Los Cinco Latinos del Frente UNEN

Tristes tribulaciones del Frente lacerado

Escribe Oberdán Rocamora, Redactor Estrella

La verdad, lo que más interesa de Los Cinco Latinos del Frente Amplio UNEN, es si se acercan o no a Mauricio Macri, El Niño Cincuentón.

Como Frente está lacerado. Con fracturas íntimas, soldadas con presentable voluntarismo.

Contiene, por lo menos, dos fórmulas presidenciales, ineludiblemente antagónicas.

Cinco Latinos

Se trata de un conjunto de presidenciales venerables. Reluce la vocalista principal, la señora Elisa Carrió, Gran Constructora de Demoliciones.

Ahora Carrió se plantea, en la práctica, si le dan un poco de tiempo, el objetivo inconsciente de demoler también al PRO, la expresión institucional del macricaputismo.

Son cuatro galanes maduros los que secundan a Carrió.

Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto, socialista mormón. Julio Cobos, el Malvinero Sentimental, radical no preferido (hasta hoy) por los radicales. Fernando Solanas, El Dirigente Universitario, peronista cultural solitario, en migración constante. Cierra Ernesto Sanz, La Eterna Esperanza Blanca. Jefe radical.

Duele confirmar que Los Cinco Latinos arrancaron mal con los shows.

De los cinco presidenciables presentes, se destacó siempre al ausente. Mauricio. Nunca pudieron superar el peso de la ausencia (de quien ni siquiera debía estar presente).

Estrella ascendente en 2014, Mauricio es uno de los tres protagonistas prioritarios que aparecen, hasta hoy, en la pantalla etnocéntrica.

Junto a Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, extraño generador del Milagro-Scioli. Y con Sergio Massa, el Renovador de la Permanencia, titular de la Franja de Massa.

Neutralizaciones

De los cinco, de entrada, Mauricio les neutralizaba a dos.

Primero a Carrió, la dama lúcida que ocupa, en el conjunto, la centralidad de Estela Raval.

Seducida y movilizada, la dama encuentra, en la alianza con el PRO, dos ventajas simultáneas. La perspectiva del poder, primero. Y segundo, la proeza de vencer a “los narcotraficantes del PJ delictivo”. Como sostiene, con la ligera irresponsabilidad del inimputable.

Pero sobre todo Mauricio neutralizó a Sanz. Desde antes del lanzamiento en el Broadway, ya se lo imaginaba a Sanz como el vicepresidente ideal de Mauricio.

“Aunque Sanz no mida”, confirma la Garganta.

En realidad, “que no mida” es también el atributo atractivo que enarbola la Esperanza Blanca.

Ocurre que el Equipo de Comunicación Directa, que conduce Marquitos Peña, El Pibe Diez, vende un producto exclusivo. “Mauricio. Consumir con moderación”.

Hartos de Macri

Los tres latinos restantes atraviesan los días sumidos en la indagación filosófica. Si el Producto Macri sí o si no.

En vano Cobos proclama que está harto de tener que hablar siempre de Macri. Pero El Malvinero Sentimental está jorobado, porque la unión eventual con Macri es lo único que interesa, mediáticamente, del triste Frente Lacerado.

En el No a Macri sobreactúa Solanas. Es el publicista que consolidó suficiente fortuna como para enrolarse en el cine militante del peronismo cultural. A través de las “actualizaciones doctrinarias” del General. Y del maniqueísmo combativo de “La hora de los hornos”. Para languidecer en su mejor producto, inspirado en la nostalgia parisina de “El exilio de Gardel”.

En los inicios del menemismo transformador Solanas perdió una célebre interna comercial con Falak, Caudillo Bravío de Recoleta. Después se radicalizó al extremo de aliarse con Chacho Álvarez, el Sergio Massa de los 90 (ampliaremos).

El Dirigente Universitario registró altibajos electorales en diversas candidaturas. Hasta que consiguió la senaduría, vigorosamente empujado por Carrió, ya convertida en la actriz más formidable del parlamento. Sin embargo es en los reportajes de TN donde, a sus anchas, Carrió alcanza magistrales niveles de interpretación. Emula aquellos memorables unipersonales de la señora Myriam de Urquijo.

Hoy Solanas confirma, otra vez, con cierto dolor, que Carrió es la política más apta para lograr una banca y alejarse.

Emerge Carrió como la dama más abandonable (y traicionable) del último ciclo democrático. Podría confeccionarse una lista inagotable con los audaces que mojaron la medialuna de una banca, merced a sus dramáticas sobreactuaciones. Con medialuneros que, después de mojar, la abandonaron en la banquina. Desde el justamente olvidado Macaluse, El Pálido, hasta el “renovador permanente” Adrián Pérez, nuestro Belmondo en Versión Pobre. Con escala, casi obligada, en la señora Graciela Ocaña, Reina del Dengue (y Archiduquesa de la Gripe Aviar).

El adiós inteligente

Otro “latino” reticente, a la fusión con Mauricio, es Hermes Binner. El socialista mormón de la Utah argentina, la provincia de Santa Fe. Generosa tierra de promisión, donde los socialistas puritanos pudieron asentarse, en alianza con los radicales que el macricaputismo, hoy, pretende arrebatarle.

El Latino restante es Julio Cobos. Emerge como el máximo beneficiario del enroque entre Mauricio y Sanz, que atormenta tanto a Solanas.

De oficializarse el concubinato, Cobos será el beneficiario. Por convertirse en el refugio clavado de los radicales principistas, los menos pragmáticos. Los que no se encuentran desesperados por pasar por la ventanilla del poder. Los que se resisten a la alianza que toman, exageradamente, como una capitulación.

Binner, Cobos y Solanas mantienen la alternativa servida de acercarse. De entenderse. A los efectos de armar tal vez un trío melódico, y no servir simplemente como coro complementario a Estela Raval.

“Sin una escena, sin un daño”.

Resta apenas emanciparse del conjunto que está, en la práctica, fracturado. Llega el turno, acaso, del “adiós inteligente”.

Detrás de La Doctora y de la Franja de Massa

CHARLA EN SEVRES (III): Vidas paralelas. Daniel Scioli y Mauricio Macri.
por Jorge Asís
(Desgrabación de Claudine Pons-Grévy)

Sevres, París

Mireille de C… – Dos dudas, o tres, entre tantas. Primero, usted asegura que Cristina -La Doctora, como la llama- no tiene la menor posibilidad de ser reelecta. Pero no lo veo del todo convencido. ¿O me parece?
Dos ¿cree que La Doctora puede elegirlo a Scioli como sucesor? Se lo pregunto porque yo estoy segura de que no.
Tres, en su historia, ¿cómo queda Macri? ¿Está más afuera?

La Doctora atraviesa un momento ideal para inspirar literatura. Final -si no sólo de ciclo-, de novela latinoamericana. Del tipo de Yo el supremo, de Roa Bastos, o La fiesta del chivo, de Vargas Llosa, descendencias del Tirano Banderas de Valle Inclán. La imagino en Olivos, a las diez de la noche y frente al televisor, con C5N. Con recuerdos que incitan al balance. Pero muy rencorosa, vengativa, casi humillada. La figura poco original alude al mito de la soledad del poder. Ella está obsesionada con la guerra errónea desatada contra el Grupo Clarín. La que declaró su esposo sólo cuando dejó de ser el presidente. Ya que, mientras El Furia lo fue, lo mantuvo a Magnetto, siempre al portador, disponible. El enfrentamiento ahora viene complementado por otra guerra absurda. Consecuencia de la derrota anunciada de la anterior. Contra la Justicia. Contra la Suprema Corte que fue el motivo inicial del “orgullo kirchnerista”. Y contra Clarín que fue el socio, junto a Hugo Moyano, El Charol, para consolidar la hegemonía conquistada. De manera que la solitaria, poderosamente desesperada, se enfrenta con los grandes medios de comunicación y con la justicia. Cuenta con una economía inflacionaria y con las excelencias de una soja que apenas le alcanza para dilatar el deslizamiento en el precipicio cercano, al que lo conduce la falta de energía. Acompañada por un equipo piadoso, casi para cultivar el ejercicio de la compasión, y con una militancia desenfrenada que supone participar de la epopeya de una Revolución (aunque Imaginaria). Con todo ese morral que arrastra, La Doctora tiene que ser la protagonista excluyente de una elección legislativa donde, antes aún de ponerse en campaña, ya sabe que pierde. Por lo menos en cuatro o cinco de los distritos principales. Si les parece, luego los analizamos.
Por lo tanto no puede perder un solo voto más en la provincia (inviable) de Buenos Aires. Que es, exactamente, donde se le abrió una fracción. La Franja de Massa. Cisura profunda en su fuerza, que el infantilismo expresivo de Francisco de Narváez, El Caudillo Popular, cree que es simulada.
Para colmo La Doctora tiene que aceptar el auxilio recíprocamente interesado de Scioli, al que -por ingrata- no respeta. Al que atacó con virulencia oral, y rigor presupuestario, hasta vaciarlo. Se comió hasta las migas de la panera y no le cedió un miserable candidato en la lista.
De todos modos, vaciado, denigrado, devaluado, La Doctora tiene que depender del Líder de la Línea Aire y Sol. Casi tanto como de la chequera infatigable de De Vido. Y de la fascinante caravana de buscas que medran con el cuento del arte comprometido. O de la comunicación propia-tropa.
Si Scioli saltaba, como inconscientemente La Doctora quería, ya asistíamos al verdadero final.
Pero Scioli sabe hacerse el polaco recién desembarcado. El misterio de la presencia ausente. Nada ganaba con saltar.
Prefirió quedarse, despojado, con cuero insensible en la piel. Pero cerca de la marca del Partido Justicialista.
Significa confirmar que La Doctora no es la única dependiente. Es la caravana de buscas del Frente de la Victoria que hoy vergonzosamente depende de él, aunque también lo desprecien. Lo consideran “la derecha”. Para consolidarse, acaso, en la ilusión de ser de izquierda. Cuando a lo sumo adhieren a la ideología a la carta del peronismo.
Pero si quiere seguir en este oficio, en el que no le fue tan mal, Scioli tiene que ofrendarse por Insaurralde (el que “armaba” con Bossio para cambiarlo por Boudou). Y por La Doctora, que lo ridiculizó delante de sus pares.
Debe ofrendarse por la vertical señora Di Tulio y hasta por Cuto Moreno y la señora Conti. Pero conste que no es por generosidad espiritual, sino para evitar el ascenso de la Franja de Massa.
Ya que Massa, La Rata del Tigre, hoy es el adversario de los dos. De La Doctora y, sobre todo, de Scioli.
Y si me apuran le diría, Mireille, que Massa también es el competidor de Macri, que va en la Franja. Chupado, como se dice en el automovilismo deportivo, detrás. Porque, si Massa le gana en agosto a Insaurralde, puedo asegurarle que no se va a ver el cielo, de tantas garrochas que sobrevolarán hacia el Tigre. Clavadas desde cualquier sección electoral de la provincia. En el aire del suburbio y con las medialunas enarboladas.

Ahora, si La Doctora y Scioli, con el mascarón de proa de Insaurralde, lo sacan del escenario a Massa con una derrota contundente, intuyo que va a existir el riesgo de querer quedarse. Que los gurkas de La Doctora, que nada tienen para perder, además de la libertad, quieran reformar inmediatamente la Constitución. A los efectos de eternizarla.
Pero según mis números, Mireille, no le va a alcanzar. Y conste que no me refiero sólo a las dificultades reglamentarias. Es la política.
Porque La Doctora y sus Buscas de la Victoria retroceden en Capital. Se apelotonan en Córdoba. Se quedan cortos en Santa Fe y son goleados en Mendoza. Les falta sólo estrellarse en Buenos Aires. Y asoman, en el horizonte, turbulencias. La Franja de Massa les presenta un desafío territorial.
La Rata, mientras daba vueltas en la rotonda, la armó bien. Y llego a la cumbre cuando consiguió que lo acompañara De Mendiguren. Es un ídolo popular de La Matanza, que logra suspiros entre las compañeras de la Tercera y Primera Sección Electoral. Sin hablar de las masas bonaerenses que siguen fieles a Felipe Solá, el que, reitero, es el máximo cuadro del felipismo. También hay que tener en cuenta a Adrián Pérez. El Jean Paul Belmondo en versión pobre. Con De Mendiguren, Felipe y el Belmondo Pobre, la Franja de Massa vuelca la elección.
(Risas, generalizadas carcajadas en la Casa de Sevres)
Ahora, para ser franco, Mireille, coincido con usted. Por más que transitoriamente sea Scioli-dependiente, no creo para nada que La Doctora vaya finalmente a optar por Scioli como su sucesor.
Sería -cómo decirle- la constatación del fracaso personal.

M.- ¿Nada más de Macri?
En cuanto a Macri, El Niño Cincuentón, figura principal del macricaputismo, percibo que la tiene casi tan difícil como Scioli. Vidas paralelas.
Tuvo mala suerte en su intención de proyectarse en la inviable Buenos Aires. Hasta decidir ir, aunque bastante diluido, detrás de La Franja de Massa. Como Scioli detrás de La Doctora. Un negocio extraño.
Porque Scioli se aferra a La Doctora, alguien que se va. Pero Macri no puede aferrarse a alguien como Massa, que se encuentra en la plenitud del crecimiento. Cuesta entenderlo. Porque, en simultáneo, lo que se le complica a Macri es el distrito que tiene escriturado, la Capital.
Su oferta es buena, pero carece de innovaciones y sorpresas. Parece un acto de resignación por no haber formalizado su alianza, de máxima, con Lavagna, o de mínima con Lousteau.
Si se le complica a Macri el distrito no es por el gobierno. El cristinismo insiste, en Capital, con su batallón destartalado de perdedores vocacionales. Tienen menos atractivo que el bife de hígado con puré, durante los siete días de la semana, para almuerzo y cena.
Las complicaciones le vienen, a mi criterio, por el lado del centro-izquierda, que la supieron hacer. Del radicalismo rebosado de progresismo, al que Macri le supo birlar oportunamente los votos, para festejar con globos y danzas amarillas.
El que se imponga en la interna progresista de agosto va a llegar, a mi criterio, mucho más fortalecido para confrontar con la señora Michetti, el Colo Santilli y el Padre Bergman.
Entre Solanas, el Dirigente Universitario, bastante conocido en París, que se larga secundado por la señora Carrió. Con Prat Gay, el cuadro repentinamente revolucionario, que va con Victoria Donda, la Transgresora de Barrio (y el Gil Lavedra como diputado). Y con el eterno Rodolfo Terragno, que suele contemplar con paternal regocijo a su discípulo, Martín Lousteau, el Personaje de Wilde.
Reitero que Macri lleva una oferta digna con Michetti y Santilli, pero tiene un cierto sabor a frustración. Por no haber podido cerrar con Roberto Lavagna, La Esfinge, la gran decepción para esta campaña de la que hablo aquí por última vez.
Lavagna fue capaz de negociar el canje de la deuda, acompañado del Flaco Guillermo Nielsen, y no supo negociar con Macri una senaduría que la tenía en bandeja.
La inquietud, y termino, a Macri le viene del radicalismo rebozado de progresistas. Más que de la postulación moyanista de Julio Bárbaro, con Piumato, armada a las apuradas. Tampoco de ningún modo lo asusta a Macri “La Revista Dislocada” que le presenta Alberto Rodríguez Saa, para entretener a la audiencia con seis cautivadoras listas de aspirantes diputados con la medialuna enarbolada.
Aunque pienso que el macricaputismo debería interesarse en desbaratar, desde ya, la temible presentación de la señora Alicia Oliveira. Es del Partido Unipersonal del Momo Venegas, que se llama Fe. Ocurre que Oliveira, una de las mejores discípulas de Eduardo Valdés, llega acompañada de Archibaldo Lanús, que tiene una inapelable penetración social en Mataderos, Soldatti, Parque Patricios y Flores Sur.

Bruno, El Cordobés – ¿Y a De la Sota? ¿Le parece que Cavallo lo perjudica?

(Desgrabación de Claudine Pons-Grévy)