La retracción

En la etapa lazarista del cristinismo en retirada

Retracción: Término empleado en medicina en dos sentidos. El etimológico, para indicar un movimiento hacia atrás; el otro hace referencia a una célula o tejido que ha sufrido una disminución del volumen.

sobre informe de Consultora Oximoron
Redacción final de Carolina Mantegari

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Diccionario Médico
Especie de embriaguez, euforia o angustia, confusión mental; taquicardia, trastornos del sueño, alucinaciones.

Morir por las ideas

Primero, con aquel bailecito irresponsable, con el fondo tácito de los cadáveres, los jerarcas estables del peronismo se alarmaron.
“Se deschavetó” confirma la Garganta.
Hoy oscilan entre el mantenimiento o la dilatación. Pero brotan cálculos inconfesables de Asamblea General.
“¿El problema es meramente clínico o político?” se plantea.
Los dislates sucesivos alcanzaron un punto culminante cuando La Doctora mostró, en plena cadena nacional, la portada de un ejemplar de (la Secretaría de Estado de) Página 12. Con el agravio a un “compañero” respetado. Víctima sustantiva de una operación regional.
“Esta, en la primera de cambio, nos entrega a todos”.
La preocupación se intensificó. Sólo con el penúltimo papelón del fútbol, terminaron de convencerse que La Doctora no se encuentra alterada. Desbordada en exceso. Sin el equilibrio emocional que se necesita para comandar el buque que venía a la deriva. Está equivocada. Sin beneficio de inventario, se entrega a los incondicionales que suelen reportarse a Máximo, En el Nombre del Hijo. En la política, la justicia, sobre todo la economía (gente de línea del Banco Central los apoda Grupo Cantaniños).
“Continuar aferrados a su obsesión generacional es una manera leal de suicidarse”.
Conste que nadie se propone quitarla del medio. Ni tampoco transformarla en otro pasaje desolado de la historia.
Aunque lejos de ser la solución La Doctora hoy se imponga, en la práctica, como el principal problema.
Pero tampoco puede aceptarse dócilmente que por arriba -y con admirable prepotencia- el conjunto de iluminados que nadie votó, y que ni registra una militancia digna de destacarse, sea el que decida. El que arbitre y dirija. En definitiva que gobierne el país arrastrado sigilosamente hacia el epílogo penosamente previsible. Por insolvencia e incapacidad. Más que por la acción de los conspiradores imaginarios.
“Morir por las ideas” es meritorio. Lo cantaba Georges Brassens, en un himno célebre. “Pero morir por La Cámpora es una pel…”.

Osiris Alonso D Amomio
Director- Consultora Oximoron

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