nada misma construye un imperio.

Apenas unos días antes de que Néstor Kirchner asumiera la Presidencia de la Nación, Lázaro Báez crea Austral Construcciones, la empresa insignia de la obra pública de la provincia natal de los K.

Sin “expertise” que se conozca en obras viales ni ingeniería financiera, pasa a concentrar contratos con el Estado como ningún otro en la provincia presidencial y a partir de allí se obliga a hacer pases de prestidigitador con carradas de plata viva.

La levanta en pala y la pone en tierra. En contenedores, y bolsos o en metros cuadrados.

A las 427.000 hectáreas conocidas sobre las que se planificó el desembarco judicial se suman ahora decenas de nuevas propiedades no declaradas. Plata lavada en bienes registrables y de los otros.

Datos de catastro que nunca llegaron a los registros nacionales. Ocultamiento feroz.

Un latifundio de crecimiento vertiginoso para respaldar una concepción feudal de la riqueza.

No cuesta imaginar dónde y cómo debería terminar esta causa.

La cabeza de playa que más tarde que temprano habilitó en “slow motion” Sebastián Casanello pone en imágenes el espectacular desprejuicio que animó el caso de corrupción explícita más grotesco de la historia reciente. Cobertura e impunidad para poderlo todo.

Cualquiera sean las intenciones finales que animan al juez de la causa, hay que reconocer que habilitó un camino sin retorno. Un pasaje de ida.

Los allanamientos arrancaron tarde pero ocurren en vivo y en directo ante un país que observa con perplejidad el trabajo de perros y retroexcavadoras.

Lázaro aparece ante los ojos de todos como un mutante que pasa del Renault 6 a la Porsche Cayenne sin escalas. De los enterramientos clandestinos a las profundas oscuridades de la banca off shore.

Un “ muñeco maldito”, una suerte de mandadero mal terminado que, en el mejor de los casos, cobra vida propia tras la prematura e inesperada muerte de su creador.

La partida de este mundo de su amigo y mentor deja al engendro vagando por las cloacas del poder, buscando a “tontas y a locas” un refugio antinuclear para el reino construído.

Algo falla en la atropellada. No contaban con Fariña o no lo mimaron lo suficiente. Le soltaron la mano o en orden a aplacarlo lo encerraron. Desesperado Leo pasó de ser el primer y único detenido sin proceso por deudas impositivas a inaugurar la condición de “imputado arrepentido”.

La partir de allí todo se precipita y hasta la Justicia, que sale a destiempo, compelida por el video de corrupción explícita más impactante de la historia de la Argentina queda atrapada en su laberinto.

Difícil saber si Báez pretendió quedarse con la parte de la viuda. Tampoco importa demasiado.

Por acción u omisión la tropelía siguió adelante. De lo que no quedan dudas es que no la hizo solo. Imposible.

Hoy el Juez investiga lavado de activos.

El delito preexistente es hasta dónde se escribe en los expedientes la evasión impositiva mediante facturas apócrifas pero los últimos movimientos ponen en un camino que no admite vuelta atrás: el pago de sobreprecio en la obra pública.

Lo admitió el fiscal Guillermo Marijuán ante los periodistas y lo ratifica el sentido común de todo el que sigue el detalle de las actuaciones.

Hasta dónde se sabe, Baez no se dedicaba ni al narcotráfico, ni a la trata, ni al terrorismo era solo un sencillo padre de familia contratista del Estado.

¿De dónde entonces salió y tan rápido tanto dinero?¿ Quién decidió favorecerlo con decenas de contratos millonarios con el Estado ? ¿Quiénes se distrajeron o miraron para otro lado a la hora de ponderar los precios que se pagaron por obras inconclusas y algunos casos innecesarios? ¿A quién le tocaba controlar y no lo hizo? ¿ Quien pudo omitir u ocultar tanto desaguisado?

¿Es cierto que CFK fue advertida en tiempo y forma de que uno de los empresarios estrella de la década ganada sacaba plata de país en sospechosas cantidades y no hizo nada?

No sabemos si laJjusticia pasará a dedicarse a estas cuestiones.

Por el momento todo el empeño parece estar puesto en desguazar el “Frankenstein” de cabotaje que llevó prolijamente el plan diseñado adelante hasta que le soltaron la mano y quedó al garete.

Podrá el hombre sobrellevar en soledad el peso de pasar a la historia con toda su descendencia como el protagonistas central de una historia de corrupción única e inolvidable o reaccionara facilitando el trabajo de la justicia arrastrando consigo toda la estantería.

¿Habrá una sanción cierta a todos y cada uno de los responsables de esta trama o volveremos a consagrar el reino de la impunidad? ¿Hará el juez su trabajo o nos defraudarán una vez más?

Las cartas están echadas. Solo resta esperar.

Hora de ir a fondo o irse

“Se la llevan en pala”. ¿Se acuerdan de esta expresión?

Cristina Kirchner la usaba con frecuencia en sus intensas diatribas televisivas para señalar a los empresarios, financistas y/o productores agropecuarios. Eran los tiempos en que los dirigentes populares hablaban de “capturar la renta” y todas esas cuestiones.

La ex presidente usaba también con frecuencia la palabra “tarasca” para referirse a la plata.

En realidad, “tarasca” es la figura de una serpiente monstruosa que se exhibe en la procesión de Corpus y “tarascar” alude a morder o herir con los dientes.

A Cristina le gustó siempre hablar de tarasca.

“Como dice Máximo, cuando vos pones la tarasca querés que te la devuelvan” dijo en el 161 Aniversario de la Bolsa de Comercio.

Entonces hablaba de  la deuda. No se refería, claro, a la acepción mitológica de la palabra que alude a “mordida” o para ser más precisos a “tarascón”

Otra palabra de la que hizo uso la primera magistrada fue “encanutar”.

Fue en 2014 cuando acusó a las automotrices de “encanutar” autos.

El “ canuto” alude a algo oculto, algo que hay que esconder, que disimular, algo que viene de la ilegalidad. También a una reserva, a algo que se acopia en la clandestinidad.

La filtración del texto completo de la declaración de Leonardo Fariña vuelve a poner en primer plano el tema de la plata, la guita, la mosca o como quieran llamarla.

Una suerte de compulsiva fascinación por el acopio de “físico”.

El tema vuelve una y otra vez de manera recurrente. Agobia, aturde, apabulla, deprime.

“Lázaro guardaba parte del dinero de Néstor Kirchner proveniente de los negocios y cuando Néstor muere, Cristina no estaba al tanto de los que Báez tenía”

“Néstor era mi amigo desde siempre. Ella no. esto lo hice con mi amigo y queda acá” le dijo Lázaro.

En principio Fariña despega a Cristina de los acuerdos y operaciones entre Néstor y Lázaro, pero no de lo que pasó después.

Por acción u omisión termina pegada. Aunque este no parece ser un tema que desvele a los apóstoles del modelo. Para ellos, si se roba para seguir haciendo, todo parece estar bien.

“Ella creía que Lázaro se estaba quedando con su dinero” asegura Fariña.

Todo parece girar en estos días en torno a la tarasca encanutada.

Empalaga, ofende, indigna la data que muestra tanta plata sustraída, robada, escondida o lavada. Fatiga saber.

A la imagen de “latin lover” Leo suma su sofisticado expertise financiero. Le explica a los magistrados del back to back, el leverage buyout y las cuentas puente. Abre al conocimiento de todos un mundo insondable.

Se presenta como fino analista de un “modus operandi” pero también señala con  precisión la trazabilidad del efectivo.

Aporta fechas, números de teléfono se, nombres, datos de vuelos, marcas de autos y patentes, direcciones de departamentos y locaciones de tesoros enterrados.

No se la llevaban en pala, según Fariña, sino en camiones y 4×4.

También en cables y transacciones “off shore”. La que queda estaría enterrada, acechada por moho y humedades.

Todo lleva a creerle. En su condición y situación, si miente, se autoincrimina.

Todo muy pornográfico.

Resta esperar el trabajo de la Justicia. La constatación de datos y allanamientos.

A la “Fariña jujeña”, Máximo Kirchner responde con el manual.

Para el heredero cobijado por fueros, la diputada  del FPV Mabel Balconte es una suerte de panelista estrella de una conspiración mediática y la causa contra Lázaro una cortina de humo para tapar la pobreza, el ajuste y la inflación.

Nada que se diga o haga en los medios va a variar el curso de los acontecimientos.

No hay circo que tape la falta de pan.

El barullo que produce los temas de corrupción no sacan a la gente de la angustia de la inflación. Las estadísticas en eso son contundentes.

Los sobresaltos de la economía están primero a la hora de las preocupaciones de la mayoría.

El vértigo de las causas deja a los jueces atrapados sin salida.  Hay que ir a fondo o irse.

Sebastián Casanello quedó en el ojo de la tormenta. Tiene demasiado por delante. Es ahora o nunca. Un país espera.

La concurrencia temporal de los datos que aportó Fariña más el cimbronazo del “Panamá Papers” obligan al juez a sumergirse en las profundidades del entramado de operaciones financieras transnacionales en las que se centrifugó la plata K.

Está obligado a no reparar en propios ni extraños.  No hay más margen para dilaciones ni cajoneos. Es hora de ir a fondo o partir.

El remedio y la enfermedad

Susana Malcorra es una mujer directa. A la hora de plantar definiciones no anda con vueltas. Es de las que comunica con crudeza y responde lo que se le pregunta.

Pondera sus declaraciones, es canciller.  Sabe lo que pesa cada palabra en su boca y administra la información con la solvencia de una profesional.

La tragedia de Time Warp la encuentra en NY en el cierre de un debate de alto nivel sobre las drogas en la ONU. El encuentro hizo eje en un tema caliente: la despenalización.

Consultada por los periodistas la ministro fue clara: “No veo que la Argentina esté en ese punto, pero yo no descarto que con el pasaje del tiempo pudiera haber una conversación alrededor de este tema”.

La urgencia hoy para nuestro país pasa por el combate al narcotráfico. Los números que maneja el Gobierno no dejan margen.

Argentina está considerada como el el tercer exportador en el mundo de drogas. Si bien no somos productores de materia prima, está probado que somos un país de tránsito y que en el trayecto se incorpora a nivel local valor agregado. El tema es considerado prioritario a nivel de nuestra cancillería porque es imposible avanzar de manera unilateral. Es absolutamente indispensable coordinar políticas con los países limítrofes.

Para la Malcorra la cuestión narco está entre los temas prioritarios de la agenda del Mercosur. Lo que está en juego no es solo el impacto a nivel local.

Se sabe, de manera fehaciente que la ruta de la cocaína que sale del Río de la Plata hacia Europa atraviesa África Occidental por vía terrestre financiando a su paso a los grupos terroristas que operan en el norte. Boko Haram e ISIS entre otros.

Mientras estas cuestiones se debaten en la ONU, entre nosotros otras son las urgencias. La tragedia de Time Warp habilitó un debate acerca del control de calidad de las drogas sintéticas, una estrategia usada por algunos países. En el fragor de esta semana sensible fue la Ministro de Salud porteña la que salió a romper con el que parecía hasta aquí ser una posición cerrada, al menos por ahora, para el Gobierno.

Ana María Bou Pérez dijo que las drogas de diseño son “cada vez menos puras” y que hay que mirar a otras sociedades (Holanda) que disponen de ONG que ejercen un control de calidad sobre las pastillas que ingresan a las fiestas. Hacer lugar a esta estrategia supone de hecho una despenalización del MDMA (éxtasis).

Mientras el debate se da, no queda otra que combatir el negocio, concluyó la funcionaria.

La muerte de cinco jóvenes y la grave situación de otros cuatro es todavía un tema demasiado reciente. Mientras la Justicia intenta determinar qué pasó en la noche del viernes, las fiestas electrónicas están ahora en la mira.

Adrián Conci, el titular de Dell Producciones , empresa organizadora de la movida fatal permanece prófugo. Veintiocho personas han sido llamadas e indagatoria. Entre ellos varios responsables de la organización y seguridad y diecinueve uniformados de la Prefectura.

Tres jóvenes están detenidos bajo la sospecha de vender de pastillas en la fiesta. Entre ellos un argentino de 22 años, que vive con sus padres y en cuya casa se encontró drogas de diseño y en 210.000 pesos en efectivo.

Martín Gontad, considerado “el rey de la electrónica”, fue imputado en la causa y es convocado por el Juez Casanello.

El mediático abogado Víctor Stinfale, por el momento no figura en la causa.

La cara visible de la bebida energizante Speed Unlimited y de la embotelladora de agua corriente de red Block, de consumo desesperado en la noche empastillada está, por ahora, fuera de la investigación.

Entretanto en Córdoba se anuncia para el 8 de mayo la apertura de un boliche de música electrónica Club One, un proyecto en el que estaría asociado Stinfale.

Pase lo que pase, “el espectáculo debe continuar”.

Déjà vu

“El día después fue hoy”  dijo un Héctor Recalde exultante tras escuchar hablar durante una hora veinte minutos  a la ex presidente Cristina Kirchner.

El acto fue multitudinario. Una suerte de “déjà vu” de la “década ganada”.

No hubo cadena nacional. Tampoco hizo falta.

Desde anoche los medios ( todos los medios)  estaban apostados en las inmediaciones de Tribunales  para cubrir la vigilia del que sería   “un día muy K”.

“No fue magia”. Bonadío lo hizo.

La indagatoria bajo el cargo de “administración fraudulenta” por el tema de la venta del dólar a futuro devino en triunfal regreso de CFK a la escena política y encendido revival del relato.

La logística la pusieron “los pibes para la liberación” que, con el chaleco de La Cámpora, no sólo manejaban la calle sino que administraban los ingresos a los corralitos de Comodoro Py.  Una suerte de zona liberada.

La Federal la miraba por TV. La soberbia enchalecada imponía su orden.

Otra vez el país a pantalla partida.

Mientras Víctor Hugo Morales bajaba línea sin respirar y sin soplar desde la pantalla de C5N,  Mercedes Ninci, cronista de Radio  Mitre, era literalmente arrastrada  hacia afuera del vallado por una brigada de militantes que, a esa altura, ya habían asumido como propio el control de la vereda.

Todo en vivo y en directo.

El edificio en el que habitan los jueces federales estaba literalmente copado por militantes. En el último piso flameaba una bandera de “la corriente” y en las ventanas de cuarto  se veía a gente arengando la multitud.

No menos de cincuenta personas activaban en los pasillos, frente al despacho en el que se debía declarar Cristina, se supo un rato después.

Otro tema fue la escalinata del acceso principal. Allí buena parte de la dirigencia ultra K posaba para una suerte de  “foto de familia” aguardando el arribo de la Jefa. Nadie se quería perder la selfie.

El paso por ante Claudio Bonadío fue brevísimo. Le presentó un escrito mientras lo posteaba a Facebook.

Luego CFK se montó en el escenario para arrojar munición gruesa. Esta vez no bailó.

“El pasado nos ha atrapado nuevamente” sentenció.

Tras acusar al juez de plantar una causa para meterla presa cargó contra todos y todas.

Vapuleó a los jueces, descalificó a la Corte, fustigó a los legisladores de todas las fuerzas, incluídos los propios  y  degradó a más no poder  al Presidente de la Nación.

Y obviamente también denigró a periodistas y comunicadores al enmarcar todo en lo que definió como una  “maquinaria comunicacional para tapar”.

Magnánima, llamó a unirse y comprender y perdonar a los que votaron a Macri.

“ Una fiesta, loco” definió Dady Brieva lo vivido este mediodía cuando un cronista se acercó a preguntarle.

Un poco más preciso Guillermo Moreno dijo que lo que se  pretende enfrentar es “el gobierno brutal de la oligarquía. Mil familias”.

Un verdadero homenaje a la voluntad popular expresada en las urnas.

Así definió a la gestión de un Presidente que fue elegido hace unos pocos meses, luego de un largo y compartido proceso electoral del que también participó el FpV, expresión política de todo lo K.

Cristina Kirchner  se comparó con Perón e Yrigoyen.

Se declaró perseguida por encarnar un movimiento político nacional y popular.

Y volvió a ubicarse en el centro de la escena como la encarnación de la unión, el amor y la felicidad para el pueblo argentino.

Nada que no fuera esperable.

También  llamó a conformar un frente ciudadano por fuera de los partidos políticos.

Reivindicó  a Milagro Sala pero no hizo mención alguna a  Lázaro, ni a Jaime, a Boudou ni a ninguno de los altos funcionarios de su gobierno imputados y/o procesados.

De eso no se habla.

Tampoco  del Partido Justicialista, la fuerza política a la que se supone pertenece y que hoy lucha por  sobrevivir a la derrota electoral de la que CFK fue partera.

No se fatiguen juntando pruebas y papelitos, no se ilusionen con videos y constataciones.

Nada logrará penetrar la lógica de un discurso sellado a cal y canto.

Si algo quedó claro, después de este día, es que el relato, no sólo está vivo, sino que goza de buena salud. Y Cristina volvió para reforzarlo.

No intenten correrlos de la calle con  la Constitución en la mano.

Nada que tenga que ver con las sacrosantas lógicas de la democracia los moverá de ese lugar.

No es el idioma que el kirchnerismo puro y duro conoce.

La mística K, pretendidamente revolucionaria, está intacta y es hermética.

Vinieron por todo y no parecen dispuestos a irse.

Y dentro de esa lógica,  “el fin justifica los medios”.  Aún aquellos recursos   que transgreden la legalidad.

Viuda e hijos de las offshore

La semana corre intensa. El rock and roll arrancó cuando menos se lo esperaba. Las revelaciones en la media tarde del domingo de los Panama Papers irrumpieron como un tornado arrasando todo a su paso. Las filtraciones monitoreadas por 370 periodistas de todo el mundo que se publicaron a nivel planetario pesan más que dos wikileaks, y su efecto deletéreo sobre la credibilidad y la confianza en las dirigencias tardará mucho tiempo en reabsorberse.

En la escaldada piel social de los argentinos las revelaciones generaron escozor. El nombre propio del recién estrenado presidente en la nómina de una offshore parida en la megausina de Mossack Fonseca no pegó bien.

En el país de las “casualidades permanentes”, Carlos Menem dixit, que la familia Macri haya recurrido al mismo bufete que los principales actores de la denominada “ruta del dinero k” para activar empresas offshore suena cuanto menos poco elegante.

Si es Macri padre quien “ocasionalmente” puso a su primogénito en tan incómoda situación, a llorar al psicoanalista. En el plano institucional, la estampida no se hizo esperar. Continuar leyendo