El triunfo etnocéntrico de los unitarios

El poder se decide en Buenos Aires. 

Sobre informe de Consultora Oximoron, Redacción final Carolina Mantegari, especial para JorgeAsísDigital

Descartado Julio Cobos en Gualeguaychú, los exponentes del llamado “interior”, que aún se desgastan en la pelea grande, son dos. José Manuel de la Sota, de Córdoba, y Ernesto Sanz, de Mendoza.

En cierto modo queda también la señora Elisa Carrió, que es oriunda de Chaco. Aunque ella resolvió la conflictiva ecuación cultural. Se hizo porteña. Como el cordobés Fernando de la Rúa.

Ambos -Sanz y De la Sota- se encuentran aceptablemente distantes del objetivo explícito de conquistar la presidencia. Pegan cartelones. Declaran con frecuencia. Pero lamentablemente no prenden en las encuestas mezquinas.

Algo pasa en la Argentina que ya no emerge el riojano de los 90, como Carlos Menem. O mismo el patagónico de los dos mil, Néstor Kirchner, a quien Eduardo Duhalde le entregó el poder servido, en bandeja de tragamonedas.

Aún persisten tres exponentes del “interior profundo” que se proyectaron oportunamente como presidenciables. Continuar leyendo

La Argentina vuelve a ser negocio

por Bernardo Maldonado-Kohen

El nombre del Fondo de Inversión, por ahora, se mantiene en reserva. Basta con consignar que arrancan a partir de diciembre con mil millones de dólares disponibles para la Argentina. A los efectos de invertir en distintos rubros. Cuentan con siete mil para la región, y sus responsables mantienen acceso a los otros cuarenta mil millones. Globales.
Cuentan, por supuesto, con los perfiles completos de los tres protagonistas de la miniserie que consagra el Portal (que siguen). Tomografías informativas de Daniel, Mauricio y Sergio. Son los tres que coparon el centro de la pantalla.
Aunque al decirlo se enoje Randazzo y sostenga, como De la Sota, que los tres protagonistas son los candidatos que imponen los grandes medios.

Con dos de los tres héroes, según nuestras fuentes, el operador del Fondo ya entró en contacto. Consta que una vanguardia instrumental, de los pragmáticos inversores de referencia, se encuentra en Buenos Aires. Al cierre del despacho es probable que se produzca el regreso de la avanzada hacia Nueva York. Para volver hacia mediados de noviembre. Medialuneros abstenerse.

En la evaluación, sus responsables no dudan de la previsibilidad que transmiten las tipologías estudiadas de Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, o de Sergio Massa, El titular de La Franja de Massa, Renovador de la Permanencia.
Les intriga, en cambio, hasta la vacilación, el escenario político y económico que se presente si el ganador es Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol. Al que conocen, casi tanto como a Sergio Massa.
Aceptan, en el plano personal, que Daniel les genera una total confianza. Como si les garantizara cierta responsabilidad. Pero indagan inquietos sobre el poder de decisión que conservaría, en ese caso, La Doctora (“como la llaman ustedes”).
En otras palabras, los fondistas quieren saber con anticipación lo que descuentan que nadie les puede asegurar.
En definitiva, está latente la sospecha de asistir a las vísperas de una imitación del recetario ruso. Como si Scioli, con su positivismo vitalista, representara una versión argentina de Dmitri Medvédev. Para que La Doctora se reserve el rol de Vladimir Putin, y continuar con el ejercicio inalterable e imprevisible del poder.
El tema merece un informe de Consultora Oximoron. En una cultura fuertemente presidencialista, donde el presidente maneja las claves esenciales. Aunque La Doctora imponga desde el vicepresidente hasta los ministros o los diputados, las secretarias y hasta los choferes.

Los fondistas descuentan, también, que Scioli puede ser el próximo presidente sólo si gana en la primera vuelta. Significa confirmar que el airesolista tiene, en adelante, una tarea imposible. Superar la frontera de los 40 puntos y que el segundo no llegue a los 30.
Más que una hazaña, en términos de hoy sería una utopía. Porque en la segunda vuelta Scioli pierde con cualquiera de los dos. Macri o Massa.
Sondean además sobre la presunta preferencia de La Doctora por tenerlo de sucesor a Macri. Una variante aquí bastante tratada, sin tomarla en serio.
Si el ganador resulta Macri será por exclusiva voluntad de la sociedad. Nunca por el deseo de La Doctora. Sería como adherir al gastado lugar común que indica que De la Rúa fue presidente porque lo prefirió Menem.

Elefantes inadvertidos

Sorprende, pero a esta altura no debe llamar la atención, el conocimiento minucioso, detallado y medular, que los fondistas mantienen sobre la actualidad doméstica. Se explica con superior claridad cuando entre los inversores externos se mezcla un invariable argentino informado. Tan osado como experto. Con experiencia y menor de 50 años. Carteras propias de clientes y rebosantes de contactos.
Los fondistas descuentan que el conflicto con los buitres se va a arreglar, a más tardar en enero. Pese a la dilatada siesta de la mala praxis, y a los réditos del antimperialismo bipolar. Se les va a comprar la sentencia a los buitreros de Singer por 1.600 millones de dólares, y habrá que asumir el costo político. Aunque luzca como una capitulación poco elegante. Sin el cuidado estricto por el relato, según la gilipolleada planteada por el señor Vanoli. Fue durante su desborde oral, registrado en la reunión divulgada por el JP Morgan, a la que el funcionario asistió por sus ganas de estar cerca de los astros. Lo que suele describirse como un “cholulo”.
Imaginan que La Doctora ya sabe que, si no se arregla con los buitres, no va a llegar a ninguna parte. Aparte teme que la compliquen aún más los trascendidos sobre las derivaciones de la pasión recaudatoria del Extinto, que culminaron en las travesuras adolescentes de Lázaro, El Resucitado. Indujeron a La Doctora a la faena de rebajarse ante Ricardo Echegaray, El Intocable de la AFIP, con una firmeza que instruía aunque ocultaba la desesperación. Para pedirle (ordenarle) a Echegaray que saliera al ruedo enemigo de la prensa. Con el objetivo de equiparar los vicios de El Resucitado con otros mil empresarios que se encuentran en las mismas condiciones por utilizar facturas falsas.
Para que pase inadvertido un elefante en la calle Florida, La Doctora optó por llenar la peatonal de elefantes. Y para que Echegaray, como al pasar, desmienta que La Doctora es socia de Lázaro. Sin percatarse que a los medios le iba a interesar mucho más esa oración que los miles de elefantes.

El muñeco Kicillof

Para colmo, por su conocimiento de la Argentina, los fondistas se permiten la transgresión de corregirnos.
Fue respecto a la publicación de “Axel, el volteador de muñecos”. Texto que los fondistas elogian, aunque lo consideran incompleto. Porque argumentan que falta un dato esencial.
Que el muñeco volteador, Axel, fue volteado por La Doctora.
Al incitarlo a demoler el acuerdo que los banqueros habían alcanzado con los buitres. Lo que La Doctora demolió fue la oculta ambición presidencial que movilizaba a Kicillof.
Aseguran que Axel, en el estudio de Gottlieb-Cleary (los abogados que representan a la Argentina) se mostraba eufórico con la magnitud del arreglo. Con los ojos brillantes se ilusionaba como un bolche sensible, con su retorno triunfal a Buenos Aires. Con la resolución del conflicto de los buitres en la mano, para ofrendárselo a La Doctora. A los efectos de sumar la solución eficaz al catastrófico acuerdo con Repsol, que posibilita la construcción de un monumento a Bruffau en la Plaza Cibeles. Y al vergonzoso acuerdo con el Club de París, donde le encajaron punitorios hasta por la aorta y se comprometió a pagar dos mil novecientos millones de más. Apenas restaba, a su vuelta, la consagración de Axel como candidato presidencial.

“Creyeron que La Doctora demolió el acuerdo para evitar la idea del Jorge Brito victorioso y salvador. No. Lo que La Doctora no toleraba era precisamente la imagen del Kicillof triunfal. Victorioso y salvador. Y lo bajó a la tierra con un arrebato”.
Al demoler el muñeco Kicillof ,que se ufanaba en Nueva York, es cuando se adquiere mayor solidez la resignación de acordar con Scioli, y convertirlo en el próximo Medvédev. Entonces el acuerdo no se decidió en Roma, en el almuerzo de contención espiritual con San Borocotó.
Un Scioli, absolutamente entregado y sin fichas, es, en el fondo, mucho más manejable y conveniente que un agigantado Kicillof, que cubría la mayor parte de los casilleros con tropa propia. Al servicio, siempre transitorio, de La Doctora. La Muñeca Brava que decidía, en otro arrebato, voltear a Kicillof. Como volteó el acuerdo con los buitres para ingresar, a “conciencia pura”, en el descenso del default, sin calcular la onda expansiva que se le venía en la cabeza con el discovery. Con la acumulación de datos de tanta pasión recaudatoria que signa las actuales decisiones de estadista, aferrada a la corrupción de Estado, en el plano doméstico y en el internacional.
Pero los fondistas, a pesar de todo, se disponen a ponerla. La Argentina mediata vuelve a ser negocio. Y si el obstáculo de La Doctora se resuelve, se asiste al renacimiento del clima de inversiones.
Una ensoñación, acaso, de los neo-liberales. Conspiradores, “papagayos de la ortodoxia”, que se aferran a la viabilidad. Que confían, a pesar de las turbulencias que vienen con el desastre, por cualquiera de los tres que están en el centro hegemónico de la pantalla. Incluso con Scioli, El Medvédev.

Axel, el volteador de muñecos

Escribe Oberdán Rocamora – Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

Despojado De Vido. Despachado Moreno. Eliminado Fábrega. Sólo queda Echegaray.

El primer gran muñeco que Axel Kicillof -El Gótico- volteó fue Julio De Vido.

Al Ex Superministro lo convirtió, con el aval de La Doctora, en un secretario calificado. Un tío bonachón, sexagenario e inofensivo. Un peronista despojado, amante de los tangos de Julio Sosa, apenas útil por el caudal de información acumulada.

De Vido representa la memoria del kirchnerismo. Como en menor medida José López, El Neolopecito, quien también tallaba en aquellos tiempos nostálgicos del IDUV. Santa Cruz. Como muñeco, El Neolopecito aún no molesta (como tampoco molesta demasiado Alicita, La Fotocopia). Continuar leyendo

La bacinilla de Francisco

La Doctora y Los Bonetistas marchan sobre Puerta de Hierro.

Tío Plinio querido,

Para diciembre el problema energético dista de ser grave. La solución es natural. La actividad cayó lo suficiente. Es la ventaja indirecta del desmoronamiento de la economía.
Entonces con la energía que hay alcanza para alumbrarnos a todos (y todas).

Para el cristinismo, tratar un conflicto, implica fomentarlo. No hay manera de salvarse. Ni “razonamiento lateral”, de los que Francisco pondera y recomienda.
Tratarlos significa avalar los alborotos que se vienen en las vísperas del verano. Las protestas irremediables de ciudadanos de pantalón corto y ojotas. Enojados por los cortes de electricidad que, en el fondo, no van a suceder. Es la suerte de convivir con la estanflación. Inflación más recesión. Estancamiento.

El diciembre de Harry

Ante cualquier problema, La Doctora suele recurrir a las enseñanzas de El Furia. Antes que la solución debe encontrarse siempre un culpable.
Primero fueron los fatídicos 90. Después, hasta un olvidado 7 de diciembre, fue Clarín. Pudo ser también Duhalde, el fantasma selectivo que los catapultó. Ahora son los buitres de Griesa. Y providencialmente aparece Kevin Sullivan, diseñado como un potencial Spruille Braden, en gestación.
La modalidad prospera. Porque el hallazgo último consiste en encontrar al culpable con anticipación. Antes que el problema anunciado se produzca.
La bacinilla de FranciscoEs el diciembre de Luisito Barrionuevo. Harry, como lo apodaba Triacca.
Aunque Harry, esta vez, ni siquiera se fue de boca. Rutinas del ejercicio transgresor de la palabra. Apenas le planteó a Clara Mariño (que se imponía en rating a Intratables, A dos voces y a Sylvestre) lo que cualquier desdichado sabe y teme. El alboroto habitual de los diciembres.
Ahora se descuenta que lo que se viene es por culpa de Harry. Si en diciembre se producen alborotos, por despidos o hartazgos, o si se arma algún saqueo, el instigador es siempre Harry. Barrionuevo.

La utopía de durar

A diario, tío Plinio querido, en cualquier parte, brota la pregunta. ¿Dura?
¿Usted cree que esto, así como va, puede llegar a diciembre de 2015? Por más que Francisco invierta voluntad y rezos en la utopía de durar.
Pasa que La Doctora twitea sin la menor credibilidad. Rodeada por los incondicionales que se fanatizan. Aplaudidores entusiastas que pronto tendrán que salir a pasear con pasamontañas.
La bacinilla de FranciscoPasa que La Doctora ya no puede aportar ninguna solución. Es parte sustancial del problema. De la mano de Kicillof, El Gótico que la obedece, va camino del foso.
Por más que Francisco les pida a los desopilantes argentinos que se obstinen en cuidarla. Por más que la reciba con almuerzos bimensuales. Y prosiga con el envío de las cartas conmovedoras, por intermedio de Eduardo Valdés, El Nuncio Móvil. Conductor virtual de la línea Bonetista. Una escuadra mística que integra Domínguez, El Lindo Julián, con Gaby Mariotto, El Pesado de Llavallol, Morenito, El Napia que Vuelve, y Maradona.
Por más invocaciones y eucaristías de Francisco, hoy cualquier pagador de sueldos acepta, en respetado off, que en tanto sigan La Doctora y El Gótico, a la Argentina no va a llegar una moneda.
“Nadie va a traer un p… dólar”, nos dijo un empresario asustado. Extranjero. Cabrero porque tampoco se puede llevar ningún p… dólar.

En el pozo y con pedanterías

La bacinilla de FranciscoHay declinación, sí, pero con arrogancia. En el pozo pero con pedanterías y desplantes.
Persiste la decadencia paulatina. De acuerdo, pero con ambiciones de ejemplaridad.
La agonía, aparte, tío Plinio querido, también es cierta, pero desafiante.
Trátase de una agonía guapa, casi pendenciera.
Muestras de simulada fortaleza en medio de la colectiva fragilidad.
Simples ideas para sintetizar el momento actual del país durante el ocaso del viento de cola. Con Fábrega, El Sensato Marginal, que ya no sabe cómo retener los dólares que quedan mientras la soja cae a 360. De todos modos, el cristinismo busca siempre culpables. Detecta las conspiraciones más sublimes, perfectas. En el esplendor de la paranoia son portadores de una audacia tan enternecedora como admirable.

La Doctora y Los Bonetistas se toparán con esta carta cuando lleguen a Roma. Para la marcha frecuente hacia la nueva Puerta de Hierro.
El Vaticano es la primera escala de la cruzada multilateral. Porque Argentina va a sepultarse en el grotesco de Naciones Unidas. A someterse al desgaste del pedaleo inter-sesional.
La bacinilla de FranciscoLa Doctora va a pedirle a Francisco la metafórica bacinilla. En la búsqueda del viento espiritual del santo. Alguien que es más peronista que ella pero que actúa en otra categoría, con el mundo como competencia, con incomparable profundidad de campo. Pero en simultáneo un Guardián que quiere ayudarla a sobrepasar el diciembre de Harry y hasta llegar al diciembre de 2015. Aunque no haya nadie que quiera impedírselo. Sólo La Doctora está trabada por la propia incapacidad. Nadie tiene el menor interés en rajarla.
Es por sus propios atributos que La Doctora roza la lona. Con el país puesto de sombrero, y con su comportamiento para tratar con la homeopatía. O la medicina elementalmente clínica.
Mientras tanto, los muchachos de La Cámpora reinstalan, desde La Paternal, la ficción de su supremacía imbatible.

Galletita amarga

La Cámpora es, en la práctica, tío Plinio querido, lo único políticamente vivo que le queda al cristinismo.
Son los que sostienen el desvencijado relato. Surrealismo o realismo mágico que impulsa la Revolución Imaginaria. Junto a una colección de Buscapinas sueltos que se aferran a los puestos y a los medios de comunicación. Y que cuentan con la impotencia colaboracionista del PJV. Partido Justicialista Vegetal.
Certifican con convicción que, de ser La Doctora de nuevo candidata, nadie estaría en condiciones de competirle.
Una galletita amarga que Macri, El Niño Cincuentón, se come en silencio. Sin rebatirla. Como si la dejara pasar. Como la come también Massa, El Renovador de la Permanencia, que sabe que ese fantasma se desvaneció el 27 de octubre del año pasado. Galletita que soporta el mismo Cobos, El Malvinero Sentimental, que la padeció durante tres años. Y hasta De la Sota, El Cordobés Profesional, al que quisieron cargarse el último diciembre. Es el único que podría ensayar una impostura peronista, que no sea vegetal.
La bacinilla de FranciscoLa cuestión que, en términos políticos, el cristinismo hoy cuenta las monedas para comprarse un pancho. Pero mientras tanto se atreve a juzgar la carta de La Tour d’Argent. O del Oviedo.
Son verdaderos maestros en el arte de tergiversar. De mandarla cambiada. Otra prueba de la vieja teoría del Portal. Indica que van siempre al frente. Con la iniciativa capturada y con el único glóbulo rojo que les queda. Cuando se frenan es sólo para tomar envión.

Final con la pecadora arrepentida

Desde el descenso del default (al que se ingresó por exclusiva decisión política), La Doctora pasa a la ofensiva oral. Hasta marcar la condición de proscripta.
Sin que importe el desaire explícito hacia el abanico de voluntariosos candidatos que se postulan para defender los trapos del modelo para tirar.
Desde el natural Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, El Esmerilado, hasta Urribarri, El Padre del Marcador. O Randazzo, El Loco de la Florería. También comen la galleta amarga del desaire. Urribarri se muestra como el más leal. Como si sobreactuara.
Pero La Doctora es la gran y única estrella. Trata a los postulantes como si fueran meros personajes de reparto. Extras que hacen “bolos” en la filmación.
Protagonistas austeros del banco de suplentes. Salen a jugar sólo cuando La Doctora tiene imposibilidad electoral.

Lo importante es que los cristinistas se las ingenian siempre para cambiar el eje. Para ocultar que la marcha hacia la Puerta de Hierro, de La Doctora y Los Bonetistas, es para suplicar por la bacinilla de Francisco.
Por el aire espiritual que debe ayudarla para continuar. Sin que nadie le aproxime la línea de llegada. Para que el final esté más cerca.

La bacinilla de Francisco

Dígale a tía Edelma que indague, en el Evangelio según San Lucas, sobre la parábola de “La Pecadora Arrepentida”. En casa del fariseo que almuerza con Jesús.
Cuando la pecadora llega “con un frasco de alabastro con perfume, se pone detrás de Jesús, y comienza a llorar. Con las lágrimas bañaba sus pies”.
Dígale a tía Edelma que se anote para recibir el servicio diario de Catholic.net. Por internet.
En su compu. A la mañana. Mensaje de Dios.

 

Piketty, Kicillof y Macron

Equiparación legítima aunque Argentina no entre en la pantalla.

escribe Bernardo Maldonado-Kohen

París

“Le capital au XXIe siècle”, de Thomas Piketty. 950 páginas. Biblia inagotable de la economía. Libro sustancioso, fundamentado y erudito, que recurre con habilidad al auxilio de la literatura. Sobre todo para explicar las claves del XIX, a través de novelistas como Jane Austen y Honoré de Balzac.
Piketty consolida al lector informado en una verdad que conoce, sabe o sospecha. Que la desigualdad, a este ritmo, va a ser creciente, “ya que el capitalismo genera desigualdades arbitrarias”. Que la concentración de la riqueza se acelera. Que “la tasa de retorno sobre el patrimonio es mayor que la tasa de crecimiento”. En fin, que las diferencias sociales, al agudizarse, amenazan con perjudicar los “valores meritocráticos”. Los que inspiran las sociedades democráticas.
La aplicación efectiva de alguna de las sugerencias impositivas de Piketty derivó en un severo desastre para Francia.
Innumerables ricos franceses abandonaron sin contemplaciones la tierra de la “libertad, igualdad y fraternidad”. Para instalarse en algún cantón de Suiza, en alguna ciudad de Bélgica o de Inglaterra. El sentido de la solidaridad, cuando es compulsivo, se desvanece. Consta que el gran negocio de la hora es comprar los bienes inmobiliarios de los franceses que aun deciden marcharse.
El exilio fiscal prospera. Para algarabía de los inversores rusos, los chinos que se proyectan o los dispendiosos quataríes. Se apropian de edificios emblemáticos, de hoteles, cafés, clubes de fútbol.
De todos modos, las transgresiones racionalmente impositivas del exitoso Piketty aún entusiasman a determinados sectores suicidas del Partido Socialista. Patriotas que prefieren aferrarse a la mortandad de sus ideales. Y que no se resignan a ajustarse en la utopía de la austeridad, adoptada -una manera de decir- por la Unión Europea. Una forma elegante de referirse a la hegemónica Alemania, que se recuperó por tercera vez en un siglo, y se impone como el estado más poderoso de la Unión.
La conjunción de malentendidos teóricos, tétricos y políticos deriva, transitoriamente, en el pragmatismo de Emmanuel Macron. Es el nuevo ministro de Economía francés. Un socio-liberal formado en la Banca Rotschild. Ideológicamente más cercano al alemán Schroeder que a cualquier socialista francés, Hollande o Fabius o Jospin incluidos. Ampliaremos.

En el nombre de Marx y de Keynes

Como vocinglera integridad, América Latina, en bloque, cansó.
Entonces no debe asombrar a nadie que Argentina no entre en la pantalla, ni registre el menor peso en la balanza. Que carezca de visibilidad, de prestigio y, sobre todo, de interés. Sin embargo no sería para nada demencial, ni siquiera forzado, equiparar a Piketty con Axel Kicillof. Dos teóricos con muchos aspectos en común, ostensiblemente diferenciados por los países que representan.
Después de todo, ambos ejercieron la docencia y tienen la misma edad. 43 años. Y si en la obra de Piketty se encuentra implícitamente presente “el capital” de Carlos Marx, en la obra menos valiosa y reconocida de Kicillof -tildado de marxista- está muy presente Lord John Maynard Keynes.
En el nombre de Marx, como en el nombre de Keynes, suelen cometerse graves desatinos históricos. Por elevación del concepto de “dictadura del proletariado”, o tal vez por tomar demasiado en serio la fábula de la lucha de clases (Marx). O por la sobrevaloración ficcional del rol del Estado protector (Keynes).
Piketty mantuvo la esclarecida visión de mantenerse en el plano académico. Hasta alcanzar la consagración editorial cuando su Biblia fue traducida a la superioridad del inglés. De rebote, Piketty pudo después aprovechar los beneficios del eco y ser revalorado, en adelante, en francés. Donde sus teorías -cabe consignarlo- asombran menos. Ya que se lo conoce (o se lo padece) más. Peor aún, hasta se lo culpa.
En cambio Kicillof tuvo la suerte relativa de lanzarse a teorizar con altivez en una Argentina patológica, inmersa en la piadosa desorientación intelectual. Hasta ser designado, en medio del vacío, ministro de Economía. A los efectos de hacerse cargo de la quiebra de un gobierno de inspiración peronista, ya casi caído en la banquina, aunque ostente cierta prepotencia ejemplar.
Más allá del plano verbal, en Argentina no abunda mayor espacio para el lucimiento de un post keynesiano como Kicillof. Que, por si no bastara, no es corrupto. Apenas acumula sueldos. Pero debe responsabilizarse por rescatar del abismo a una administración banal y venal. De moral derruida, surcada por la excelencia unánime del despojo.
Con una recesión extraordinaria y una inflación indetenible. En plena estanflación el teórico postkeynesiano supone, para colmo, que el monstruoso “gasto público” es un pretexto que esgrime el neoliberalismo para acabar con el Estado. El muchacho descree, aparte, de la gravedad del déficit fiscal, que le marcan los “papagayos de la ortodoxia”. Tampoco el muchacho cree que la desesperada emisión de billetes garantice la eternidad de la inflación. Un panorama que mantiene asegurado el destino de colapso.
Mientras Piketty factura la gloria editorial y se colma de euros, propiedades y mitos, Kicillof emerge como el gran culpable, ante la historia, del fracaso incandescente que lo espera.
De todos modos, como teórico, en la Argentina donde todo termina mal, Kicillof podrá tener derecho a una revancha. En quince o veinte años. Cuando tenga más experiencia y los golpes le reduzcan la soberbia.

El socio-liberal

Por su parte, el flamante ministro Emmanuel Macron es incluso seis años menor que Piketty y que Kicillof.
Es un joven instruido, pianista vocacional, sin grandes ambiciones teóricas. Pero ideológicamente es antagónico.
Está puesto por Hollande, acaso, para reparar las sugerencias inteligentemente atroces de Piketty. Y para concretar la abnegada pasión por el recorte que le reclama la señora Merkel. Con tijeretazos que encarna el propio Hollande, junto a la frontalidad del primer ministro Manuel Valls. Otro socio-liberal.
En la Banca Rostchild -a la que tal vez aún representa- Macron supo ganarse sus primeros tres millones de euros. Este social-liberal de Amiens se propone una faena similar a la de Kicillof: consiste en adosarle un poco de confianza a una administración devaluada.
Macron debe sobrevivir a los cuestionamientos ingenuos que le marcan, desde la pureza ideológica, dirigentes de la magnitud de Arnaud Montebourg o Martine Aubry. Ambos reiteran la dinámica triste de una izquierda que se resiste a suicidarse en el pragmatismo que los aproxima a la derecha.
Hoy Montebourg compite con el primer ministro Valls por sostener la presidencia que a los socialistas les costará mantener.
Hollande también tiene derecho a presentarse para la reelección. Pero el pobre convive con deseos lógicos de refugiarse entre los cascos de su pueblo. O entre los brazos de alguna problemática mujer. Viene perseguido por el desgaste paulatino en los sondeos, por la mala suerte y -cuando no- por una mujer, madame Valerie Trierweiler. Desde un libro más resonante que el de Piketty, Trierweiler le pasa la factura contundente. Por la humillación y el casco del escándalo.

Final contra Marine

Sigilosamente Francia se corre hacia la derecha extrema. Aunque hoy renovada. La encarna Marine Le Pen.
Con astucia femenina, Marine emite los mensajes de convivencia inconvincente, hacia los socialistas. Insta a seducirlos con una posible cohabitación.
A esta altura del despacho puede descontarse el armado de otra versión de la alianza necesaria. La del socialismo que no acierta, con la derecha más presentable. La que representa el acosado (por la justicia) Nicolás Sarkozy. La alianza mantiene el objetivo de dejar afuera, acaso por última vez, al Frente Nacional. Al lepenismo que se expande. Y ya le disputa los sufragios proletarios a la izquierda.
Después de todo, cuando en 2007 el socialista Lyonnel Jospin se quedó electoralmente fuera del juego, la izquierda ya tuvo que taparse la nariz y sufragar por Jacques Chirac. Entonces fue para espantar al padre de Marine. Jean Marie Le Pen.
Para frenar el ascenso de Marine, en la segura segunda vuelta, aún lejana, los socialistas tendrán tal vez que inclinarse, acaso con el mismo gesto, por Sarkozy.

El fracaso como virtud

Tribulaciones del país inmerso en la patología

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial

“El cristinismo se interpreta a través de sus recuperaciones. Es decir, se lo explica por sus caídas y remontadas”.
Osiris Alonso D’Amomio

El intento anterior de recuperación se registró en noviembre de 2013. Después de la humillación electoral que les produjo la Franja de Massa.
Fue cuando La Doctora designó a Milton Capitanich, como Premier. Pero el experimento naufragó rápidamente por los desórdenes policiales de Córdoba. Cuando Zannini, El Cenador, pensó que aún podía cargarse al gobernador De la Sota, El Cordobés Profesional. En adelante, Capitanich supo desgastarse entre la altiva mediocridad del contexto. Quedó reducido a ser un mal imitador matinal de Carlos Corach. Sin embargo logró la hazaña de revalorar a Abal Medina, El Abalito, el antecesor.
Con la designación de Axel Kicillof, El Gótico, como ministro de Economía, La Doctora tuvo un poco más de suerte.
Por lo menos Kicillof supo estrellarla ante el fracaso más redituable.
Con el estancamiento alarmante, que se consolida durante otro año imperdonable. Con el agravamiento de la recesión, y la paralela cultura de la inflación. Con el desbarajuste, en materia de gestión, que concluyó con el país, otra vez, en el descenso del default (“que no es ningún default, si Argentina paga”).
El tema marca la cotidiana imprevisión. El cristinismo, en el viejo litigio con los holdouts, prefirió dormir la siesta durante dos años. Aferrarse a la estrategia dilatoria. Al pedal que sólo perseguía el objetivo de demorar el despreciable choque con la realidad.
Bastó, como era previsible, que en la tercera y última instancia la Corte Suprema de los Estados Unidos resolviera no tomar el caso argentino, para que estallara la evidencia de la mala praxis. Para que la falta de prevención elemental sorprendiera a los irresponsables, en la plenitud oral de su ineficacia.

Patología nacional

Pero La Doctora, al final, le toma el gusto a su propio fracaso. Sobre todo al percibir que la confrontación con Los Buitreros le depara notables progresos encuestológicos. Son los réditos inesperados de la derrota.
Significa confirmar que, en el fondo, “el fracaso garpa”. Es un atributo.
En el país inmerso en la patología, el patoterismo oral consigue elevar la imagen. Apuesta para la adolescencia colectiva.
Por lo tanto Kicillof hoy tiene licencia para tergiversar. Macanear con énfasis. Desafiar sistemas jurídicos. Disfrutar de su ascenso irresistible.
Profundiza la frescura universitaria entre la inmadurez festiva de los que no quieren hacerse cargo de nada. Los eternos culpabilizadores de otros. Sigilosos responsables de nuestra desgracia.
La cuestión que El Gótico se proyecta. Hasta ser barajado, incluso, como posible candidato presidencial.
Tienta evocar al filósofo Emile Cioran cuando le preguntaron por la insistente candidatura de François Mitterrand.
“Es lo peor para Francia, un humanista”.

Arrugues de barrera

Aquí consta que La Doctora supo desgastarse en méritos para evitar el default (que “no es ningún default, etc.”).
Se esforzó por postrarse ante la racionalidad. De la mano del mismo ministro. El Gótico que instrumentó, sin ir más lejos, la catastrófica confiscación de Repsol. Para luego arrugar, como corresponde a los duros que arrugan, y pagar mucho más de lo necesario.
Más por necesidad que por convicción, La Doctora intentó bajar el copete ante el “mercado de capitales”.
Tal como se lo pidió -casi se lo exigió- Dilma, su par de Brasil. En una reunión célebre que terminó mal. Cuando Dilma, según nuestras fuentes, le dijo:
“Cristina, Argentina ya es un problema para toda la región, deben volver a los mercados. Brasil puede prestarte tres mil millones, Uruguay mil”.
La Doctora envió también al ministro favorito para redimirse, a los billetazos limpios, con el Club de París. A los efectos de pagar, incluso, más de lo que debía, con los pantalones bajados y todos los punitorios adentro. Como se le pagó a Repsol, para algarabía de Bruffau y los “titanes catalanes”. O como se arrugó con la cuenta de algunos juicios del Ciadi.
Y después de tantos ostensibles arrugues de barrera, Los Buitreros vienen a estropearle las transformaciones que le reclamaba el sentido común. Y Dilma.

La foto del Billiken

Consta que La Doctora, hasta el último minuto, quiso arreglar con Los Buitreros. Mientras se floreaba con la verba de Kicillof habilitó, en simultáneo, a Fábrega, El Sensato Marginal. Para que, desde el Banco Central, Fábrega convocara a los banqueros, o a alguno de los (escasos) “grandes empresarios” que perduran, apenas son dos o tres. Para comprarles la deuda a los bonistas, desplazarlos y arreglar luego las cuentas en familia, en la tranquilidad de la casa.
Por su parte, Zannini envió hacia Nueva York a uno de los más competentes vendedores de humo de la comarca. Con el propósito de anotarse en la gloria de la solución, sin quedarse afuera de la foto del Billiken de la posteridad.
Pero El Gótico, con instrucción de La Doctora, pulverizó el negocio. Pisoteó el Billiken. Fue otro arrugue de barrera, pero en sentido contrario.
Los banqueros, que por supuesto no actuaban “sólo por la patria”, de pronto se dieron cuenta que a ellos, justamente a ellos, El Gótico, habilitado por La Doctora, “los quería empomar”. Que ni siquiera les iba a reconocer “la que ponían”.
Y mientras Kicillof discurría en la Sierra Maestra del consulado en Nueva York se producían, según nuestras fuentes, comunicaciones telefónicas cruzadas. Efectividad del roaming.
“¿Qué garantía tenemos con estos hijos de p…?”.
“Escuchás las p… que dice este muchacho” -cuentan que se lamentaba un banquero, acaso ante el Sensato Marginal, quien ya había decidido, por tercera o cuarta vez, alejarse del gobierno de delirantes.
“Si se raja Fábrega, sólo resta apagar la luz”, confirma cierto empresario.
Opositores envueltos
El Portal insiste en la teoría que abre esta crónica.
“El cristinismo se interpreta a través de sus recuperaciones. De sus caídas”.
En su derrota, La Doctora comprende que la confrontación con Los Buitreros, de pronto, prende. Y que depara, en el país patológico, hasta cierta popularidad.
Abusa La Doctora, aparte, de la misteriosa irrelevancia que se apodera del opositor envuelto. Del mesurado que teme lícitamente quedarse pegado a la causa de los buitres.
Ocurre que el opositor envuelto depende también de las encuestas. Prefiere obedecerlas, sin intentar perforarlas.
Por lo tanto el opositor envuelto calla. Otorga.

Se asiste a la última recuperación del gobierno que aprovecha los frutos de su propia desgracia.
Sin Kirchner en el escenario, es la primera recuperación de La Doctora.
Es la recuperación más ilusoria. A través del fracaso, que “garpa”.
Significa confirmar que La Doctora opta, ante el fracaso, por acelerar. Por extenderlo, junto al Gótico, ante la impotencia inquietante del peronismo vegetal.
Arrastran entonces el fracaso hasta transformarlo en la categoría de virtud.
Es el fracaso como virtud. Permite jugar al mecano inofensivo del antiimperialismo. Admite tergiversar. Macanear para la tribuna.
Globalizar, en definitiva, el ridículo.

Mientras sube Kicillof cae Boudou

Dos no peronistas responsables del colapso de un gobierno estampillado como peronista.

sobre informe de Consultora Oximoron
Redación final Carolina Mantegari

Introducción
El no ser peronista como atributo

El ascenso de Axel Kicillof, El Gótico, debe interpretarse a partir del descenso de Amado Boudou, El Descuidista.
Ambos protagonizan la misma pendiente. Boudou y Kicillof se unifican a través de la no pertenencia al peronismo.
Emergen -para Consultora Oximoron- como los responsables primordiales del colapso de un gobierno estampillado, sin rigor, como peronista.

Osiris Alonso D’Amomio
Director/ Consultora Oximoron

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Siglas

El Descuidista arrastra la picaresca bonaerense desde los inicios de Mar del Plata. Y durante los manejos presupuestarios entre los balnearios del Tuyú.
La sustancia del yuppie rockero es complementada por diversas siglas. CEMA, por la Universidad que le aportó la cuota académica de liberalismo. Consecuencia del paso estudiantil por UPAU. Cantera de la UCD. El partido en extinción de la familia Alsogaray, que catapultara a don Jorge Pereira de Olazábal, referente del olazabalismo.
El Gótico, en cambio, encarna la picaresca ideológica de la metrópoli. Con arrebatos de marxismo universitario de bajas calorías.
Sustancia de la formación del intelectual de la economía, que compuso un extenso ensayo sobre Keynes.
En una inquietante cursilería antidemocrática, El Gótico tuvo la osadía de desplazarse, durante alguna jornada electoral, a 500 kilómetros del domicilio de avenida Las Heras.
La abstención del sufragio, aquí, se entiende como otro atributo. Transgresión pero no tanto. Irreverencia cubierta legalmente por la distancia.
La chiquilinada se plasmó a partir de la consigna “que se vayan todos”. Es la épica de la agrupación “Tontos pero no Tanto”.

“Cuidado, porque el Axelito abarca mucho pero aprieta mucho más” -sostenía una de sus tías. Apostaba por su gloria.
Como corresponde a la tipología del pícaro, ya estudiada en la literatura del siglo de oro español, estos dos muchachos, Amado y Axel, ideológicamente antagónicos, se las ingeniaron para escalar en el palo envenenado. A partir de la proximidad del poderoso, al que de antemano se proponían superar.
Después de las peripecias en el Mar del Tuyú, y con la complicidad inalterable de José Nuñez, El Descuidista utilizó para ascender a Benigno Vélez, El Maligno. Fue para acceder al PAMI.
Pronto, en PAMI, Boudou se le hizo indispensable a Massa, La Rata del Tigre, el interventor. Al que iba a suceder, en cuanto Massa fuera promovido hacia la jefatura de gabinete.
Es aquí cuando Boudou utiliza a Massa para llegar a La Doctora y El Furia. Se postula con audacia, de la mano de Massa, para resolverles los problemas de financiamiento. Con la idea providencial de manotear los fondos de pensión. Las AFJP. Siempre con siglas.
Conste que la característica eficaz del pícaro consiste en la capacidad de identificar los problemas del superior. Para resolverlos.
El ministerio de Economía estaba ahí nomás. Mera escala técnica hacia la vicepresidencia.

Abarcar y apretar

Para abarcar y apretar, a Kicillof le bastó con arrimarse a Recalde chico. Un baluarte de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. Como subgerente, logró transformarse en su colaborador principal.
Recalde chico suplantaba a Julio Alak en la “recuperada” Aerolíneas Argentinas. Es el dinero-ducto por donde se derraman cotidianos millones de dólares, a canilla libre.
Para un ascendente vocacional como Kicillof, pasarlo por arriba a Recalde chico, fue una simple cuestión de meses.
Bastó con acercarse a Máximo, En el Nombre del Hijo. Justamente cuando Máximo ya detestaba a El Descuidista. Por filtrar intimidades indiscretas, para colmo falsas.
Bastó además que La Doctora lo escuchara. Siempre estaba a punto de enternecerse con la juventud inquieta. Axel abarcaba. Era brillante.
Aparte del no peronismo, que los fortalecía, Boudou y Kicillof compartieron también un puente. Fue un vaso comunicante. Hernán Lorenzino. Un encantador ministro de Economía que se reportaba a Boudou. Y al que Kicillof, como su segundo, debía consolidar.
Pero Lorenzino, para Kicillof, fue aún mucho más pichi que Recalde chico.
Se lo despachó -a Lorenzino- como embajador. Hoy apenas le llega a Bruselas, junto con el sueldo y el olvido, algún cable.

Significa confirmar que aquella tía, o acaso su madre, tenía razón. Axelito no sólo abarcaba. Sabía apretar.
Puede testimoniarlo Julio de Vido, el Ex Superministro. Le duró pocos rounds de pié. Hoy está casi fuera de combate. Sostenido por los glóbulos rojos que tiene contados. En condiciones de entregarse a sus pajaritos, con fondo de tangos.
O Milton Capitanich, El Premier, al que se le cuentan los días. Como Massa a La Doctora.

Milton cuenta los días para exiliarse en el Chaco. Mientras es El Gótico el que decide si quiere sucederlo. Y dejarle el ministerio, en todo caso, a Álvarez Agis, El Culata, que ya se lanza hasta a hablar.
Pronto Zannini, El Cenador, también podrá testimoniarlo. El que logró desembarazarse de De Vido y cree ser el gran estratega. El que suele anotarse, a su favor, cualquier alternativa. Menos, claro, la de la derrota. Como ocurrió con el disparate del default (“que no es ningún default, si Argentina paga”).
Pero Kicillof, según nuestras fuentes, se arregló con La Doctora para dejar desairado también a Zannini.
El Cenador pone el adecuado rostro del perro al que le hacen violentamente el amor, y no clarifica, ante nadie, para qué demonios envió a Nueva York al “empresario” Gustavo Cinosi, el Competente Vendedor de Humo.
Cinosi se desplazó a los efectos de mediar, en nombre de Zannini (o sea La Doctora) entre los banqueros que, por invitación de Fábrega (y a pedido de La Doctora), se mandaban también hacia Nueva York para salvar a la Argentina de los trapos del ridículo. Y no “por la patria” desinteresadamente.
Para salvarla del default (que no es ningún default, llamémoslo Pirucho).
Cuentan que fue memorable cuando Cinosi, mientras desplegaba su mercadería de humareda, pretendió erigirse, en representación de Zannini, como el intermediario entre los banqueros y los buitres.
Entonces Sebastián Palla, el enviado de Jorge Brito, lo corrió a Cinosi, con amable celeridad. Como si le dijera “la tuya está, quedate en la reunión, pero ni abras la boca, el que negocia soy yo”. Ampliaremos en algún próximo despacho.

Pelucas, bigotes, anteojos oscuros

Por su apasionamiento por las monedas, El Descuidista sirvió, en principio, para profundizar el fenómeno delictivo del kirchnerismo.
Induce a ilegitimar la reacción higiénica que, como consecuencia de tanto despojo, se reserva la sociedad.
Es la anunciada epidemia de transparencia. La peste de decencia, con sus terribles bacilos de moralidad.
La Justicia, necesitada de purificación, se sitúa a la vanguardia del flagelo de pureza que invade. Al amparo de la espiritualidad que llega desde Roma.
En cambio Boudou sirve, en la coyuntura, para exhibir una figura convenientemente atacable.
El objetivo es que los medios se entretengan con el caramelo de madera de Boudou y no busquen otro muñeco. De los tantos muñecos que aguardan.
Sin ir más lejos, el pobre Lázaro, El Resucitado, enriquecido y casi abandonado. Decir Lázaro es como decir Máximo. O La Doctora.

La idea de ser el sucesor de La Doctora quedó en el sueño dificultoso de El Descuidista.
Como la perspectiva de irse, al menos, con la chapa de gobernador. Como desde la vicepresidencia saltaron otros héroes como Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas), Ruckauf, El Sonriente Arrugador, o Scioli, el líder de la Línea Aire y Sol.
Hoy Boudou traga explicables flemas de resentimiento. Cuentan que, para salir a la calle, según nuestras fuentes, a veces suele disfrazarse. Producirse.
¿Será verdad que El Descuidista se calza alguna peluca? Que se pega bigotes, que se pone anteojos oscuros. Y que tal vez así, con aspecto fantasmal, puede tocar el timbre. Sorprender a algunos amigos. Pocos. Decirles “Soy Amado, abrime, no digas nada”.
Trasciende aparte que aquel José Núñez, el de la dupla de su novela picaresca, al cobrar los primeros pesos considerables se agregó el social Carmona.
Dicen que hoy Núñez Carmona mantiene algunos deseos de embestir contra La Doctora. Para llevarla puesta. Sobre todo si se dispone a entregarlo a Amado.

Para concluir, consta que a una alta fuente policial no termina de convencerle para nada el extraño asalto que padeció la bella Agustina.
El robo de dos computadoras. El cristal roto de su Audi estacionado en una cuadra elegante de Belgrano.
Nadie precisamente sospecha, según nuestras fuentes, de Agustina. Pero ronda la paranoia del robo sigilosamente preparado.
Entonces nadie podrá sorprenderse si de pronto comienza a soltarse alguna información inquietante. Derivación de las penetraciones informáticas a alguna pecé robada.
Aunque, en realidad -dicho sea para consolar a la fuente, y a la dama robada- ya casi no queda ninguna tropelía del kirchner-cristinismo que no se sepa. Abundan las agencias y embajadas recargadas de más datos de los necesarios.
Pero para Oximoron, siempre existe, como en el tango, “un pecado nuevo para estrenar contigo”.
El tango, como el medio, también es el mensaje.

Desde la Rufo hacia la aceleración

La imperdonable vocación por subestimar al argentino medio

Escribe Bernardo Maldonado-Kohen – Economía, especial para JorgeAsísDigital

 

Chistes de argentinos

Ofender la inteligencia emocional del argentino medio, o subestimarlo culturalmente, es -para el cristinismo- una aventura posible. Aunque imperdonable. Confirma que a la impericia, a la permanente mala praxis, se le debe agregar, en adelante, la mala fe. Semejante tergiversación colectiva admite que el país penetre, de pronto, en el laberinto del papelón. Del ridículo, sin salida.

Mientras tanto, desde los países vecinos, o un poco más alejados, se brindan muestras de solidaridad. Aunque se sonríen, en el fondo, por lo bajo. Se tapan la sonrisa con la mano. A los efectos de inspirar próximos chistes de argentinos. Para festejar. Y disfrutarnos.

 

Cláusula de aceleración

Los irresponsables sumergen a la sociedad en el descenso del default. Pero tratan de convencerla, paradójicamente, que no se trata, en definitiva, de ningún default. Como “la Argentina paga”, el default no es default. Es una alucinación de conspiradores furtivos. O sostenerlo es una elemental “pavada atómica”.

Aquí se movilizan sentimientos básicos de nacionalismo torpe. Pero combinado con dosis siniestras de anti-imperialismo tardío. A través de la creación de los enemigos imaginarios. Y del “carnaval del mundo” capitalista que nos condena por nuestros atributos.

Derivaciones de la manifiesta incapacidad para gestionar. De las picardías estremecedoras que salieron mal.

La estrategia dilatoria, a través de la estética deplorable del pedal, concluyó en el extraordinario bochorno. En el acto consciente de negar la realidad.

Y cuando todavía los ineptos, los que gobiernan, los que abusan de la complacencia opositora, no terminan de convencer a nadie acerca de las terribles maldades de la cláusula Rufo, tienen que sorprenderse con la previsible moda de las “cláusulas de aceleración”. Las que ya comienzan, según nuestras fuentes, a presentarse. Sin que importe un reverendo pepino la semántica narrativa del default. Si existe o no.

Por lo tanto habrá que preparar una próxima agenda defensiva, para imponer los discursos articulados de La Doctora y de Axel, El Gótico.

Faltaría pronunciarlos, en adelante, en la Organización Mundial de la Salud, en el plenario de la Interpol, en la Sociedad Masónica de Cangallo. O en la FIFA.

 

Martínez y Pigasse

Matthieu Pigasse, exquisito multimillonario francés, de la Banca Lezard, es editor de Le Monde y dueño de la revista rockera Los Inrockuptibles. También, según Heitz Dieterich, es el principal asesor externo de Nicolás Maduro. Y así le va, al presidente que agrava los escombros de la Venezuela Bolivariana.

Es a través de Venezuela que Pigasse desembarca, según nuestras fuentes, en los negocios abiertos de la encepada Buenos Aires. Y de algún modo, Pigasse se las ingenia para sugerir la conveniencia práctica del default para la Argentina. Idea perversa que, aunque lo desmienta con entusiasmo, también supo acercar el financista mejicano David Martínez, del fondo Fintech.

Para colmo socio de Héctor Magnetto, El Beto, el baluarte Martínez mantiene excelentes vinculaciones con el cristinismo. Hoy por los teléfonos, en un tiempo no muy remoto fue Ciccone, antes del ingreso de The Old Fund, artificio que marcó la gloria y la sepultura de Boudou y La Banda de los Descuidistas. Ampliaremos.

Hoy Martínez mantiene una sobria influencia moral, según nuestras fuentes, hasta con Carlos Zannini, El Cenador. Es acaso el máximo responsable de la estrategia que condujo al flamante naufragio de la Argentina. Presentado, como se acostumbra, como una epopeya.

Entonces Pigasse y Martínez coincidieron en instalar la idea que el default no es grave. Al contrario. Y ni siquiera tampoco es default. Y sin que nadie sospeche que ambos baluartes rápidos “están jugados en CDS”. O sea en el llamado Crédito Default Swap. Otro artificio teórico invalorable, inventado en 1994 por Blythe Masters, del JP Morgan.

Es uno de los instrumentos más modernos de Wall Street. Merecería ser estudiado por De Pablo, y tratado por el colega Monteverde. “Los CDS se utilizan en el aseguramiento de grandes corporaciones. En el aseguramiento de paquetes de referencia crediticia, o en el aseguramiento de los bonos de deuda soberana. Se dieron a conocer tras el estallido de la crisis subprime. Su monto mínimo de operación es de 10 millones de dólares” (referencias tomadas del Blog Salmon).

 

Don Julio no murió

Dijimos que todavía no terminó de clarificarse la cuestión irritante de la clausula Rufo cuando cae, sobre el cuello de la Argentina, el cadalso de la cláusula de la aceleración. Para ser más específico, se trata de la aceleración que gatilla el “cross default”. O sea el default cruzado. Melconián tendría que explicárselo pronto a Maxi Montenegro.

Trátase de las presentaciones que ya mismo pueden realizar los tenedores de bonos que se atrevan a juntar el 25 % de cualquiera de las 16 serie de bonos, y que de pronto se presentan por ventanilla a cobrar. Por ejemplo los tenedores de series de Bonos Par, los que vencen en 2038.

Si se juntan más del 25 por ciento de los bonos emitidos se mantiene “el derecho de acelerar”. De pedir cobrar al contado la totalidad. Obliga al Estado emisor a negociar. A abreviar los plazos. Y para semejantes desventuras Kicillof no está aún preparado. Aunque recurra a su ayuda Álvarez Agis, al que Morenito pronto lo apodó El Culata.

Pero según La Doctora y El Gótico el default no es, en definitiva, ningún default. Como sostener que don Julio Grondona, en definitiva, no murió. Se lo vela, se lo sepulta, pero su obra nada tiene que ver con la muerte. Por lo tanto don Julio vive. “Todo pasa”.

 

Alineamientos y envoltorios

La esquizofrenia cotidiana se encuentra garantizada desde lo más alto del poder. Y lo que se escriba aquí puede ser más tarde corregido. Impugnado de inmediato. Declarado falso. Inexistente. Persiste una crisis de superproducción de la conjetura. Instiga a diseñar los acuerdos que tampoco existen. Arreglos virtuales, soluciones mágicas que sólo encuentran refugio en el voluntarismo. O en la imaginación.

Lo que resultó admirable -y debe aceptarse- es la manera en que el cristinismo envolvente supo contagiar su propio desconcierto. Sobre todo a lo que puede denominarse “oposición envuelta”. A los “opositores envueltos” por el cristinismo que siempre sabe utilizar, y esmerarse, en la preparación del envoltorio.

“Están todos alineados”. Se lo aseguraron al importante gobernador que se anota, naturalmente, para la sucesión. Por más que se le esmeren en la presentación de trabas.

Por supuesto que Daniel, invariablemente “alineado”, no iba a representar ningún problema. Porque Daniel “es del palo”. Pese a los cotidianos esmerilamientos de La Doctora. Al énfasis ninguneador de Zannini, el máximo responsable del desastre.

El problema es que divulgan que mantuvieron también “alineados” a Mauricio y a Sergio. Los opositores mejor posicionados. Invariablemente envueltos.

El primero, a través de la línea magistral que bajara Durán Barba, El Equeco. Y que instrumentara Marquitos, El Pibe de Oro, que provocó la resignación piadosa de los economistas de cabecera.

El segundo, por el respeto visceral que, entre los economistas de la Franja de Massa, se le mantiene a Roberto Lavagna, La Esfinge.

“Lavagna fue de los primeros en alinearse”, confirma la Garganta.

Sospechan las fuentes que Lavagna, que es en el fondo un melancólico, mantiene la insólita esperanza de volver a caminar por los jardines. De ser convocado, acaso, como en 2002. A los efectos de aportar su innegable cuota de patriotismo y rescatar a la Argentina. Por segunda vez. Porque fue arrojada, por impericia, hacia el segundo foso del siglo.

Lo recomendable entonces, en tramos decisivos, era callar. Permitir. Otorgar. Mientras La Doctora, Zannini y Kicillof conducían la profundización del disparate.

No debían referirse demasiado al riesgo del default (“que no existe, ¿de qué default hablan?, si Argentina paga”).

Lo conveniente era plantear las inofensivas generalidades dilatorias. Ante la resignación, la sigilosa impotencia de los economistas de medialuna enarbolada. Los que no podían desconocer que se dirigían, frontalmente, hacia la debacle.

Para chocar, otra vez, la calesita de la improvisación.

 

Bernardo Maldonado-Kohen, para JorgeAsisDigital.com

La trama trágica de la efedrina

Aporte de María Servini a la epidemia de transparencia iniciada por Ariel Lijo.

Escribe Oberdán Rocamora - Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

Esta magistrada no estaría en condiciones técnicas de establecer si la diferencia entre 0,75 o 1 kg es razonable o no lo es, pero la desproporción entre 4 y 738 kg no deja mucho lugar a debate…”

María Romilda Servini

Prefacio

Un cuadro frondicista del MID

A través de la “epidemia de transparencia”, de la nociva “peste de moralidad” que invariablemente se viene, hoy puede asegurarse que la literatura más consistente procede de Comodoro Py.

A las celebradas 335 fojas del juez Ariel Lijo, que despliega la desventura más notoria de La Banda de Descuidistas, deben agregarse ahora las 163 fojas de la jueza María Romilda Servini. Donde desmenuza alarmantes “distracciones” de funcionarios que hacían lo que podían. Buracos del Estado que facilitaron el tráfico de cuarenta mil kilos de efedrina hacia México.

Los protagonistas que desfilan, en la trama trágica de la efedrina, admiten ensayar una historia lateral del kirchner-cristinismo. Digna de tratarse en otra miniserie.

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La salvación geopolítica china

Fábrega lo duerme a Kícillof y firma un SWAP por 11 mil palos

Escribe Bernardo Maldonado-Kohen, especial para JorgeAsísDigital

Mientras Axel Kícillof, El Gótico, ensaya con ademanes la política universitaria, a través de discursos encendidos y en foros exactamente inútiles, Juan Carlos Fábrega, El Sensato Marginal, el adversario íntimo, cierra el SWAP (o “permuta financiera”) con su par del Banco Central de China.

Consigue así -El Sensato Marginal- el equivalente a 11 mil palos verdes para el Banco Central. Entre pesos (90 mil millones) y yuanes, de cotización más compleja. En caso de necesidad, trasciende que son fondos que podrían aplicarse a las reservas.

Por su parte Milton Capitanich, El Premier (Transitorio), no supo capitalizar la mejor noticia económica que podía darse. Se perdió en la monotonía gris del recitado diario. Ofrecido de manera abúlica, sin gracia ni credibilidad.

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