La Doctora y Menem, epílogos paralelos

Final de ciclos peronistas. Similitudes y diferencias.

Escribe Oberdán Rocamora, Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

Para el desenlace de la historia sólo resta saber si el Scioli de 2015, en volumen político, va a superar al Duhalde de 1999.

En versión casi grotesca, quince años después se reitera otro final de ciclo peronista. Con el respectivo gobernador de la provincia de Buenos Aires, La Inviable, entregado al proyecto sucesorio.

Aquel Duhalde de 1999 mantuvo un clavado epílogo de derrota. Confirmó el maleficio esotérico de la gobernación. La condición de destino final, y no de mera escala intermedia, para una conquista de envergadura superior. Aunque ser un aceptable gobernador de Buenos Aires es tan dificultoso como ser un presidente eficaz.

Hoy Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, apuesta otra vez por la anulación de aquel designio que adquiere el carácter de fundamentada superstición. Con el objetivo de perforarlo. Sin repetir, en lo posible, el mal interrumpido de Antonio Cafiero, Oscar Alende, el propio Eduardo Duhalde, y tantos gobernadores que se propusieron después saltar hacia la presidencia. Para quedar colgado de los cables.

Sólo Duhalde, en cierto modo, alcanzó a quebrar el citado maleficio. Pero de un modo ultra-excepcional. Accidente previsible del sistema democrático.

 

Estilos imperiales

Acontece que aquel Menem del 99, o La Doctora de 2015, más allá de sus circunstancias, distaron de caracterizarse por producir continuidad.

Antes de destacarse como el Piloto de Tormentas (generadas), Duhalde logró imponer su candidatura. A pesar del escaso interés del presidente Menem, que invariablemente se iba.

Del mismo modo hoy Scioli, con suerte bastante relativa, trata de imponer la suya. A pesar del esmerilamiento cotidiano que le aplica La Doctora que -invariablemente- debe irse.

Consecuencia absoluta del estilo imperial para el ejercicio del poder. Típica del caudillismo peronista.

En la patología, el comportamiento de Menem parece unificarse con el que comparten Kirchner, El Furia, y La Doctora. Situados en las antípodas, en materia de ideología impostada. Del rumbo que, cada uno de ellos, le dio al peronismo, adaptable hasta el pragmatismo.

Por la inacción de sus conductores, el peronismo dejó de ser un Movimiento para transformarse, en los distintos periodos históricos, en un complemento apenas partidario. Un instrumento vacío para sacarlo a relucir en las vísperas de la competencia electoral.

Este Scioli de 2014 se muestra mucho más aferrado, en cierto modo, a los lineamientos compulsivos que baja La Doctora. Mientras aquel Duhalde, ya en 1998, plantaba diferenciaciones erróneas con el modo de empleo que bajaba Menem. Lujos que le facilitaron, en definitiva, la derrota.

En la previa de la campaña, Duhalde manifestaba claras disidencias con la política medular de Menem. Entonces pasaba por la Convertibilidad.

En cambio Scioli hoy se diferencia de La Doctora sobre todo en el estilo. En las formas que pulverizan el todo. Tiende más al consenso, a la cohesión, que a la confrontación, fenómeno que dejó de ser redituable.

Lo que atormenta a La Doctora, como lo atormentaba también a El Furia, en vida.

Sin embargo, al menos exteriormente, Scioli respalda cada una de las catastróficas políticas implementadas por el cristinismo que declina. Aún así, Scioli debe someterse a una especie de examen rutinario donde en general es aplazado. Con retos descalificatorios para cualquier dirigente normal. Pero que el personaje de la referencia ni los registra.

Como si las agresiones le resbalaran, el Milagro Scioli continúa, como si nada, con el atletismo positivista del Aire y del Sol.

 

Disolución en varias candidaturas

Otra diferencia sustancial de La Doctora de 2014 con aquel Menem de 1998 consiste en la perversidad de estimular precandidaturas, a los efectos de atenuar la postulación del gobernador de La Inviable Buenos Aires. Por peso prepotente de provincia, el gobernador siempre suele considerarse el candidato natural.

En algún momento Menem supo alentar al popular Palito Ortega (que fue rápidamente absorbido por Duhalde, que lo estampilló de vice). Y también hasta estableció alguna breve complicidad, a mediados de 1999, con la ambición recatada de Adolfo Rodríguez Saa, en una fórmula de literatura pendiente con Jorge Asís. Pero no pasó, por suerte, del amague.

En cambio La Doctora alienta la instalación de otras cuatro precandidaturas que sirven, en el fondo, para disolver con vaselina la postulación del gobernador de La Inviable.

Sergio Urribarri, El Padre del Marcador de Punta, catapultado por la potencia estructural de la Tía Doris. Domínguez, El Lindo Julián, con su tráfico admisible de francisquismo. O Florencio Randazzo, El Loco de la Florería. Cuesta mencionar también la carta de intención de Agustín Rossi, El Pollo de Milani.

Por lo que trasciende, semejante pluralidad que convoca a la abundancia de la oferta, no termina de conformar a muchos de los kirchneristas desasosegados de paladar negro. Los que más presienten la proximidad del final. Son los incondicionales que apostaron por la revolución imaginaria, que exhiben la conformidad hacia “las políticas públicas”.

Son los kirchneristas que no contiene Scioli. Los que renuevan las imágenes de la angustiosa soledad de aquellos menemistas que tampoco Duhalde podía contener.

 

Para salvar los trapos

“Nos vamos mal, no tenemos ningún candidato que nos represente”, confirma la Garganta K.

Como si se enfrentara, de pronto, a la desolación del fracaso prematuro.

Sin continuadores confiables, el kirchner-cristinismo se desvanece con celeridad. Persiste la tierra arrasada, y a los adeptos incondicionales les queda el consuelo de dedicarse a una suerte de resistencia, a los efectos de lograr el regreso triunfal de La Doctora. En 2019. El regreso que Menem no pudo consolidar en 2003.

Se explica que La Doctora, antes de partir, planifique ilusoriamente el regreso con gloria. Para aproximarse a semejante objetivo, La Doctora impone que los presidenciables del diluido Frente para La Victoria lleven la misma lista de diputados. Seleccionados, por supuesto, por ella. Por la próxima jefa de la oposición. Para oponerse a Macri, El Niño Cincuentón, o a Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia. Y también, por qué no, para oponerse, llegado el caso, a Milagro Scioli. Si no consigue desmoronarlo antes. Con estampillas y condicionamientos.

Los kirchneristas huérfanos de paladar negro también saben que, a medida que pasen los meses, y que se acorte el duro momento de la despedida, a La Doctora le será más difícil asegurarse el rol de la conducción. Y como ni los contiene Urribarri, que se dispone frontalmente a comprar -llave en mano- el kirchnerismo, en su versión cristinista, en el estado (piadoso) en que se encuentra. A pesar de la magnitud desgastante de Lázaro, El Resucitado, y del clavel inerte de Boudou, El Descuidista.

Urribarri compra la mercadería en bloque y en pie. Pero no logra entusiasmarlos.

Tampoco, hasta hoy, los contiene Domínguez, El Lindo Julián. Ayudado, en su caso, con su densidad espiritual, y por saberse depositario de la esperanza de determinados kirchneristas históricos como Eduardo Valdés, cada vez más privilegiado por La Doctora, por Carlos Kunkel, El Bataclano, Pepe Albistur y sus cartelones. Por su parte Rossi aún no encuentra ningún perfil y mantiene el discurso extraviado. Tampoco los contiene Randazzo, aunque suene, en este caso, a obcecación que deriva en injusticia. Como con Scioli, que bancó la totalidad de los arrebatos y aún no lo aprueban.

La última esperanza que les queda a los nostálgicos peronistas de la izquierda, que se encuadraron en el kirchnerismo, como a tantos buscapinas independientes que se referencian en Unidos y Organizados, es que se presente la candidatura de Jorge Taiana, El Inadvertido. Aunque sea meramente testimonial. “Para salvar los trapos”.

 

Soledades comparadas

La soledad de Menem, en el último año del poder, después de haberse desvanecido el intento equivocado de la re/reelección, contuvo la mansedumbre lenta y triste de alguien resignado, que no quería despedirse. Fue menos patética, en realidad, que la soledad de La Doctora. Después de haberse derrumbado el sueño de la Cristina Eterna. La pedantería del “ir por todo”.

La Doctora contempla el universo como si la humanidad siempre estuviera en deuda con la magnitud de su obra. Hostiga cuando puede a Scioli, ya de manera casi deportiva, como si fuera un comodín. La pobre cada vez habla con menos elegidos. La mayoría de sus funcionarios pueden verla para aplaudirla en los actos ya menos convincentes. Y su mecanismo de consulta y de toma de decisiones se encuentra cada vez más acotado.

Sobre el final, Menem pasaba largas horas de golf. O pensativo, solo, en Olivos, mientras tal vez Alberto Kohan, Jorge Rodríguez y Carlos Corach se encargaban de las tareas administrativamente rutinarias del gobierno que partía.

En cambio, en la plena crueldad de la etapa lazarista, La Doctora inicia sus consultas con Máximo, En El Nombre del Hijo, para terminarlas, según nuestras fuentes, en el propio Máximo.

Entre ambas terminales pasa el inmanente Carlos Zannini, El Cenador, acaso el próximo integrante de la Corte Suprema, a los efectos de encargarse de atajarle los penales posibles que se vendrán desde el lado de la Justicia. En medio de la peste de transparencia, de la epidemia de moralidad que vaticina el portal, de los bacilos de decencia que irreparablemente van a apoderarse de la Argentina.

Después de Zannini es el turno de De Pedro, El Wado, el instrumentador discreto y de criterio, que hizo un curso acelerado de resolución de problemas. Después probablemente, la consulta roce a Kicillof, El Gótico, al que considera genial y casi la arrastra, con desenfado y cierta jactancia, hacia el pantano. Para concluir el ciclo decisorio exactamente donde se inició. En Máximo. Sin que ningún exponente de la sociedad pueda imaginar, siquiera, el motivo. Para ocupar semejante rol, el muchacho debe ser necesariamente idóneo, certeramente eficaz. De una sabiduría conmovedora. La sociedad merecería descubrir, acaso, las claves secretas de tan invalorables atributos.

Oberdán Rocamora

para JorgeAsisDigital.com

Los intocables de la AFIP

escribe Bernardo Maldonado-Kohen
Temas Económicos, especial

1.- El pragmatismo encantado

En la AFIP -Administración Federal de Fondos Públicos- perduran diversas capas geológicas. Sintonías transversales que se entrecruzan. Mal llamadas trenzas.
Se califican, entre sí, recíprocamente, de manera confidencial, según nuestras fuentes, de ladrones.
Mantienen un encanto pragmático, casi poético, para explorar.

Persisten las costillas muy contadas. A veces tergiversadas. Son funcionarios que cuentan con salarios comparativamente superiores.
“De aquí nadie se va”, confirma la Garganta.
Todos quieren permanecer en cualquiera de las tres estructuras que la componen.
La DGI, Dirección General Impositiva, hoy a cargo de Ángel Rubén Toninelli (es facturado como un puntal de Carlos Zannini, El Cenador).
La Dirección General de Recursos de Seguridad Social, a cargo de la señora Silvana Quinteros (puntal del “hombre fuerte” de AFIP, Ricardo Echegaray. Aunque Quinteros arranca gracias a su amistad con la señora esposa de Echegaray).
Y la Dirección General de Aduanas, a cargo de Carlos Alberto Sánchez (puntal de Milton Capitanich, El Premier).
Paulatinamente el portal se va a ocupar de las tres ramas. Tal vez durante el Mundial, etapa propicia para explorar el encanto poético del pragmatismo.

Hoy son alrededor de 22 mil funcionarios los que comanda Echegaray. Un exponente de la UPAU, expresión universitaria de la UCD, la máxima opción de la derecha liberal que fue absorbida, orgiásticamente, por el menemismo.
Es casi admirable la peripecia ideológica de Echegaray, muy bien tratada en “Fuera de control”, de Matías Longoni. Planeta. Desde la defensa del golpismo reaccionario hacia el progresismo conceptual de hoy.
Echegaray sigue al frente de la AFIP aunque La Doctora, según nuestras fuentes, diste de tenerlo entre los funcionarios preferidos.
Sostener hoy que Echegaray es “hombre del Rudy” constituye una extravagancia intelectual. Anacrónica antigualla. Porque desde la muerte (irresponsable) de Kirchner, El Furia, el Rudy Ulloa Igor no está en condiciones de bancarse políticamente ni a sí mismo.
Si Echegaray se convirtió en el hombre fuerte de la AFIP fue por sus caudalosos conocimientos bien aprovechados. Le resulta indiferente que lo quieran o no. La legitimidad se la brinda el conocimiento medular de las catástrofes extraordinarias. Detalles sombríos que signan “la etapa lazarista del cristinismo”.

2.- El poder de los subdirectores

El pobre Rudy Ulloa la ve a La Doctora sólo por televisión (y a veces hace inmediato zapping al verla). Pero Echegaray -aquel que Rudy impulsó- es el primer Intocable.
La aclaración vale para el limitado Axel Kicillof, El Gótico. En el combo Kicillof lo recibió a Echegaray en la AFIP, como a Juan Carlos Fábrega en el Banco Central. Dos obstáculos para aplicar las líneas demenciales de su heterodoxia inspirada en el MMT. La Teoría Monetaria Moderna. Ya explicada por el autor en “Kicillof y los papagayos de la ortodoxia”.

Por debajo del Intocable Echegaray hoy suelen extenderse las derivaciones tensas de la gran interna que se libra entre dos hombres que debieran ser de su entera confianza. Toninelli, de la DGI, el amigo de De Vido, El Ex Superministro, que respalda Zannini. Contra el misterioso Guillermo Michel. Un exponente del poder casi inexplicable que alcanzan, en los tres organismos, ciertos subdirectores.
Michel es apenas el Subdirector de Coordinación Técnico Institucional. Pero es quien mantiene un diálogo directo con La Doctora.
Para las otras trenzas, acaso más distantes, Michel aparte de Intocable, es temible. Trasciende que se encarga de los dossiers programados. Los que aluden a los opositores, a los detractores o meros críticos del gobierno. Es joven y llega catapultado por el influyente estudio Balotta Kondratiuk. Es entrerriano y sostenido inicialmente por Sergio Urribarri, El Padre del Marcador de Punta.
Pero Michel creció en materia de conocimientos espirituales y se encuentra casi a la par de Echegaray.
Juntos, aparte, Michel y Echegaray resuelven los atributos selectivos del artículo 32 de la Ley 11683. Y diversas cuestiones para almas sensibles, tratadas con la reposada señora Mariana de Alva. Es otra subdirectora poderosa, como Michel, dedicada a las Operaciones Impositivas de los Grandes Contribuyentes.
Otro subdirector atendible es Daniel Santanna. Intocable que se encarga de las Operaciones Aduaneras Metropolitanas.

3.- Comando Sur

Alejado geográficamente de la órbita central, en un permanente rancho aparte, funciona el Comando Sur. Con su Intocable más inquietante, de horrible relación con Echegaray.
Se trata de Andrés Vázquez, que está sindicado por el enigma que espanta y atrae. Por sus vínculos supuestos con la Secretaría de Inteligencia. La SI, que comparada con la AFIP, es apenas un ateneo religioso.
A Vázquez lo asocian sobre todo con El Ingeniero. Es el Jaimito que atormenta a La Doctora, y se convierte en el protagonista principal de los sueños del General Milani, El Irresistible Seductor de Sexagenarias. Milani culpa a Jaimito de sus desventuras. Más que a Verbitsky.

La cuestión que El Intocable Vázquez se encuentra sumariado por El Primer Intocable. Echegaray.
“Pero es para la gilada”, confirma otra Garganta. Una dama. Puntillosa contadora de costillas.
Lo sumariaron a Vázquez por haber enviado 200 inspectores a allanar la sede central del Grupo Clarín. En septiembre de 2009, en vida de Kirchner.
Consta que, en la plenitud de la “guerra de los convalecientes”, El Furia jamás se hubiera atrevido a tanto. Pero lo giraron.
Aquí se cruzan las operaciones. Trasciende que el responsable de la iniciativa del allanamiento fue, según nuestras fuentes, Echegaray. Intocable que había reaccionado mal, de manera hormonal, cuando lo tocaron. Fue un horrible tratamiento del diario, relativo a las atrocidades de la extinguida ONCCA. Oficina de Control Comercial Agropecuario.
Entonces Vázquez allanó Clarín, por la mañana, con su montonera de contadores, y por la tarde Echegaray ya había arrugado.
Por indicación de El Furia, El Primer Intocable hasta se disculpó con una cartita doliente. Y lo sumarió a Vázquez por la falta de haberlo obedecido.
Después de todo, y para culminar la primera entrega, aquí se asiste a una tregua de Intocables. Porque al titular del Comando Sur tampoco se lo puede echar.
El Intocable Vázquez fue el encargado de blanquear las utopías estructurales de Gotti. Es la empresa patagónica que, para iniciar el despliegue de la fortuna, se la había quedado Lázaro, El Resucitado. Para compartirla con El Furia. Y Lázaro, después de la partida de El Furia, pasaba a ser parte sustancial, en adelante, simbólicamente, de la Unidad Presidente.
En el combo, La Doctora lo heredó a Lázaro Báez. Por lo tanto el cristinismo entero debe cuidarlo a El Resucitado. Como si fuera de cristal.

Peronismo: de la insolencia a la postración

sobre un informe de Consultora Oximoron
Redacción final de Carolina Mantegari

“El kirchnerismo te viola con un sexo breve y fláccido”
Oberdán Rocamora. Teorías.

Introducción
Complementos de la escenografía

“¿Para qué nos hicieron venir?”. Es el lamento de un “gobernador atragantado”.
El interlocutor, otro sobreviviente, aunque sin territorio, lo comprende. Pero le reclama:
“No me lo preguntes a mí. Preguntáselo a Parrilli, o a Zannini”.
Ambos se identifican con el sentimiento tóxico de la inutilidad. Les cuesta asumir que fueron convocados para aplaudir en el Salón Blanco. Como complementos sustanciales de la escenografía televisiva.
Pero ni siquiera pueden acercarse para saludar a La Doctora.
Ella termina, agradece a “todos y todas”, entre los cánticos de los fervorosos que “bancan el proyecto, nacional y popular”.
Sin embargo se forma un cordón de seguridad mientras La Doctora se esfuma.
Finaliza la cadena. Los medios vuelven a sus programaciones habituales.
Forreados, los gobernadores vuelven hacia la habitualidad de sus provincias.

Osiris Alonso D’Amomio
Director/ Consultora Oximoron
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La transgresión perdida

“El peronismo, Carolina, era insolencia”, confirma la Garganta.
Una suerte de rebeldía emotiva, racionalmente aplicada a la noción de justicia social.
Creatividad, transgresión, atorrantismo.
Tendencia hacia el placer inmediato, según Santoro, el gran pintor del sentimiento que fue.

Aquel peronismo insolente y transgresor -para Oximoron- hoy se presenta como un conjunto triste de oficinistas preocupados por hacer “la suya”.
Atender sus quioscos, pensar en la próxima, para cobrar, mojar.
Y pagar, sobre todo los salarios.

Entre los gobernadores, es De la Sota, El Cordobés Profesional, quien se banca alguna disidencia real. Y hasta por ahí nomás. Porque mantiene el escudo cultural de una provincia obstinada.
Como reflexiona El Sofista del Llano: “En treinta y un años de democracia, Córdoba nunca fue alfonsinista. Ni tampoco fue menemista. Menos, sobre todo, kirchnerista”.
“Córdoba es la Cataluña argentina”, confirma otra Garganta. Lo sostiene con más orgullo que espanto.

Mientras tanto San Luis, con los Rodríguez Saa, es -para Oximoron- un Estado Libre Asociado. Como Puerto Rico. Con menos dinero pero sin mar.

Otras provincias carecen de la tendencia hacia la diferenciación. Algunos gobernadores, incluso, embajadores. O una especie de virreyes.
Meros representantes del poder central que deben bancarse la persistencia cotidiana del desaire.
Se instala, y se toma como algo normal, que si La Doctora los bombea, o los posterga, se les incendian los territorios. Tienen que convivir con la monotonía del maltrato.
En el federalismo trucho no queda otra alternativa que sostener esta patología de gobierno. La gran farsa de “Cristina Conducción”.

Aunque los vegetalizados sepan que La Doctora no conduce un pepino.
Sólo los manda, por intermedio de Zannini, El Cenador. Ahora también a través de los mensajes de Capitanich, El Premier. El que pasó de Premier a Locutor Matinal.

La Doctora ni siquiera los tiene en cuenta. Por un sentido bartolero de la conveniencia, los peronistas que quedan se suman al equívoco de creerse conducidos. Y hasta minimizan el rol de los sindicatos.
Como aquí se dijo: de columna vertebral, las organizaciones sindicales pasaron a ser, en el peronismo que gobierna, apenas apliques indeseables.

Por sus atributos descartables -para Oximoron- La Doctora lo prefiere, como presidente del Partido Justicialista Vegetal, a Eduardo Fellner, El Milagritos de Jujuy. El que llamativamente “es” porque no quiere “ser”.
Y Juan Carlos Mazzón, El Tejedor, heredero del Flaco Mera, emerge como el penúltimo escéptico eficaz.
Por pedido de La Doctora, El Tejedor disuelve la ristra de los presidenciables. De los que quieren “ser”.
Por orden alfabético, en nombre de La Doctora se distribuyen las vicepresidencias honorables.

Sin que nadie tenga la insolencia, o la rebeldía, de decirle a La Doctora lo que sostienen entre ellos, sin decirlo.
“¿Quién c…te crees que sos?”.
O: “¿cómo se te ocurre que vas a poner todos los diputados?”.
O: “ya debimos tragarnos hasta el sapo de Zamora, ¿qué más querés?”.
O a lo mejor: “Sin el PJ, con la fuerza propia que tenés, a lo sumo podrías llegar a la otra cuadra”.
O acaso, ya en el esplendor de la etapa lazarista:
“Si tu destino inmediatamente político, Cristina, no pasa por la utopía del regreso. Pasa por Comodoro Py”.

El crepúsculo del PJV

Sin embargo La Doctora se permite el lujo de disolver, en la mezcla, al instalado Milagro-Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, con su aceptable replicador, Urribarri, El Padre del Marcador de Punta. El atendido que puso a Gallucio en YPF. Y a alguien menos conocido. A Michel, en la AFIP (no olvidar que la SIDE, comparada con la actual AFIP, es ateneo religioso).

Después de todo, como se sostiene hasta en los arrabales de La Agencia de Colocaciones, “va a ser Mancusso”, se dice, por Scioli.
“Pero Mancusso, para fortalecerse, a alguien tiene que ganarle”.
Y La Doctora acomoda en la mezcla, para esmerilar a Scioli y atemperarlo, a los que por ahora no aparecen en ninguna pantalla.
Como Domínguez, El Lindo Julián, y Randazzo, El Loco de la Florería.
Son los dos “rivales eternos de la Cuarta”, que necesitan nacionalizarse con celeridad. Para llegar, con más fuerza, a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, La Inviable. Y así evitar, en adelante, la forzada importación de las figuras metropolitanas. Como se importó en su momento a Ruckauf, El Missing, o el propio Scioli.

Por su mediocridad estructural, sólo el PJV le obedece a La Doctora. Es el único factor de poder que le queda. Con cierto valor y una base siempre considerable de votos.
Como el “muy buen crepúsculo”, al que canta el poeta Nicanor Parra, el PJV es “el único amigo que le queda”.
El resto del Frente para la Victoria, con los sellos de Unidos y Organizados, representa una colección honorable de buscapinas que contemplan el horizonte con la tensión de la medialuna enarbolada.
En el plano dirigencial del PJV, La Doctora logra instalar, por la instrumentación negociada de Mazzón, a los jóvenes que prefiere imaginar como sus continuadores. Buscapinas enrolados en La Agencia de Colocaciones. La Cámpora.

Estamentos

No será fácil, en el futuro inmediato, asumir que convivieron, hasta la postración, con la magnitud de la patología cristinista.
Con el último gobierno de origen peronista que lega una sociedad unánimemente estropeada.
En los tres estamentos. Arriba. En el medio. Y abajo.

1.- Los poderosos que construyen riqueza saben, hasta aquí, que sólo pueden hacerse buenos negocios cuando se está muy cerca del poder. Si se es, claro, “del palo”.
Los aspirantes a la sucesión como Macri o Cobos, Massa o Scioli, Sanz, Carrió o Binner, tendrían que elevarse y convencer a los constructores de riqueza. Que para hacer buenos negocios en la Argentina, para proyectarse, no es estrictamente indispensable arrimarse al poder. Ni tender hacia la ventajita de la proximidad.
El capitalismo no requiere que el inversor sea pecaminosamente amigo del transitorio interesado que decide.

2.- Deja una capa media exhausta. Carne fácil de caceroleo. Agobiada por el hartazgo sin representación política. Consumistas sofocados por el desvarío de pagar impuestos inútiles, sin que se le garantice la vigencia de reivindicaciones elementales. Derivaciones sustanciales de la idea de la libertad. Artículo 14.

3.- Deja, por último, abajo, lo peor, una marginalidad peligrosamente creciente. Millones de miserables excitados con el cuento invasivo de la inclusión social. Urgidos de soluciones inmediatas.
Estafados por la plantación irresponsable de una revolución imaginaria. Por un gobierno que los franeleó con el engaño de la pertenencia.
Los aspirantes a la sucesión de La Doctora deben saber que el desposeído queda en un estado infinitamente más calamitoso que el de 2001.
En trece años, aquel desposeído asistió al estrago del narcotráfico. Al culto subsidiado de la pereza sin perspectivas.
Al divisorio rencor, que unifica -para Oximoron- a los tres estamentos de la sociedad estropeada.

La Doctora y los Buscapinas

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial

Estadio de Vélez Sarsfield. 27 de abril de 2012. La consigna es “ni un paso atrás”. Se destaca el cartel estratégico: “Aguante Morocha”.
La Morocha, la señora presidente Cristina, La Doctora, acababa de cometer la catastrófica decisión de expropiar YPF por cadena nacional.
El desastre derivó en el segundo gran error del segundo mandato.
Sin la auditoría del extinto Néstor, El Furia, el primero de los errores fue la designación, como compañero de fórmula, de Amado Boudou, El Descuidista.
En el colmado Vélez, en plena actitud de onanismo eufóricamente colectivo, La Doctora se dispuso a construir las claves del tercer gran error. El definitivo.
La gestación del gran movimiento de incondicionales. Los Unidos y Organizados. Formidable amontonamiento de sellos integrados por los heroicos buscapinas que iban a acompañarla en la epopeya de “ir por todo”. Hasta el foso, sin ir más lejos, de la actualidad. Pero para continuar con el onanismo del relato, en una atmósfera de auto-celebración, en el Mercado Central. Donde se tributan méritos por haber creado “seis millones de puestos de trabajo”, haber disminuido la “pobreza extrema”, mientras atacan a todos los desestabilizadores que, para ser francos, no les creen tantos indicadores truchos.

El núcleo era, en el fondo, un buen producto. Vendible. La Cámpora.
Un artificio burocrático inventado por Néstor, en su condición de presidente consorte. Para atribuirle algún tipo de liderazgo a Máximo, En El Nombre del Hijo. Con ambiciones lícitas de transvasamiento generacional. Kirchner-cristinismo puro, con un lejano origen aceptablemente peronista, para encarar la depuración étnica de los elementos tradicionales del aparato. Peronistas que debían pasar a un segundo plano.
Sindicalistas como Hugo Moyano, El Charol. Justamente una de las tres patas del trípode con que la pata principal -El Furia- logró conquistar la hegemonía. Y mantener la Argentina entera a sus pies, con sus empresarios en actitud de súplica, deseosos de cercanías.
La pata restante del trípode la ocupaba Héctor Magnetto, El Beto.
Significaba que El Furia podía dedicarse tranquilamente a la masacre cotidiana de la recaudación. Iba a mantenerse, en el plano secundario, al hoy hostigado Lázaro, El Resucitado. Como la orgiástica obra pública, con el dinero-ducto que se extendía desde la vialidad hasta la vivienda. Con el festín obsceno de los subsidios y sus espiritualidades que efectivamente ascendían. .

Si cuesta que entiendan, hasta hoy, las razones de la hegemonía alcanzada, cuesta aún más que se expliquen los motivos de la caída. Ampliaremos (sólo si viene al caso).

Los Buscapinas

En cierto modo La Cámpora nace como consecuencia del fracaso anterior de Compromiso K.
De cuando El Furia quiso tener su grupo personal de buscapinas incondicionales, que le permitieran no entregarse a la dirigencia tradicional del peronismo. Un ex Movimiento que aspiraba a convertirse, apenas, en un Partido Vegetal. La Doctora pudo finalmente completar la hazaña.
Pero la incondicionalidad del olvidado Compromiso K fracasó por las querellas presupuestarias que solían desgastar al Pilo Asset, del sur, y al correligionario Porcaro (un radical kirchnerizado que clama por un poco de iluminación).
A La Cámpora, pronto una Agencia de Colocaciones, la acompañaba un conjunto interminable de sellos que ni merecen ser chicaneados.
Basta con rescatar, sobre todo, al Movimiento Evita, del algo distante Pérsico, El Heladero, y El Chinito, El Próspero. Entre sus mezclas de sabores lo contiene a Jorge Taiana, El Inadvertido, el militante que pasó de canciller a concejal.
O el Grupo Kolina, desde donde aún dilapida fondos la señora Alicia, La Fotocopia. A través de la canaleta por donde se derraman los billetes que se desperdician escandalosamente desde el Ministerio de Desarrollo Social. Con los cientos de miles de subsidiados que votan, en bloque, sentimentalmente, de manera casi unánime, por Sergio Massa, La Rata del Tigre, Aire y Sol II.
Por portación de rostro, La Doctora, según nuestras fuentes, no debe echar a La Fotocopia.
“¿Cómo te parece que va a rajar a una Kirchner del gobierno?” exclama la Garganta. “La mantiene, aunque no sirva para nada”.
Al no poder echarla, La Doctora se dispone, según nuestras fuentes, a vaciarla. Arrancarle competencias. O encajarle a Larroque, un camporista que por su preparación y sus maneras debería ser canciller.
Desde que se le fue Berni, El Licenciado Serial, Alicita está casi tan desconcertada como el propio Berni. Que se designó a una inofensiva Cecilia, como supuesta ministra a la carta, y ahora se atreve, incluso, a criticarlo. Y hasta a disentir.

Onanismo colectivo
Aquel “ir por todo” implicaba, por supuesto, la utopía de la Cristina Eterna. Mecanismo conceptual que reclamaba la diputada Diana Conti, Fernet con Coca.
En el éxtasis del magno retroceso, junto al diputado Carlos Kunkel, El Cacheteado, la Conti va por los límites a la protesta social. Debe ser criminalizada porque las protestas, en adelante, se les vienen en contra.
Dos años después, en plena etapa lazarista del cristinismo, para colmo se paga de más por aquel horror confiscatorio de YPF. A los Titanes Catalanes se los va a tapar de billetes, pero con gesto humillante. Y con la certeza de saber que será un clavel para que lo paguen las próximas generaciones. “Pelito para la vieja”.
Hoy se llega al extremo de desgastar, incluso, a aquel soberbio Axel Kicillof, El Gótico, el mismo que iba a cobrarles a los Titanes Catalanes por el daño ambiental. Con la aplicación del ajuste que ni siquiera asumen. Y declaran, por si no bastara, inexistente.
“¿De qué ajuste habla la prensa concentrada?” se queja un camporista franco, en el onanismo colectivo del Mercado Central, frente a un micrófono de CN 23, de Sergio Szpolski. Es el duro empresario escogido para suplir, nada menos, que a Magnetto.

Desde la política, con el rabo entre las piernas, tanto La Doctora como los Buscapinas sólo pueden, todos juntos, tratar de condicionarlo a Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol. Acotarlo, estampillarle como vice a un nuevo Mariotto, y llenarle las listas de diputados propios.
A pesar de todo, Scioli es el más presentable de los que La Doctora cuenta para sucederla. Aunque lo detesten –a Scioli- los carteristas inmolados de Carta Abierta. Y en sus solemnes sesiones de onanismo colectivo, registradas en la Biblioteca Nacional, se lamenten por la magnitud del fracaso.
“¿Cómo se les pudo ir todo tan rápido a la m…?” pregunta la Garganta.
No obstante, La Doctora, según nuestras fuentes, ya le hizo saber a Scioli que será el sucesor.
Aunque, para facilitar la digestión lenta de los buscapinas que la rodean, va a promover a otros presidenciables. A los efectos de proseguir con la faena de “esmerilar” a Scioli.

Como Sergio Urribarri, El Padre del Marcador de Punta. Es quien compra el cristinismo entero “llave en mano”.
Urribarri es el responsable también de la designación de Galluccio, El Mago (según Tía Doris) al frente de YPF.
Pero Tía Doris ya no sabe cómo asegurar la permanencia de Galluccio al comando de YPF. Así el próximo presidente sea Massa (que se hace el desentendido) o Macri (ídem).
Será porque en YPF hoy temen, razonablemente, que Carlos Bulgheroni quiera ocupar también el despacho del último piso de la torre de Puerto Madero. Como si YPF fuera otro quiosquito más. De los tantos. Como si Bulgheroni no se encontrara justo en el centro de la mira de la SEC americana. Securities and Exchange Commission de Estados Unidos. Por una circunstancia que atormenta a todos los que mojaron la cometa con el Dragón del Cerro. Extinto incluido. En la operación cometeril más gravitante, según nuestras fuentes, de América. Con una ampliación explotadora, a favor de Los Bulgheroni, hasta 2047. Aguante PAE. Pan American Energy, con El Dragón del Cerro. ¿Ampliaremos?
Otro presidenciable es Florencio Randazzo, El Loco, que se anota en la grilla. Para su campaña sería conveniente que no ocurriera el menor accidente ferroviario.
Aunque Randazzo sabe –como Domínguez, El Lindo Julián- que tiene el techo, para nada desdeñable, de la provincia de Buenos Aires, La Inviable.
El último presidenciable presunto es Agustín Rossi, El Chivo.
Fue puesto como Ministro de Defensa sólo para encontrar una salida a la interna de Santa Fe. Pero Rossi, hasta aquí, ni siquiera logró el apoyo de su jefe inmediato.
Es el general César Milani, El Irresistible Seductor de Sexagenarias. Al cierre del despacho Milani aún no amaga con presentar ninguna candidatura.

El mito bacheletiano

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial

Por más que se esfuerce en méritos, Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, debe saber que los cristinistas empecinados (que juegan con el poder a fondo) nunca lo van a aceptar como sucesor. Aunque apoyarlo hoy sea la opción más recomendable.

Se percibe cierto atisbo de injusticia en el rechazo. Sienten que Scioli no les pertenece.
Pero es la noción de la pertenencia lo que hace que Scioli, paradójicamente, pese a sus diferencias permanezca “en el espacio”.
Tiene el derecho legítimamente adquirido de ser accionista fundamental del kirchnerismo en declinación que, para colmo, lo desprecia.
Consta que Scioli, con su Aire y su Sol, estuvo los once años y les juntó votos. Fue electo vicepresidente de Néstor Kirchner, El Furia, en 2003, y votado para gobernador de la provincia (inviable) en 2007, junto a Balestrini, y 2011, junto a Mariotto, El Calabró de Llavallol. Aparte participó activamente de las catástrofes. Por ejemplo no se perdió ninguna de las sobreactuaciones grotescas y multitudinarias derivadas del enfrentamiento “con el campo”. Y hasta se incineró con El Furia, en la aventura atroz de las candidaturas “testimoniales” de 2009. Cuando ambos fueron vencidos por el supermercadista Francisco de Narváez, repentinamente transformado en El Caudillo Popular.
Fueron demasiados aportes y presencias las de Scioli, para que ahora pretendan desprenderse de su sonrisa optimista. Como si fuera una mucama deficiente y cara, que no terminó de aprehender los hábitos de la casa.
La Doctora y sus esmeriladores parten de una certeza bastante atendible. La de creer que si Scioli se desprende de ellos “ya no tiene adónde ir”. De manera que debe aguantar lo que sea para quedarse.
Es tarde para arreglar con Sergio Massa, Aire y Sol II. Y lograr el acercamiento romántico que reclama Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas). En nombre de la unidad del peronismo imaginario, hoy en situación de vegetal.
Pero también es tarde, sobre todo, para que Scioli intente armar algo parecido a la “fuerza propia”. Es decir, que no sea compuesta sólo por sus funcionarios.

Significa confirmar que Scioli hoy es el candidato más potable para ser apoyado por la mayoría de los gobernadores justicialistas que se encolumnan, sin gran convicción, con La Doctora.
Si golpea el puño sobre la mesa y dice ¡basta!, si se emancipa de La Doctora -como pide la tribuna- Scioli vale menos que aferrado a ella.
Hasta los “gobernadores atragantados” del PJ Vegetal, los que hoy lo valoran a Scioli con simpatía, aguardan la señal de La Doctora, para avanzar en mayor definición.

Conflicto unilateral

Extraño conflicto unilateral. La Doctora se obstina en hostigarlo a Scioli mientras Scioli se obstina en que La Doctora lo acepte.
Ella lo esmerila a través de los cristinistas mientras él procura aprobación en la diferencia. Y simula normalidad. Ausencia de conflicto, aunque esté tan visible como latente. Ante el desborde contenido de los normales de verdad, que contemplan, desde la tribuna, el espectáculo del esmerilamiento. Y le pierden el respeto al gobernador. Como si necesitaran emocionalmente que Scioli dé el golpe en la mesa con el puño, y diga “por qué no se van a la…”.
Perfecto, pero después del desahogo, en todo caso, ¿qué hacer? ¿Cómo sigue la historia?
Para entender las claves del Milagro-Scioli hay que coincidir en que Scioli sólo puede hacer exactamente lo que hace. Hasta ahora, tan mal no le fue.

Temperamentales

El estado de esmeril permanente se convierte en la antesala permanente del estallido que nunca ocurre.
La tribuna aguarda la reacción temperamental de Scioli. Aunque la rutina del esmeril sólo puede soportarse por la capacidad de aguante, que es el rasgo primordial de su temperamento.
Por los atributos semejantes Aire y Sol I llegó hasta aquí. A través de la ideología del vitalismo y el positivismo de la comunicación. Con “fe y esperanza y siempre para adelante”. Y se dispone a participar de la discusión final. Junto a los dos protagonistas que hegemonizan la miniserie. Sergio y Mauricio.
Por último, Daniel descuenta que los cristinistas lo provocan para estimular su reacción, pero sólo para castigarlo después con una virulencia superior, por el hecho de haber reaccionado. O haberse diferenciado, con cualquier fotografía. O con un planteo previsible sobre Seguridad. Ya ensayado por Ruckauf. Incluso, con Felipe Solá.

Aunque La Doctora, hasta el cierre del despacho, no encuentre otro postulante superior para disputar por la herencia envenenada. Alguien mejor preparado para defender, en campaña, “los trapos del kirchner-cristinismo”. La certificación de la derrota anunciada.
Lo que también debe saber Scioli, a esta altura, es que contar hoy con la aprobación oficial representa la garantía para salir tercero cómodo. Pero el hombre apuesta por los milagros de la fe.

Urribarri compra llave en mano

Mientras se dilata la definición del conflicto unilateral, La Doctora facilita que se le brinde un poco de rodaje a Sergio Urribarri, El Padre del Marcador de Punta.
Pero Urribarri arrancó mal, por la mala suerte de la cosechadora. Por el quebranto del improvisado fabricante de maquinarias truchas. Derivó en el último papelón de La Doctora. Confiada en los inventos de Moreno, la pobre se subió a la cosechadora para promover los avances de la nueva industria argentina, paradigma del modelo desarrollista de inclusión.
Sin embargo es injusto facturarle a Urribarri el costo del papelón.
Para conseguirse el apoyo del cristinismo declinante, el abnegado Urribarri decide comprar el paquete entero del kirchnerismo, llave en mano.
Se desplaza hacia Santa Cruz, y hasta visita el diario de Lázaro, El Resucitado, que viene incluido en el paquete (y también se enfrenta al destino lúgubre del fabricante de cosechadoras).
Entusiasmado con la ciega compra “llave en mano”, Urribarri se compromete a mantener, en sus empleos, a los mismos ministros irrelevantes y secretarios de estado que hoy se destacan como vibrantes aplaudidores, complementarios decorativos de “los pibes para la Liberación”.

Pero Urribarri no es el problema de Scioli. Tampoco lo es Sergio y mucho menos lo es Mauricio.
El problema principal Scioli lo conserva con La Doctora, que se clausura en su rencor unilateral. Con la fantasía estratégica de cumplir el mito bacheletiano.

Final con Bachelet

Entonces continua activa la línea medular que baja La Doctora. Fue descripta en “El Enemigo, El Sucesor y el Esmerilado”.
El objetivo consiste en detener, como sea, el avance de Sergio, El Enemigo.
Y si quien llega hasta el final es Daniel, El Esmerilado, que se desangre hasta la llegada como portador de una contradictoria fragilidad.
Para que El Sucesor sea, preferiblemente, Mauricio.
Brinda Mauricio un perfil adecuado. Como próximo adversario deseable. Más conveniente que Hermes Binner, El John Wayne de El Hombre Quieto, que le disputa la franja presentable de la izquierda.
De lo que se trata es de apostar por la ceremonia del regreso. Como el regreso triunfal de Michelle Bachelet, en Chile.
Para que se cumpla con el mito bacheletiano, La Doctora necesita de un Piñera que se sitúe a su derecha, que recomponga el desastre de la economía y que admita el floreo cómodo de una oposición de izquierda. Es Macri quien se parece más a la estampa de ese ideal.
Pero no hay que confundirse. Si La Doctora lo prefiere a Macri, como Sucesor, es para que se encargue del ajuste real y masacrarlo después, desde la oposición.
De lo que se trata, también, para cumplir con la epopeya del mito bacheletiano, es de evitar otros encierros. Otras clausuras. Tema de próximas entregas.

Más acá de la veda

Alivio para la sociedad. Final de la campaña.

escribe Oberdán Rocamora

Alivio. Culmina la campaña más insosteniblemente larga e insufriblemente monótona de la historia.
Se registra el cansancio moral de la sociedad por el desfile televisivo de los candidatos previsibles.
Salvo determinadas excepciones para concejales, la mayoría de los postulantes son demasiado conocidos. Al extremo de no sorprender.
De imposibilitar la espera de algo nuevo. Original. Lo que menos necesitan es tener un competente jefe de prensa.

Resta saber, en la provincia inviable, Buenos Aires, por cuánto ganará Sergio Massa, Aire y Sol II, a Martín Insaurralde, El Barrilete de Plomo. Por quien se juega -en defensa propia- Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol I.
El resultado remite a una cuestión meramente académica.
Oxímoron insiste. Con que Massa triunfe por un sólo punto, se trata de un resultado extraordinario. Pero van a ser -para Oxímoron- entre 8 y 10.

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Aire y Sol II, Massa, y Aire y Sol I, Scioli

“Siete samuráis” de julio marca el retroceso de La Doctora.
sobre Informe de Consultora Oximoron
Redacción Final Carolina Mantegari

Introducción
La rayita imaginaria

“No preocupa tanto perder el poder. Les preocupa perder la libertad”.
La Garganta consolida la evaluación.
La (casi) segura derrota del cristinismo, también en la provincia (inviable) de Buenos Aires, no desespera, paradójicamente, a los cristinistas en retirada.
Los calma, y sobre todo los contiene, la conveniente liviandad del discurso de Sergio Massa, La Rata del Tigre. En adelante Aire y Sol II.
Les aporta tranquilidad. Les anticipa cierto sosiego espiritual.
“A Massa, que presentó La Ley de Medios, ya lo indultó Clarín”, confirma otra Garganta. “Tiene vocación para amnistiar”.

Quien encabeza el desprendimiento, la Franja de Massa, o el cisma, suele aposentarse entre la intrascendencia de la proclama de paz y amor. Del apego a las excelencias de la gestión.
Anuncia el fin de la “política de las descalificaciones”. Destaca el positivismo vital de la “no confrontación”. Traza la consiguiente implantación de una “raya” imaginaria que clausura los traumas del pasado. Para dedicar las energías, en adelante, hacia el “futuro”. A los efectos de “resolver los problemas de la gente”. O peor: de “estar cerca de la gente”. Un conjunto de vaguedades que encantan orejas distraídas. Genéricamente básicas, que repiten, también, con menos suerte, otros aventureros, que aportan aburrimiento en la campaña menos atractiva que se tenga memoria.
“Lo peor de las PASO son los debates sobre las PASO”, grafica con acierto Jorge Yoma, anclado en la Estación Macri.
Pero las liviandades convenientes resultan, en Aire y Sol II, transitoriamente admirables.
Con su rayita imaginaria, Massa se encuentra condecorado por la magia de ser el depositario de las ambiciones de permanencia de una magnífica troupe de medialuneros. Y de las esperanzas de un gran sector de la sociedad, saludablemente necesitado de creerle.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

* * * * *

El segmento

En “Geometría de los Samuráis” de mayo se explicó que aquel triángulo que conformaban “Cristina, Mauricio y Daniel”, se convirtió, con la irrupción de Massa, en un rectángulo.
Para transformarse, después, en un segmento. Tema tratado a principios de julio, en “Detrás de La Doctora y de la Franja de Massa”.
El segmento citado consolidaba a la señora presidente Cristina, La Doctora, en uno de los vértices. Con Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol I detrás, de escolta.
Y con Massa, Aire y Sol II, en el otro vértice. Con Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, detrás, también de escolta.
Con los desplazamientos triunfales que marcan las encuestas a favor de Aire y Sol II (Massa), y por la desertificación conceptual del oficialismo en banda, se asiste -para Consultora Oximoron- a la sobrevaloración funcional de Aire y Sol I. O sea de Daniel Scioli.
Por la carencia alarmantemente generalizada de referentes presentables, Scioli -devaluado y mancillado- debe ponerse al frente de la campaña remontadora. La que lleva al solvente mini-gobernador Martín Insaurralde, El Barrilete de Plomo. Cuesta remontarlo.
Entonces Scioli desplaza, en el vértice del segmento, a La Doctora. En su scioli-dependencia obligada, La Doctora ingresa -aunque bulliciosamente- en el ocaso. Sumergida por los incapaces que debieran cubrirla, pero que la hunden en dramatismos enfáticos que derivan en papelones memorables. A pesar de los shows en continuado de los aplaudidores escenográficos. En los actos donde, colmada de autoreferencias laudatorias, comienza, la pobre, a despedirse.
En la segunda quincena de agosto a La Doctora le costará contemplar el cielo. Por el tráfico múltiple de garrocheros que, desde los distintos puntos de la patria, clavarán la garrocha a los efectos de elevarse hacia el “Tigre, Tierra Santa”, Sede de la alcaldía Aire y Sol II. Y lugar de residencia y esparcimiento deportivo de Aire y Sol I. En Villa La Ñata.

De manera que, en el segmento principal, hoy se encuentran los dos positivistas. Con fe y con esperanzas. Aires y Soles.
El Aire y Sol I, Scioli, ahora con las huestes desesperadas de La Doctora, detrás. Lo siguen con la nariz tapada, y con deseos de que pueda socorrerlos el gobernador Sergio Urribarri, El Padre del Marcador. Pero Urribarri viene muy lejos de los samuráis. Debe hacer méritos en el pelotón de los aspirantes.
Y Aire y Sol II, Massa, con Mauricio detrás. Y con el extraordinario despliegue territorial de los medialuneros furtivos. Adelantados que cambian hábilmente de monta, para permanecer. Y suscriben el cuento de la raya imaginaria que separa el presente del pasado. Sin “descalificar”, siempre “cerca de la gente”. Paz y amor.

Los Aires y Soles encabezan el Informe de los Siete Samuráis de julio. Seguidos de cerca, aún, por Mauricio. Descolorido y sin armado, pero en la tercera posición.
El Niño Cincuentón -exponente emblemático del macricaputismo- apuesta al mérito de diluirse detrás de Massa en la Buenos Aires inviable. Y sin siquiera reclamar la reciprocidad elemental en el Artificio. Para que Massa declare su preferencia por la señora Gabriela Michetti, La Princesa de Laprida, y de Diego Santilli, El Colorado, al que promueven con el propósito inconfesable de desplazarlo del ministerio.
Para Oximoron, El Niño Cincuentón podrá imponer, al menos en agosto, a los senadores macricaputistas. Que también se anotan en los beneficios de la gestión, se proponen “resolver los problemas de la gente”, como excelentes positivistas de la paz y del amor.

El peronismo que cansa

El Informe Oximoron de julio constata el fundamentado cansancio social que produce el peronismo.
La metodología perversa que le permite siempre reciclarse.
Se legitima entonces la expansión del interés entre los tres exponentes módicos del “no peronismo”, que se imaginan lícitamente presidenciables. Mantienen, entre ellos, márgenes de entendimiento.
El cuarto samurai de julio es Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto. No tiene inconvenientes en imponerse en Santa Fe. Para salir después a la aventura de juntar. Proyectarse desde el parlamento.
El quinto y el sexto samurai son oriundos de Mendoza.
Ernesto Sanz, La Esperanza Blanca, ya está lanzado. En el ciclo del amague mediático.
Y Oscar Cleto Cobos, El No Positivo, que se impone, según nuestras fuentes, en Mendoza, y con contundencia. Pese a los obstáculos que le plantan los correligionarios entrañables (ampliaremos en próximo Relevamiento Federal).
Cobos, como Binner, saldrá a juntar desde el Parlamento.
Hay quienes planifican, incluso, que los dos deberían juntarse.

La recuperación de la Unión Cívica Radical es siempre preocupante. El partido centenario suele aportar el suspenso garantizado. Acción y aventura en sus turnos históricos que sirvieron, hasta aquí, para revalorar el peronismo.
Justamente el peronismo que hoy -por la dinámica de su perversidad metodológica- cansa.

Final con La Doctora

Por capacidad de daño, y por su implícita condición de cuadro influyente, el Informe Oximoron de los Siete Samuráis de julio lo cierra La Doctora. Aunque esté, en la práctica, fuera de juego. Entre la magnitud de las peleas desaconsejables. En sistemática simultaneidad.
Primero, la más lesiva. Contra el Grupo Clarín. Sin respetar, curiosamente, la alegada cuestión de género.
La Doctora ni imagina, acaso, que la señora Ernestina, directora nominal del ejército que considera enemigo, pasa, según nuestras fuentes, por una instancia triste de senilidad, que la aleja del combate racional. Debiera medirse en los agravios, sobre todo después de haberla agraviado tanto.
Segundo, la pelea inútilmente desgastante con la Suprema Corte. Aunque tal vez pronto La Doctora pueda conmoverse con la constitucionalidad más deseada. Pero por convicción jurídica, y no como consecuencia de los aprietes que le ponen, a su ocaso, migajas de autoritarismo.
O la última para citar, su guerra moderna contra los servicios de inteligencia. Impulsada por Carlos Zannini, el gran consumidor de pescado podrido, que cree que “las servilletas” obstaculizan sus decisiones políticas. Fueron errores que la arrastraron hacia el papelón-Milani.
Después de todo, el conflicto de fondo La Doctora lo sobrelleva consigo misma. En la desesperada búsqueda de convencer, al semejante, que el suyo es un gobierno revolucionario. Transformador. Sin darse cuenta tampoco que cada vez más semejantes, que para colmo nada tienen de oligarcas ni de gorilas, en cuanto aparece invasivamente en sus casas acuden, sin culpas, al cambio definitivo de canal.

Carolina Mantegari
Redacción final Consultora Oximoron

La jefatura vacante del peronismo

Es para Scioli, Massa, Moyano, Urtubey, Capitanich, Gioja, Urribarri, De la Sota o Adolfo Rodríguez Saa.

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, sobre informe
de Consultora Oximoron

* * * * *

En setenta años de historia, el peronismo apenas tuvo tres jefes. Y dos poleas de transmisión.
Los Jefes -inapelablemente- fueron:
Juan Domingo Perón, de Buenos Aires, entre 1943 y 1974.
Carlos Saúl Menem, de La Rioja, entre 1988 y 1999.
Néstor Carlos Kirchner, de Santa Cruz, entre 2005 y 2010.

Poleas

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