Anibalicidio

Sobre informe de Consultora Oximoron.

Redacción final Carolina Mantegari, especial para JorgeAsísDigital

Al ritmo de Lanata

El periodismo sustituye -otra vez- a la política.
La condiciona, la diseña. La despoja de la amabilidad ficcional que suele caracterizar a los candidatos guionados.
Y le aporta tensión. Con la espectacularidad de Alfredo Leuco con el papa o La Doctora. Con la virulencia envolvente de Luis Majul. Con las irreverencias ingeniosas de Horacio Verbitsky.
Y con -por qué no- las reflexiones emotivamente racionales de la señora Mirtha Legrand.
Hoy la realidad vuelve a girar alrededor de la emisión televisiva de Jorge Lanata.
Se debe bailar al ritmo que impone su música.
Llega al extremo de marcar una frontera abierta, entre el antes y el después de cualquiera de sus coberturas. Sea con Amado Boudou, El Descuidista, o con “la ruta del dinero K” (por la marroquinería política).
O sobre la última entrega. El anibalicidio.
Con los testimonios cuestionables y frágiles que lo señalan a Aníbal como el autor intelectual del triple crimen de General Rodríguez (que en realidad aconteció en Quilmes). Por la muerte de aquellos tres muchachos obsesionados por los atributos del dinero rápido.
Exclusiva -y única- salvación espiritual en esta época nefasta.

Osiris Alonso D’Amomio

Director Consultora Oximoron

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Una cometa para hacer el Bien

Relevamiento Federal, Formosa: “Cuando se hacen gárgaras algo siempre se traga”.

escribe Bernardo Maldonado-Kohen

“Algo que fue realmente bueno para Formosa, por una cometa miserable, termina en escándalo”, confirma la Garganta.
En Cascote, 25 de Mayo y Moreno, corazón de Formosa. Un anochecer ideal de marzo para tomar cerveza.

Cada tres meses a nadie le llama la atención, en las ceremonias de refinanciamiento de las deudas provinciales, la ausencia de Gildo Insfrán, el gobernador de Formosa.
Cuando La Doctora, delante de la televisión, en cadena nacional, pasa lista a los tristes gobernadores.
Pasan al frente para refinanciar, por piadosos noventa días, la abultada deuda con el Estado Nacional.
Imagen que certifica la catastrófica situación del federalismo argentino. El gobernador suscribe lo que debiera firmar un secretario de finanzas.
Pero ellos desfilan de a uno. Besan a La Doctora en la mejilla, saludan a Kicillof, El Gótico, que sonríe. Estampan la firma, vuelven a besarla y hasta -lo peor- los aplauden. Para coronar la humillación que hubiera espantado a Martín Miguel de Güemes. E inspirar sablazos a don Facundo Quiroga.
Bien, pero en esa lista de indigentes don Gildo no está. Porque acabó con el fastidio de la deuda.

Un ejemplo para imitar

En Cascote cuentan que Gildo siempre se entendió bien con Kirchner, El Furia. Desde que eran pares y enloquecían a De la Rúa en el Consejo Federal de Inversiones. Se sabe también que Insfrán forjó una excelente relación con Julio De Vido, el Ex Superministro, hoy reducido y despojado.
“Gildo quería hacer obras que lo mostraran como un gestor fundacional. Y los muchachos del gobierno central querían recaudar”.
Armonía entre peronistas racionales.
Entonces en Formosa se realizaron obras en cantidad. La ruta 81, por ejemplo, con los 300 kilómetros que unen a Formosa con la vecina Salta. La ruta del Pilcomayo. Pronto el Gasoducto. Obras otorgadas a empresas de prohombres como el extinto Relats. O el consagrado Lázaro. Es quien signa la etapa lazarista del cristinismo (cliquear). En el ocaso.

Gildo le propuso a El Furia resolver el tema de la deuda. Promiscuos 12 mil millones de pesos.
Deseaba reestructurarla antes que La Doctora -que lo quería menos- heredara el bien ganancial del gobierno.
“Pero no te hagas problemas, Gildo, por Cristina, porque el que manda soy yo”, le dijo El Furia, para tranquilizarlo.
Reestructurar la deuda que se arrastraba desde la vorágine del siglo anterior. Con el agravado de los bonos basura. La invención coyunturalmente salvadora de la plata falsa. Los patacones provinciales, los lecors. En Formosa se llamaban los bocanfores.
La cuestión que se diseñó el Fondo Fiduciario Provincial, en adelante el FONDIPRO. Y se organizó una compleja arquitectura financiera que les permitió disolver con celeridad la deuda. Auto-comprarla y anularla. Desafectaron el 30% de la coparticipación y se acabaron los problemas. Las gestiones arrancaron con Carlos Fernández, El Ministro Olvidado, y se concluyeron durante el ministerio del ascendente Amado Boudou, El Descuidista.
“Si reestructurás 12 mil, y te piden para los muchachos siete u ocho palos, hay que tomarlos como una propina para Caja de Empleados”, confirma, con cinismo peronista, otra Garganta.
“Fue una cometa para hacer el Bien. Un ejemplo para imitar, entre tanta incomprensión”.

Raptos de ternura

De los siete millones seiscientos mil pesos que Alejandro Paul Vandenbroele, El Monotributista, cobró en efectivo en nombre del instrumental The Old Fund, dos millones doscientos mil fueron, según nuestras fuentes, en principio, para determinado asesor, director actual del Banco de Formosa. Hombre de Gildo.
“El que se hace gárgaras, algo siempre traga”, confirma la tercera Garganta.

Tres millones en efectivo, según nuestras fuentes, fueron para las alturas insaciablemente celestiales de la época más espiritual que se tenga memoria en la patria.
Y dos millones y medio fueron hacia la perrada de The Old Fund.
El artefacto inventado que conducía Vandenbroele y que protegía don José María Núñez Carmona, Nariga, socio de mil épicas de Amado Boudou, El Descuidista.
Tenían el propósito de cumplir con el sueño del pibe que inspiraba a El Furia. Contar con la propia máquina de fabricar billetes. Ciccone, en cierto modo, aún permite raptos de ternura. Con infinidad de gárgaras.

Mientras se preparaban para el festival productivo del papel moneda, los irresponsables algo debían facturar con el artefacto. Para aceitar la moral y el optimismo emprendedor de los accionistas.
De manera que gracias al Fondipro, y amparados por un decreto provincial, la gloriosa The Old Fund podía finalmente realizar la primera factura. Valedera, históricamente consagratoria. La número 3. Ya que las facturas 1 y 2 estaban mal confeccionadas. Anuladas. Por falta de costumbre.
Pero la tercera factura era -si no la vencida- la vencedora.

Sin embargo la vida, en el fondo, está signada por la injusticia. Ocurre que la justicia es insensible al valor filosófico de la cometa realizada para hacer el Bien. Aunque esté -para los profanos- Mal.
El 7 y el 8 de abril tiene que declarar Vandenbroele. En la frialdad de Comodoro Py. Y hasta el honorable señor Jorge Melchior, de Fondipro. Por suerte es en el confiable Juzgado Federal del doctor Casanello.

Era cosa juzgada y caso cerrado en Formosa. Pero la desgracia esotérica que se cierne sobre Boudou lo hizo reabrir. Por objeción de la Cámara Federal Maligna. Con Irurzun y Cattani, y con la disidencia insuficiente de Farah.

“Lo que fue tan bueno para la provincia, como todo en la Argentina, termina mal, para la m…”, se lamenta la Garganta que inicia y concluye la crónica en Cascote. Mantiene la mirada resignada y la pancita cervecera.

Líder de culto y fenómeno delictivo

Cuatro años de la muerte (irresponsable) de Néstor Carlos Kirchner, El Furia.

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella

“puto y ladrón/
lo queremos a Perón”
(consigna anónima)

Líder de culto y fenómeno delictivo

“Un fuera de serie. Hacía política hasta cuando dormía. Pero le gustaba mucho la guita. Demasiado”, sintetiza la Garganta.

La “guita”, en principio, era sustancial para “hacer política”. Después, con el poder acumulado, la “guita” pasaría a convertirse en el gran obstáculo. No había manera de gastarla. Se desconocía, incluso, dónde ocultarla.
A cuatro años de la muerte (irresponsable) de Néstor Kirchner, El Furia, correspondería celebrar al militante apasionado. A quien no “dejó las convicciones en la puerta de la Casa Rosada”.
Aquí, precisamente, reside la clave del dramatismo que atormenta a La Doctora, la heredera. Que en mayo de 2003 El Furia ingresaba en la Casa de Gobierno con sus “convicciones” reconocidas. Dispuesto a aplicar su metodología de interpretación del poder, inspirada en la“pasión recaudatoria”.
Es el origen de los “desastres seriales” por los que La Doctora debe responder hoy. En momentos de alta sensibilidad, cuando el temor de los adversarios se diluye. Y se animan a impugnarla hasta los empresarios.

El Furia supo construir admirablemente el poder mientras, en simultáneo, consolidaba el Sistema Recaudatorio de Acumulación.
Mecanismo que el portal exploró desde sus comienzos, con el propósito exclusivo de entenderlos. Se remite a los textos iniciales que componen “La Marroquinería Política”, o “El Descascaramiento”. Editados mientras El Furia vivía. Cuando “podía defenderse”.

Construcción y evaporación

Líder de culto y fenómeno delictivo

En nuestros seminarios privados, suele rescatarse la epopeya del fenómeno kirchnerista. Sobre todo entre mayo de 2003 (cuando El Furia accede al gobierno e inventa Austral Construcciones con Lázaro, El Resucitado) y octubre de 2005. Cuando le perfora la provincia (inviable) de Buenos Aires a Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas). Y conquista la hegemonía total.

Junto a Hugo Chávez, El Furia se dio el horrible gusto diplomático de humillar a George Bush, El Junior, en Mar del Plata. Fortalecidos, ambos extintos, por la prepotencia respectiva del petróleo y de la soja.
Para no ser menos, La Doctora se animó también a maltratar a Obama, El Keniano, en el pleno reciente del Consejo de Seguridad. Con argumentos políticos que no ocultaban el desborde del resentimiento. Por no haber evitado la expresión de la justicia de Estados Unidos. Por no haberla salvado -El Keniano- de la dilatada siesta de la mala praxis, que depositó a la Argentina en el descenso del default y sus derivaciones previsibles. El maldito discovery, que habilita a los sabuesos irascibles de Paul Singer, El Buitrero, para husmear entre cuentas inquietantes.
“Partes sustanciales de un todo complejo, más amplio”. Restos de recaudaciones producidas mientras El Furia, en simultáneo, construía la propia mítica que lo completa. Sopapeaba a Bush, “maltrataba corporaciones culposas”, abusaba de la centralidad desde el conflicto, obligaba olímpicamente al heroico general Bendini a subirse al banquito y retirar los retratos impresentables.

Líder de culto y fenómeno delictivoDurante sus mandatos, La Doctora no pudo disfrutar de la complacencia de la gran prensa que supo festejar a su marido. Aunque mantuviera, a su lado, en el arranque, a Alberto Fernández, El Poeta Impopular. La pobre enfrentó severas derrotas, se enroló en causas perdidas, pero registró sus propias recuperaciones. Hasta debió improvisarse para el rol de La Jefa.
En los citados seminarios, así como se trata la epopeya de la hegemonía, desfila también la transformación del poder que se evapora. Sin darle siquiera importancia al clavel inerte de Boudou, El Descuidista, reconocido como el primer gran error de la estadista viuda.
Debe estudiarse la instancia que se extiende desde abril de 2012 hasta octubre de 2013. O sea, desde que en el estadio de Vélez se lanza el movimiento de buscapinas “Unidos y Organizados”. Cuando La Doctora decide la tontería abrupta de “ir por todo”. Junto a los incondicionales incentivados a fuerza de presupuesto de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. Hasta que Sergio Massa, el titular de la Franja de Massa, le perfora, a su vez, Buenos Aires, la provincia inviable.

Líder de culto y fenómeno delictivoEn cuatro años, La Doctora supo mantener, como pudo, los trapos. Pero no supo sustituir el trípode de poder con que gobernó, como dueño, su marido. Junto a Hugo Moyano, El Charol, y Héctor Magnetto, El Beto. Suponer que con el sindicalismo adicto de Yasky y Caló, y con los buscapinas de Unidos y Organizados, podía suplir los servicios que le brindaba Moyano, es tan absurdo como suponer que con las publicaciones satelitales de Szpolski y Gvirtz, y con las escenografías de Grossman, podía suplirse el extinguido favoritismo que le dispensaba Magnetto. Y menos aún con Magnetto -o sea Clarín- en contra.
Es el medio como enemigo. Resignado, dispuesto a informar para no morir.
Así sea tardía, que sea bienvenida la información.

“Con Néstor era distinto”

Aparte de una fortuna tan indescifrable como oscura, El Furia le dejó a La Doctora un gobierno con destino clavado de naufragio. Pero cabe consignar que ella aprendió a encarrilarlo. Contó con la inestimable docilidad del peronismo en estado vegetal, que se adaptó a la ficción del rol de conductora. De Jefa.
Entonces La Doctora se lanzó a jugar al solitario con la política. Nadie puede culparla que continúe, aún hoy, con el juego en soledad. Confronta con la tendencia hacia la destrucción, contra la indignación de los sectores gravitantes de la sociedad que no encuentra -por suerte- quien los represente.

Líder de culto y fenómeno delictivoCon la iniciativa acaparada, La Doctora se dedica a envolver a los opositores envueltos con las construcciones épicas que sirven para simular el gran fracaso. Mientras se entrega a la seducción generacional de los jóvenes brillantes, que colaboran -junto al peronismo vegetal- para introducir el país en la ciénaga. Sin que se note, en exceso, las marcas del fango. Pero se ampara el negacionismo que indica que no existe el fango, como tampoco existe el default, ni el desacato, ni el estancamiento de la inflación.

Líder de culto y fenómeno delictivoPor si no bastara, La Doctora sabe que a sus espaldas prospera, entre los canallas que se colgaban del vestidito negro y dicen defenderla, otra interpretación.
“Con Néstor era distinto. Con Néstor esto no pasaba”.
Aunque aquella pasión recaudatoria de El Furia signe las verdaderas pesadillas actuales del gobierno. Por aquella ilustrativa franqueza que lo inducía a abrazar las cajas fuertes que ansiaba llenar.
Cuatro años después, La Doctora trata audazmente de reconstruir a El Furia como el máximo líder popular. Una versión desgarbada de San Martín contemporáneo, un objeto de culto para venerar. Mientras en simultáneo, la gran prensa sobrecargada de información, prefiere presentarlo, por derivaciones de la pasión recaudatoria, como un fenómeno delictivo.
El Furia sostiene, acaso, la compleja combinación de ambas interpretaciones antagónicas.
No deja de ser -la suya- una proeza.

Oberdán Rocamora

El medio como enemigo

Una estrategia riesgosa para devaluar al pobre opositor real.

escribe Bernardo Maldonado-Kohen

“La Presidenta no es socia de Lázaro Báez”
Ricardo Echegaray. 2014
“Desmentir, en periodismo, es informar dos veces”
Maestro Cottumacci, 1977

Al instalar que los medios representan la verdadera oposición política, Cristina, La Doctora, copia, con mucha más suerte, un argumento de Carlos Menem, El Sheik.
El objetivo encierra una perversidad oculta, aunque en el fondo sea bastante perceptible. Consiste en menoscabar a la oposición partidaria. Para ningunearla, apartarla del escenario, inutilizarla entre el desconcierto.
No hace falta recurrir al filósofo canadiense Marshall Mc Luhan para sostener que, “cuando la oposición es el medio”, el mensaje es que el opositor político real no sirve para nada.
Queda el pobre sólo de relleno. Jamón del medio para constar en actas.
A los efectos de existir, para tener alguna visibilidad entre la cultura de la imagen, el acotado opositor necesita aparecer para ser. En los medios, que emergen como distribuidores de legitimidad. Lo sugiere cualquier prensero competente (no Mc Luhan).
Entonces se facilita la reflexión más previsible. El nuevo mensaje complementario. Significa confirmar que el medio maneja al opositor. Para ser depende del medio.
Son claves obvias para interpretar la operación exitosa. Reduce al adversario real, hasta la piedad.

Pero el dilema suele agravarse cuando el director o dueño del medio entra en el juego y se agiganta. Al extremo de jactarse de ser el opositor de verdad. Emblema del poder que baja línea. Que se permite, incluso, aconsejarle al político qué es lo que debe hacer. Y qué no. Porque se siente cómodo en la pragmática condición de núcleo. Ya que convoca a los opositores, y hasta divulga secretamente la convocatoria.
De la extraña patología descripta suele apoderarse, también, el periodista asalariado. El profesional, un instrumento que puede fusionarse, identificarse o no con el medio en conflicto que lo contrata. Y se compromete con sus causas fundamentales. Abunda la casuística. Ampliaremos (sólo si es necesario).

Bonelli, Olivera, Alconada, Wiñaski

En la Argentina actual, la agenda de los medios de comunicación (en litigio) confronta con cierta virulencia con el cristinismo dominante. Contiene una intensa frontalidad que contrasta con la agenda tranquila, insustancial y casi monótona, del opositor asumido como real. El que prepara profesionalmente sus planteles para suceder al gobierno que oposita.

En palabras más directas, un texto de viernes de Marcelo Bonelli, “panorama empresario”, perdido entre el fuego a discreción de Clarín. O un texto de Francisco Olivera, de los domingos en La Nación, suele ser más devastador, para el cristinismo, que el informe medular, con fundamentaciones críticas, publicado por cualquier colega economista vinculado a los candidatos de la primera línea. O que alguna intervención de los mismos colegas, lanzada entre las innumerables emisiones televisivas del cable.
Sea Peirano, Lavagna junior o Redrado, por La Franja de Massa.
Sea Melconián, Frigerio o Sturzenegger, por el macri-caputismo del PRO.
Sea Monteverde, Cachanosky o Esper, por los independientes de la medialuna enarbolada, lista para la recepción de consultas.

El equívoco complejo entre la prensa “concentrada” y el gobierno cristinista tiende a agravarse cuando Alconada Mon, en La Nación, o Nico Wiñaski, en Clarín, exhiben la dureza minuciosamente informativa sobre los reiterados descalabros de Amado Boudou, El Descuidista. Ellos representan la vanguardia ofensiva que concluye complementada con el rostro inerte de los senadores venerables, los que exhiben por ejemplo un cartelito triste, en que le solicitan al vicepresidente Descuidista que se tome licencia.
Aquí también el opositor actúa detrás de la información que suministra el periodista. Permite el fortalecimiento reiterado de la reflexión despiadada del oficialista, que los califica de “empleados de Magnetto”. O, para el caso, de Los Saguier, otros titanes de la “prensa concentrada” y de tantas chafalonías que se curten desde la Televisión Pública. O desde CN23, C5N, o en Tiempo Argentino y las franquicias infinitas.
Sería redundante analizar el mismo escenario cuando se toma el ejemplo dominical de Lanata y su arrasadora rutina sobre la “ruta del dinero K”.
En densidad opositora, en capacidad de perjuicio para la vulnerabilidad del gobierno, con su equipo y el respaldo del Grupo Clarín, Lanata se muestra más eficaz y dañino que la sumatoria de los opositores concentrados. Pero concentrados, casi rendidos, ante las evidencias del televisor.

El Sheik y El Furia

En 1995, cuando Menem fue reelecto, aliviado y casi vengativo, El Sheik expresó la sentencia que meticulosamente había calculado.
“Triunfamos sobre los medios de comunicación”.
Una manera pedante de pasarle factura a Clarín, a La Nación, pero también al entonces influyente Página 12. Contenía a un Verbitsky en pose informativa de combate, que obstaculizó como pudo al régimen del Sheik, con denuncias permanentes que lo identificaban con la corrupción.
Pero también, al transparentar su triunfo “sobre los medios”, Menem utilizaba la fórmula perversa para rebajar el precio de los ocasionales adversarios. Octavio Bordón y Chacho Álvarez, y también al radical Horacio Massaccesi. Tres políticos sexagenarios que sobreviven hoy en un segundo plano. Como en cierto modo también sobrevive Menem.
De los cuatro, el único que tiene proyectos viables de regreso, según nuestras fuentes, es Massaccesi.
Pero Clarín y La Nación, los destinatarios empresariales de las facturas, siguen casi intactos. Tan fuertes y sospechosos como siempre culpables. Mientras tanto, Página 12 resigna el sesgo caudalosamente crítico para convertirse en una virtual Secretaría de Estado. Es una de las tantas franquicias que cultiva el periodismo militante que fortalece, paradójicamente, la identidad independiente -digamos- de Clarín y La Nación.

En 2003, Kirchner, El Furia, accede al gobierno con el exclusivo mérito de ser un desconocido. Elegido por el dedo equivocado de Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas).
Aquí El Furia resuelve rápidamente el litigio latente con la “gran prensa”. Capta, en inteligente defensa propia, al Grupo Clarín. Se asiste al romance desastroso de cuatro o cinco años de información complaciente, que le facilita a Kirchner la conquista de la hegemonía. Pero el romance concluye lo suficientemente mal. Como para que Clarín pronto vuelva a ser sindicado, por definitiva vez, como el principal opositor ya no sólo a vencer. También para destruir. Con la violencia estatal, en el trato cotidiano, que no se registró nunca. Cuando se le reconocía a El Furia haberse movilizado con una consigna letal. “A mí estos hijos de p… no me van a hacer lo que le hicieron a Videla o a Menem”.

La política detrás del medio

A partir de 2008, El Furia y La Doctora se menemizan juntos y tratan a Clarín como la máxima oposición. Mientras tanto, ponen en práctica las épicas metodológicamente envolventes. Sirven para envolver a los opositores envueltos, en conjunto con los atribulados dirigentes peronistas. Los que quedan cautivos en su impactante devaluación. Con la estrategia congelada.
Los peronistas envueltos permanecen pendientes, y sobre todo dependientes, de las ensoñaciones anímicas de La Doctora, que mantiene en su descenso la centralidad. Obnubilada con la sabiduría, aún no fundamentada, de Kicillof, El Gótico.

Con El Furia extinto, La Doctora hoy padece los lineamientos de su política mediática. Y debe asumir el riesgo, las consecuencias de haber designado, como adversario principal, a “la prensa concentrada”. En desmedro del inofensivo opositor democrático.
Su obsesión hoy está sujeta a los datos inquietantes que emite la “prensa concentrada”. Un arsenal informativo que preocupa infinitamente más que los planteos lógicos, comparativamente irrisorios, de la oposición política. La que debe situarse, para persistir y ser, detrás del medio.
Sólo la señora Carrió, La Demoledora, emite conceptos en el vacío, similares a los que se ventilan inicialmente en Clarín y La Nación. Pero está instalado que un vaso de agua y un agravio de Carrió (o una demanda de Monner Sans) no se le niegan a nadie. Aunque sea la dirigente de primer plano que más se detiene para describir el tormento de la corrupción de estado. Un concepto que, por elegante piedad, el portal prefiere suplir con el título “pasión recaudatoria”.
Son derivaciones de la pasión recaudatoria las que hoy marcan la agenda de la política nacional. Y lo peor: la internacional.
La pasada pasión recaudatoria muestra el oximoron de La Doctora que ataca a la defensiva. La pobre procura asegurar, con su férrea conducción, la capacidad ambulatoria, en el futuro inmediato. A través de la obediencia febril de los colaboracionistas, y de la adquisición de posiciones en el próximo parlamento. Pero sobre todo en la justicia.
“Si la tocan a Cristina qué quilombo se va a armar”, como grita la militancia convencida de participar en un gobierno transformador, de inclusión, que registró adelantos casi revolucionarios.
Por otra parte nadie atenúa la radicalización de los medios. Los que ofrecen -se reitera-, una agenda más grave de la planteada por el opositor partidario, envuelto y normal.
Después de todo, cualquier fenómeno político contiene implicancias delictivas. Sin excepciones. En el PRI, en el socialismo cubano, en el coloradismo paraguayo, en las variables antagónicas del peronismo.
Pero la agenda de los medios, tomados erróneamente como enemigos, suele dar vuelta como un guante la ecuación. Para presentar al kirchner-cristinismo, por su pasada pasión recaudatoria, como un fenómeno delictivo, con implicancias políticas, sociales, culturales.

Axel, el volteador de muñecos

Escribe Oberdán Rocamora – Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

Despojado De Vido. Despachado Moreno. Eliminado Fábrega. Sólo queda Echegaray.

El primer gran muñeco que Axel Kicillof -El Gótico- volteó fue Julio De Vido.

Al Ex Superministro lo convirtió, con el aval de La Doctora, en un secretario calificado. Un tío bonachón, sexagenario e inofensivo. Un peronista despojado, amante de los tangos de Julio Sosa, apenas útil por el caudal de información acumulada.

De Vido representa la memoria del kirchnerismo. Como en menor medida José López, El Neolopecito, quien también tallaba en aquellos tiempos nostálgicos del IDUV. Santa Cruz. Como muñeco, El Neolopecito aún no molesta (como tampoco molesta demasiado Alicita, La Fotocopia). Continuar leyendo

Mientras sube Kicillof cae Boudou

Dos no peronistas responsables del colapso de un gobierno estampillado como peronista.

sobre informe de Consultora Oximoron
Redación final Carolina Mantegari

Introducción
El no ser peronista como atributo

El ascenso de Axel Kicillof, El Gótico, debe interpretarse a partir del descenso de Amado Boudou, El Descuidista.
Ambos protagonizan la misma pendiente. Boudou y Kicillof se unifican a través de la no pertenencia al peronismo.
Emergen -para Consultora Oximoron- como los responsables primordiales del colapso de un gobierno estampillado, sin rigor, como peronista.

Osiris Alonso D’Amomio
Director/ Consultora Oximoron

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Siglas

El Descuidista arrastra la picaresca bonaerense desde los inicios de Mar del Plata. Y durante los manejos presupuestarios entre los balnearios del Tuyú.
La sustancia del yuppie rockero es complementada por diversas siglas. CEMA, por la Universidad que le aportó la cuota académica de liberalismo. Consecuencia del paso estudiantil por UPAU. Cantera de la UCD. El partido en extinción de la familia Alsogaray, que catapultara a don Jorge Pereira de Olazábal, referente del olazabalismo.
El Gótico, en cambio, encarna la picaresca ideológica de la metrópoli. Con arrebatos de marxismo universitario de bajas calorías.
Sustancia de la formación del intelectual de la economía, que compuso un extenso ensayo sobre Keynes.
En una inquietante cursilería antidemocrática, El Gótico tuvo la osadía de desplazarse, durante alguna jornada electoral, a 500 kilómetros del domicilio de avenida Las Heras.
La abstención del sufragio, aquí, se entiende como otro atributo. Transgresión pero no tanto. Irreverencia cubierta legalmente por la distancia.
La chiquilinada se plasmó a partir de la consigna “que se vayan todos”. Es la épica de la agrupación “Tontos pero no Tanto”.

“Cuidado, porque el Axelito abarca mucho pero aprieta mucho más” -sostenía una de sus tías. Apostaba por su gloria.
Como corresponde a la tipología del pícaro, ya estudiada en la literatura del siglo de oro español, estos dos muchachos, Amado y Axel, ideológicamente antagónicos, se las ingeniaron para escalar en el palo envenenado. A partir de la proximidad del poderoso, al que de antemano se proponían superar.
Después de las peripecias en el Mar del Tuyú, y con la complicidad inalterable de José Nuñez, El Descuidista utilizó para ascender a Benigno Vélez, El Maligno. Fue para acceder al PAMI.
Pronto, en PAMI, Boudou se le hizo indispensable a Massa, La Rata del Tigre, el interventor. Al que iba a suceder, en cuanto Massa fuera promovido hacia la jefatura de gabinete.
Es aquí cuando Boudou utiliza a Massa para llegar a La Doctora y El Furia. Se postula con audacia, de la mano de Massa, para resolverles los problemas de financiamiento. Con la idea providencial de manotear los fondos de pensión. Las AFJP. Siempre con siglas.
Conste que la característica eficaz del pícaro consiste en la capacidad de identificar los problemas del superior. Para resolverlos.
El ministerio de Economía estaba ahí nomás. Mera escala técnica hacia la vicepresidencia.

Abarcar y apretar

Para abarcar y apretar, a Kicillof le bastó con arrimarse a Recalde chico. Un baluarte de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. Como subgerente, logró transformarse en su colaborador principal.
Recalde chico suplantaba a Julio Alak en la “recuperada” Aerolíneas Argentinas. Es el dinero-ducto por donde se derraman cotidianos millones de dólares, a canilla libre.
Para un ascendente vocacional como Kicillof, pasarlo por arriba a Recalde chico, fue una simple cuestión de meses.
Bastó con acercarse a Máximo, En el Nombre del Hijo. Justamente cuando Máximo ya detestaba a El Descuidista. Por filtrar intimidades indiscretas, para colmo falsas.
Bastó además que La Doctora lo escuchara. Siempre estaba a punto de enternecerse con la juventud inquieta. Axel abarcaba. Era brillante.
Aparte del no peronismo, que los fortalecía, Boudou y Kicillof compartieron también un puente. Fue un vaso comunicante. Hernán Lorenzino. Un encantador ministro de Economía que se reportaba a Boudou. Y al que Kicillof, como su segundo, debía consolidar.
Pero Lorenzino, para Kicillof, fue aún mucho más pichi que Recalde chico.
Se lo despachó -a Lorenzino- como embajador. Hoy apenas le llega a Bruselas, junto con el sueldo y el olvido, algún cable.

Significa confirmar que aquella tía, o acaso su madre, tenía razón. Axelito no sólo abarcaba. Sabía apretar.
Puede testimoniarlo Julio de Vido, el Ex Superministro. Le duró pocos rounds de pié. Hoy está casi fuera de combate. Sostenido por los glóbulos rojos que tiene contados. En condiciones de entregarse a sus pajaritos, con fondo de tangos.
O Milton Capitanich, El Premier, al que se le cuentan los días. Como Massa a La Doctora.

Milton cuenta los días para exiliarse en el Chaco. Mientras es El Gótico el que decide si quiere sucederlo. Y dejarle el ministerio, en todo caso, a Álvarez Agis, El Culata, que ya se lanza hasta a hablar.
Pronto Zannini, El Cenador, también podrá testimoniarlo. El que logró desembarazarse de De Vido y cree ser el gran estratega. El que suele anotarse, a su favor, cualquier alternativa. Menos, claro, la de la derrota. Como ocurrió con el disparate del default (“que no es ningún default, si Argentina paga”).
Pero Kicillof, según nuestras fuentes, se arregló con La Doctora para dejar desairado también a Zannini.
El Cenador pone el adecuado rostro del perro al que le hacen violentamente el amor, y no clarifica, ante nadie, para qué demonios envió a Nueva York al “empresario” Gustavo Cinosi, el Competente Vendedor de Humo.
Cinosi se desplazó a los efectos de mediar, en nombre de Zannini (o sea La Doctora) entre los banqueros que, por invitación de Fábrega (y a pedido de La Doctora), se mandaban también hacia Nueva York para salvar a la Argentina de los trapos del ridículo. Y no “por la patria” desinteresadamente.
Para salvarla del default (que no es ningún default, llamémoslo Pirucho).
Cuentan que fue memorable cuando Cinosi, mientras desplegaba su mercadería de humareda, pretendió erigirse, en representación de Zannini, como el intermediario entre los banqueros y los buitres.
Entonces Sebastián Palla, el enviado de Jorge Brito, lo corrió a Cinosi, con amable celeridad. Como si le dijera “la tuya está, quedate en la reunión, pero ni abras la boca, el que negocia soy yo”. Ampliaremos en algún próximo despacho.

Pelucas, bigotes, anteojos oscuros

Por su apasionamiento por las monedas, El Descuidista sirvió, en principio, para profundizar el fenómeno delictivo del kirchnerismo.
Induce a ilegitimar la reacción higiénica que, como consecuencia de tanto despojo, se reserva la sociedad.
Es la anunciada epidemia de transparencia. La peste de decencia, con sus terribles bacilos de moralidad.
La Justicia, necesitada de purificación, se sitúa a la vanguardia del flagelo de pureza que invade. Al amparo de la espiritualidad que llega desde Roma.
En cambio Boudou sirve, en la coyuntura, para exhibir una figura convenientemente atacable.
El objetivo es que los medios se entretengan con el caramelo de madera de Boudou y no busquen otro muñeco. De los tantos muñecos que aguardan.
Sin ir más lejos, el pobre Lázaro, El Resucitado, enriquecido y casi abandonado. Decir Lázaro es como decir Máximo. O La Doctora.

La idea de ser el sucesor de La Doctora quedó en el sueño dificultoso de El Descuidista.
Como la perspectiva de irse, al menos, con la chapa de gobernador. Como desde la vicepresidencia saltaron otros héroes como Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas), Ruckauf, El Sonriente Arrugador, o Scioli, el líder de la Línea Aire y Sol.
Hoy Boudou traga explicables flemas de resentimiento. Cuentan que, para salir a la calle, según nuestras fuentes, a veces suele disfrazarse. Producirse.
¿Será verdad que El Descuidista se calza alguna peluca? Que se pega bigotes, que se pone anteojos oscuros. Y que tal vez así, con aspecto fantasmal, puede tocar el timbre. Sorprender a algunos amigos. Pocos. Decirles “Soy Amado, abrime, no digas nada”.
Trasciende aparte que aquel José Núñez, el de la dupla de su novela picaresca, al cobrar los primeros pesos considerables se agregó el social Carmona.
Dicen que hoy Núñez Carmona mantiene algunos deseos de embestir contra La Doctora. Para llevarla puesta. Sobre todo si se dispone a entregarlo a Amado.

Para concluir, consta que a una alta fuente policial no termina de convencerle para nada el extraño asalto que padeció la bella Agustina.
El robo de dos computadoras. El cristal roto de su Audi estacionado en una cuadra elegante de Belgrano.
Nadie precisamente sospecha, según nuestras fuentes, de Agustina. Pero ronda la paranoia del robo sigilosamente preparado.
Entonces nadie podrá sorprenderse si de pronto comienza a soltarse alguna información inquietante. Derivación de las penetraciones informáticas a alguna pecé robada.
Aunque, en realidad -dicho sea para consolar a la fuente, y a la dama robada- ya casi no queda ninguna tropelía del kirchner-cristinismo que no se sepa. Abundan las agencias y embajadas recargadas de más datos de los necesarios.
Pero para Oximoron, siempre existe, como en el tango, “un pecado nuevo para estrenar contigo”.
El tango, como el medio, también es el mensaje.

¿Quién le teme al Clavel Inerte?

“Con la que aquí se llevaron por Ciccone no lo van a entregar”.

escribe Carolina Mantegari

A Amado Boudou, El Descuidista, se le teme. Es el hombre que sabe demasiado.
Cabe la pregunta. ¿Quién le teme a Boudou? Como si fuera la Virginia Woolf del drama de Edward Albee.
En este drama más doméstico, casi naturalista, las alternativas son unánimemente horribles.
Conste que La Doctora lo designó a Boudou, como compañero de fórmula, por un atributo doble (al margen de la guitarrita y del pelo al viento con la motocicleta).
Primero, fue por su debilidad política. Segundo, fue por no ser un jefe del peronismo.
Cometido el error, y asumido el papelón, La Doctora siente que no puede entregarlo.
Si lo entrega, supone que vendrán inmediatamente por Lázaro, El Resucitado. Hombre muy deprimido, al borde de la cesación de pagos (como el país). Planifica trasladarse desde Santa Cruz hacia el Chaco y quiso, según nuestras fuentes, enviar alguna moneda bastante considerable al Paraguay. Pero el presidente Cartes -como “la chica de al lado” del baión- dijo que no. Y eso que intercedió un misionero actualmente importante. Ampliaremos si viene al caso.
Decir Lázaro es una manera indirecta de aludir a Máximo, En El Nombre del Hijo. A quien le dieron un irresponsable poder, y en simultáneo desprotegieron.
Pero también poner a Lázaro en el primer plano, que largamente merece, es trazar una bisectriz para aludir a La Doctora misma.
Por la incalculable herencia económica dejada por El Furia. Y que no se supo, ni se pudo, manejar. Conste que no se trata de ningún reproche. Por lealtad elemental, la transparencia aquí no debía existir.
Lo reprochable, en cierto modo, es la tergiversación. El intento explícito de canonizar a El Furia como si fuera el Eternauta que ofrendó su vida por la felicidad del pueblo.
¿Quién le teme al Clavel Inerte? A esta altura, con la información que abunda, y con los multiplicados bolsos migrantes y ocultos, “sanmartinizar” a El Furia constituye una ofensa elemental a la inteligencia del argentino medio.

El optimismo es un pecado perdonable

“Con la que aquí se llevaron, a Amado no se lo van a llevar puesto por la tontería de Ciccone”, confirma la Garganta.
El efecto comparativo reduce el escándalo Ciccone a la magnitud de una propina. Caja de empleados.

Pero si La Doctora no lo entrega a Boudou el problema se le agrava. Se obstaculiza el demencial objetivo de continuidad. Aunque si pudieron ganar en 2011 con el contrapeso de Schoklender, perfectamente pueden arriesgarse al contrapeso de El Descuidista. Y mientras los palos vayan convenientemente para Boudou se postergan los palos para Lázaro.
Aunque parezca poesía, La Doctora planifica persistir en el poder. El cristinismo no se entrega.
Creen que le ganan, en primera vuelta, a cualquiera. Pero que también pierden en segunda vuelta con cualquiera.
Pero el optimismo es un pecado perdonable. Por lo tanto suponen que vale la pena dar la batalla.
Tiene encuestas de consultoras amigas que le aseguran contar con el favor del 30% del electorado.
Entonces el candidato preferido de su escuadra va a ser aquel que garantice contener mejor el 30. Y que se las ingenie para armar alguna política de alianzas que le permita abrochar el 40.
Se reitera aquí el escenario de 2003. Ganador será aquel que, en primera vuelta, salga segundo.
Como Néstor Kirchner, con el miserable 22%, en la elección que perdió con Menem, el ganador derrotado.

Los cautivos

En cualquier escenario, Boudou es un Clavel Inerte.
Traba a la colección de invierno de los postulantes que La Doctora impulsa, y que complementan la acción programada de esmerilar a Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol.
Ninguno de ellos aún aparece en pantalla, donde figuran, lo más campantes, Mauricio, Sergio y Daniel. Los protagonistas de la consagrada miniserie.
Se precipita Sergio Urribarri, El Padre del Marcador, para colarse en la foto.
Con tal de ser ungido por La Doctora, Urribarri se atreve a cargarse, en la campaña, hasta al propio Boudou. A babucha.
Otro afectado sustancial, que pugna por meterse de perfil en la foto, es Florencio Randazzo, El Loco de la Florería, enemigo íntimo de El Descuidista.
Crece Randazzo entre el universo cerrado de los funcionarios. Y se convence, en pleno esmeril, que en la interna del cristinismo le gana a Scioli.
Al que aún no toma nadie con seriedad es a Rossi, El Soldadito de Milani. Aunque se ponga detrás de un árbol, no tiene posibilidades de aparecer en pantalla.
No es el caso del meritorio Domínguez, El Lindo Julián. Ambicioso que sugiere que “no es tiempo de candidaturas”, mientras el ingenio de Pepe Albistur, su sostén principal, colma Buenos Aires con los afiches inspirados. Como el “no pasa naranja”. Esmeril -cuando no- a Scioli.
Pronto El Clavel Inerte podrá ser también probablemente una carga electoral para Axel Kícillof, El Gótico.
Después que Axel acuerde, en el minuto final, a los billetazos limpios, con Los Buitreros. En su heroica condición de “negociador”, habituado a pagar siempre mucho más de lo que corresponde.

De todos modos, tampoco El Descuidista “está dispuesto a rendirse”. En esta actitud sintoniza con La Doctora.
Aunque no pueda posar su gruesa sentadera en la presidencia del Senado.
“Quiere dar la pelea hasta el final”, confirma la Garganta.
En el descenso, la debilidad se le convirtió en fuerza.
El Descuidista mantiene cautiva a La Doctora, como si fuera la protagonista del “poema épico” de Esteban Echeverría.
También mantiene cautivos a los postulantes que aspiran a suceder a La Cautiva.
Se explica entonces que El Clavel Inerte apele, con insolencias límites, el procesamiento del Juez Lijo. Que se disponga a llegar hasta la Suprema Corte.

Colas sucias

Hasta el cierre del despacho, sólo el senador Pichetto, El Postergado Eterno, fue el único que se atrevió frontalmente a ponerle un freno. Abundan rostros distantes de disconformidad, rumores de desacuerdo, las condenas. Las invocaciones al terrible error de La Doctora. Pero nadie se arriesga a exigir la tarjeta roja.

En el cristinismo predominan colas sucias que huelen mal. El temor fluye entre los despachos.
Hoy Boudou es la estampilla indeseable. Como lo definió el Portal, es un Clavel Inerte.
El pícaro ascendente de Mar del Plata, que políticamente cautivó a la veterana de Tolosa, ya nada tiene para perder. La libertad, apenas, pero en el largo plazo. Aunque, en cierto modo, ya este preso. No puede ir a Happening, al Duhau. Ni siquiera puede caminar por el barrio bajo de Puerto Madero.
“En su estado, que duerma, es un mérito”, confirma un transgresor del peronismo. Al que “por bandido” -y sólo “por bandido con temple”- Boudou comienza a parecerle casi simpático.
El Clavel Inerte es el peligro oculto. Se refugia en el aguantadero que no puede presidir.
Resiste las 335 fojas del juez Lijo mientras aguarda la estocada crucial del juez Bonadío. El primero -Lijo- lo cruza por corrupto. El segundo -Bonadío- es peor. Lo cruza por trucho.

La fantasía del BRICSA

La Doctora intenta seducir a Putin y a Xi Jinping mientras choca con la reticencia de Dilma

escribe Bernardo Maldonado-Kohen
Primero fueron los BRIC. Brasil, Rusia, India y China.
Con el advenimiento de Sudáfrica pasaron a ser los BRICS.
Hoy La Doctora estimula la fantasía de transformar el BRICS en BRICSA.

En vísperas de la zozobra del default, con la institucionalidad quebrantada por el procesamiento judicial del vicepresidente, La Doctora aspira saludablemente a recuperarse.
A retomar la iniciativa. Con la base de hierro de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora, la estrategia que le diseña Zannini, El Cenador, e instrumenta el ministro estrella, Axel Kícillof, El Gótico.

Ahora se apuesta por la fantasía de incorporar a la Argentina al bloque de los BRICS. Los grandes “países emergentes” que avanzan, desde 2008, en la gestación del nuevo polo de poder. Que se diferencie, en la práctica (ya no sólo en la retórica) del poder gastado que controlan Estados Unidos y algunos fuertes países de la Unión Europea.
Los BRICS celebran su VI Cumbre en Fortaleza, Brasil, el 15 y 16 de julio. Dos días después de concluido el Mundial de fútbol.

La salvación geopolítica

Podría facilitarse el camino de la salvación geopolítica a través de la interesada amabilidad de Vladimir Putin. Es el zar contemporáneo de Rusia, que llega a la Argentina justo un día antes del partido final. Por diez o doce horas.
O a través de Xi Jinping, el chino competidor íntimo de Putin, que llegará después de los discursos de Fortaleza.
Podrá aplaudirlos La Doctora. Se encuentra invitada, acaso a su pesar, por la señora Dilma. Junto a la colección de invierno de los presidentes de países que componen el invento de Unasur.
La Garganta sostiene que los otros “países hermanos” ligaron la invitación a Fortaleza merced al sobreactuado comportamiento de la Argentina. Es que aquí se festejó el amague de convocatoria de Putin, como si invitaran directamente a adherirse a la congregación.
La salvación geopolítica viene entonces, prioritariamente, por el lado de Rusia. Impulsada, semanas atrás, en Moscú, por el canciller Timerman, junto al canciller Lavrov.
Lo gravitante es que ambos líderes, Putin y Xi Jinping, marcarán separada presencia en la regalada Buenos Aires. Donde sobrevive un gobierno debilitado que necesita anuncios. Aunque sean hipotéticos. Como también necesita mostrar conexiones que quiebren la idea del aislamiento.

Contra Breton Woods

En Fortaleza, con las presencias al máximo nivel, los presidentes de los BRICS planifican avanzar con proyectos medulares. Ya fueron tratados en la reunión preparatoria de Moscú (ver “Los BRICS perforan el aislamiento de Irán”, cliquear), como en la anterior Cumbre de Durban.
Trátase de la creación del Banco de Fomento y de un Fondo de Reservas. Invenciones que comenzarían a funcionar en 2016. Con sede central – según el Financial Times- en Shanghai.
La creación del banco contiene el objetivo explícito de financiar proyectos de infraestructura (de aquí el entusiasmo de La Doctora).
En definitiva, los BRICS optan por crear riesgosos mecanismos de sustitución. Sobre todo para superar la decadencia del Fondo Monetario Internacional.
En su maniqueísmo, los críticos crípticos del “discurso único” consideran que el FMI está hegemonizado por los norteamericanos y los europeos líderes. Los que impusieron, según el criterio predominante en la gesta, el sistema financiero injusto, que se encuentra inspirado en los acuerdos de Breton Woods, surgidos de los resultados de la Segunda Guerra Mundial, que no registran el verdadero cuadro del poder actual.
Son acuerdos que, para China y Rusia, están anacrónicamente agotados. Sobre todo también para India y Brasil, dos gigantes que aspiran a elevarse, al extremo de reclamar la condición de miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Con la previsible reticencia de Japón y Pakistán, en el caso de India. Y con la reticencia de México y Argentina, en el caso de Brasil.
Aparte, en Fortaleza tratarán un punto aún más complejo. La creación de la moneda común de Los BRICS, que desafíe la hegemonía del dólar y del euro.

Diplomacia a la bartola

Tanto con Putin, como con Xi, La Doctora aspira a anunciar algunos acuerdos que le permitan recuperar la iniciativa. Para abandonar la idea instalada del gobierno estancado. En pleno retroceso, que se desangra entre los papelones judiciales del vicepresidente y el riesgo viable del default. Pero ya no por desidia, falta de credibilidad, improvisación patológica o simple mala praxis.
“Como consecuencia del sistema financiero injusto”. Es el verso que pregonan los apóstatas de la emergencia.
Es justamente aquí donde, para la diplomacia a la bartola de la Argentina, se enlaza el afán de seducción a los BRICS, con la incentivación de las condenas retóricamente chiquilinas en los foros multilaterales.
La jugada audaz del cristinismo intenta suplir la fragilidad del PBI (Producto Bruto Interno) con la sobreactuación político-ideológica, en ámbitos como la OEA o en la ONU.
Semejante adolescencia estratégica puede brindarle, a la Argentina, cierta espesura racional a la catastrófica opción de internacionalizar el conflicto con Los Buitreros. El litigio que debe resolverse en el despacho judicial, y no en los foros multilaterales con traducciones simultáneas en las “cinco lenguas de trabajo”..
Cuesta entender que la OEA, La ONU o El Grupo de los 77, en el despacho del juez Griesa cuenta con tanta influencia como algún pronunciamiento solidario de Médicos sin Fronteras, la Organización Mundial de la Salud o del Servicio Sacerdotal de Urgencia.

Putin y Xi

Al cierre del despacho, en la Unión Industrial Argentina se acelera, según nuestras fuentes, la redacción apurada de acuerdos cooperativos. De indispensable utilidad para componer alguna fotografía de La Doctora con Putin, para la posteridad indiferente. Trasciende, aparte, que alguna empresa rusa se muestra bastante interesada en la construcción de una central nuclear en Neuquén. Ampliaremos.
Con Xi Jinping, en cambio, acaso para consolidar la tristeza de Lázaro, El Resucitado, planifica La Doctora anunciar la definitiva construcción de las represas Condor Cliff y La Barrancosa. Rebautizadas, en la penúltima vuelta, como Néstor Kirchner y Jorge Cepernic.
El lacerado Lázaro Báez descontaba, según nuestras fuentes, que las represas iban a pertenecerle a su Austral Construcciones. Tiene decenas de máquinas a la intemperie, adquiridas para la ocasión, que se oxidan mientras El Resucitado se tutea con la cesación de pagos y planifica rajarse al Chaco.
Muerto Kirchner, El Furia, y desatado el escándalo de la marroquinería y La Rosadita, se impuso la superior concepción moral de Zannini. Entonces la última licitación signó el triunfo inapelable de Electroingeniería. Es la empresa cordobesa del santiagueño Acosta, y sobre todo de Gerardo Ferreira. Hoy asociada, para las represas, a Gezhouba, de China.
Al cierre de la crónica no se puede asegurar si don Xi Jinping dispondrá la financiación de los cinco a seis mil millones de dólares. O si renueva aquella ingenuidad del cuento chino de 2003, que signó la inexperiencia internacional de El Furia.
Al margen de los eventuales negocios que puedan encararse, lo que políticamente interesa a La Doctora es el apalancamiento de Rusia y de China. A los efectos de facilitar el ingreso a los BRICS. Y convertirlos en la fantasía de BRICSA.

Final con bolilla negra

Pero la primaria ambición lícitamente choca, según nuestras fuentes, con el sutil obstáculo de la presidente Dilma. De su bolilla diplomáticamente negra, puesta con una sonrisa y un abrazo.
El gobierno de Brasil se encuentra escasamente interesado -según la Garganta- en tener como asociado, ahora también en una liga superior, al vecino que se muestra reticente a la idea de rendirse. Para colmo se supone e n condiciones de ofrecerle una cierta competencia, ya no sólo futbolística.
En materia de BRICS, La Doctora es diluida por Dilma entre la ficción oral de la Unasur. Por lo tanto es factible que su faringitis registre alguna recaída que le impida desplazarse hacia Fortaleza.
Para Dilma, La Doctora es una vecina más. Del montón. Equiparable, apenas, a Nicolás Maduro. Con quien La Doctora tiene, a propósito, demasiados puntos en común. Sobre todo la condición compartida de ser dos sucesores de líderes que les dejaron, como herencias, dos patéticos desastres.
Desperdicios históricos imposibles de domar.

Desde Boudou (Lijo) a Kicillof (Griesa)

La Argentina estancada. Imagen congelada de teleteatro.

escribe Oberdán Rocamora 
Redactor Estrella, especial

La Argentina se debate entre las fojas de la causa que conduce Ariel Lijo, con las fojas de la causa que deriva en el Juez Griesa.
En un marco de estancamiento, que los técnicos califican de estanflación. Coctel de recesión con inflación. Desde la decadencia del gobierno, se agudiza el hábito de la mala praxis. Ineptitud complementa la falta absoluta de credibilidad.
Basta agregarle al cuadro naturalista la atmósfera espesa de una campaña electoral prematuramente desatada. Con los comportamientos de las primeras figuras que dependen, en general, de los veredictos sabios de los encuestadores, y los consejos relativamente frívolos de los asesores de imagen.
Quien enlaza ambas causas, para unificarlas, es el ignoto Guido Forcieri, flamante emblema de la argentinidad al palo. Forcieri impregna de superior grotesco a la actualidad. Pretexta (a Lijo) que no puede comparecer en la Causa Ciccone, ya que debe colaborar con la patria en la comedia inflamada de los fondos buitres (que dirige Griesa). “Mi reino por un caballo”. Lo prioritario, siempre, es zafar.

La picaresca bonaerense   

El anecdotario que ilustra los berenjenales de ambas causas es bastante nutrido. Se detalla con generosidad en los grandes medios.
Anécdotas ideales para ser comentadas, apenas, en el entretiempo. Con el complemento del Mundial de fútbol, la realidad televisiva es perfectamente tolerable. El torneo tendría que ser eterno.
Las coloridas peripecias de Amado Boudou, El Descuidista, y de su “Cataliñón”, José María Núñez Carmona, Nariga (que se atienden en Lijo), en el imaginario colectivo se mezclan con las excursiones “negociadoras” de Axel Kícillof, El Gótico (que se atienden en Griesa).
Las primeras producen la actual sobredosis de Boudou. Remiten a la literatura picaresca del Siglo de Oro español, del siglo XVI.
Para entender a estos antihéroes, que podían haber desfilado en El Lazarillo o en Guzmán de Alfarache, hay que recurrir a la astucia ofensiva del pícaro. Pero son exponentes de la picardía bonaerense generada entre los siglos XX y XXI. De los que sin grandes escrúpulos encararon la utopía del ascenso social. A través de la salvación individual, que depara la riqueza.
“Hacerla”, como sea, es la consigna. Para llegar. 
Aquí emerge Boudou como el prototipo del oportunista que supo distinguir el claro. Aprovechar hábilmente los agujeros por dónde infiltrarse, para crecer. Y “hacerla”.

Consta que desde el inicio El Descuidista aprovechó todo lo que pudo. En ámbitos ya superiores, supo utilizarlo de canal a Sergio Massa, La Rata del Tigre, para consolidarse en Ansés. Se las ingenió también para que Massa, entonces Premier, lo acompañara a presentar cierta idea salvadora a La Doctora. Ya que el pícaro, para escalar, siempre debe resolver los problemas al poderoso. La idea consistió en pegar el manotazo furibundo hacia los fondos previsionales de pensión. Aquí el pícaro se excedió: conquistó no sólo a La Doctora. También lo sedujo a Néstor, El Furia, tan reacio y desconfiado para tratar con “los lindos”. Como Boudou. Que enterneció (con fondos y soluciones) hasta a la señora Hebe de Bonafini. Tocaba la guitarra, cantaba a dúo hasta con Cabandié, andaba en motocicleta con el pelo al viento, mientras una rubia extraordinaria se abrazaba a su cuerpo.
Muestras que el pícaro había escalado. La “había hecho bien”. Y El Ganador fue rápidamente ministro, para algarabía de su Cataliñón, Núñez Carmona.
Juntos, los pícaros hubieran cometido menos desprolijidades si sospechaban que La Doctora iba a escoger a Amado como compañero de fórmula presidencial. 
Si se conformaba con ser candidato a la jefatura del Artificio Autónomo, para perder con Macri e instalarse.

No olvidar cuando La Doctora, que aún tenía el vibrante manejo del suspenso, convocó a los tres aspirantes. Filmus, El Psicobolche, Tomada, El Buenito, y Boudou, Para dictaminar: “Filmus, vas vos”.
Tampoco se debiera olvidar que El Furia lo barajaba a Boudou para postularlo como gobernador de Buenos Aires. En uno de los innumerables esmerilamientos a Scioli.
La cuestión que El Pícaro, muy pronto, se había acostumbrado a las alturas. Acumulaba manejo informativo. Aunque siempre, invariablemente, en algún momento, le saltaba el trucho que aún habita en su interior. Por ejemplo cuando lo visitó la embajadora de Estados Unidos, y le dijo que le fascinaba esquiar en Aspen, surfear en California. Pero la embajadora debía entenderlo. No lo podía decir.
Como hoy tampoco El Descuidista puede decir: “¿Por esta tontería de Ciccone me voy a caer?”. “Con la que aquí se llevaron me van a llevar puesto por esto”.
En el ocaso, en la caída, El Pícaro se convierte en el problema. Porque es del estilo tierno. Melancólico. Casi mimoso. De los que no les gusta irse solo.
Quiere estar acompañado. Extraña mucho.

La tragedia ideológica

Así como el dilema de Boudou remite a la literatura picaresca (que despacha Lijo), el dilema de Kícillof remite al riesgo de la tragedia (que administra Griesa).
Mientras Boudou se atormenta por el procesamiento de Lijo, Kícillof tiene que encarar la animadversión de la sentencia de Griesa.
Aquí, para ser ecuánimes, debe diferenciarse la moralidad de cada sujeto.
Boudou es el pícaro descubierto que bregó por la salvación individual, mientras lo de Kícillof es más grave. Es el crédulo que apostó por un proyecto colectivo, que hoy confronta con la realidad. Y hace estragos en su identidad. El post keynesiano, casado con una crítica literaria, debe hacer un curso acelerado de pragmatismo y batirse interiormente entre su discurso y su acción.
El ideologismo de centro de estudiantes de Kícillof nada tiene en común con la amoralidad atractiva de Boudou.
Lo que tienen en común, sin embargo, es la confianza que La Doctora depositó en ellos, a los que hizo ministros de Economía.
Primero en Boudou, que se convirtió en el gran error de su administración de viuda. Cuando El Descuidista de Mar del Plata sedujo políticamente a la muchacha de Tolosa, al extremo de formar la dupla de la Ruta 2.
Es la misma confianza que La Doctora ahora deposita en Kícillof, intelectualmente seducida por la arquitectura de sus razonamientos.
Hoy Kícillof es el ministro principal, sobre todo después del superlativo desgaste de Milton Capitanich, El Premier.
Si a El Gótico le va más o menos bien con la instrumentación de los inventos que instruye La Doctora, va a ser, según nuestras fuentes, el Elegido para intentar sucederla. Así sea en elecciones posiblemente adelantadas.
Se impone Kícillof en la predilección de La Doctora sobre Sergio Urribarri, El Padre del Marcador, que sobreactúa su lealtad y tiene el defecto de ser peronista.
Y por supuesto Kícillof cuenta con mayor legitimidad que Rossi, El Soldadito de Milani, o Florencio Randazzo, El Loco de la Florería. o Domínguez, El Lindo Julián. Estimulados, todos, por la devoción más irracional de La Doctora, que heredó también de El Furia. Esmerilarlo a Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol.La epopeya de los fracasos 

Paulatinamente Kícillof se eleva como el continuador ideal. Aunque remite a la tragedia.
El Gótico se habituó a la rutinaria tergiversación de presentar los grandes fracasos como epopeyas gloriosas. Imposturas que los opositores envueltos deben comerse, con la salsa de su incapacidad.
La catástrofe más simbólica fue la confiscación de YPF. Aquí Kícillof superó el desgaste irreverente. Pasó del amague de no pagar una moneda a provocar -por instrucción resignada de La Doctora- la glorificación de Brufau. En España deberían construirle hoy a Brufau un monumento en Plaza Cibeles. Por haberle cobrado dinero fresco al moribundo, aunque anticipado por la Banca Morgan, a la cuenta diferida del futuro que deberán saldar alguno de los opositores envueltos.
Hoy Kícillof y Galluchio juntos enlazaron a YPF con Chevron. Con aspectos que no deben saberse, en un acuerdo que va a terminar, según nuestras fuentes, mal. Para algarabía de Carlitos Bulgheroni, El Dragón del Cerro. Ampliaremos.
Otro fracaso de Kícillof, que se celebra con cohetes y cañitas voladoras, es el arreglo con el Club de París. En su rendición incondicional, Argentina se comprometió a pagar hasta el punitorio más inimaginable. Y  algunos créditos que –se sospecha- no contaban con el seguro de crédito a la exportación. Miles de palos de más para que el relato derrumbado conserve alguna migaja de credibilidad para los “muchachos que bancan el proyecto”. Para sacar del acuerdo al Fondo Monetario Internacional que Argentina integra. Y no arriesgarse al examen de un artículo 4 que no le importa, en definitiva, a nadie. Ni siquiera a los viatiqueadores del Fondo que llegan a las capitales con más deseos de aprobar todo que de irse.

Kícillof, la estrella del cristinismo, tonto pero no tanto, es el instrumentador de la estrategia del pedal que castiga Griesa. Y que conduce, para nuestro horror, Carlos Zannini, El Cenador que se mantiene dispuesto siempre a los churrascos. 
A los billetazos limpios, Kícillof debe combatir el default permanente que habitamos. La cesación de pagos. La situación de quebranto a la que se llegó por la combinación de mala praxis, desidia e ineptitud.
Pero con estilo envolvente. Útil, apenas, para envolver opositores. Al que se le agrega la alucinante internacionalización del conflicto que ya se dirimió en el ámbito judicial (Griesa).
A partir del colapso de la irresponsable estrategia del pedal, Kícillof lleva el conflicto a las Naciones Unidas. Como si hablara en una asamblea estudiantil, lanza su prédica casi antimperialista en la ONU. Y ahora se dispone a mangar solidaridad, para colmo, en la OEA, que tiene menos utilidad práctica, incluso, que el Grupo de los 77, aunque se le incorpore China, anotada en el cinismo multilateral..
A partir de hoy, 30 de junio, Argentina ingresa en la moratoria. Con la guillotina sobre su piadosa estructura, mientras suplica por solidaridades intrascendentes, que se agotan en los discursos encendidos que se apagan a medida que se emiten.

La picaresca de Boudou brinda el desbarajuste institucional que termina, a lo sumo, en Zamora, El Neo Juárez. El santiagueño, mucho más pícaro y efectivo que El Descuidista, se prepara para –llegado el caso- encargarse del Ejecutivo. Y llamar, en caso de no poder evitarlo, a las elecciones anticipadas. ¿Ampliaremos?
Los desplazamientos orales de Kicillof, en cambio, mantienen el final incierto. Un riesgo de calesita chocada.
Con el país estancado, congelado. Como una mala imagen de teleteatro vulgar.

En Derecho Penal pagan los muertos

Moneta sirve más enfermo que sano a la Banda de Los Descuidistas

escribe Oberdán Rocamora

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“El que se muere pierde”
J.A.
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“Con frecuencia, en Derecho Penal suelen pagar los muertos” confirma la Garganta.
Después del clavado procesamiento de Amado Boudou, El Descuidista, con superior prepotencia emergen las caudalosas fojas de Lázaro, El Resucitado.
A la larga, culpas, como las responsabilidades, van a descargarse en la memoria del muerto principal. El más importante. Néstor, El Furia.

Significa resaltar que La Doctora tiene razones de sobra para espantarse. Y encargar la causa perdida de defender a Boudou, representación de su primer -y peor- error de viuda.
Cada vez que habla, El Descuidista se desliza por el tobogán de la credibilidad. Parece, incluso, procesarse solo.
La Doctora sabe que Lázaro, según nuestras fuentes, está mal. A punto de quebrarse también moralmente. Le llegan mensajes. Algún hijo, acaso la hija, tiene registrado todo. Absolutamente todos los secretos y los lugares…
El Resucitado está convencido que vienen por él. Desde Comodoro Py y desde la celeste y blanca Suiza. Teme por la suerte de un hijo demasiado involucrado.
El tema transversal de los hijos instala un escenario de tormento. Por los dedos pegados que signan la inexperiencia. Por el manto de impunidad que paulatinamente se desvanece.
Tal vez también se encuentra irresponsablemente comprometido Máximo, En El Nombre del Hijo. No lo cuidaron. Lo rifaron. Le proporcionaron poderes desmesurados y protecciones insuficientes.
La alternativa consiste en transferirle las responsabilidades al que no está. Atributos de la ausencia. El que se fue debe liberar de culpas a los que persisten en la tierra de la vida.

La peste de transparencia

“Habrá que monetear al Muerto”, confirma la Garganta.
Como neologismo, “monetear” deriva de Raúl Moneta, El Rulo. Empresario vigoroso y banquero deteriorado que hoy se encuentra físicamente fuera de juego. Recluido en su departamento. Imposibilitado para testimoniar. De hacerse cargo siquiera de su sombra.
Con rasgos de inusual nobleza, para salvar a un amigo, al que le debe en cierto modo la sobrevida financiera, antes de caer Moneta le puso el pecho, según nuestras fuentes, al desastre de Ciccone. Aunque no hubiera puesto una moneda de los cincuenta millones que puso un amigo equivocado. Debía arrojarle una soga a Jorge Brito, quien, en su vida colmada de aciertos oportunos, tuvo lugar también para la trascendencia del error. El que compartía, en el fondo, con La Doctora. Consistía en apostar por el destino manifiesto de Boudou. Sin imaginar, ninguno de los dos, ni La Doctora ni JB, que el encantador muchacho de la motocicleta y la guitarra era apenas un Descuidista.
Ahora que los códigos estallaron se asiste al espectáculo frívolo de encontrar culpables.
Ahora que los pactos flotan en el aire. Precisamente cuando asoma el momento difuso de la salvación individual.
Cada uno debe custodiar los secretos ocultos de su propio ano.
Trasciende que los jueces federales más creíbles, y determinados fiscales, se pusieron de acuerdo. ¿Ya lo sabe De Vido, el Ex Superministro?
Asoma en el horizonte, sin estupor ni perplejidad, un festival de procesamientos.
Como si se estuviera en las vísperas de concretarse la interpretación informativa del Portal. Indica, para algarabía de Francisco, que en la Argentina se viene nomás la epidemia de transparencia. La peste de moralidad. Bacilos de decencia que van a instalar la idea insólita. “Ser honesto garpa”. La honestidad deja de ser un mérito para giles.
A este paso, va a suplicarse por un poco de corrupción. Por migajas de trampas. Para construir, al menos, una sociedad entretenida.

La novela de Moneta

A La Banda de los Descuidistas, Moneta les fue de mayor utilidad enfermo que sano.
Cuando estaba pleno y sano, era un católico convencido que vivía admirablemente al borde. Capitalizado por protecciones místicas, deparadas por la fe.
Una existencia comercial entre altibajos emotivos. Ascensos fulgurantes y caídas dramáticas. Con juicios rutinarios. En permanente estado de sospecha.
Hoy, en su piadoso retiro de enfermo, Moneta fue transformado en una suerte de cinturón ecológico. Una versión del Ceamse espiritual.
Para salvarse, los Descuidistas le arrojan los residuos de la catástrofe comercial.
Si Moneta estuviera consciente, lo ideal sería penetrar en su pensamiento. Para componer la gran novela. El desafío de tratar los últimos 30 años de la historia argentina desde el punto de vista de su epopeya. La relación con los gobiernos y con sus caballos danzarines. Como los personajes de Pirandello, la memoria de Moneta reclama, a los gritos, por un autor.
La última vez que el Portal lo trató a Moneta fue por aquel viaje desopilante hacia Roma. En avión privado. Cuando el secreto narrador Matías Garfunkel, El Depilado, en cerrada connivencia con La Doctora y El Furia, recurría a la experiencia de Moneta, entonces su socio en varias radios, para quedarse con las míticas acciones de Telecom.
La experiencia del viaje fue para producir un film neo realista. Acompañados por Frank Holder, Corcho Rodríguez. Un despliegue argumental matizado con situaciones alucinantes, avales comerciales inconsistentes y encendidas noches romanas (de las que Moneta, según nuestras fuentes, católicamente prescindía).
La historia contenía el marco complementario de La Guerra de los Convalecientes. La libraban dos enfermos poderosos. Kirchner contra Héctor Magnetto, El Beto. El gran enemigo común que El Furia ahora compartía con Moneta.
Antes que El Furia, Moneta fue el único suicida que le ofreció años de resistencia a Magnetto. A Clarín. Supo sobrevivirlo, hasta desde la clandestinidad.

“Todo aquel que decidiera enfrentarse con Moneta tenía que estar dispuesto a todo” confirma otra Garganta.
Como amigo, Moneta era reconocidamente frontal y leal. Como enemigo era de lo peor. (Curioso es escribir en tiempo pretérito. Casi injusto decir “era”).
Aún hoy perduran los enemigos, anteriormente amigos, que creen que Moneta los mandó –digamos- apretar. O asustar.
Sucede que los enemigos implacables son siempre aquellos que fueron, en algún momento, amigos. O socios. Y Moneta supo pleitear con varios ex socios. Hasta abreviarse.

Magnetto, el enemigo íntimo

Moneta persiguió detalladamente el proceso de la severa enfermedad de Magnetto. Otro que debe contar con poderes especiales. Naturalmente, Magnetto supo desprenderse de sus enemigos.
Cuando Magnetto amenazaba con partir, Moneta lo tenía, según nuestras fuentes, penetrado. Mostraba a sus visitantes copias de los análisis clínicos. Conocía hasta la medición exacta del hematocrito de Magnetto. De su vida agonizante en Estados Unidos. Faltaba apenas el desencadenante cese final.
En el principio, Moneta era impresentable para el kirchnerismo. El Furia no lo quería tener cerca. Pero mantenía, según nuestras fuentes, una excelente relación, a través de cierto intermediario, entonces de presencia constante, como Rudy Ulloa. Otros aluden, en cambio, también a Cristóbal. Cuentan que por intermedio de Rudy le envió a El Furia un memorandum confidencial. Junio de 2003. Le expresaba que, si de verdad quería gobernar, imponer sus criterios, ser un estadista, debía avanzar invariablemente sobre Clarín.
“Se tendrá que aguantar cincuenta o sesenta tapas desagradables, pero no tienen más que eso”.

El Furia decidió no hacerle caso al consejo de Moneta. En su pragmatismo ejemplar prefirió acordar con Magnetto. Tiempos líricos de Alberto Fernández, El Poeta Impopular. Etapa sustantiva para la consolidación del poder personal.
Entonces Moneta volvió al combate desigual. Con sus medios marginales. Con el despliegue de radiografías, de tomografías, cuando era Magnetto el que estaba fuera de juego, en alguna clínica de Chicago.
A esta altura de la crónica debiera aceptarse que Magnetto venció en la Guerra de Convalecientes. Pudo testimoniar sobre la partida final de El Furia, su desafiante, octubre de 2010.
Del mismo modo Magnetto puede testimoniar hoy sobre el epílogo lento de Moneta, el enemigo íntimo. Ambos tienen la misma edad, exactamente son Monos de Madera, de 1944. Dos monos de 70 años que hicieron recíprocamente lo imposible por masacrarse.
Este mano a mano con Moneta también Magnetto parece ganarlo. Como se lo ganó a Kirchner.
“El que se muere pierde”. Sentencia de nuestro director.
En la Argentina, además, aquel que muere, como Kirchner, o el que está fuera de juego, como Moneta, debe salvar a los amigos acosados por el Derecho Penal.