Lecciones morales de Santa Fe

La dificultad estructural de vencer a los oficialismos

escribe Bernardo Maldonado-Kohen

Sin los oportunos cortes de luz, como en 2011, el evangelismo socialista de Santa Fe vuelve a retener angustiosamente el poder en 2015.
Desde Hermes Binner se pasó la posta a Antonio Bonfatti, y ahora a Miguel Lifschitz, que se sumerge en el festejo por anticipado. Junto a la señora Norma Fein, que también retiene la alcaldía de Rosario, base sustancial del evangelio.
En adelante, a llorar al parque.
Por más que Mauricio Macri se obstine en el sentimiento convincente de su invocación moral, a los socialistas nadie les va a ganar, en la relativa moralidad de recontar los votos.
Otra muestra de la dificultad estructural de vencer a los oficialismos. Aquí la continuidad emerge como un contagio. Sea en Salta o en Chaco, como en Río Negro y Santa Fe. Hasta hoy, sólo Mendoza puede alterar el rumbo político de su administración. Mientras tanto Córdoba, el Artificio Autónomo de la Capital, La Provincia Inviable de Buenos Aires, o la misma Nación, mantienen la vigencia invariable de los oficialismos.

Saltos y simbologías

Santa Fe marcó también el inicio simbólico de la declinación de la Franja de Massa. Por aquello que su titular, Sergio Massa, denomina hoy sus “errores”. Genéricamente.
Sorprende la simbología del doble salto de Reutemann (al que Rocamora llama Planta Permanente). Desde el peronismo hacia la Franja, primero. Y desde la Franja hacia el PRO, después.
El último salto resultó fatal para Massa. Generó la legitimidad del efecto cascada. Hasta facilitar la sucesión de los otros desplazamientos que debilitaron la Franja. Para fortalecer, más que al PRO, al peronismo expresado en el Frente Para la Victoria. Con el regreso a “la casita de los viejos”. Sin las “frentes marchitas” ni las nostalgias previsibles. Sólo con la intención frontal de ganar. Mantener la continuidad de las cajas. Lecciones morales para constar en actas. Libros de quejas quedan al costado. Inútiles como los recuentos.
La asombrosa recuperación del peronismo santafesino se debe a lo que Graham Greene llamaba el “factor humano”. La coincidencia entre la promoción provincial del ascendente Omar Perotti, dirigente que se impone por sus calificados atributos, con el fortalecimiento (casi inexplicable) del gobierno nacional, sobre todo desde que se atenuaron las derivaciones de un crimen despreciable. Un fenómeno de transformación que ni siquiera supo prever la calculada astucia de Reutemann.
El conflicto se traslada ahora a la frialdad de los escritorios del Tribunal Electoral. Donde a los oficialismos es más que difícil vencerlos. Imposible, se diría.

Santa Fe marca también otra lección moral. La insuficiencia de la soberbia cultural que se apoderó del PRO, a través de la selectiva preferencia por la pureza. Y por la distinta actitud ante los también selectivos acuerdos. Por ser víctima del propio relato construido. Por no contaminarse con nada que oralmente aluda a “lo viejo”. Que dificulte la necesidad del cambio que inspira -y moviliza- la vaguedad de “lo nuevo”.

Siempre la mini-serie

La tradicional mini-serie “Mauricio, Sergio y Daniel” parece concluir en la procurada polarización entre Daniel y Mauricio. Y con el exterminio del polarizado, o sea Sergio, disuelto a baño María en la salsa genérica de sus “errores”.
Ninguno de los tres protagonistas de la miniserie forma parte del socialismo evangélico que gobierna Santa Fe. Desde que el extinto gobernador Obeid se recibió repentinamente de gran demócrata e impulsó la derogación de la Ley de Lemas. Instrumento que permitía que el peronismo, pese a sus desastres, se sucediera en medio de la declinación.
Pero los polarizadores Mauricio y Daniel, en este 2015, se aproximaron bastante a la idea de desprenderse temporariamente de los instalados socialistas. Mauricio a través del carismático comediante Miguel Del Sel. Y Daniel con el citado Perotti, que literalmente ya superó en velocidad al saltarín agotado, Reutemann. Y hasta atenuó el vaporoso prestigio de la señora María Eugenia, la exponente más sensata de Los Bielsa.
Quien se quedó en el camino fue el polarizado Sergio. Sobre todo después del “error” de no haber podido retener al simbólico Reutemann. Para inclinarse por dos candidatos que, lejos de consolidarlo, lo redujeron. De todos modos con Oscar Martínez, alcanzó a retener el cuatro por ciento que deja de ser piadoso. Cuatro puntitos que, por otra parte, hubieran sido indispensables para desalojar a los adventistas del socialismo. Ya que de haberse entendido Mauricio y Sergio, no sólo podían haberse quedado con Santa Fe. Desalojaban a los socialistas hasta del bastión inexpugnable. Rosario.

El extraño vandorismo del PRO

Aunque por arriba Mauricio y Sergio lo nieguen, en niveles intermedios continúan las negociaciones autorizadas. Entre el PRO y (lo que queda de) la Franja de Massa. Para desconcierto de De la Sota. Una suerte de rehén incómodo en la estrategia final del socio. Massa. Con quien De la Sota se dispone a confrontar, en una campaña costosa donde exhibe más el apreciable tesón que la inteligencia electoral.
La lección moral de Santa Fe puede repercutir, sobre todo, en Buenos Aires. Queda apenas una última semana para avanzar con las decisiones que pueden repercutir en el plano nacional.
Desde la innovación intelectual del PRO se inspira “el massismo sin Massa”. Es el rescate de lugares de poder para los massistas que resisten, aunque sólo después de la capitulación incondicional de Massa. Ya que dista, a esta altura, de conciliar un financieramente imposible proyecto nacional. Al que se entrega, con más arrojo admirable que fundamentos.

Mientras confronta con el peronismo, Mauricio suele rescatar, en cambio, a Perón. Como si le perdonara la vida. Pero a quien Mauricio reivindica, en realidad, es a Augusto Timoteo Vandor.
Fue -Vandor- aquel dirigente sindical que planteaba el pragmático “peronismo sin Perón”. Como corresponde, terminó asesinado. Según nuestras fuentes, se trató de un crimen iniciático, decidido en Roma, durante una mañana soleada, mientras dos señores insospechables que ya habían adquirido corbatas en la vía Condotti disfrutaban de la escalinata espectacular de la Piazza Navona.
Nadie debe temer por la reiteración del destino.

Cancha Rayada

Al cierre del despacho, en Buenos Aires aún se reservan tres o cuatro lugares. “Para salir”. En la lista de diputados.
Son para los miembros rescatables de la Franja de Massa que atraviesen los certificados tácitos de pureza. Y tal vez se resguarda por cuatro días otro lugar más enaltecedor. La candidatura a la vice-gobernación de Buenos Aires, para acompañar a otra señora María Eugenia. Pero Vidal. Reserva preciada. Casi un caramelo de madera para el mini-gobernador de San Miguel. Un astuto dirigente que privilegia, según nuestras fuentes, la inteligencia de la lealtad. Que aunque parezca poesía, aún “paga”.
Para avanzar con la idea del vandorismo extraño y perverso, Massa tendría, apenas, que apartarse.
Para la evaluación, El PRO pide demasiado. Invoca una falsa reciprocidad, por el apartamiento de Macri en 2013, que permitió la consagración de Massa.
Un renunciamiento histórico de Sergio. Para aceptar, con excesiva nobleza, su “cancha rayada” personal.
Después de todo, el pretexto de la juventud siempre admite otra ilusoria oportunidad.

El triunfo etnocéntrico de los unitarios

El poder se decide en Buenos Aires. 

Sobre informe de Consultora Oximoron, Redacción final Carolina Mantegari, especial para JorgeAsísDigital

Descartado Julio Cobos en Gualeguaychú, los exponentes del llamado “interior”, que aún se desgastan en la pelea grande, son dos. José Manuel de la Sota, de Córdoba, y Ernesto Sanz, de Mendoza.

En cierto modo queda también la señora Elisa Carrió, que es oriunda de Chaco. Aunque ella resolvió la conflictiva ecuación cultural. Se hizo porteña. Como el cordobés Fernando de la Rúa.

Ambos -Sanz y De la Sota- se encuentran aceptablemente distantes del objetivo explícito de conquistar la presidencia. Pegan cartelones. Declaran con frecuencia. Pero lamentablemente no prenden en las encuestas mezquinas.

Algo pasa en la Argentina que ya no emerge el riojano de los 90, como Carlos Menem. O mismo el patagónico de los dos mil, Néstor Kirchner, a quien Eduardo Duhalde le entregó el poder servido, en bandeja de tragamonedas.

Aún persisten tres exponentes del “interior profundo” que se proyectaron oportunamente como presidenciables. Continuar leyendo

Garrochazos de Reutemann y Posse

“DANIEL, MAURICIO Y SERGIO” REMAKE: Impacto de Macri que afecta a Scioli y a Massa

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari

Mientras La Doctora prepara sus últimos 45 días de centralidad, Mauricio, El Niño Cincuentón, se corta solo.
Macri comienza a distanciarse levemente de Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol. Y de Sergio Massa, Titular de la Franja de Massa.
La tropa macricaputista suele entusiasmarse con las encuestas que encarga afuera. Menos generosas que las que se hornean adentro.
Celebran el impacto favorable de haber anexado a Carlos Reutemann, Planta Permanente. Un símbolo.
“Rinden más los productos que proceden del deporte que los que proceden del espectáculo o los negocios”, confirma la Garganta.
Fue un golpe de efecto que afectó a Sergio, que parecía tenerlo. Queda en esta historia como el marido burlado.
Para Oximoron, el Efecto Reutemann afecta, sobre todo, a Daniel.
El mensaje es contundente: Mauricio abre la tranquera para facilitar el paso de los peronistas selectivos. Escogidos. Y despeja el garrochómetro.
Habilita, de pronto, otra pista para recibir garrocheros.

Por si no bastara, los macricaputistas celebran también el estético salto en garrocha de Gustavo Posse, El Hijo del Cholo.
Es el mini-gobernador de San Isidro. Abandona con reflexiones dolientes la Franja de Massa. Era previsiblemente hostigado por el cuñado, y por la venerable suegra del titular.
“Si saltaron Reutemann y Posse, pronto podrá confirmarse el salto en garrocha de Cariglino”, confirma otra Garganta.
Sobrecargado de ambiciosos postulantes para la gobernación, difícilmente Sergio pueda contenerlo.

Sergio, el acosado

En la dilatada miniserie “Mauricio, Sergio y Daniel” (cliquear), hoy Sergio es quien aparece como el más acosado.
Es el enemigo declarado de La Doctora. Pero también es el adversario que Daniel y Mauricio prefieren pasar al cuarto. Para confrontar entre ellos y dejarlo afuera.
Como si los protagonistas de la miniserie debieran ser dos, y no tres. Sólo Daniel y Mauricio, y descartar a Sergio. Por Clarín, que no termina de asimilarlo. Por el Papa, que se obstina en no perdonarlo. Y sobre todo por el volumen oportunista de la realidad.
Las garrochas, que surcaban el cielo en dirección del Tigre, cambian repentinamente el rumbo. Se dirigen hacia el Artificio Autónomo.
Aparte de Posse y de Cariglino, de La Compañía de Jesús, algún otro mini-gobernador de la Franja mantiene, según nuestras fuentes, franelas preparatorias. Con Emilio Monzó, El Diseñador. Escalón previo para ser recibido por El Niño Cincuentón.
Las encuestas lo bajan a Sergio del primer puesto al tercero. Y los garrocheros lo perciben. Tal vez le resulte, en adelante, más placentero correr desde atrás. Sin la tensa responsabilidad de ser el favorito. Faltan tramos sustanciales. Hay que cuidar el aire porque es una carrera de resistencia, lleva dos años.

Las señales seductoras de Mauricio hacia el peronismo confortan a los peronistas originarios insertados en el PRO. Algunos elaboraban cuestiones existenciales de identidad, al percibir que debían inclinarse, en exceso, ante los radicales.
Precisamente, por la garrocha de Reutemann, los radicales tienden a preocuparse. Mauricio ya puede recurrir a Planta Permanente para componer la fórmula. Y dejarlos en la banquina. Antes, incluso, de la programada reunión del 14 de marzo. Una salida que les sirvió para respirar, ganar un poco de tiempo y subirse el precio.
El fenómeno de los radicales despedazados también es llamativo y merece un informe propio.
La carencia de un liderazgo nacional paradójicamente los fortalece. Mientras se tupacamarizan, los radicales crecen. En vísperas de quedarse con porciones de poder que ni imaginaban. Gobernaciones, alcaldías, legislaturas en general. Beneficios absolutos que depara la ventaja de la fragilidad.

El Carismático y La Princesa

La conquista de la nación parece ser factible para el macricaputismo.
Pero los optimistas se ensombrecen por las aguas que caen turbias en el patio de la casa. En el plano doméstico.
Dificultades de la tortuosa sucesión en el Artificio Autónomo de la capital. Donde Mauricio supo comprometerse en demasía, al preferir a Horacio Rodríguez Larreta, El Carismático de Flores Sur. En la disputa con Gabriela Michetti, La Princesa de Laprida.
El Niño Cincuentón quiso conformar a La Princesa con el caramelo de madera de la vicepresidencia. Pero es la segunda vez que se le retoba.
La primera fue cuando no aceptó desplazarse hacia los caminos políticos de Buenos Aires, la provincia inviable. Aún se lamentan los melancólicos revisionistas de la historia contrafáctica. Lectores fascinados por la prosa de Iván Petrella y las reflexiones poéticas de Alejandro Rozitchner. Aseguran que, si La Gaby se lanzaba en la provincia en 2013, Sergio no se lanzaba. Y la peligrosa Franja de Massa podía haberse evitado.
La puja interna entre El Carismático y La Princesa pasa a convertirse en el dilema sustancial de Mauricio. Coloca en pose de combate a Marquitos Peña, El Pibe de Oro, y ubica en la primera fila de la platea a María Eugenia Vidal, La Chica de Girondo.
Si Michetti le gana a Rodríguez Larreta, será interpretado, invariablemente, como una derrota personal de Mauricio.
La confrontación del 27 de abril marca, aparte, el límite mediático. El inicio del festival permanente de las campañas electorales que se multiplican. Dinámica que eclipsa, en definitiva, la centralidad dominante de La Doctora. A quien le queda poco más de un mes para imponer los caprichitos y las imposturas por cadena nacional. Un mes largo que La Doctora va a aprovechar abusivamente. Arranca el domingo, con el show parlamentario del 1° de marzo.

Final con Scioli

A esta altura, pese a la concatenación de maltratos, para Oximoron, Scioli es más útil para La Doctora que La Doctora para Scioli.
Pero ella no cesa de esmerilarlo. Es más una cuestión cultural que política. Le estampa en el rostro la súbita preferencia por Randazzo, El Loco. O por Domínguez, El Lindo Julián.
Cualquiera pero no Scioli, que persiste impávido, sin reaccionar ante las andanadas y los esmerilamientos (leer “El Enemigo, El Sucesor y El Esmerilado, cliquear).
La táctica del Líder de la Línea Aire y Sol ya cansa hasta a quienes aún lo valoran. Consiste en el quedantismo de aguantar y callar, mostrarse siempre en acción, y diferenciarse, apenas, con algún gesto.
En el fondo Scioli está condenado por no haberse comprado del todo ninguna de las peleas fundamentales. Ni con Clarín ni con la Justicia. Menos con Techint o la Sociedad Rural. Es consenso y no confrontación.
Para La Doctora, un Scioli candidato representa lo peor. El fracaso del cristinismo alucinante y radicalizado.

Guerra de Religión en Santa Fe

Relevamiento Federal, Santa Fe: Para frenar al PRO, socialistas y radicales necesitan que el peronismo se fortalezca.

Escribe Bernardo Maldonado-Kohen, sobre informe de Consultora Oximoron,

Especial para JorgeAsísDigital

 

Introducción. Ahora PRO quiere triunfar

El 24 de julio de 2011, después del extraño corte de luz, y gracias a los votos de Miguel Lifschitz que llegaron a última hora de Rosario, el Frente Progresista (alianza de socialistas y radicales) pudo retener la gobernación de Santa Fe.

El socialista Antonio Bonfatti emergía triunfante por los votos que le aportaba el camarada Lifschitz. El que Hermes Binner había postergado.

Por 60 mil votos de diferencia, Miguel Del Sel, el comediante improvisado como político, no se calzó la banda. Continuar leyendo