Macri y el límite a Massa

Sobre el Club Swinger de la política nacional.

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial

Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, solía representar la obstrucción del límite. Difusa luz de interdicción.
“Mi límite es Macri”, sostenía la señora Carrió, La Empresaria en Demoliciones (Dama pudorosa que hoy es su aliada).
Entonces Macri era la frontera ideológicamente emblemática. La barrera que imponía un peaje ético.
Más allá de Macri se situaba el territorio horrendo de la derecha. El neo liberalismo conservador.
Más acá de Macri, en cambio, imperaba el costado progresista. El sendero bucólico que siempre iba a atravesar Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto. O la señora Margarita Stolbizer, La Vecina Honorable. Hasta Alfonsín, El Alfonsinito, quien recurrió en algún momento a la cuestión del “límite a Macri”. Pero pronto se arrepintió.

Parábola del Poder

En el fondo, la conquista del poder se reduce a la simpleza de una parábola.
Es el trayecto que se extiende desde la condición de limitado, hasta la condición de limitador. O de marginado a marginador.
De arriesgarse a recibir el regalo indeseable de una bolilla negra, a la arbitrariedad de colocarla en el bolillero.

Como en el ascenso hacia el poder Macri tuvo cierto éxito, es ahora el mismo Macri, el ex limitado, quien fija arbitrariamente los límites a los otros.
Como si dijera: “Mi límite es Massa”. Ahora sorprende: “Con Massa nada tengo que ver, es un problema de la interna peronista”.

Massa, El Renovador de la Permanencia, para Macri representa un emblema derivado del peronismo. Es parte de “lo viejo”. Antigualla que el propio Macri se dispone a superar. Para discriminar, en cierto modo, a cualquier funcionario que en los “últimos 25 años” haya manejado algún resorte de poder. Años que registraron, en su balance, un saldo colectivamente negativo. Tipos que, en definitiva, fracasaron. Tuvieron su oportunidad. Fueron. Son “lo viejo”.
La circunstancia del fracaso es abiertamente pecaminosa para el PRO. Aunque en el país abunde la frustración. Todo -pero todo- lo hicieron mal.
Entonces persisten los desdichados que se esfuerzan en pasarle a la sociedad talonarios enteros de facturas.
La humanidad está en deuda con el ciudadano que “se merece vivir en un país mejor”. De acuerdo.

Puede que el antiperonismo literal le resulte útil a Macri para desplegar las imposturas inofensivas de la campaña. Entre globitos y saltos eufóricos del danzarín apuesto de 56 años.
Resulta llamativo pero Macri salta mucho más que Sergio Massa, que tiene 42. Y que Martín Lousteau, El Wing Izquierdo de River, flamante adversario de 44.
Pero nadie le advierte a Macri que destratar tanto al peronismo puede transformarse en un suicidio institucional anticipado. Sobre todo si prosigue con su ascenso irresistible. Y llega, incluso, a gobernar.
El peronismo suele ser dúctil. Es flexible y hasta reversible. Es vulnerable, inagotable y pragmático. Pero los peronistas no suelen olvidar con facilidad las afrentas ni la discriminación. Al contrario, son los elementos que generan la indispensable épica de resistencia. Combinan a la perfección con el riesgo natural de la revancha.

En el club Swinger

Sin embargo Macri y Massa ya estuvieron juntitos. Y fueron felices. En octubre de 2013 vencieron al kirchnerismo. No hace tanto.
Aunque los sujetos no representan a la misma generación, la sociedad Macri-Massa emergía como algo bastante razonable.
Eran “dos a quererse”. Macri junta “misericordias” en la provincia (inviable) de Buenos Aires. Y Massa “recopila compasiones” en el Artificio Autónomo de la Capital.
Pero la relación no funcionó. Falló “El factor humano”. Título de la novela de Graham Greene.

Pero también al kirchnerismo lo vencieron juntos Macri y Francisco De Narváez, El Caudillo Popular. Fueron felices en 2009. Junto a Felipe Solá, El Cuadro del Felipismo.
Cuando Massa junto con Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, era otro kirchnerista testimonial.
Curiosamente aquel Narváez fue vencido también por Massa, cuatro años después, en 2013.
Ahora, en el Club Swinger, Narváez es massista. Como Solá.

Mientras tanto Carrió, la que le ponía los límites a Macri, en el Club Swinger también cambió. Hoy está en pleno romance platónico con Macri, aunque cada vez más atraida por “los rulos” del wing izquierdo. Lousteau, El Personaje de Wilde.
Y ahora Carrió, junto con Macri, le pone límites a Massa. Para algarabía de Scioli y de La Doctora.
Para Carrió, hoy Massa pasa a ser el nuevo Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas).
Cuando Duhalde era el enemigo número uno de los Kirchner, se evoca que Carrió lo catalogaba al pobre Duhalde de narco. Jefe de la “mafia del PJ”.
Y cuando para La Doctora (y para Macri) el enemigo pasa a ser Massa, el narco de repente -para Carrió- es Massa.
En el Delta, según la interpretación, se lava más blanco.

Conste que Carrió resultó fundamental para que los radicales, en Gualeguaychú, le tendieran el cordón sanitario a Massa. Y se enrolaran en la liga mayor. Con Macri.

Tragicomedia

De todos modos, como Macri y Massa estuvieron juntitos, y fueron felices hasta hace poco más de un año, en el Club Swinger prospera otra interpretación.
Las reservas morales y políticas de Macri no son, de ningún modo, contra Massa.
Son, en realidad, contra el tercero en la discordia. Francisco De Narváez.
Porque ahora, en el combo de Massa, para colmo entra también Narváez.
El Supermercadista Colombiano que tiene un techo: ser el gobernador de Buenos Aires. Desde la Franja de Massa. Donde manda el limitado que se dispone a jugar, por su parte, en una liga menor. Una suerte de Nacional B. Con José De la Sota, El Cuarto Hombre, y Adolfo Rodríguez Saa, el Padre de la Puntanidad.
Asociado a Macri, en 2009, El Caudillo Popular (Narváez) lo venció al testimonial Massa (por entonces junto a Kirchner y Scioli).

En cambio Massa, asociado a Macri, lo venció luego a Narváez, en 2013.
Y justo cuando Macri creía tenerlo en la lona, Narváez de pronto se recompone. Quiere más. Y reaparece en el combo de Massa.
No olvidar nunca que Narváez es el antihéroe con quien Macri supo protagonizar una celebrada tragicomedia
En su momento, juntos motivaron (Macri y Narváez) una inspiración de gloria en el “portal del periodismo artesanal”.

Alivio espiritual en el macriputismo

Abunda el alivio espiritual en el macricaputismo.
Mauricio, El Niño Cincuentón, zafó de la interna sustancial. Incomodidad que lo mantenía estancado. Emerge fortalecido.
“Con un sexo político de cuatro metros” explicita la Garganta Pro.
La “decisión estratégica” de apoyar frontalmente a Horacio Rodríguez Larreta, El Carismático, tuvo su final favorable.
Es de esperar que muchos votos independientes, que fueron hacia Gabriela Michetti, La Princesa de Laprida, no se vayan, en julio, imantados hacia Martín Lousteau, El Personaje de Wilde.
En adelante, Mauricio puede estar seguro que va a polarizar nomás con Daniel, el Líder de la Línea Aire y Sol.
Posiblemente ambos. Mauricio y Daniel- tuvieron éxito en la tarea compartida de marginarlo a Sergio, el Titular de la Franja de Massa.
Hoy se lo percibe a Sergio algo alejado de Mauricio y de Daniel. Se les escapan. Pero este juego es el tradicional “sube y baja” del parque de la memoria.
Si por ejemplo el viernes Sergio colma el estadio de Vélez, y consolida aparte su alianza con De la Sota, El Cuarto Hombre, y acaso también con Adolfo Rodríguez Saá, El Alma de la Puntanidad, podrá blindarse otra vez su candidatura. Para que vuelva a ser una disputa de tres. Aunque, al cierre del despacho, parece tratarse de una disputa de dos. Sólo entre Mauricio y Daniel. Si es que Daniel consigue librarse definitivamente de la competencia virtual de Florencio, El Loco. Es el que siempre está pendiente, aunque no produzca ninguna información que estimule una idea de campaña. Para colmo, la esperanza del dedazo se diluyó en Moscú. Para algarabía de Daniel, La Doctora expresó que “no tiene favoritos”.

Parábola geopolítica del país en banda

Pese a haberse agotado el aquí anunciado como “último mes de centralidad”, La Doctora aún conserva la iniciativa. Actúa como si no fuera a irse nunca. Al menos, en materia internacional, donde hace y deshace en soledad, sin siquiera brindar la explicación que tampoco nadie le pide. Ni Mauricio ni Sergio. Por supuesto que tampoco Daniel va a pedirle a La Doctora que le rinda alguna cuenta.
Aunque los tres se postulen para sucederla, no tienen la menor idea de los compromisos que se asumieron.“¿Y qué hacemos si a Daniel, en la presidencia, se le ocurre vendernos de nuevo a los yanquis? –confirma otra Garganta, que trafica el cuento de la Revolución Imaginaria.
De manera unilateral, porque se le antoja, con licencia de corsaria, y en virtud del pragmatismo a la bartola, La Doctora traslada el país a la deriva hacia el inquietante eje China-Rusia. Que por supuesto incluye a Irán. O sea a Siria. Y a través de Venezuela, nuestro máximo aliado en el subcontinente.
Sin siquiera pestañear, La Doctora pasa, sin inconvenientes ni reclamos, de las intenciones fracasadas de reconciliarse con el mercado de capitales –o sea con Occidente-, emprendidas desde el comienzo de 2014 (rendición ante Repsol y rodilla ante el Club de París), para conciliar después de Griessa posiciones favorables con China, primero, y Rusia después.
Parábola geopolítica del país en banda. Un viraje que se dio en menos de quince meses. Queda el balance de un crimen.
Ni Mauricio ni Sergio, en lo personal, ni sus equipos económicos, ni sus asesores en política exterior, tienen la más remota idea, según nuestras fuentes, acerca de qué demonios La Doctora, Timerman y De Vido comprometieron con Rusia y con China.
Si alguno de los dos aspirantes a la sucesión estimula la ilusión de reestructurar las relaciones con Estados Unidos, o con la Unión Europea, debería, al menos, interesarse en la magnitud de los compromisos firmados. Existe la continuidad jurídica del Estado. Aunque los audaces irredimibles del cristinismo suponen que tienen asegurada la continuidad. Para siempre. Con lo que tienen enfrente, crece el derecho de creerlo.

La Doctora, la gran campeona de la defensa de los derechos humanos que humilló, para espanto del ministro De Vido, al pobre “negrito” Obiang -Presidente de Guinea Ecuatorial-, porque no los respetaba, por el repentino pragmatismo a la bartola hoy prefiere callar (o sea convalidar) ante la prisión de los dirigentes opositores al asociado Nicolás Maduro.
Es –Maduro- quien no vacila en degradar, incluso, a las autoridades de España, por la osadía de reclamar por los presos políticos en Venezuela. Y en defenestrar, por si no bastara, a Felipe González, por ofrecerse como abogado de los presos. Y en esta etapa pragmática mejor ni tratar, en materia de derechos humanos, el caso de Putin. Silencio.

Derivaciones humanas del relato

Pero es el tiempo de los posicionamientos, entre los tres postulantes presidenciales que se manejan con consultores que sostienen que no es momento de anunciar cambios bruscos ni rupturas. Debe confiarse entonces en que los tres ya saben cómo plantar el país. Adónde. O dejarlo así, como está. Para cualquier postura. A la bartola.
Tiempo de dramas electorales.
-”Cómo les pedimos a los que cantan “Cristina corazón aquí tenés los pibes para la Liberación” que ahora griten “¡Daniel, Daniel!”-
Es otra severa introspección de la Garganta Popular.
Lo que opine la señora de Bonafini, según nuestras fuentes, ya casi nada preocupa en materia electoral. Las Madres le dieron al cristinismo todo lo que tenían para dar. Hasta su prestigio. Y en la retribución, pasaron a convertirse en una constructora fraudulenta y quebrantada.
Menos aún interesan las reticencias que puedan presentar los intelectuales buscapinas del colectivo Carta Abierta.
“No mueven quince votos, y no se les entiende un c…”.
Importan, sí, los jóvenes que saltan. Que son los que ponen el aderezo de la épica. Los muchachos que adquirieron auténticamente el cuento de la Revolución Imaginaria.

El dilema reside en las derivaciones humanas del relato.
Apoyar a Daniel, aunque siempre estuvo, implica dejar de lado la consigna “Patria sí Colonia no”. Que algunos hasta se tomaron en serio. Cuesta cambiarla por “con fe y esperanza, siempre para adelante con el Aire y el Sol”. A través de la ideología del vitalismo positivista que representa Daniel. Con la confianza en sí mismo que lo habilita para asegurar que, a partir de su presidencia, se viene “una Argentina que ni te imaginás”. Con la explosión del optimismo que lo instiga a confirmar que “a la Argentina va a venir dinero desde todos los países del mundo”.

Por su superioridad natural, por la visión desproporcionada de sus atributos, Daniel no tiene ningún inconveniente en que “le pongan todos los diputados”. O que le pongan el vice que quieran. Ya que con Scioli, en definitiva, todo va a cambiar.
“Pero que no se le ocurra entregarnos de nuevo a los yanquis” insiste la Garganta.

Recaudación y cuentapropismo

La cuestión que pasaron doce años de Kirchner-cristinismo. Contradictorio, complejo, invertebrado. Siete años, entre 2003 y 2010, fueron de recaudación centralizada. Y debe aceptarse que los últimos cinco sin recaudación. “Sin bolsos en los vuelos de los viernes”. Colmados de altibajos, delirios y bolsones de cuentapropismo. (Ampliaremos en próximo informe).

Lo que El Furia no pudo lograr con el trunco Compromiso K, La Doctora lo logró con La Cámpora.
Un conjunto incondicional de muchachos que atraviesan la treintena. Los que planifican, en los próximos diez años, quedarse con el control total del país. Arrasan con dos generaciones. Las jubilan.
En una década oscilarán los 45 años. A punto. Con experiencia en manejo del poder.
Saben, en la práctica, que Daniel es quien está mejor posicionado para garantizarles la continuidad de lo conquistado.
Sólo tienen que abstenerse, en adelante, de cometer errores. Los que pueden ser aprovechados por Sergio y Mauricio, al acecho. Siempre.

El antiperonismo le ladra a la luna

Sobre el final del ciclo que (tal vez) se extiende

sobre informe de Consultora Oximoron
Escribe Bernardo Maldonado-Kohen

Introducción

Como en el primer lustro de los 50

“No aguanto cuatro años más de peronismo” confirma la Garganta-. “Prefiero irme del país”.
La posibilidad que el cristinismo permanezca inquieta y atormenta. A través de Scioli. Con La Doctora detrás y La Cámpora a los costados.
“¿Hasta cuando el populismo? ¡Por favor!”. Insiste otra Garganta.
Un coro pío de lamentos complementa el final del ciclo que a lo mejor se extiende. Como se extiende el temor a la confirmación de la continuidad.
El incentivado sentimiento antiperonista atraviesa, en la actualidad, por uno de los períodos más intensos.
Es distinto de aquel antiperonismo del primer lustro de los 50. Sin militares providenciales a los que recurrir, que hoy sobreviven adentro de la caja.
No queda otra alternativa que desalojar, a los peronistas, mediante elecciones.
Trasciende, por si no bastara, que el general Milani mantiene un prematuro cierre con Scioli.
“Si no puedes con tu adversario, únete” -sentenció aquel aprendiz de Maquiavelo. Parafrasearlo es fácil.”Si no puedes con los peronistas y quieres sobrevivir, hazte peronista”.

Osiris Alonso D’ Amomio, Consultora Oximoron/Director

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El repunte inflamado de Scioli en las encuestas ilustra y explica la meseta transitoria que Macri y Massa comparten, con diferente rigor.
El estancamiento se impone, en realidad, con la potencia del retroceso. Se suma a la sorprendente imagen favorable que La Doctora aún arrastra, pese al compendio de catástrofes agravadas .
Juntos, La Doctora y Scioli estimulan la imaginación y las iniciativas de los que procuran,  razonablemente, evitar que el cristinismo perdure. Que conserve, más allá de diciembre, los atributos del poder abusado. Ampliaremos.
La oposición al cristinismo es -al cierre del despacho- demasiado frágil. Si se la compara, sobre todo, con el sentimiento rencorosamente opositor que anida en sectores decisivos de la sociedad.
Son los excluidos de las capas medias. Se encuentran culturalmente hartos de las imposturas arbitrarias del oficialismo desastroso, que se dispone, para colmo, a permanecer.
Basta con un ventarrón adverso para que se estanquen las estructuras de los dos líderes –Macri y Massa- que se postulan para desalojarlos. Para que dejen de registrar crecimientos significativos.
Basta además con un soplido, un aprovechado desorden, o alguna explotada confrontación interna para desequilibrarlos.
Por encontrarse divididos, son fragmentos funcionales al cristinismo, que enarbola la obstinada certeza de quedarse. Aunque estuvieran, un mes atrás, regalados. En mesa de saldos.
“Con muy pocas excepciones, los intendentes que ustedes llaman mini-gobernadores, cuentan de movida una base del 27 por ciento” –confirma otra Garganta.
La pregunta que surge es entonces obvia: ¿cómo se les gana en medio de tanta fragmentación opositora?
Desdibujan el 60 % de la sociedad que los detesta. Con márgenes considerables de ciudadanos que ya no pueden escuchar ni siquiera la voz que los encadena.
Consecuencia del conjunto de egolatrías desencontradas, más que de enfrentamientos ideológicos.
La ideología, en el fondo, es aquí una cuestión secundaria.

Riesgos de la Pata Peronista

Para Oximoron, los proyectos inspirados en el no peronismo, o los inspirados en un peronista que de pronto se aparta, coexisten con el riesgo del desvanecimiento inmediato.
La declinación arranca, en el primer caso, cuando los dirigentes osados plantean  racionalmente que, para conquistar el poder real, hace falta disponer de la llamada “pata peronista”. Para ingresar, al menos, en la provincia (inviable) de Buenos Aires. En el conurbano mayoritariamente impenetrable, que siempre brinda algún espacio lateral para las minorías.
En el mercado del usado, la pata peronista siempre se consigue. Con llamativa facilidad. Como se consiguen en Warnes los repuestos de los automotores.
Abundan los peronistas desencantados que se quedaron afuera del circuito cerrado de la toma de decisiones, y de los repartos. Quedaron lejos de las cajas y fueron desplazados sin piedad. Peronistas expertos, al borde de la laguna. Con la caña en una mano y con la garrocha cerca, por si es necesario saltar hacia algún otro espacio generoso que los contenga.
Para alimentar a los desplazados opositores internos, que sobreviven en el llano, en el peronismo sólo quedan las anchoas saladas, para ser servidas en la calentura del desierto.
Pero la pata peronista presenta un enorme riesgo para los improvisados que pretenden armar desde el no peronismo.
Es que la pata peronista les peroniza paulatinamente la totalidad del cuerpo. Y cuando los iniciales no peronistas se quieren acordar  ya es tarde, están peronizados en el peor sentido de la palabra. Adoptaron la mayoría de los vicios culturales y ninguna de las virtudes, que florecen en general cuando se dispone del poder.
Lejos del poder, el peronismo propone el mito melancólico de la resistencia. Para desalojar, sin romanticismo culposo, a aquel que lo tiene.

Sobre la ceguera

La problemática alcanza grados de patología cuando el opositor no diferencia al peronismo del kirchnerismo. Cuando los identifica.
En su desesperación, el antiperonista es dominado por la ceguera que lo descontrola. Cuando decide que el peronismo es la lacra. El responsable histórico de la totalidad de los fracasos colectivos de la Argentina. Desde la corrupción devastadora, que supera cualquier peste de transparencia, hasta del insumo básico de la pobreza. El elemento compulsivo para eternizarse.
El tramo se reproduce en la actualidad. Al percibir que La Doctora y su conjunto de buscapinas acostumbrados pueden persistir a través de Scioli, el antiperonista fanatizado se sumerge en magníficas muestras de frustración.
Es cuando el mito del eterno retorno, inspirado en el ejemplo de Michelle Bachellet, se transforma en el mito de la permanencia, inspirado en Vladimir Putin. (Ampliaremos. Tema de próximo informe Oximoron).

Siempre listos

En su impotencia, el antiperonismo le ladra a la luna.
Cuando toman consciencia del riesgo de quedarse, después de haberse ilusionado con la certeza falsa de la partida. Con el cuento del final de ciclo.
Por lo tanto, al sospechar que el próximo gobierno va a ser también peronista (“un clon del actual”, según un pensador), se anticipa el tormento que legitima la incertidumbre. Y la puteada inútil, hacia la luna. Como los ladridos de perro del “barrio de tango”. Homero Manzi.
“Estos peronistas se quedan siempre. Y el país con los peronistas no tiene destino. Es una tortura”.
Peronistas siempre listos para nacionalizar o privatizar. Depende. En el fondo, para ser francos, es lo mismo. Con el complemento liberal, para denostar posteriormente, como con Menem. O con el componente del frepasismo tardío, como los diferentes Kirchner, El Furia y La Doctora, para denostarlos en bloque en un futuro cercano por los propios peronistas. Sin que se les caiga ningún anillo. Ni florezca la mariconeada intelectual de la autocrítica.
Para Oximoron el peronismo es la ideología del poder. Con el agravante que la conquista y la conservación del poder signan las claves de la misma ideología.
Al frente siempre y con los individuos intercambiables. Los que en general acompañan y elogian al que gana. Y aquel peronista que decide combatirlo, o carece de reflejos para acomodarse, y se queda afuera, tiene por delante un destino de desierto ancho y largo, ideal para comer anchoas, eternizadas en sal gruesa. O para ofrecerse como “pata peronista” en el mercado del usado, donde se abre cualquier proyecto opositor que se inspire en el defecto físico del no peronismo.
Es la manera de entender críticamente el final de ciclo que (a lo mejor) se extiende. Con otra versión para repetir la historia inagotable.

De la Sota y sus contemporáneos

En “Quiero y Puedo” desfila Scioli, Macri, Massa y La Doctora.

escribe Carolina Mantegari

Sin “ánimo de agredir” (pag 57) José Manuel De la Sota refiere que “Scioli no es un líder, ni un gestor ni un conductor”.
Se pregunta, desde el título del capítulo dedicado, si Scioli tiene alguna “idea propia”.
Para el ensayista (Scioli) llegó siempre “enancado en una propuesta de otro”. Sea Menem, Duhalde o Kirchner. No obstante, el autor le tiende una soga.
¿Para qué cambiar si hasta ahora le fue tan bien?

La generosidad descalificatoria le sirve también a De la Sota para bajarle el precio a Macri.
Es quien “se apropió del color amarillo” aunque, a su criterio, “para hacer política (Macri) todavía está verde” (pag 71).
Tampoco (Macri) tiene “ideas propias”, y ni siquiera le tiende la soga: “Todo, en su círculo, es escenografía” (pag 73).

Menos aún Sergio Massa disfruta de la admiración intelectual de este inesperado “ecrivain maudit”.
Massa aparece bien provisto de “lugares comunes”.
Con “mensajes para la tribuna sin la más mínima profundidad” (pag 120). Aunque le tira la siguiente soga: “siempre fue un tipo agradable, simpático y canchero”.

El catálogo de la galería cruel de personajes contemporáneos puede coronarse con La Doctora.
“Gallego, esta mujer es como un alacrán. Te pica porque hace a su naturaleza” (pag 142).
La calificación de “alacrán” se la atribuye al extinto Antonio Cafiero, un hombre “de bien”, al que acompañó como vice en la histórica interna peronista de 1988. Cuando Cafiero-De la Sota perdió con Menem-Duhalde.

Sin embargo el autor reserva también espacio moral para los rescates y homenajes. Por ejemplo del legendario Chacho Bittel. A quien La Doctora, cuando era senadora, había calificado de “inútil y gagá”.
También un capítulo está dedicado a venerar al propio general Perón, a quien el autor visitó en Gaspar Campos, con una delegación de la Juventud Peronista. Los muchachos tuvieron tanta suerte que presenciaron un diálogo ideológico entre Perón y el ministro Gelbard. Delante de ellos fue a proponerle a Perón nada menos que “la reforma del Estado”. Porque “las empresas estatales, como están, son insostenibles” (pag 117).

Por suerte De la Sota, en su memoria selectiva, se muestra ecuménico y democrático con Raúl Alfonsín. Es quien supo emocionarlo con la recitación del Preámbulo. O con el ejemplar pedido de “un médico a la izquierda” (pag 127). Es el sentido de los “candidatos cambiados”. “El nuestro (Lúder) era el Doctor. Teníamos que perder y perdimos” (pag 176).

Tal vez hubiera correspondido que el autor fuera un poco más condescendiente con Carlos Menem, de quien fue su embajador en Brasil.
Pero Menem “abrió las puertas de la infiltración del liberalismo dentro de las filas del peronismo” (pag 133).
Abundan los informados que evocan que aquel presidente Menem resultó sustancial para que el autor abandonara la rutina de derrotas y conquistara por primera vez la gobernación de Córdoba. Con ostensible ayuda liberal. Pero el dato es irrelevante.

Conmovedora amenidad

En “Quiero y Puedo” la franqueza de De la Sota, en la condición venerable de escritor, no debiera ser rescatada apenas desde la ética. Menos, aún, desde la estética.
Es preferible situarlo en el plano testimonial. Para computar el libro como lo que es. Un hecho político. De descontada repercusión, sobre todo al trascender estas líneas.
Debe rescatarse en De la Sota la sinceridad crítica al referirse a las cosmovisiones de su experiencia. A los altibajos de su epopeya personal. Y al abordar el posicionamiento de sus contemporáneos, que emergen como eventuales competidores en el intento de erigirse en el próximo presidente de la República.

Se trata de un texto-pretexto, utilitario para la instalación política. Abundan los profesionales en el oficio del poder que recurren a la sistemática producción de libros para legitimar las expediciones territoriales.
Aquí De la Sota combina la fresca hondura con la conmovedora amenidad, en un lenguaje simplista que facilita la comunicación de los episodios escogidos de la memoria. Son “relatos” variados, que abarcan distintas épocas y están divididos en siete partes arbitrarias. Entre sus páginas aparece De la Sota como el buen muchacho querible que aún extraña a su padre, quien lo llevó a su primera concentración peronista en el centro de Córdoba (pag 40). Y en el ser sensible que quiere a los perros (pag 63). Sin aludir al capítulo desgarrador del inicio, que exhibe una fuerte agresividad emotiva, ya que trata de una pérdida irreparable.

Contemporáneos aventajados

Esta crítica duda si “Quiero y Puedo”, en tanto producto literario, pueda servirle al autor para instalarse en su retrasada ambición de postularse para la presidencia.
Los tres contemporáneos más aventajados, “Daniel, Mauricio y Sergio” (cliquear), los que pugnan por calzarse también la banda, son protagonistas involuntarios y atractivos para la lectura del texto-pretexto.
El gobernador que carece de ideas propias. El jefe de gobierno que aún está verde para la política. Y el diputado canchero, enunciador de frecuentes lugares comunes, que lo hace sentir incómodo al no mirarlo de frente. Y al enviar, en su presencia, mensajes de texto, o atiende llamados como si ninguneara al interlocutor.
Es después de todo una suerte que los tres políticos aquí enumerados mantengan un saludable sentido del humor. Y un aparato digestivo lo suficientemente desarrollado como para no tomar demasiado en serio sus descriptivas presentaciones. Con la salvedad, a nuestro criterio, del alacrán. O de “la alacrana”, un espíritu infinitamente rencoroso y vengativo. Editó Planeta. 283 páginas.

Gabriela vs Mauricio (y Horacio)

Se quiebra el “encanto light” del PRO

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari

Introducción
Estructura aceitada

Cuando se le pregunta al diputado de PRO si está con Horacio o con Gabriela responde con calculada firmeza.
“Con Mauricio. Estoy con Mauricio”.
Porque está con Mauricio, por consiguiente, lo apoya a Horacio.
Cuesta asumir que el competidor de la señora senadora Gabriela Michetti dista de ser Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gabinete del Artificio Autónomo.
Confronta con Mauricio Macri y la estructura aceitada del macricaputismo.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

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Decisión estratégica

Con usual precipitación, se le computa a Mauricio la cruda actualidad del PRO, como si se tratara de un error táctico.
El de victimizar en exceso a Gabriela. Una dama querible, inteligente e impedida, vulnerable sólo de apariencia.
Para la evaluación de Oximoron se trató de una decisión estratégica. Consistió en apoyar frontalmente a Horacio.
Un funcionario laborioso y competente. Con proyecto propio y ambiciones inagotables. Aunque bastante cuestionado como candidato. Por la carencia de atributos vinculados al misterio del carisma. Que es precisamente el misterio que porta Gabriela. La capitaliza.
Es preferible entonces mostrarlo a Horacio siempre fortalecido. Bien acompañado en las caminatas, en las producciones informativas “de gestión”. Si por noble elegancia el acompañante ya no puede ser Mauricio, que lo acompañe Durán Barba, sobre todo después de leer encuestas. O el cada vez más confiable Santilli. O con la señora Bullrich. La inquietante señora Alonso.

“Cuando el 26 a la noche nos enteremos que Horacio le ganó a Gabriela por 6 puntos, Mauricio va a tener el doble de poder”, confirma la Garganta.
“Estará más fortalecido para arrancar la epopeya con María Eugenia, en la provincia de Buenos Aires, y conquistar la presidencia”, prosigue.

Vaticinan la victoria de Horacio por seis puntos, con más voluntarismo que certeza.
De darse el vaticinio, Mauricio podrá recuperar, acaso, los tres puntos que explicablemente perdió en el último mes. En beneficio, para colmo, de Scioli, el adversario recíprocamente preferido para polarizar.
Mientras tanto ambos -Scioli y Macri-, como si se hubieran puesto de acuerdo, pugnan para dejarlo fuera del escenario a Massa.
El objetivo, según nuestras fuentes, es reducirlo a Massa, pero no en exceso.
Ya que Scioli con La Doctora necesitan mantenerlo vivo a Massa, en principio para la pedantería obstaculizadora de las PASO. Y sobre todo para la primera vuelta de la elección real.
Con la desesperada esperanza -en el caso de Scioli- que la de octubre sea la única elección. Que se liquide el pleito electoral en la primera vuelta, como si se tratara de un trámite administrativo.
Porque, si hay una segunda vuelta, Scioli es boleta. Pierde. Y entonces Macri podrá festejar con el bailecito y la voz complementaria de Gilda.
Sin embargo el esquema diseñado en los papeles contiene el riesgo de ser desmoronado en el territorio, en poco más de dos semanas. Si es Gabriela la que le gana a Mauricio, hoy representado aquí por Horacio. Así sea por medio punto.
Plantear la alternativa del triunfo de Gabriela se asemeja a una provocativa transgresión. Pero es la martingala a la que se aferran los especuladores que estimulan la atractiva idea de propinarle a Mauricio un tropezón. Una especie de porrazo que voltearía el cuento de la “decisión estratégica”.

Four Seasons

En enero -pocos días antes que mataran a Nisman- en el restaurant del Four Seasons, Gabriela abandonó la concepción casi pastoril de ser “hermanita” de Mauricio. Para elevarse como una par. Discutir las acciones y convertirse directamente en adversaria.
Fue cuando se registró el último intento de Mauricio por convencer a Gabriela para que fuera su compañera de fórmula en el ámbito presidencial.
Estuvo acompañado por los dos exponentes fundamentales de la “mesa chica” del macricaputismo. Nicolás Caputo, Nicky, el amigo y el socio de la vida, que alterna entre Buenos Aires y Miami. Y Marquitos Peña, calificado como El Pibe de Oro. Es el instrumentador del “voluntariado nacional”. Militantes de internet que desde cientos de ciudades ya aportan decenas de miles de fiscales. Un generador del fenómeno que se conoce como “nueva política”, aunque fue estimulado por un “viejo político”.
Por su parte Gabriela asistió acompañada del amable Federico Pinedo, su cordial jefe de campaña, Planta Permanente en la legión de Diputados. Y por el enigmático Juan Tonelli. Es El Novio.
Por supuesto que a Tonelli se le atribuye una ascendente influencia en la estepa afectiva del michettismo.
Al Novio lo culpaban, en principio, de la persistente obstinación de Gabriela en postularse para la jefatura del Artificio Autónomo. Pero era una manera prejuiciosa de devaluarla.
Debieron darse cuenta antes que la firmeza de Gabriela no se la proporcionaba El Novio. Era otra “decisión estratégica”. Y vital. De Ella.
Mauricio pretendía, en la histórica cena del Four Seasons, que Gabriela no trabara el camino de la sucesión natural. Era para Horacio Rodríguez Larreta.

– Te lo repito por última vez, Mauricio. No tengo vocación para ser tu vice -según las fuentes dijo Gabriela-. Voy por la jefatura de gobierno o por nada. O me vuelvo a mi casa.

La “hermanita” desobedecía. Otra vez. Se negaba, como en 2013. Cuando se le resistió a la propuesta de trasladarse hacia la provincia (inviable) de Buenos Aires. Aquel rechazo facilitó, justamente, el triunfo de Sergio Massa. Y aquella noche de verano en el Four Seasons Mauricio se fastidió con “la hermanita”. Basta. Era una adversaria.

Cancha inclinada

Al cierre del informe, para Oximoron se registra el “empate técnico”. Y el panorama puede nublarse más si Gabriela avanza en los temas puntuales que sensibilizan al macricaputismo. Aluden a intereses. Mangos.
Con la cancha inclinada a favor de Horacio-Mauricio, sobre todo en el interior del PRO. Pero con un incipiente gabrielismo que, por variados motivos, se percibe en el votante que sufraga últimamente por Macri. Sin pertenecer a la organización. Ni al “voluntariado”.
Es hacia la construcción del electorado flexible e independiente, donde más apuntan los identificados que tuercen a favor de los atributos naturales de Gabriela. Como por ejemplo los tres ministros, que comienzan, según nuestras fuentes, a ser mirados, en el macricaputismo, con cierto desdén. Una desconfianza que puede tener derivaciones políticas.
Sobre todo se le apunta a Hernán Lombardi, un traficante de cultura, curtido en la picaresca de raigambre radical. Es el expansivo que no vacila en fotografiarse mientras juega a la rayuela en París, con la señora Marta Minujín. O se le apunta al ex Juez Guillermo Montenegro, un dandy rejuvenecido, con su cuidado aspecto de rugbier eterno, aunque aún lo llamen “El Gordo”. Y el sobrio paisano Daniel Chaín.
Son los tres puntales que tratan -junto a Pinedo y El Novio- de remontar con fuerza a Gabriela, desde la desventaja de la “cancha inclinada”.
Los tres se esmeran por demostrar que también son leales a Mauricio. Que después todo volverá a ser como antes. Como si no se hubiera quebrado aquel dulce encanto light.
Con la osadía de creer que Gabriela, al fin y al cabo, representa lo mismo que Horacio. Una ilusión.
(Para culminar, Oximoron consigna una llamativa casualidad astrológica.
Ambos, Gabriela y Horacio, son de 1965. Diferentes Serpientes de Madera que cumplen 50 años en 2015.
Se impone entonces comprometer el informe respectivo de Medea Lobotrico-Powell, colaboradora invalorable que reside en Antibes).

La fragmentación facilita la utopía de permanecer

escribe Bernardo Maldonado-Kohen

Con las derivaciones transitoriamente aplacadas del crimen de Nisman, el cristinismo asume el riesgo de pensar en sucederse a sí mismo.
Constatan que pueden quedarse. El final de ciclo es un mito que se extiende. Se dilata.
La bomba económica, que vaticinaba Héctor Méndez, estaba plantada para que le estallara al sucesor. Ahora amenaza con explotar en pleno rostro de Scioli. Acaso de Randazzo. Dos máscaras, en definitiva, de La Doctora.

Mientras tanto Macri, el sucesor preferido, se complica sin necesidad. La confrontación interna entre Rodríguez Larreta y la señora Michetti pone en cuestionamiento su razón de ser. Y de funcionar. Al extremo de imponerse la consigna más extraña: “Horacio o Muerte”. Ampliaremos.

El tercero en la discordia, Sergio Massa, a Daniel y a Mauricio los corre ahora desde atrás. Sin la responsabilidad de cargar con el mote del “favorito”.
Como dejó de ser el aventajado en las encuestas, Massa es consciente de la especulación de los que pugnan para que se baje. En beneficio de alguno de los otros dos. Aunque aún, según nuestras fuentes, aspira a estampillarlos con una derrota.

Por último, emerge la señora Margarita Stolbizer. Desde la superstición saludablemente progresista.
Es la máxima beneficiaria del acuerdo entre el “radicalismo centenario” de Sanz con la estrella ascendente de Macri. Entendimiento que Stolbizer, con astucia, prefiere interpretarlo como una rendición incondicional.
Lejos de acompañar, los radicales que perdieron en la Convención de Gualeguaychú, democráticamente se rajan. Para recalar directamente en Macri, o seguir la vocación testimonial con Stolbizer.

Clarín, jefe de campaña de Máximo

Apenas un logro del Kirchner-cristinismo es relevante. Haber signado la intrascendencia de Clarín.
Con la pólvora empapada, hoy Clarín catapulta al que se propone destruir.
Ocurrió con Máximo Kirchner. Excesos básicos del antikirchnerismo pasional. Por la falta de criterio al creer que Néstor Kirchner, en 2005, podía dejar 40 millones de dólares en la cuenta de su hijo Máximo.
Los ilusos compraron el salmón nauseabundo y promovieron la réplica más inesperada. Para algarabía de los camporistas que suponen contar con un conductor, Clarín consolidó a Máximo.

Al tensar tanto la cuerda de la confrontación, Clarín instala el galimatías que más le conviene al cristinismo. Indica que se está con el gobierno o con Clarín. Segundos afuera. Cuando lo recomendable consiste en ser crítico del cristinismo, pero sin someterse a las imposturas estratégicas y comerciales del Grupo Clarín. Con una frontal agresividad que desdibuja -y sobre todo debilita- a los profesionales que ejercen el rol de opositores. Como Massa o Macri. Sin recitar el catecismo en exámenes bilaterales con Magnetto, para disponer, como contrapartida, del favorable tratamiento informativo.
El anticristinismo bobo que impulsa Clarín legitima que La Doctora -con Scioli- pueda volver a vacunarlo. En primera vuelta.

Horacio o Muerte

“Es Horacio o muerte”, confirma la Garganta.
Debe celebrarse que finalmente el PRO produzca información y algo de intriga entre sus tensiones internas. Que penetre, incluso, la perversidad, entre “el encanto de lo light” (cliquear). Hasta fondear sobre la verdadera identidad de la agrupación.
Hasta aquí, el macricaputismo se agota en el manejo de la estructura atractiva de negocios que bien administrados deben perdurar. Los mecanismos que se ponen en riesgo a través de la interna sucesoria.
Por su enternecedora vocación por la transparencia, Gabriela Michetti puede convertirse en un blando bifecito de lomo en la jaula de los leones. O transformarse en una suerte de King Kong, soltada en una cristalería ya pacientemente preparada.
El mantenimiento de la estructura justifica que Macri apueste por Horacio Rodríguez Larreta, para preservar los réditos políticos derivados del control de la ciudad. Pero con una sobreactuación inicial que parece haber menguado. Aunque aún resulte insuficiente para calmar el sentimiento de desaire de Gabriela.

Jaque Mate

“La jugada de Jaque Mate se reserva para el final y sin avisar”.
Lo dijo Sergio Massa, mientras comía un sándwich tardío en su oficina de Rodríguez Peña.
“Si Macri y Massa no llegan a un acuerdo, Cristina con Daniel los emboca”, confirma la Garganta.
Lo que está en juego es simplemente el poder, que es lo más apasionante de la lucha política. Corresponde dejar al costado las egolatrías que obstaculizan las jugadas sorpresivas de impacto.
Sergio y Mauricio dividen conscientemente el voto opositor. Disputan el mismo electorado. Juntos vencieron, en 2013, al cristinismo. Pero en la práctica son irreconciliables para 2015.

Cierto estratega del cristinismo odia a Massa casi tanto como La Doctora. Pero confiesa, bastante más pragmático, que está en condiciones de sacrificarse para que Massa no pierda consistencia. Al contrario, quisiera que Massa recupere lo que perdió. Lo suficiente como para equipararse con Macri. Cuestión que ninguno de los dos supere los 25 puntos.
Significa confirmar que para el estratega, Scioli con La Doctora está más cerca de llegar al 40 que Macri o Massa de alcanzar -separados- el 30.
Téngase en cuenta que el cristinismo sospecha que ahora puede quedarse de verdad. Que el fin de ciclo es un mito. Sus máximos exponentes saben que luchan ya no sólo por la permanencia. También por la libertad.
Con La Doctora que se pone la campaña en la cartera. Con el PJ Vegetal que adorna con su presencia en todos los distritos. Con dinero a discreción. Con el manejo de la totalidad de los resortes del estado. Para explotar la fragmentación servida del opositor funcional.

La superstición progresista

Para colmo, la verdad cruel de la política atenta contra la contabilidad ilusoria de quienes sumaban los votos radicales y del PRO. Los que ya se veían con la segunda vuelta garantizada. Una goleada de Macri a Scioli. Sin embargo, los que perdieron en Gualeguaychú no terminan de resignarse culturalmente a sufragar por Macri. Aunque se trate de indisciplina partidaria hoy contemplan seducidos a Margarita Stolbizer. Para remendar los estragos de aquel UNEN, con Los 5 Latinos que se diluyeron.
La superstición del progresismo resiste la idea de fundirse con el charlatanerismo de izquierda que La Doctora intenta inyectar en su fuerza. Pero también la superstición se resiste aún más a fundirse con lo que consideran el paradigma de lo conservador. Un neo liberal. Macri.
“Así salgamos cuartos cómodos”, sentencia un binnerista, que ingresa en el combo con Margarita. Sin que le importe un pepino ser funcional al cristinismo, que se beneficia hasta el entusiasmo con la conveniente fragmentación cultural.

Radicales para Macri

Lo bocharon a Massa por temor a Carrió

sobre informe de Consultora Oximoron. Redacción final Carolina Mantegari

Desde la fragilidad los radicales renacen.
Reproducen el fantástico milagro de transformarse en una fuerza territorial, Más necesaria que incontenible.
Dispondrán, con suerte incentivada, de no menos de siete gobernaciones. Alcaldías innumerables, legisladores por doquier. Para pesarlos.
Tardaron 13 años en recuperarse. Tratan de nuevo la problemática del poder. Vuelven a sentirlo cerca. Pudo percibirse en la intervención de Ernesto Sanz, la Eterna Esperanza Blanca
Vuelven de la mano culposa de Mauricio Macri, El Niño Cincuentón.
Es el Chacho Álvarez de la flamante epopeya.
En 2015 los radicales se aferran al tronco salvador de Macri. Con similar pasión electoral, en 1999 se aferraron al tronco salvador de Chacho Álvarez, El Peronista en Tránsito (se inmolaría solo).En efecto, en 1999, Fernando de la Rúa, El Radical Traicionado, se apoyó en el progresismo verbal de Álvarez para suceder al gobierno peronista de Carlos Menem. El Viejo Onur se había inclinado excesivamente hacia las transformaciones económicas que representaban al imaginario de la derecha.
Pasaría a la historia -eso- como “neoliberalismo”.
La experiencia de la Alianza concluyó en el desastre fundacional que no legitima las chicanas de la actualidad.

En 2015, el sensato Sanz, envía a Julio Cobos, Santa Romana, hacia el Nacional B.
Y rechaza a Sergio Massa, Titular de la Franja de Massa. Después de las amenas conversaciones. Y de la inspiración de aquel sabio consultor que propagaba la fórmula Massa-Sanz.

Ahora La Esperanza Blanca, distante de Massa, se prepara junto a la señora Carrió, La Demoledora. Para volver con el mascarón del neo desarrollista Macri. A los efectos de suceder a otra versión patológica del peronismo. El que inspira La Doctora, hoy oralmente inclinada hacia la izquierda.
Se destaca como una digna acompañante de Nicolás Maduro. Una reproducción más articulada. La llaman, incluso, La Madura.
Pero fue La Demoledora, según nuestras fuentes, la que impuso la tarjeta roja hacia Massa.
“Es el gran servicio que Carrió le hizo a Macri” -confirma la Garganta.
Declarar a Massa persona indeseable.
Si Massa era aceptado en la cruzada opositora, como lo reclamaba Morales, El Milagritos, y hasta Cobos, La Demoledora iba a demoler el invento con mayor celeridad que otros que ella misma gestó.

Hacia el Neo Desarrollismo

Lo gravitante es que Sanz y Carrió consolidan la actual hegemonía de Macri.
Ambos sparrings se elevan para el simulacro de combate desigual. Pero les cabe, incluso, la remota posibilidad de ganarle.
En la pedantería de las PASO Macri se va a consagrar como el gran triunfador.
Aunque de ningún modo El Niño lo va a llevar, como vicepresidente, según nuestras fuentes, a Sanz. Como lo creyó en principio Cobos, el  derrotado de Gualeguaychú, pese al empuje del inquietante Grupo Santa Romana.Téngase en cuenta que Oximoron lo presenta a Macri como un neo desarrollista.
El Niño se encuentra bastante apegado a la mítica de aquella congregación hoy bendecida.
Por lo tanto, probablemente acompañará a Macri, en el ticket presidencial, según nuestras fuentes,  Rogelio Frigerio.
Es el hijo de Octavio y el nieto de Rogelio, El Tapir.
El abuelito Frigerio fue el numen de aquella ideología superadora. Pero se extinguió sin misericordia cuando los desarrollistas fueron echados como mucamas del diario Clarín, que se jactaban de manejar. Los rajó la señora Ernestina, la “caprichosa” directora, junto al hombre fuerte que emergía en los 80, y que había traicionado al Tapir. Es Héctor Magnetto, El Tío de Pablito. Ambos hoy colaboran para catapultar a los nietos de aquellos que rajaron.
De ser viable el ticket Macri-Frigerio, Mauricio podría considerar que, al fin y al cabo, fue una suerte que Gabriela Michetti, La Princesa de Laprida, no aceptara secundarlo. Era un privilegio que Mauricio le proporcionaba exclusivamente para que La Gaby no entorpeciera la sucesión del favorito.
Es Horacio Rodríguez Larreta, El Carismático de Flores Sur.
La contienda se resuelve en poco más de un mes y se presenta, al cierre del informe, como la principal tachuela que irrita el zapato del Niño Cincuentón.

La larga espera

Se sugiere, por las dudas, no preparar aún las exequias políticas de Massa.
Al cierre del informe se aguardan desplazamientos en el peronismo aletargado. El movimiento domesticado, transformado en un piadoso partidito vegetal.
Aluden –los desplazamientos- a José De la Sota, El Cuarto Hombre.
Pero por supuesto lo incluyen sobre todo a Massa. E incluso a Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol.
Ocurre que La Doctora Madura mantiene explícitas intenciones de sacarlo a Scioli de la carrera.
Como si el gobernador de la provincia inviable fuera el entregado Gustavo Marangoni, El 5 de Boca.
Porque Madura tiene el propósito de imponer, en carne viva y sin anestesia, el ticket Randazzo-Kicillof. El Loco y El Gótico juntos.
“¿Y Scioli?”. Todos se preguntan por Scioli.
En el peronismo vegetal están absorbidos, en gran parte, por el enigma de la espera.
A partir de su reconocida debilidad, los radicales de Gualeguaychú consolidaron una competitiva proyección centrista.Es un centro que, gracias a la insustancialidad teórica, se hace más de derecha. Por la necesidad práctica de La Doctora. Prefiere imaginarse de izquierda.Significa sugerir que el peronismo, de una vez por todas, tendría que ponerse los pantalones largos. Para dejar de ser arrastrado por Carlos Zannini, El Cenador. En representación de Olivos. Autodenominados dueños de “la lapicera”.

“Perdimos 15 años por esperar a Reutemann. No podemos perder otros diez años por esperar a Scioli”.
Lo confirma un congresal peronista de medialuna enarbolada. Se desplazó hasta Avellaneda sólo para ayudar en la resistencia a Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas). Un responsable contagiado, también, por la melancólica emoción de la espera.

Garrochazos de Reutemann y Posse

“DANIEL, MAURICIO Y SERGIO” REMAKE: Impacto de Macri que afecta a Scioli y a Massa

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari

Mientras La Doctora prepara sus últimos 45 días de centralidad, Mauricio, El Niño Cincuentón, se corta solo.
Macri comienza a distanciarse levemente de Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol. Y de Sergio Massa, Titular de la Franja de Massa.
La tropa macricaputista suele entusiasmarse con las encuestas que encarga afuera. Menos generosas que las que se hornean adentro.
Celebran el impacto favorable de haber anexado a Carlos Reutemann, Planta Permanente. Un símbolo.
“Rinden más los productos que proceden del deporte que los que proceden del espectáculo o los negocios”, confirma la Garganta.
Fue un golpe de efecto que afectó a Sergio, que parecía tenerlo. Queda en esta historia como el marido burlado.
Para Oximoron, el Efecto Reutemann afecta, sobre todo, a Daniel.
El mensaje es contundente: Mauricio abre la tranquera para facilitar el paso de los peronistas selectivos. Escogidos. Y despeja el garrochómetro.
Habilita, de pronto, otra pista para recibir garrocheros.

Por si no bastara, los macricaputistas celebran también el estético salto en garrocha de Gustavo Posse, El Hijo del Cholo.
Es el mini-gobernador de San Isidro. Abandona con reflexiones dolientes la Franja de Massa. Era previsiblemente hostigado por el cuñado, y por la venerable suegra del titular.
“Si saltaron Reutemann y Posse, pronto podrá confirmarse el salto en garrocha de Cariglino”, confirma otra Garganta.
Sobrecargado de ambiciosos postulantes para la gobernación, difícilmente Sergio pueda contenerlo.

Sergio, el acosado

En la dilatada miniserie “Mauricio, Sergio y Daniel” (cliquear), hoy Sergio es quien aparece como el más acosado.
Es el enemigo declarado de La Doctora. Pero también es el adversario que Daniel y Mauricio prefieren pasar al cuarto. Para confrontar entre ellos y dejarlo afuera.
Como si los protagonistas de la miniserie debieran ser dos, y no tres. Sólo Daniel y Mauricio, y descartar a Sergio. Por Clarín, que no termina de asimilarlo. Por el Papa, que se obstina en no perdonarlo. Y sobre todo por el volumen oportunista de la realidad.
Las garrochas, que surcaban el cielo en dirección del Tigre, cambian repentinamente el rumbo. Se dirigen hacia el Artificio Autónomo.
Aparte de Posse y de Cariglino, de La Compañía de Jesús, algún otro mini-gobernador de la Franja mantiene, según nuestras fuentes, franelas preparatorias. Con Emilio Monzó, El Diseñador. Escalón previo para ser recibido por El Niño Cincuentón.
Las encuestas lo bajan a Sergio del primer puesto al tercero. Y los garrocheros lo perciben. Tal vez le resulte, en adelante, más placentero correr desde atrás. Sin la tensa responsabilidad de ser el favorito. Faltan tramos sustanciales. Hay que cuidar el aire porque es una carrera de resistencia, lleva dos años.

Las señales seductoras de Mauricio hacia el peronismo confortan a los peronistas originarios insertados en el PRO. Algunos elaboraban cuestiones existenciales de identidad, al percibir que debían inclinarse, en exceso, ante los radicales.
Precisamente, por la garrocha de Reutemann, los radicales tienden a preocuparse. Mauricio ya puede recurrir a Planta Permanente para componer la fórmula. Y dejarlos en la banquina. Antes, incluso, de la programada reunión del 14 de marzo. Una salida que les sirvió para respirar, ganar un poco de tiempo y subirse el precio.
El fenómeno de los radicales despedazados también es llamativo y merece un informe propio.
La carencia de un liderazgo nacional paradójicamente los fortalece. Mientras se tupacamarizan, los radicales crecen. En vísperas de quedarse con porciones de poder que ni imaginaban. Gobernaciones, alcaldías, legislaturas en general. Beneficios absolutos que depara la ventaja de la fragilidad.

El Carismático y La Princesa

La conquista de la nación parece ser factible para el macricaputismo.
Pero los optimistas se ensombrecen por las aguas que caen turbias en el patio de la casa. En el plano doméstico.
Dificultades de la tortuosa sucesión en el Artificio Autónomo de la capital. Donde Mauricio supo comprometerse en demasía, al preferir a Horacio Rodríguez Larreta, El Carismático de Flores Sur. En la disputa con Gabriela Michetti, La Princesa de Laprida.
El Niño Cincuentón quiso conformar a La Princesa con el caramelo de madera de la vicepresidencia. Pero es la segunda vez que se le retoba.
La primera fue cuando no aceptó desplazarse hacia los caminos políticos de Buenos Aires, la provincia inviable. Aún se lamentan los melancólicos revisionistas de la historia contrafáctica. Lectores fascinados por la prosa de Iván Petrella y las reflexiones poéticas de Alejandro Rozitchner. Aseguran que, si La Gaby se lanzaba en la provincia en 2013, Sergio no se lanzaba. Y la peligrosa Franja de Massa podía haberse evitado.
La puja interna entre El Carismático y La Princesa pasa a convertirse en el dilema sustancial de Mauricio. Coloca en pose de combate a Marquitos Peña, El Pibe de Oro, y ubica en la primera fila de la platea a María Eugenia Vidal, La Chica de Girondo.
Si Michetti le gana a Rodríguez Larreta, será interpretado, invariablemente, como una derrota personal de Mauricio.
La confrontación del 27 de abril marca, aparte, el límite mediático. El inicio del festival permanente de las campañas electorales que se multiplican. Dinámica que eclipsa, en definitiva, la centralidad dominante de La Doctora. A quien le queda poco más de un mes para imponer los caprichitos y las imposturas por cadena nacional. Un mes largo que La Doctora va a aprovechar abusivamente. Arranca el domingo, con el show parlamentario del 1° de marzo.

Final con Scioli

A esta altura, pese a la concatenación de maltratos, para Oximoron, Scioli es más útil para La Doctora que La Doctora para Scioli.
Pero ella no cesa de esmerilarlo. Es más una cuestión cultural que política. Le estampa en el rostro la súbita preferencia por Randazzo, El Loco. O por Domínguez, El Lindo Julián.
Cualquiera pero no Scioli, que persiste impávido, sin reaccionar ante las andanadas y los esmerilamientos (leer “El Enemigo, El Sucesor y El Esmerilado, cliquear).
La táctica del Líder de la Línea Aire y Sol ya cansa hasta a quienes aún lo valoran. Consiste en el quedantismo de aguantar y callar, mostrarse siempre en acción, y diferenciarse, apenas, con algún gesto.
En el fondo Scioli está condenado por no haberse comprado del todo ninguna de las peleas fundamentales. Ni con Clarín ni con la Justicia. Menos con Techint o la Sociedad Rural. Es consenso y no confrontación.
Para La Doctora, un Scioli candidato representa lo peor. El fracaso del cristinismo alucinante y radicalizado.

País exangüe

DANIEL, MAURICIO Y SERGIO” REMAKE: La Doctora y Scioli se reducen. Recuperación de Massa. Consolidación de Macri.

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari

Introducción
La vida después de Nisman

¿Hay vida después del Caso Nisman?
Sí. En un prematuro balance, Consultora Oximoron confirma que pierden La Doctora y Daniel.
Que Sergio se recupera. Y que Mauricio se consolida.
Oximoron consigna que el gran beneficiario de la intensidad temática del Caso Nisman es Axel Kicillof, El Gótico.
El asesinato logra que la atención no se concentre en el fracaso de su ministerio. Ni en los dramas que se le amontonan. Presagian otro horrible marzo.
Y prospera la certeza de entregarle, al infortunado sucesor, un país exangüe.
La desorientación del jactancioso cristinismo a la deriva, marca también el agotamiento total de Milton Capitanich. El Premier. Devenido en motivo de burla sin originalidad.
Representa otra frustración del peronismo que se disipa. Se apostó en su criterio, en su experiencia de gobernador. Para finalizar la epopeya como un muñeco triste de ventrílocuo matinal.

La centralidad de Nisman muestra a un Ejecutivo demasiado pendiente de una marcha expresiva.
Está sostenido, apenas, por la verba arrabalera de Aníbal Fernández, El Corachito.
Hoy El Corachito procura diseñar agenda, como su modelo inspirador.
Y está sostenido también por Florencio Randazzo, El Loco. Islote emancipado del archipiélago (ver “El archipiélago cristinista de la espera”, cliquear).
Por su parte Zannini, El Cenador, como Parrilli, El Incomparable Godfrey, y el general Milani, El Seductor de Sexagenarias, cargan con el fundamento enigmático de la sospecha. Motivo de un próximo informe.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

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De cada diez electores que pierde Daniel Scioli, Líder de La Línea Aire y Sol -por estar aferrado al deplorable comportamiento de La Doctora-, siete van hacia Sergio Massa, titular de La Franja de Massa. Dos hacia Mauricio, El Niño Cincuentón. Y uno para De la Sota, El Cuarto Hombre.
Son votos peronistas que buscan refugio en Sergio, quien paradójicamente busca des-peronizarse. Enfrascado en la “batalla por los radicales” (cliquear), que disputa con Mauricio.
Pero El Niño Cincuentón, para el combate por los preciados radicales, contó con la invalorable colaboración de la señora Elisa Carrió, La Empresaria en Demoliciones (que nunca sabe qué hacer con los escombros que produce).
La Demoledora advertía contra los narco-deltas del Tigre, a los exclusivos efectos de paralizar a los radicales que solían (suelen) entusiasmarse con la Franja de Massa. Seguidores evangelistas de Morales, El Milagritos, de Costa, El Hipertehuelche, e incluso de Sanz, La Eterna Esperanza Blanca.

Por lo tanto, los puntos que Scioli y La Doctora dejan en las banquinas quiebran el descenso que registraba Massa. Hasta antes del Caso Nisman.
El Informe consigna evaluaciones inquietantes. De cada diez electores que perdía Massa, hasta la irrupción de Nisman, seis iban hacia Mauricio, uno hacia De la Sota y tres para cualquier rumbo desconocido.
Lo que Sergio perdía, antes de Nisman, era para beneficio de Mauricio.
Y lo que Daniel pierde, en pleno Nisman, vuelve para Sergio.
Logra Sergio recuperarse mientras Mauricio detiene también su crecimiento.
De todos modos, aunque se tiren con encuestas, y con encuestadores, por los medios, Oximoron suscribe que Sergio y Mauricio hoy se encuentran a la par. Y que Daniel, en cambio, está en problemas. “Cuesta abajo”. “Con el dolor de no poder ser”, mientras se aguarda la reacción que no transcurre. Y que tal vez nunca ocurrirá.

Canto al optimismo

“La Presidenta va a decidir quién es su candidato recién en mayo”, notifica la Garganta.
Es una muestra admirable de optimismo que estremece. Como Walt Whitman.
Porque La Doctora supone que en mayo, o sea en tres meses, va a encontrarse aún en condiciones de elegir algún destino.
“Y ese candidato no va a ser Scioli”, se asegura.
La obvia aclaración certifica que La Doctora se inclina, desde ya, por Florencio Randazzo, el Loco. El islote independiente del archipiélago cristinista.
Hasta la primera presentación, en pleno Caso Nisman, Florencio era el instrumento exclusivo que utilizaba La Doctora para horadar al pobre Scioli, que recibe los retos en el verano naranja, mientras trata de imponer el estilo “Coppertone para Todos”, cliquear.
Pero siempre se lo puede esmerilar a Scioli un poco más. Ante la complacencia impotente del peronismo que cava la propia sepultura. Con los gobernadores justicialistas que aplauden hasta su patética humillación. Funcionan como latosos complementos decorativos en las escenografías de refinanciación.

Algarrobos en el Sahara

Quien aplaude también es Domínguez, El Lindo Julián. Con la esperanza católica de ser El Elegido. El Lindo sí y El Loco -eterno rival de la Cuarta Sección Electoral- no.
El Lindo Julián es el candidato del corazón de La Doctora (en caso de tenerlo). Pero de aquí a mayo tiene menos posibilidades de crecer que un algarrobo en el desierto del Sahara.
Por su parte, también con destino de algarrobo, Daniel acata su destino de esmerilado. Le fue, hasta aquí, demasiado bien. Y supone que aún puede ser el preferido de los sepultureros del peronismo, los que aguardan órdenes de La Doctora. Pero ella, sin desviaciones, los arrastra hacia la ciénaga.
Daniel les promete, a los sepultureros del peronismo, eventuales ministerios. Para lograr que lo acompañen hasta el onanismo colectivo de las PASO. Pedantería electoral para un año -2014- absolutamente perdido. Con la economía estancada en el país exangüe. O sea: “Desangrado, debilitado, aniquilado”.

El beneficiado real del Caso Nisman es Kicillof. Otro algarrobo.
Al hablarse del crimen, nadie presta atención al desastre de su gestión. A la bancarrota del Estado que le debe 300 mil millones de pesos al Banco Central, y que aún le absorbe las reservas, que se dilapidan. Su “pagadios” encaja perfectamente, en el país exangüe, con la falta de estrategia para enfrentar a los inofensivos holdouts (que tienen menos información que la señora Zuvic). O al menos para conducir, sin inconvenientes, el desperdicio de su ministerio, donde se acumulan los enfrentamientos entre los ociosos. Ampliaremos. Aquí debe destacarse a Costa, Pañal Reforzado. El muchacho trabaja, quiere resolver algo, incluso hasta a veces se hace el Morenito. Sin suerte.

Final con Massa y Macri

En medio del desbarajuste, cotidianamente operado, a Massa le cuesta construir su identidad. Encontrar el espacio de pertenencia, entre Scioli (oficialismo a su pesar) y Macri, que acapara la estampita del opositor preferido.
Aunque Sergio sea el más creativo e innovador, debe esforzarse. Y evitar enredarse entre el desorden del temperamento. O brindar la idea del massismo rodante. Que se instale que el massismo es Massa y su circunstancia. Que es apenas lo que dice Massa.
Entonces con muy poco La Esfinge, alias Lavagna, se transforma en el baluarte esencial “del espacio”. El complemento sólido del carisma del titular de la Franja.

Para terminar, Mauricio se consolida como el beneficiario transitorio. Tiene puesta la banda imaginaria, contempla el universo con certeza de ser el sucesor.
Se impone, con intensidad, en el análisis político. Aunque aún le falta imponerse en el territorio. Y en la sociedad destartalada, necesitada de creer.
Es una sociedad condenada a convivir con su triste declinación. Y que no podrá siquiera alucinar con algún impulso de cambio, en el país exangüe, por los carriles normales, hasta marzo de 2016. O abril, si se cuenta con la suerte del otoño.

Cambio geopolítico y crimen

Se teme un “tiempo de desprecio”. Tiempo de sicarios. De facturas.

escribe Bernardo Maldonado-Kohen

1.- La plasticidad admirable del suicida

Hay que destacar, ante todo, la plasticidad admirable del suicida. La originalidad que debiera destacarse.
Porque la bala del final entró hacia abajo. A tres centímetros detrás de la oreja.
Si se agrega que en la autopsia no se nota el apoyo del arma en la cabeza, debiera rescatarse también, en el fiscal Alberto Nisman, el (presunto) suicida, la matemática habilidad de contorsionista para efectuar el disparo.
Tal vez, una segunda autopsia hubiera proporcionado aún mayor rigor analítico, como para tratar semejante destreza mortuoria.
En un principio, reclamaba la nueva autopsia la doctora Arroyo Salgado, ex de Nisman. Pero no insistió. Trasciende que un inapelable médico legista la convenció que no era necesaria.
“Lo que se perdió en la primera autopsia ya no podía recuperarse”, confirma la Garganta.

2.- Mensaje de la comunidad

De todos modos, el mensaje de la comunidad es claro: al fiscal Alberto Nisman se lo sepultó en La Tablada como si fuera otra víctima del atentado a Amia. La número 86.
No se lo apartó, como corresponde hacerlo, en su religión, con los suicidas.
Cambio geopolítico y crimen“Quien quiera oír que oiga”. Quien quiera saberlo que lo sepa. Para Israel no existió ningún suicidio. Ni con la pedantería teórica de la inducción.
Al fiscal, simplemente, lo “pusieron”. Lo asesinaron.
¿Más claro?

3.- Los hechos y la interpretación

Como si se tratara de una dilatada conferencia de prensa en un estudio de abogado, en la plenitud del desorden se discute la interpretación de los hechos. Sin tener los hechos, aún, bien claros.
Significa confirmar que importa más la interpretación política. Pese a los esfuerzos de la presionada fiscal Fein, que está en vísperas de jubilarse y se preparaba para dedicarle tiempo a sus nietos. Y de la jueza Parmaghini, que amontona correos electrónicos, en los que amenazaban a Nisman con suicidarlo. Cumplieron.
Entonces la política, desde su magnitud berreta, banaliza la discusión. Sostener que fue un suicidio implica pronunciarse a favor del gobierno. Sugerir la certeza del asesinato es una postura para ser inmediatamente calificado de oponente conspirador.
Cambio geopolítico y crimenEsta manera berreta de entender el instrumento transformador (la política) empantanó la investigación compleja del atentado a la Amia. Derivó en una causa casi inadmisible, que sirve, de todos modos, para historiar los últimos veinte años.
Sin embargo se tomó una orientación, sin estar en el fondo demasiado seguros. Entre tantas fojas signadas por las operaciones. La inculpación definitiva alude a los altos funcionarios de Irán. Donde, según nuestras fuentes, estaban más preocupados por las trabas de Interpol que por la clarificación del atentado.
Hasta que se produjo, entre los altibajos, el cambio geopolítico acordado con el extinto Chávez, al que era muy difícil decirle en algo que no. Va a ser aún más difícil si se derrite Maduro aún más, y alguien se dispone a investigar números alarmantes y valijas innumerables.
Aquel cambio fue complementado, en pavorosa simultaneidad, por la guerra de espías más insólita. Ya produjo dos muertes. Se habla sólo de la segunda y apenas se alude a la primera. Mejor omitirla.
Entre tanto anecdotario que desborda, y que improvisa una sucesión de especialistas televisivos, no se trata de saber si se habilitó o no, de verdad, una diplomacia paralela. Un tema político que excede a la fiscal Fein, y menos para plantearlo en el borde del fin de semana. Cuando los nietos esperan.

4.- Instancia de boletas

Cambio geopolítico y crimenUn conflicto de poder entre empleados del estado que se desenvuelven como espías. Profesionales de inteligencia. Es la Servilleta’s War, cliquear.
La resultante del cambio geopolítico que los presidenciables no se atreven a tratar. Y eso que cuentan con auténticos expertos en política exterior. Como Andrés Cisneros, en la Franja de Massa. O Diego Guelar, en el macricaputismo de Macri.
Del viraje geopolítico y de la guerrita de espiones emerge el crimen expresivo de Alberto Nisman. Sometido hoy a las multiplicadas interpretaciones que se independizan de los hechos que la produjeron.
El riesgo es evaluar que, después de veinte años, no se aprendió absolutamente nada. Que todo sigue inalterablemente igual, apenas algo más trucho.
Sólo se repite, se reitera. En versión más trágica que grotesca. Incertidumbre que logra que en la Argentina, el Neuropsiquiátrico de hoy, impere el estado de sospecha.
A la desconfianza se le agrega, en adelante, un miedo que puede transformarse, por su propia dinámica, en pánico.
Se teme, en definitiva, que se renueve la instancia de las boletas. Un tiempo de desprecio, como lo definía Sábato, convertido hoy en un tiempo de sicarios.

Cambio geopolítico y crimenSe oscurece el límite impreciso entre la información y la operación. Cualquier comunicador, en su afán investigativo, puede ser parte, sin saberlo, de alguna operación. Ante la divulgación de teorías temerarias, que se comparten por lo bajo, corresponde dudar. ¿Publicamos o no? Ampliaremos.
Abundan, para pasar, talonarios de facturas.

Bernardo Maldonado-Kohen