Feria de vulnerabilidades

Mauricio, Sergio y Daniel (Miniserie perpetua): ¿Con qué o quién es preferible terminar? ¿Con Macri o con el kirchnerismo?

Escribe Oberdán Rocamora, Redactor Estrella, especialpara JorgeAsísDigital

“De esta, Sergio puede salir de dos maneras”, confirma la Garganta, y agrega: “Sale presidente o sale rico”.

En el periodo transicional, la consagrada miniserie –“Mauricio, Sergio y Daniel”, cliquear– se vuelve conjeturalmente apasionante. La novedad consiste en la carencia de novedades. Abundan los amagues.

Lo cierto es que Mauricio, El Ángel Exterminador, y Daniel, el Líder de la Línea Aire y Sol, están estancados.

Como confirma el poema del chileno Nicanor Parra: “Todo está como era entonces”. Apenas con un leve retroceso de ambos polarizadores, que se topan con la resistencia del polarizado, que no quiere serlo (ver “Polarizadores y polarizado”, cliquear).

Ocurre que se asiste a un cierto repunte de Sergio, El Renovador de la Permanencia, merced al festival de vulnerabilidades que ofrecen los dos que polarizan.

Claro que Sergio está sostenido por el pulmotor de De la Sota, El Cordobés Profesional. Continuar leyendo

Felices los polarizadores

La Doctora se consuela en Tsipras y Scioli le envía señales a Schiaretti.

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari.

Paulatino cambio natural de conducción. Se lo percibe entre las secuelas de la jornada negra del cristinismo.

Desorientada, La Doctora busca algún victorioso consuelo espiritual. Lo encuentra en la irresponsabilidad de Grecia.
Los deudores ejemplares, democráticamente desesperados, sufragaron en contra del maldito acreedor.
De la mano de Tsipras, un Chacho Álvarez menos inspirado, Grecia se instala más cerca de la inviable Albania que de la fortaleza de Francia o Alemania.
Y en Grecia La Doctora tiene el espejo donde se refleja y admira su propia -desmesurada- irresponsabilidad.

En cambio Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, desde el triunfo previsible, para nada sorprendente, de La Rioja, reacciona con algo más de tino. Intuición política.
Ante el descalabro, Scioli prefiere lanzar cuerdas afectuosas hacia los dos peronistas que lo embocaron. Los que vencieron, con capacidad y arrojo, al cristinismo de circuito cerrado.
A Juan Schiaretti, Vuelve Juan, en Córdoba, y en menor medida a Carlos Verna, El Perro, en La Pampa.
Son los rebeldes que mantuvieron la inteligencia de insolentarse ante las imposturas de “la caja”. Una doble lección para los peronistas vegetales que supieron inscribirse en las ventajas económicas de la felación metodológica.
Ambos (Schiaretti con De la Sota, y Verna con Marín) triunfaron sobre las invenciones cristinistas, instrumentadas por Carlos Zannini, El Cenador. El clavel que le encajaron a Scioli, que ahora asentía, a través del silencio, como si hiciera méritos con su nuevo jefe. Con aire y con sol.

Competidores y participantes

Ante la ansiedad de los participantes, en el plano superior, los dos competidores se consolidan. Felices los polarizadores.
Macri, El Ángel Exterminador, a través de Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol, reconfirma la vigencia en el Artificio Autónomo. Saca 20 puntos de diferencia sobre el entusiasta Lousteau, El Personaje de Wilde.
Pero Sir Lousteau, acaso para incentivar el fastidio de los porteños, decide insistir en una segunda vuelta, a la que tiene derecho constitucional. Pero que le brinda a Macri, en definitiva, la oportunidad servida de mostrarse. Lucirse en los próximos quince días, como la alternativa nacional de oposición a su amigo Scioli. Con quien se comunica telefónicamente varias veces por semana.
Felices los dos, Macri y Scioli, por polarizar, y desplazar hacia el rincón a los polarizados. Con Massa, El Renovador de la Permanencia, les fue demasiado bien. Juntos lo transformaron en parte (aunque destacada) de la etcétera. Aunque Massa hizo suficientes méritos para lograrlo.

La obstinación de Sir Lousteau por obligar a los porteños a la espesa inutilidad de la segunda vuelta subraya la lateralidad y la falta de liderazgo del radical Ernesto Sanz, Eterna Esperanza Blanca. Y de la coalicionista huracanada, la señora Elisa Carrió, La Demoledora.
Dos figuras decorativas del espectro Cambiemos que quedan relegadas -para Oximoron- a la condición de participantes. Con sus vicepresidentes de adorno y todo.
Es una lástima que ninguno de los dos invalorables participantes (Sanz y Carrió), encuentren cómo ubicarse en esta alianza extraña. Donde Macri los emboca como complementos subalternos.
Tampoco termina de entenderse por qué razón Macri opta por el selectivismo distrital. Le sirve para habilitar amplios acercamientos en Mendoza, Córdoba o La Rioja. Aunque contrasta con los enfrentamientos en Santa Fe, o en el Artificio de la Capital. Como si disfrutara con la esquizofrenia pintoresca de los radicales fragmentados.

Por su parte Scioli levanta manos en La Rioja. Del flamante Casas y de Béder Herrera, El Diablo. Pero levanta manos riojanas con el objetivo puesto en Córdoba.
La Rioja le sirvió para acumular. Para extender el menú ideológico del peronismo, siempre generoso en la campaña electoral. Es el sentido político del elogio hacia Menem, su inventor. El mismo Menem que, ante su silencio, fue redituablemente demonizado por los Kirchner, durante el primer tramo, cuando Scioli era el vice de Néstor, El Furia. Aunque debieron recurrir, sin pudores, al voto del senador Menem, a los efectos de apoyar las leyes elementales. Otra muestra que la rivalidad fue una impostura. Nada es terminante, en definitiva, en el peronismo vegetal. El anti-noventismo de El Furia y La Doctora fue otro cambio de piel del peronismo, movilizado siempre para conservar el poder. Clave principal de la ideología que, por otra parte, tampoco existe.

Córdoba, tierra de relativismos

Entre los participantes que desean ascender hacia la magnitud de competidores, debe registrarse el minuto de gloria de De la Sota, El Demócrata Cristiano. Largamente lo esperaba, y acaso lo merecía, después de tantos cartelones que producen una densa indiferencia en las encuestas.
Es el minuto de gloria que De la Sota comparte con Sergio Massa, con generosa relatividad. Es otro socio en la aventura de otra extraña alianza. Una.
Ambos participantes -De la Sota y Massa- se juntan para celebrar el triunfo de Schiaretti, en Córdoba. La provincia más adicta a las originalidades.
En cierto modo, De la Sota se reconfirma en Córdoba, aunque en adelante debe compartir el liderazgo con Schiaretti. Porque, el que “vuelve”, que quede claro, es “Juan”.

En la tierra de los relativismos, el ajustado triunfo compartido de Schiaretti y De la Sota, sobre la improvisada alianza de Macri con los radicales, no habilita a legitimar ningún retroceso en la postulación del propio Macri. Ni siquiera de Scioli, que supo simular el lejano tercer puesto de Accastello, paladín de Zannini.
De todos modos, De la Sota prefirió perdonablemente presentar el resultado original de Córdoba como la gran derrota de Scioli y de Macri juntos. Pero es comprensible. Es la reacción del polarizado que busca rebelarse contra los felices polarizadores que también lo embocaron. Como si fuera otro Massa.

El plazo fijo del 9 de agosto

En realidad, nadie puede asegurar que Schiaretti vaya a apoyarlo a De la Sota más allá del 9 de agosto. Aunque gane, incluso, en el entretenido match de participantes que De la Sota va a jugar con Massa. La fecha se impone con el rigor del plazo fijo.
Razonablemente, para asegurar que sigan juntos hasta octubre, y que se extienda el plazo fijo, Massa insiste en proponerle, a De la Sota, el armado de una fórmula conjunta. Con Massa, por supuesto, en el primer término. Como si fuera el Cafiero de 1988, y De la Sota lo acompañe, 27 años después. Un volver a vivir un tanto forzado. El epílogo merece, acaso, mayor grandeza.
Sin embargo, hasta el cierre del informe Oximoron, marchan hacia la competición en las PASO, en el plazo fijo del 9 de agosto. Por la fuerza que Massa aún conserva en la provincia (inviable) de Buenos Aires, le gana a De la Sota, por lo menos, 6 a 4. Y nada autoriza a pensar que Schiaretti vaya luego a apoyarlo a Massa para la presidencial.

Aquí radica el centro del nuevo relativismo cordobés. Massa, según nuestras fuentes, lo sabe.
Ocurre que Schiaretti mantiene mejor relación con Scioli -y en especial con Zannini- que De la Sota.
Para conjeturar un acercamiento entre Schiaretti y el Frente para la Victoria -o sea con Scioli- no hay que tener, al decir de Ignacio Zuleta, “la glándula de la profecía”. No se trata de ninguna especulación en el aire. Al contrario, es lo más recomendable para el funcionamiento racional de la tierra castigada de los relativismos. La provincia, en materia de orgullo, poco gana con el cordobesismo que la condena, en el fondo, a una soledad política bastante cruel. Signada, incluso, por el aislamiento presupuestario.

El copamiento del peronismo vegetal

Escribe Oberdán Rocamora, redactor estrella.

Como el final del ciclo del cristinismo (que a lo mejor se extiende), se extiende el final del peronismo vegetal (que se transforma sin dramatismo).
Hasta aquí -junio de 2015- el instrumento electoral, el Partido Justicialista, no registró el menor brote de reacción interior. Apenas un par de desprendimientos. En Córdoba, San Luis, La Pampa, Buenos Aires.
Pero los peronistas mayoritarios siguen adentro. Se ajustan a la patología del kirchnerismo. Y suscribieron, sin pudor, como si fueran documentos, los memorándums redactados por el antiperonista más célebre que los conduce. Carlos Zannini, El Cenador.
Pese a sus desastres seriales, en 2015 puede triunfar la versión cristinista, con el sorpresivo blend Scioli-Zannini. A partir de 2016 es el turno de la sumisión. La transformación total. Continuar leyendo

El triunfo etnocéntrico de los unitarios

El poder se decide en Buenos Aires. 

Sobre informe de Consultora Oximoron, Redacción final Carolina Mantegari, especial para JorgeAsísDigital

Descartado Julio Cobos en Gualeguaychú, los exponentes del llamado “interior”, que aún se desgastan en la pelea grande, son dos. José Manuel de la Sota, de Córdoba, y Ernesto Sanz, de Mendoza.

En cierto modo queda también la señora Elisa Carrió, que es oriunda de Chaco. Aunque ella resolvió la conflictiva ecuación cultural. Se hizo porteña. Como el cordobés Fernando de la Rúa.

Ambos -Sanz y De la Sota- se encuentran aceptablemente distantes del objetivo explícito de conquistar la presidencia. Pegan cartelones. Declaran con frecuencia. Pero lamentablemente no prenden en las encuestas mezquinas.

Algo pasa en la Argentina que ya no emerge el riojano de los 90, como Carlos Menem. O mismo el patagónico de los dos mil, Néstor Kirchner, a quien Eduardo Duhalde le entregó el poder servido, en bandeja de tragamonedas.

Aún persisten tres exponentes del “interior profundo” que se proyectaron oportunamente como presidenciables. Continuar leyendo

De la Sota y sus contemporáneos

En “Quiero y Puedo” desfila Scioli, Macri, Massa y La Doctora.

escribe Carolina Mantegari

Sin “ánimo de agredir” (pag 57) José Manuel De la Sota refiere que “Scioli no es un líder, ni un gestor ni un conductor”.
Se pregunta, desde el título del capítulo dedicado, si Scioli tiene alguna “idea propia”.
Para el ensayista (Scioli) llegó siempre “enancado en una propuesta de otro”. Sea Menem, Duhalde o Kirchner. No obstante, el autor le tiende una soga.
¿Para qué cambiar si hasta ahora le fue tan bien?

La generosidad descalificatoria le sirve también a De la Sota para bajarle el precio a Macri.
Es quien “se apropió del color amarillo” aunque, a su criterio, “para hacer política (Macri) todavía está verde” (pag 71).
Tampoco (Macri) tiene “ideas propias”, y ni siquiera le tiende la soga: “Todo, en su círculo, es escenografía” (pag 73).

Menos aún Sergio Massa disfruta de la admiración intelectual de este inesperado “ecrivain maudit”.
Massa aparece bien provisto de “lugares comunes”.
Con “mensajes para la tribuna sin la más mínima profundidad” (pag 120). Aunque le tira la siguiente soga: “siempre fue un tipo agradable, simpático y canchero”.

El catálogo de la galería cruel de personajes contemporáneos puede coronarse con La Doctora.
“Gallego, esta mujer es como un alacrán. Te pica porque hace a su naturaleza” (pag 142).
La calificación de “alacrán” se la atribuye al extinto Antonio Cafiero, un hombre “de bien”, al que acompañó como vice en la histórica interna peronista de 1988. Cuando Cafiero-De la Sota perdió con Menem-Duhalde.

Sin embargo el autor reserva también espacio moral para los rescates y homenajes. Por ejemplo del legendario Chacho Bittel. A quien La Doctora, cuando era senadora, había calificado de “inútil y gagá”.
También un capítulo está dedicado a venerar al propio general Perón, a quien el autor visitó en Gaspar Campos, con una delegación de la Juventud Peronista. Los muchachos tuvieron tanta suerte que presenciaron un diálogo ideológico entre Perón y el ministro Gelbard. Delante de ellos fue a proponerle a Perón nada menos que “la reforma del Estado”. Porque “las empresas estatales, como están, son insostenibles” (pag 117).

Por suerte De la Sota, en su memoria selectiva, se muestra ecuménico y democrático con Raúl Alfonsín. Es quien supo emocionarlo con la recitación del Preámbulo. O con el ejemplar pedido de “un médico a la izquierda” (pag 127). Es el sentido de los “candidatos cambiados”. “El nuestro (Lúder) era el Doctor. Teníamos que perder y perdimos” (pag 176).

Tal vez hubiera correspondido que el autor fuera un poco más condescendiente con Carlos Menem, de quien fue su embajador en Brasil.
Pero Menem “abrió las puertas de la infiltración del liberalismo dentro de las filas del peronismo” (pag 133).
Abundan los informados que evocan que aquel presidente Menem resultó sustancial para que el autor abandonara la rutina de derrotas y conquistara por primera vez la gobernación de Córdoba. Con ostensible ayuda liberal. Pero el dato es irrelevante.

Conmovedora amenidad

En “Quiero y Puedo” la franqueza de De la Sota, en la condición venerable de escritor, no debiera ser rescatada apenas desde la ética. Menos, aún, desde la estética.
Es preferible situarlo en el plano testimonial. Para computar el libro como lo que es. Un hecho político. De descontada repercusión, sobre todo al trascender estas líneas.
Debe rescatarse en De la Sota la sinceridad crítica al referirse a las cosmovisiones de su experiencia. A los altibajos de su epopeya personal. Y al abordar el posicionamiento de sus contemporáneos, que emergen como eventuales competidores en el intento de erigirse en el próximo presidente de la República.

Se trata de un texto-pretexto, utilitario para la instalación política. Abundan los profesionales en el oficio del poder que recurren a la sistemática producción de libros para legitimar las expediciones territoriales.
Aquí De la Sota combina la fresca hondura con la conmovedora amenidad, en un lenguaje simplista que facilita la comunicación de los episodios escogidos de la memoria. Son “relatos” variados, que abarcan distintas épocas y están divididos en siete partes arbitrarias. Entre sus páginas aparece De la Sota como el buen muchacho querible que aún extraña a su padre, quien lo llevó a su primera concentración peronista en el centro de Córdoba (pag 40). Y en el ser sensible que quiere a los perros (pag 63). Sin aludir al capítulo desgarrador del inicio, que exhibe una fuerte agresividad emotiva, ya que trata de una pérdida irreparable.

Contemporáneos aventajados

Esta crítica duda si “Quiero y Puedo”, en tanto producto literario, pueda servirle al autor para instalarse en su retrasada ambición de postularse para la presidencia.
Los tres contemporáneos más aventajados, “Daniel, Mauricio y Sergio” (cliquear), los que pugnan por calzarse también la banda, son protagonistas involuntarios y atractivos para la lectura del texto-pretexto.
El gobernador que carece de ideas propias. El jefe de gobierno que aún está verde para la política. Y el diputado canchero, enunciador de frecuentes lugares comunes, que lo hace sentir incómodo al no mirarlo de frente. Y al enviar, en su presencia, mensajes de texto, o atiende llamados como si ninguneara al interlocutor.
Es después de todo una suerte que los tres políticos aquí enumerados mantengan un saludable sentido del humor. Y un aparato digestivo lo suficientemente desarrollado como para no tomar demasiado en serio sus descriptivas presentaciones. Con la salvedad, a nuestro criterio, del alacrán. O de “la alacrana”, un espíritu infinitamente rencoroso y vengativo. Editó Planeta. 283 páginas.

La marca Macri entra en Córdoba

Relevamiento Federal, Córdoba: Schiaretti y Llaryora para suceder a De la Sota. Ticket macrista con Aguad-Baldassi y Juez.

Escribe Oberdán Rocamora

sobre informe de Consultora Oximoron, especial para JorgeAsísDigital

Es como si Massa le dijera a su “amigo” De la Sota: “Con los puntos que me sacás, podés hacerme perder la elección nacional. Con los puntos que yo te saque, puedo hacerte perder la provincia”.

Los peronistas se quieren con la misma pasión que invierten para desconfiarse.

Téngase en cuenta que se planificaba una gran interna ilusoria. “Unas Paso peronistas”, entre José Manuel De la Sota, El Cordobés Profesional, Adolfo Rodríguez Saá, El Padre de la Puntanidad, y Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia. Pero la ilusión se desinfló y nadie explica el motivo.

Consta que en la última reunión del Padre de la Puntanidad con El Cordobés Profesional hablaron del clima, del turismo, de la inseguridad, como dos tíos sensibles y preocupados. Ninguna palabra sobre la alianza eventual.

Trasciende que Massa desconfió (aunque no lo acepte) cuando De la Sota, llevado por Juan Carlos Mazón, El Armador, fue a almorzar a La Plata con Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol. Continuar leyendo

Romance del Mauricio y La Doctora

Escribe Oberdán Rocamora

Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

 

En blanco y negro, El Romance del Aniceto y La Francisca es de los films más logrados de Leonardo Favio, el ingenio que nos falta. Se lo evoca apenas como punto de partida para tratar la enternecedora relación vecinal de La Doctora -lejos de ser la María Vaner de La Francisca- con Mauricio, El Niño Cincuentón, que poco tiene del Federico Luppi que hacía de Aniceto.

El romance político de Mauricio y La Doctora irrita por igual a los sensibles radicales -como Gerardo Morales, El Milagritos- y a los massistas ambiciosos como Darío Giustozzi, El Habitante Eterno del Cable.

Algo despechados, ellos creen asistir a las derivaciones graves de un pacto. Al contrario, la relación del Mauricio y La Doctora es, según nuestras fuentes, perfectamente cándida, platónica, casi naif. Aunque impregna de ternura la política swinger del sustancial 2014.

El entremés romántico, hasta hace tres días, era sólo telefónico. Aporta una tensión reconfortante a la parsimonia achanchada de Daniel, Mauricio y Sergio (cliquear). Consagrada miniserie del Portal que atraviesa la segunda época de sucesos.

El idilio facilita la convivencia. Atenúa los ataques devastadores del “anibalismo”. Posibilita la resolución de los temas pendientes entre los vecinos cordiales. Conversaciones que rozaban la problemática municipal. Con la idea de resolver los conflictos. Desde arriba se instruyen las soluciones, para que tres funcionarios casi familiares las concreten desde abajo. Viejos conocidos de la provincia de Buenos Aires, La Inviable.

Son Eduardo De Pedro, El Wado, y Florencio Randazzo, El Loco de la Florería, por parte de La Doctora. Y Emilio Monzó, El Diseñador, por el costado de Mauricio.

Desfila desde la culminación del tramo de la autopista hasta el traslado del jarrón chino del monumento a Cristóbal Colón.

Sin embargo la comunicación dejó de ser exclusivamente por telefonía celular. Fue La Doctora quien blanqueó el encuentro privado del primer tipo. El que debía mantenerse en el secreto.

Entonces Mauricio quedó como el “alma del bandoneón”. En “orsay”. Como en el tango.

 

Problemática nacional

Al adelantarse, La Doctora lo dejó a Mauricio fuera de juego. Como un caballero sin memoria, El Niño Cincuentón se bancó la desubicación. Como lo tratado sólo lo saben los dos, crecieron las especulaciones que aluden a la marcada preferencia de La Doctora. Para que Mauricio sea El Sucesor, en desmedro de El Enemigo, o sea Sergio, Titular de La Franja de Massa, y de El Esmerilado, Daniel, Líder de la Línea Aire y Sol (leer “El Enemigo, El Sucesor y El Esmerilado”).

El encuentro furtivo de los epígonos del Aniceto y La Francisca marca, pese al secreto, algunos cambios notorios. Es la primera vez que Mauricio se atreve a plantearle a La Doctora problemas nacionales. Nada tienen que ver con el erotismo municipal. Por ejemplo liberar las obstrucciones a la exportación de trigo. O colocar, en el momento cumbre del romance, la problemática que alude a una palabra que nunca debiera pronunciar un festejante educado. Inflación.

Ante el cambio del panorama, las segundas líneas de ambos gobiernos se esmeran en ostentar la obediencia. A creer que, entre los perversos tortolitos, está todo arreglado. Y que el mito bacheletiano (cliquear) de La Doctora puede convertirse en realidad. Por interesado amor, Mauricio se presta entonces para ser el Piñera que La Doctora necesita, para volver. Aunque aún ni remotamente piense en irse. Quedan alternativas. Ampliaremos.

No obstante, el idilio presenta sus incómodos inconvenientes para uno de los amantes. El varón. En el plano, sobre todo, electoral. Ya que el opositor duro que abunda, y que se siente representado en El Niño Cincuentón, sueña tiernamente con verla presa a La Doctora. La pobre, de pronto, pasa a transformarse en otro jarrón chino. Como el monumento a Colón.

¿Dónde poner a La Doctora? ¿Cómo desconocer el poder que aún detenta? En franca declinación. En el esplendor de la etapa lazarista del cristinismo. Pero con la botonera a su disposición, durante otros 17 meses. La Doctora va a utilizar la temible botonera hasta el último día. Y más aún.

 

El deporte de tirarse con La Doctora

Preguntas similares surgen también en el airesolismo sciolista. En medio de la trampera, Daniel, El Milagroso, tiene que esforzarse, primero, en conseguir el apoyo imposible de La Doctora.

Ella duerme poco sólo para disponer de más tiempo despierta. Para esmerilarlo.

Pero Daniel mantiene la potencia optimista del milagro. Y merced a la ideología del vitalismo va a ser el candidato (cercado) de La Doctora.

Por lo tanto el positivista tendrá que esmerarse después para lograr que el apoyo de La Doctora no lo sepulte. Para que no le espante a los hartos de las capas medias, que la detestan con énfasis. Y que, si aún respetan al Milagro Scioli, es porque El Milagroso se las ingenia, a pesar de todo, para diferenciarse.

El Aire y Sol trasciende en un extraño laberinto. No es como los que inexorablemente deben apoyarlo. Ellos prefieren, de entrada, apoyarlo a Sergio Urribarri, El Padre del Marcador de Punta, que compra cristinismo en pie. Entero. A ciegas y llave en mano. Nada tiene para perder, en definitiva.

Con los que quieren a La Doctora, en cambio, a Daniel no le alcanza para ganar nada. Aparte, para habilitarlo como el candidato “del espacio”, La Doctora le va a pegar otra estampilla como vice. Un nuevo Mariotto. Y va a llenarle la canasta de diputados. Que es precisamente lo que necesita La Doctora para hacerse la jefa de la oposición a Mauricio. Y perseguir los pasos de la señora Michelle Bachelet.

Tirarse con La Doctora amenaza con convertirse en un deporte de riesgo.

De los tres, quien menos padece ese furioso deporte es Sergio. Al escogerlo como El Enemigo, La Doctora lo purifica a Sergio ante los independientes hartos. Lo construye entonces como El Renovador. Así renueve, probablemente, la Permanencia.

 

Juan Manuel, Florencio y el Tío José

¿Habrá lugar para un cuarto personaje en la miniserie?

Pudo haber sido Milton Capitanich, El Premier, pero El Montenegrino Denso se derritió enseguida.

Parece postularse Juan Manuel Urtubey, El Bello Otero, que suele hacerse el tonto con inapelable idoneidad.

Al amparo del agotamiento posible del trío, el planteo de Urtubey, según nuestras fuentes, deriva en una jugada combinada, con obstáculos. Quiere asegurarse otros cuatro años como gobernador de Salta. Debe ganarle en abril de 2015 a Juan Carlos Romero, El Desperdiciado, que adhiere a La Franja de Massa. Con el territorio asegurado, Urtubey planifica saltar después hacia la carrera nacional. Nada tonta la ambición.

Pero el obstáculo de Urtubey no es solo Romero. Es el creciente Partido Obrero, que va por el control de Salta, La Troska.

Otro que amaga es Randazzo, El Loco de la Florería. Para diferenciarse, El Loco no estuvo presente en la kermesse del Mercado Central, organizada por el cristinismo duro de circuito cerrado, para lucimiento alucinante de Zannini, El Cenador, que se equivocó de década y habló como si fuera Agustín Tosco.

La Doctora, que en el fondo nunca lo quiso a Randazzo, según nuestras fuentes, lo amonestó. Pero El Loco es el único islote del archipiélago cristinista que funciona solo. Sostenido por documentos de identidad que sella, o por los vagones chinos que atenúan el escándalo por los vagones chatarra comprados en Portugal.

Los camporistas tampoco lo quieren. Aunque Máximo, con frecuencia, lo llama. Por ejemplo para ordenarle, según nuestras fuentes, que vaya a cerrar un acto en Córdoba. Contra José Manuel De la Sota, El Cordobés Profesional, que hoy figura en la miniserie como el complementario Tío José.

Siete samurais y cuatro poderosos

sobre Informe de Consultora Oximoron
Redacción final Carolina Mantegari

Dos bonaerenses, un porteño, dos mendocinos, un santafesino y un cordobés. Siete samuráis que se encuentran aspectados para calzarse la banda. En el siguiente orden.
Conste que los dos primeros pertenecen a la superstición peronista.
Sergio Massa, Aire y Sol II; o El Renovador de la Permanencia.
Daniel Scioli, Lider de la Línea Aire y Sol I, o El Milagro.
Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, el que crece por ausencia. Pilar del macricaputismo gerencial.
Integrantes de “Daniel, Mauricio y Sergio”, la consagrada miniserie del Portal. Se sostiene en la carencia desde hace dos años. Protagonistas exclusivos de “la política swinger” también.

En la misma línea, con diferencias leves, pueden situarse los cuatro restantes. Tres de ellos representan la necesaria alucinación del Frente Amplio UNEN. La conjunción de esmerados radicales que hacen el amor a oscuras, con los socialistas mormones que lo hacen vestidos. Y con un despliegue de admirables buscapinas que la ponen como pueden.
Los unionistas nacieron infortunadamente partidos. Amontonamiento de presencias luminosas que sirvieron para agigantar la ausencia mediática de Macri.
Una de dos, El Niño Cincuentón se impone como el límite o como la salvación. Es el providencial que facilita, en la segura segunda vuelta, la perspectiva del triunfo electoral.

Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto, el socialista mormón. Y dos radicales que reivindican, otra vez, la tradicional receta institucional de “acción y aventuras”.
Julio Cobos, El Cleto No Positivo, es el radical menos querido por los radicales etimológicos, pero el más valorado por el público normal.
Ernesto Sanz, La Esperanza Blanca, es el más valorado por los radicales, pero casi un desconocido para el público normal. Un misterio insondable porque La Esperanza Blanca, gran parte de su tiempo, la pasa alojado en las emisiones del cable. Cama adentro.
La primera línea de los siete samuráis la cierra José Manuel de la Sota, El Cordobés Profesional. Para terminar con su influencia en Córdoba, Carlos Zannini, El Cenador, y La Doctora, no vacilaron en incinerar al hasta entonces ascendente Capitanich, El Premier. Es quien irrumpió como aspirante a primer samurai, pero después del desastre de Córdoba derivó en un “oficial de atrás en caballo blanco”. Como lo diría Enrique Wernicke, el notable novelista olvidado.

Banco de suplentes

Los siete samuráis de mayo mantienen una segunda línea de samuráis en el banco de suplentes. Con más entusiasmos que posibilidades, los banqueros tratan de desplazarlos, a los efectos de ingresar en la primera línea.
Aquí puede ubicarse al entrerriano, Sergio Urribarri, El Padre del Marcador de Punta. Es quien compra la totalidad del cristinismo en pié, tal como está, “llave en mano”. Cuenta con el apoyo insufrible de la Constructora Quebrantada de las Madres, y con el aval relativo de los acomodaticios buscapinas de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. No obstante, por un puñado de bancas, los camporistas, según nuestras fuentes, están a punto de saltar hacia el milagro de Aire y el Sol I, Scioli. Saben que la línea real de La Doctora viene por ese lado. Que el hombre es Scioli, y el resto son sparrings.

Camporistas de medialuna enarbolada perciben que los gobernadores del Partido Justicialista Vegetal se encuadran con Aire y Sol I. Muchos de los gobernadores no tienen reelección, y distan de garantizar los triunfos. Paco Pérez, El Flaco Gioja, el Eduardista Béder, la señora Corpachi, el Gordo Kloss. Es preferible entonces adherir al milagro, antes que los exponentes del vegetalismo se tienten con saltar hacia la Franja de Massa.
Como Romero, El Desperdiciado, Reutemann, El Más Desperdiciado aún, o el puntano más confiable de los Rodríguez Saa. Adolfo, del Estado Libre Asociado de San Luis.

Dos bonaerenses emergen también, en el banco de suplentes, como sparrings de Scioli. Es Randazzo, El Loco de la Florería, y su rival perpetuo de la Cuarta Sección. Domínguez, El Lindo Julián.
Ambos amagan con ir por la nación pero con la perspectiva incierta de cerrar por la provincia, La Inviable.
Aquí Randazzo y Domínguez tendrían que enfrentarse con “compañeros” de la misma superstición que se anotaron en la Franja de Massa. Graves renovadores de la permanencia como Giustozzi, mirado con la desconfianza del reojo por el resto del massismo. Y con Cariglino, de La Compañía de Jesús.
La segunda línea de samuráis la completa un salteño de la superstición. Juan Manuel Urtubey, El Bello Otero. Reconocido experto en el arte de hacerse el tonto. Por lo tanto Urtubey puede mojar alguna vicepresidencia. Van cuatro.
Siguen en el banco de suplentes dos inclasificables que se reportan al UNEN quebrado. Elisa Carrio, La Empresaria en Demoliciones, habilitada para jurar donde sea. Como presidenta o gobernadora. Y el cineasta Fernando Solanas, El Dirigente Universitario que se atreve a disentir con La Demoledora que lo hizo senador.
Con ambiciones que nadie siquiera comienza a tomar en serio, debe mencionarse también a Agustín Rossi, El Chivo. De los funcionarios doblemente leales que suele reportarse a dos pesados de verdad. La Doctora, y el general César Milani, el Irresistible Seductor de Sexagenarias.

Los poderosos

El Informe Oximoron culmina con la significativa alusión a los cuatro poderosos.
La Doctora mantiene vigente el poder del Estado, mientras estimula el mito bacheletiano del regreso. Conserva el atributo de la decisión, la conducción de la Nada Vegetalista, y la extendida capacidad de daño.
Milani, en cambio, concentra el poder letal de los fierros. Aunque los explosivos se encuentren deteriorados.
Ocurre que los fierros tienen un jefe, por primera vez en treinta años (y más aún). La autoridad que le concede La Doctora a Milani se derrama sobre las tres armas.
Emerge entonces Milani como el controlador de la calle. Con el avance progresivo del ajuste, la calle se va a poner cada vez más difícil, más dura. Aquí Milani convive obligadamente con Berni, El Licenciado Serial, que está muy enojado con Milani porque no lo incluyó en el ascenso para coronel.

El tercero de los poderosos es Hugo Moyano, El Charol. Encanto de la Negritud.
Alude Moyano a una realidad consolidada, aunque indeseable para los adictos al esquema plácido que invoca lo políticamente correcto.
Contiene Moyano la anunciada certeza. Puede parar cuando le plazca el país.
Junto a Luisito Barrionuevo, alias Harry, El Charol supo perforar la plácida negatividad de las encuestas. Reducirlas a la dimensión de la papelería intrascendente. Mera temperatura anímica de una sociedad sin líderes.

El cuarto y último de los poderosos es Marcelo Tinelli, El Cuervo de Poe. Representa a la temible comunicación.
Aquí el informe prefiere evocar a Roberto Galán, cuando a principios de los 80 lanzó un exceso en el Rond Point.
“Con “Si lo sabe cante”, si me dejan hacerlo, le salvo la vida política a Viola”, dijo. “Lo que quiere el pueblo, quiere reírse y cantar”.
34 años después, con los 30 puntos de rating de Showmatch, El Cuervo de Poe confirma y aumenta la sentencia del viejo Galán. Tanto los samuráis como el resto de los poderosos temen los efectos de su voluntad.
Salvarlos o desmoronarlos, creen que Tinelli todo lo puede. De manera que persiste el equívoco apresurado. Indica que El Cuervo de Poe decide las elecciones. Sin impugnar los atributos de la popularidad, se asiste, para Oximoron, a una subestimación frontal de la sociedad. Aunque el pueblo quiera reírse y bailar.

Franquicias del peronismo

Ante el riesgo de la derrota, como en 1983 y 1999.

sobre Informe de Consultora Oximoron
Redacción final Carolina Mantegari

Introducción
Calas políticas

¿Y ahora? ¿Cómo se sigue?
Cuesta, en adelante, ante el aroma penetrante de las calas políticas, sostener las imposturas de La Doctora. La trivialidad de sus desmesuras.
Acosada -la pobre- entre la derrota de agosto, que no empieza a aceptar, y la derrota más grave, que se perfila en octubre.
Cuesta también recurrir a la indulgencia democrática de ayudarla. Para que “el gobierno termine lo mejor posible”.
O mejor, simplemente, para que termine. Para que se llegue a 2015 con reservas de aire. Y alguna dignidad.

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El vuelo de los garrocheros

escribe Serenella Cottani
Interior-Provincias

“Esto es el peronismo, no es ningún Club de Solas y Solos”, confirma la Garganta.
“Aquí se te puede perdonar cualquier pecado, menos el de la derrota”.

Inmolarse por los mohines ensayados de La Doctora adquiere un sentido discutible. Por no decir nulo.
Es como dar la vida por los ganadores de sueldos de La Cámpora.
O por los colaboradores rentados del frepasismo tardío.

“¿A cambio de qué, Serenella?”. ¿Acaso de considerables mangos, que llegan en cuentagotas y mal? ¿O por promesas de más obras? De terminar las iniciadas.

Encerrona teórica que los peronistas suelen explicar, en la práctica, con palabras procaces, indignas del presente despacho.
Porque si pierden, los tratan de culpables o traidores.
Como le pasó, sin ir más lejos, a Sergio Massa, Aire y Sol II, con Néstor Kirchner, El Furia. En la derrota “testimonial” de 2009.
Pero si ganan, los castigarán peor. La Doctora les impondrá los concejales arbitrariamente a dedo. Para entregarlos.

Les consta que a Martín Insaurralde -pobre- lo quemaron. Un buen muchacho que aprendió bastante con Hugo Toledo, uno de los tres titanes de Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas). Los otros dos fueron Mércuri y Pierri.
Pero Insaurralde se diplomó merced a la confianza que “siempre le dispensó” Rossi. Canal ante Federico Achával, socio de Cristobalito.
Ahora tiene -Insaurralde- escasas posibilidades de remontar. Los cristinistas lo transformaron en un barrilete de plomo.

Los mini-gobernadores -apodados intendentes- que sin gran convicción jugaron con el cristinismo, se encuentran en la plenitud del conflicto existencial. No pueden arriesgar la mayoría en el Concejo Deliberante. Manera suicida de arrimarse a otra pérdida fatal. La libertad.
Saben que Sergio, el que está enfrente, al menos por ahora, no es ningún enemigo.
Es el Quijote que se atrevió, en cuarenta días y con veinte Sanchos, a perforarle, a La Doctora, la provincia inviable.

“Nos vacunaron”, confirma la Garganta. “Pero Scioli, acaso para conformarnos, y darnos un poco de ánimo, dice que no tenemos que dramatizar”.
Es la línea que se baja, desde arriba. Como si nada hubiera pasado. Ningún “masaso” electoral.
Para avanzar con “fe, esperanza y entusiasmo”. Hacia el paredón.
Más grave que un pecado, la derrota, en el peronismo, es un error.
Entonces la lealtad es un aspecto relativamente superfluo. Que se ofrenda a quien, en definitiva, la merece.
No es precisamente el caso de La Doctora. Ni de los frepasistas tardíos que se reportan a Zannini, el Gran Consumidor de Pescado. Podrido.

Fotografías

Se aguarda la multiplicación de los garrocheros voladores. Llegan con la medialuna metafóricamente enarbolada. Para mojarla en las tazas de café con leche de “Tigre, Tierra Santa”.
El encargado de recibirlos, aunque parezca mentira, es Alberto Fernández, El Poeta Impopular. Oportunamente puso el pie en Tigre para negociar componendas en nombre del sciolismo.
Pero, ya que estaba en Tigre, se quedó.

En el Comité de Recepción a los Garrocheros está habilitado también Eduardo Amadeo, El Conde Consorte.
Se anota -El Conde- para iniciar otra epopeya junto al visionario Felipe Solá, El Máximo Cuadro del Felipismo.
Hoy se encuentran, con el Vasco De Mendiguren, en condiciones de repartir los números, para “tener diez minutos con Sergio”. A los efectos de enrolarse en la cantera inagotable de Massa.
Como Roberto Lavagna, La Esfinge, que también pudo aterrizar. Para encontrarse con Sarghini, La Oveja, y Tito Lusiardo, alias Juanjo.
Son dos viejos protagonistas de la fotografía utilitaria, tomada en El General, restaurante temático, como el que abrió El Canca Gullo en Palermo.
Lástima que el cuarto de aquella foto, Francisco de Narváez, El Caudillo Popular, aún no haya aterrizado.
A través de la derrota, Narváez se transforma. Pasa a tener mayor gravitación. Como si hubiera triunfado.

A quien se aguarda, con relativo entusiasmo, en el garrochódromo, es a Hugo Moyano, El Charol.
Pero Moyano no tiene el estado físico de La Esfinge. A esta altura está bastante grande y pesado para clavar la garrocha en Azopardo, y elevarse hacia Tierra Santa. Aparte, no le hace falta.
Le sobran los canales para llegar a Tigre. Los intermediarios. Celestinos vocacionales que se postulan, según nuestras fuentes, como dadores voluntarios de solidaridad.
Todo para precipitar el acercamiento entre Moyano y Massa.
El Charol lo tiene a su hijo Facundo, que es pre-massista. Significa confirmar que Facundo está con Massa desde antes que Massa comenzara a dar las exitosas vueltas en la Rotonda.
Instalado en esa versión del Cruce Etcheverry que supo atormentar al cristinismo primario, cuando La Doctora estaba en banda informativa y desconocía qué camino Massa iba a tomar.
O si iba a conformarse con las vueltas. Sin decidirse.

Gente que busca gente

Para colmo, Moyano mantiene, según nuestras fuentes, los códigos superados del evangelista frontal.
De ningún modo va a hacerle un feo a Narváez, que lo arrastró hacia la lona. Aunque desde hace dos semanas Moyano estaba particularmente incómodo con su posición de falsa escuadra. Aferrado al error de la derrota que se le avecinaba. Por haberse dejado arrastrar por las carísimas derivaciones de aquella otra fotografía, la de Córdoba.
Cuando El Charol apareció sonriente junto al Caudillo Popular, y con José De la Sota, El Cordobés Profesional. Y como es habitual con Lavagna, La Esfinge.
La fotografía de Córdoba resultó letal para la asociación que se tramitaba entre Lavagna con el gran ausente. Mauricio Macri, El Niño Cincuentón.
Pero Macri, curiosamente, por intermedio de Jorge, El Primo Pobre, vuelve a encontrarse con Lavagna en un recodo del eterno camino.
Ilustración efectiva de “Gente que busca Gente”, como diría Pagni, el pensador positivista.

Como componentes de la cantera de Massa, El Niño Cincuentón y La Esfinge se reencuentran en Tigre, Tierra Santa.
Junto al Poeta Impopular, que felizmente encontró a quien dedicarle sus sonetos desesperados. Y con El Conde Consorte. O El Máximo Cuadro del felipismo. O Tito Lusiardo. Junto al “Chupete” Manzano, el Gran Productor de Humo, parte de la cantera del peronismo que se recicla hasta el infinito. En la Franja de Massa, que hasta hace tres meses era una “maza sin cantera”.

Se asiste a la epidemia de los balances. Cualquier locutor se pregunta -perplejo- qué va a pasar ahora.
Si La Doctora asimilará con sensatez “La calle cerrada de la derrota”. O si va, alucinantemente, a radicalizarse.
“Ni un paso atrás”, confirma Filmus, El Psicobolche, siempre listo para el admirable oficio de perder.
Sin percatarse que, si insisten con La Doctora en dar otro paso adelante caen, invariablemente, al precipicio.
Con todos aquellos frepasistas que, sin otra alternativa que inmolarse, se cuelgan del“Vestidito negro”.

Al cierre del despacho, trasciende que Daniel Peralta, El Campera, clavó la garrocha en la Avenida Kirchner, en la intersección con la confitería Mónaco. Para elevarse con destreza y volar, majestuosamente, hacia “Tigre, Tierra Santa”. Y anotarse en la cantera de Massa.

Serenella Cottani