La política swinger

Escribe Oberdán Rocamora  -  Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

 

Frente UNEN. Las presencias se destacan por la ausencia de Macri.

Si las presencias se destacan por una gran ausencia, están en problemas.

En efecto, el protagonista fundamental, en el lanzamiento del Frente Amplio-UNEN (FAU) fue el gran ausente. Mauricio Macri, El Niño Cincuentón.

Con las invalorables luminarias que presentaron en el escenario del Teatro Broadway pudo gestarse un excelente acontecimiento social. Abundante material, entre sus reconocidas figuras, para producir cuantiosos meses de emisiones televisivas de cable. Pero el amontonamiento de presidenciables no basta, de ningún modo, para ganarle al peronismo.

Bien de ausencia. Mauricio fue quien más se hizo notar en el eufórico lanzamiento del FAU, frente que nació partido.

Tajeado entre los que no lo quieren adentro al Niño Cincuentón. Y los que quisieran pactar. Impulsados por el objetivo apasionante que legitima la militancia política. La conquista del poder. Ganarlo. O sea: despojárselo a quien lo detenta.

 

Partidas simultáneas

“Hay que especializarse y jugar partidas simultáneas, como en el ajedrez”, confirma la Garganta. Un Sofista sabio. Debe entonces operarse en diversos tableros al mismo tiempo. “Al estilo Najdorf”.

El Sofista, a su manera, coincide con los lineamientos del Portal, que llega a la delirante conclusión de que la actividad política, en la Argentina actual, adquiere la modalidad del Club Swinger. De los contados que abundan secretamente en la Buenos Aires adulta, discreta, sofisticada.

La política swinger permite explicar que cualquiera, en el juego por llegar a calzarse la banda, puede terminar con cualquiera.

Todos hablan con todos. Al amparo consensual del diálogo. Como si fuera una interminable cena de la ONG Conciencia.

La insustancialidad imperante facilita las conjeturas. Se mantiene algún resabio del tradicional “baile de la escoba”. La modernidad del club swinger remite a la “cambiadita”, como se la llamaba en el suburbio, medio siglo atrás.

 

Macri-Sanz

Para terminar con la agobiante hegemonía del peronismo, que representa el lugar común “del pasado”, se instala la necesidad del acercamiento entre Macri -líder del PRO, expresión institucional del macricaputismo- con los radicales. La fusión de un buen candidato sin esqueleto (Macri) con el esqueleto del partido centenario que no tiene aún su candidato. A Sanz, La Esperanza Blanca, no le alcanza, y a Cobos, El Cleto No Positivo, no comienzan a quererlo ni valorarlo, como -acaso- merece.

Cualquier periodista deportivo, a esta altura, ya se atreve a esbozar la fórmula posiblemente imbatible. Es Macri-Sanz.

“En segunda vuelta, con esa fórmula, nos la ponen”, confirma un peronista, pero a los peronistas no hay que creerles.

Aunque trascienda que tanto Macri como Sanz mantienen también sus canales respectivamente simultáneos con el ascendente Sergio Massa, la Rata del Tigre, Aire y Sol II.

Para colmo, en el centro del boliche swinger, Massa tiene que desautorizar -aunque sin cerrar del todo la puerta- a los voluntaristas que proclaman, en nombre del peronismo, la necesidad de acercarse y pactar con Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol I.

Entre ambos, Scioli y Massa, se reparten la sustancial provincia (inviable) de Buenos Aires. Donde a Macri le cuesta instalar algún fortín satisfactorio, como para competir con los malones.

Más allá de la aceptable abnegación de la señora María Eugenia Vidal, La Chica del Flores de Carriego, y de las proyecciones de Jorge Macri, El Primo (que era) Pobre, que se propone arrimarlo a Macri con Massa. Como lo impulsa Ramón Puerta, El Experto en Simultáneas, y Diego Guelar, El Canciller sin Despacho.

Aparte, en la Buenos Aires Inviable, el conglomerado del FAU, todos sumados, no puede, con sus breves fortines, ni asustar ni defender a nadie.

Apenas tienen para mostrar a la admirable señora Margarita Stolbizer, La Buena Militante de su Casa, de repente estilizada. Ella hace forzados méritos para parecerse físicamente a Evita.

O tienen a Ricardito Alfonsín, Portador Sano de Bondad.

En el boliche swinger, Stolbizer y Alfonsín tampoco quieren saber nada con acercarse a Macri. Como si El Niño Cincuentón fuera el mal.

Y por supuesto tampoco quieren acercarse a Massa. Aunque Massa mantenga una relación públicamente entrañable con el joven radical Ramón Mestre, el alcalde de Córdoba, a quien querría llevar como copiloto en la fórmula presidencial. Massa-Mestre. Acaso para atenuar las ambiciones de Reutemann. Pero sobre todo para fortalecerlo a Mestre, según nuestras fuentes, en la interna radical de Córdoba.

 

Juez y el flit

Pero ocurre que Mestre está ausente, en el escenario del Broadway, sólo por la presencia casi inexplicable de Luis Juez, alias James Cagney. Otro gran maestro de partidas simultáneas, que casi ni tiene peones y ya no le queda ningún alfil. Pero Juez se transformó en el extraño paladín de la anticorrupción.

En el interior del boliche swinger, Juez lo masacra a Mestre. Le echa flit como consecuencia de las posibles salpicaduras en el derrumbe de una financiera.

Pero también duele mencionar los acercamientos swingers que se le atribuyen a Juez.

Tanto radicales como peronistas lo estampillan a Juez con las relaciones peligrosas que incluyen a Amado Boudou, El Descuidista (porque le facilita la cantidad de nombramientos en el Senado). Y con Zannini, El Cenador, que comparte con Juez la obsesión por destruirlo a De la Sota, El Cordobés Profesional.

Justamente fue por destruir a De la Sota que El Cenador entorpeció el ascenso, en el palo enjabonado, de Milton Capitanich, El Premier. Quien irrumpió para quedarse con el gobierno y lo convirtieron propio en objeto cruel de imitación.

Los entendimientos que subrayan los enemigos de Juez (delasotistas y mestristas) son perfectamente antagónicos con los intereses de la colección de presidenciables. Los que se entusiasman en el escenario, entre ellos. Aquí se destaca Fernando Solanas, El Dirigente Universitario, con ínfulas renovadas gracias al crecimiento de la señora Carrió, la Empresaria en Demoliciones.

Solanas, para espanto de Carrió, también le echa flit a Macri. Como le echa flit también Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto, que se muestra como el presidenciable natural. Sin siquiera impresionarse por la presencia de Carrió, con quien recíprocamente se detestan.

Y no sólo porque Carrió, en el juego swinger, promueva el acercamiento con Mauricio, en coincidencia con su también detestado Coti Nosiglia, El Richelieu. Y sin pasarle ninguna factura al ingrato de Solanas, al que sólo ella pudo, con su soberbia, hacer senador, y legitimarle la ficción actual de considerarse presidenciable. Como si fuera Binner, un Sanz más. Otro Cobos.

Cobos, a propósito, también saluda en el Broadway. Finge emocionarse con la masturbación colectiva, aunque no le escapa a la jeringa del acuerdo eventual. Con Macri. El que resultó, por bien de ausencia, el más favorecido en la velada del FAU.