Qué camino debe tomar el petróleo argentino

Resumiendo, con candidez es la idea buscada; candidez cercana al sentir una caricia en el pelo y no tanto hablar con voz endulzada. Argentina tiene varias armas; en un juego de soldaditos en la alfombra, seríamos los que poseemos los de plomo que están a caballo y no tanto el que porta una bazuka de un solo tiro. Tranco fuerte y sostenido. Pero que arrasa como una bazuka.

Producir petróleo en nuestra bendecida shale rock que encontramos en Vaca Muerta no sirve más. El costo de sacar un barril de petróleo de ese lugar santo es a esta altura estrafalario, mientras que importar a estos precios es también estrafalario, pero desde el otro extremo, es demencial no hacerlo. Si se gastaban en la época oscura 17 mil millones de dólares por año con el barril a cien dólares, la regla de tres simple para el cálculo con el barril a treinta dólares es sana, es cándida.

¿Qué hacemos con el fuerte y sofisticado pueblo trabajador del petróleo entonces? Nuestro caballito de plomo fuerte y arrasador. Hay que poner un objetivo claro para nuestra caballería, sacarla de la batalla estándar contra enemigos usuales y relocalizarla en un nuevo frente de batalla que nos conviene a todos. Continuar leyendo

El pro-Estado se come al Estado

Más allá de todas las causas que prosperan o no, y fuera de las presiones de toda democracia desde diferentes áreas que influyen en la Justicia, puede asegurarse que este Gobierno es uno que es corrupto, en el sentido que sus funcionarios roban recursos del Estado, recursos que están afuera de su esfera patrimonial.

Esto es básico, pero el detalle que sobresale es que este Gobierno que roba recursos del Estado es explícitamente estatista. Cada día que pasa funcionarios, y cada tanto la Presidente, se esfuerzan por enmarcar que a diferencia del pasado neoliberal, la actual administración trabaja para que la vida de los argentinos sea regida por el Estado y así se produzca la mentada redistribución de la riqueza. Un Estado fuerte que, como una madre italiana, cuida de sus hijos hasta que se independicen cuando ella muera y les deje la casa.

El liberalismo tan vilipendiado tiene mucha profundidad y también consignas básicas como la afirmación que el ser humano es suficientemente capaz para darse una chance de poder convivir en una sociedad por sí solo, sin necesidad de la mamma (agréguese acento italianísimo). Una sociedad de individuos entusiastas por mejorar cada vez mas su descendencia en competencia fuerte pero armónica con sus vecinos.

El estatista dirá que esa competencia dejaría atrás a los que no pueden ni quieren competir y que la libertad real sería que el que no puede ni quiere competir tenga la libertad de no hacerlo. Entonces el estatista te preguntará: ¿cuál es la verdadera libertad?

Es una buena interrogante pero en Argentina la pregunta útil es: ¿por qué el que quiere una sociedad regida por el Estado roba o apoya a los que roban del Estado? La respuesta inmediata es que, en realidad, el estatista es mejor que el liberal porque al menos, fuera del robo, le llega algo al que no puede o no quiere prosperar. Matemáticamente está bien, pero rompe bastante el tema ideológico, sobre todo si ese robo no es condenado o criticado, y peor aun, se silencia.

Otra pregunta es: ¿en qué tipo de intelecto orgulloso puede entrar la idea de que una sociedad gobernada por la convicción de incluir socialmente a través del Estado sea manejada por funcionarios que roban de esos recursos? Es decir, ¿cómo un estatista puede robar del Estado?

O más simple: ¿cómo un argentino puede robarle a la Argentina?    

La b… de Greenpeace

La imagen de Camila agarrando los barrotes, con el peinado de una chica de 20 años. Con mirada entre guerrillera y entusiasta de mirar tele con la mamá. Camila, en sus twits, decía que estaba aburrida, que no le entendía el sentido a la vida, que buscaba hacer algo por algo, pero no sabía qué ni por qué. Si le agregás una pizca más de angustia cerraba su profile en el de una suicida.

camila

Esos que el vivir les quema el alma.

Greenpeace es una organizacion mafiosa, facista, ya antigua, desfasada, cavernícola, neomedieval, pero por sobre todas las cosas es capta-boludos. Boludos como Camila, que le deprimía dormir la siesta.

El lenguaje de Greenpeace es difuso, vive de golpecitos insignificantes. Estilo el boludo de Pergolini vestido de oso yogui. En Europa salen a andar en bici en culo para incentivar quién sabe qué protesta por las pieles. En Europa está lleno de Camilas. En los 80 se escuchaba punk y se inyectaban heroína, en los 90 lo mismo, en el 2000 paso algo, la generación “película The Beach” con Di Caprio cazando tiburones en una comunidad neonazi. 23 boludos autopresos en una isla esperando el viajecito mensual al continente para que le traigan baterías para el GameBoy. Subsumidos en la exageración simbólica fetichista de los efectos del porro, toda la vida rodeando eso, un pucho que te marea.

La generación del 2000 aburrida y sin drogas duras estaba condenada a desaparecer bajo el vil sistema que dejamos atrás en los 50, el tipo que labura, la madre que hoy labura, los chicos al colegio. Un flagelo.

Pero llegó el fracking, un sistema de extracción de petróleo a 3000 metros de profundidad promedio que imprime nanofracturas en reservorios de petróleo y gas para extraerlo. Igual que el de toda la vida de los últimos 120 años, pero con un toque extra. Un toque extra que permitiría a los boludos de The Beach seguir jugando con sus GameBoys en los recreos de jugar a ser granjeros. Antes que los masacren los buenos.

The Beach, dirigidos por una nazi casada con otro nazi, comiendo lechuga y tomando agua de lluvia, parece ser el modelo de civilización nueva que nos ofrecen los eco-fascistas de Greenpeace, una organización escindida de otras “fundaciones” anteriores que se dedicaban a expulsar de sus tierras a miles de pobladores africanos para hacer “reservas naturales” en donde puedan pastar elefantes, mientras condenaban a millones de seres humanos a vivir confinados en zonas no fértiles, alimentados por misioneros y luego la ONU.

Los mismos que hoy no quieren que haya petróleo, porque invirtieron todo su dinero en acciones de empresas de generación de energías alternativas al petróleo que son obsoletas.

Camila es una boludita de 20 años como muchas otras que les “deprime” ir a laburar. Del otro cuarentón hoy liberado hablare en otra edición, porque merece un artículo aparte.

El pozo seco del slogan

Francisco posó con el único político opositor que se declara “admirador de Chávez“: el viejo Pino. Todo este juego de niños tiene rating. Bergoglio quiere levantar su iglesia con signos y gestos. Como el peronismo. La solemnidad del discurso vacío que agrada a quienes ya abandonaron sus sueños. La señora que lava la vereda, el abogado corporativo que gana menos que un basurero. Ese público quiere escuchar: petróleo malo, dios bueno.

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La foto de Bergoglio mostrando la remera “No al Fracking” da para muchas lecturas. No, no las da, posó con el único político opositor argentino de relevancia que se declara “admirador de Chávez” y supongo que por continuidad de Nicolás Maduro: el viejo Pino.

A Pino lo escuché en varias ocasiones hablando de fracking, gritando que es un “escándalo” e “inmoral“, pero poco dice y sabe del asunto. Incluso hizo una película. No la vi pero imagino el testimonio de los mapuches, del criollo triste, la señora mostrando el vaso de agua sucia, la chiquita refregándose los ojos con pucherito diciendo que no le gusta Chevron, entre avergonzada y a la vez divertida.

Imagino en ese powerpoint demagógico las manos manchadas de petróleo del presidente de Ecuador, Rafael Correa (otro de sus ídolos), el mismo Correa que mantiene esa dolarización soñada a fuerza de petróleo y no de ingeniería espacial. Lo escucho a Piazzolla de lejos o un carnavalito, mientras la voz del viejo Pino dice algo así como “y así, de a poco, las fuerzas de nuestra tierra y nuestra gente se ven debilitadas y casi vencidas por el monstruo insolidario y ambicioso extranjero”. Y un guanaco mirando fijo a la cámara.

Todo este juego de niños tiene rating. Y Bergoglio quiere levantar su iglesia con signos y gestos. Como el peronismo. La solemnidad del discurso vacío que agrada a quienes ya abandonaron sus sueños. La señora que lava la vereda vestida de su abuela, el viejo que ve el TC en la cama fumando, el abogado corporativo que gana menos que un basurero. Ese público quiere escuchar: petróleo malo, dios bueno. Y no tanta historia.

Bergoglio, viejo zorro y peronista, lo sabe. Pino también.

Iba a hablar de fracking, que puede ser inofensivo, que la manera de extracción convencional (normal, tradicional) de petróleo también contamina e incluso más porque se usan máquinas 50 años más viejas que las que se usan para hacer fracking. También que el fracking de Vaca Muerta se hace a varios cientos de metros de profundidad y que no hay forma de que se toquen las napas. Que el agua que se usa es siempre la misma y que sí, que esa agua se contamina, pero no vuelve a la Pachamama, se trata y se vuelve a usar. Que el petróleo es la fuente de absolutamente todo lo que usamos hoy en día, que la vida con tomatitos en el balcón es un entretenimiento de parisinos aburridos y millonarios.

También iba a desafiar al Papa (¡osado!) y al viejo Pino a que definan una alternativa de combustible al petróleo por el que hoy Argentina paga 17 mil millones de dólares anuales importando, pero recuerdo que la idea de Pino y sus cumpas, y veo que también la de la Iglesia Católica, es la “extracción familiar“.

Extracción de petróleo familiar. La mamá con la palita excavando, el padre con la boina preparado con el balde para que salga el chorro de crudo, los chicos jugando a la pelota alrededor, los perros persiguiendo gallinas. El olor a eucalipto, el chaqueño Palavecino sonando de fondo, la pampa argentina productiva.

 

Publicado originalmente en Bastión Digital.

Lo de Chevron sigue siendo bueno

La revelada clausula “secreta” del acuerdo YPF-Chevron, que ya es polémica, es la que se conoce comúnmente como Force Majeure Clause o “caso fortuito” en el derecho argentino aunque no tiene el mismo significado. Básicamente es una clausula que libera de obligaciones a una o a ambas partes si el negocio es afectado por una catástrofe natural (tsunami, tornado, terremoto) o un golpe de Estado, una guerra o, como se detalla en este caso, “un cambio de vientos políticos”.

El “cambio de los vientos políticos” relega obligaciones de la o las partes si la corte norteamericana (donde se decidirán estas cuestiones, si pasan) entiende que hubo “mala fe” por parte del Estado. Por ejemplo, por “mala fe” se puede entender lo que paso con Repsol, que básicamente fue confiscar la empresa al par de meses que se anunciaron las posibles reservas en Vaca Muerta. Las razones electorales o circunstanciales que usan los gobiernos populistas para justificar su captación de recursos al Estado son vistos en las cortes estadounidenses como simple mala fe. Recubierta de palabrerío demagógico.

Entonces el “cambio de viento político” se refiere a la profundización del descalabro. Es decir, si se traslada a Chevron la “mala fe” hacia quienes todavía hoy producen en Argentina con medidas que consisten en bloquear las tuercas en la Aduana, aumentarles las coimas, cerrarles los mercados “por guapos”, preguntarles si se bancaron la dictadura…

Como más o menos dije en el anterior artículo del tema, este acuerdo con Chevron es una prueba, un buscapié, y estas cláusulas son garantías, porque en Argentina a sus funcionarios no les gustan las inversiones extranjeras, ni los extranjeros. Entonces es lógico que si te hacen la vida imposible tengas que hacerles poner una garantía por escrito.

El acuerdo es por el 3,3% del área, la inversión total calculada para ese área es más de 15 mil millones de dólares. Por el 3,3%. Pensala un poco: si se van y se llevan el 50% de renta de unos 20 pozos no está tan mal. Primero que Chevron nunca se va a ir de Vaca Muerta, segundo porque necesitamos que Chevron esté instalada para que lleguen las demás.

Argentina desde afuera se ve como una parodia: se aprecia a la gente, la cultura, la boludez del tango y la carne, pero a este último gobierno se lo ve devastador; y que Chevron invierta en Argentina se entiende como una locura. Se arregló una cláusula de Force Majeure, eso es todo. Esas cláusulas existen en cualquier contrato petrolero, aunque el país huésped sea Finlandia. Se usa para evitar mala fe de los gobiernos de turno. Y en este caso Chevron fue generoso.

 

Publicado originalmente en Twit Político.

El arreglo con Chevron es bueno

El arreglo con Chevron es bueno, aunque le regalen los 20 o 30 pozos que están negociando.

Desde que YPF fue confiscada (expropiación sin indemnización) es un bebé que largaron sólo en un parque: gatea, llora un poco, mira para todos lados, capaz encuentra un perro que le da un beso pero que no puede enseñarle a caminar o a hablar. El perro es Kicillof y su banda de becarios del Conicet que no saben de petróleo. Ni de economía, pero es otro tema.

Al bebé le tienen que enseñar cosas para que crezca y pueda manejarse por sí mismo. Y apareció Galuccio, que lo tenían escondido porque no le interesa el peronismo. Verán, los que estamos en petróleo tenemos un entusiasmo por lo que hacemos que es igual al entusiasmo del que es fanático de un deporte. Nos preguntan y empezamos a hablar de números, de permeabilidad, de porosidad, de la calidad de petróleo según cada zona, de los negocios de una compañía, de otra, de los modelos de concesión en un país, en otro. Y nos deprimimos con Argentina. Porque es raro, porque no saben. Pero Galuccio es Galuccio e hizo el camino del profesional del petróleo argentino: estudiar en EEUU o Escocia, trabajar en el midwest, algo de Medio Oriente y terminar snobeando en Londres. La última etapa es ir a trabajar con YPF, con amor. Esperando los nietos.

Galuccio hizo el camino de la rata del oilman. No podría ser más perfecto para el puesto: armó su grupete de fellows amantes del crudo y se volvió a hacer patria. Pero se encontró con la UBA, con el Conicet, con tipos que en 2013 enseñan plusvalía, amantes de la industria pesada y obsoleta pero que inauguran fábricas de ensamblajes de celulares o bicicletas. Los mismos que no dejan que entren tuercas pero te ponen mil trabas si las querés fabricar. Intelectuales que se llaman a sí mismos “soldados”. Chicos que cuando negocian con petroleros gringos, rusos o franceses los obligan a tomar mate (algo problemático para alguien que no está acostumbrado), les hablan de Irak y cuentan que le robaron el petróleo a la dictadura de Saddam. Chicos.

Voy a Chevron: para que YPF deje de ser tomada como un bebé tiene que ir con su mochilita por el mundo mostrando a una empresa como Chevron, eso significa “no son tan locos o idiotas, porque Chevron labura con ellos”. Pasás del petróleo confiscado a una empresa nacionalizada (no está mal) que cerró con Chevron, que no es Oro Negro Hermanos SRL, es Chevron. Se va a arreglar por U$S 1.000 millones. No es nada, es un buscapié, es una pruebita, es para ver si les dejan pasar las máquinas por la aduana, si los dejan trabajar en paz… en definitiva, si cumplen con el contrato. Es más, se trata de ver si el jefe es Galuccio o a la compañía la manejan pasantes treintañeros, soldados de Kiciloff que nada saben del tema. Como antecedente, parece que este año la pulseada la ganó Galuccio, seguramente porque el desastre económico manchó un poco la credibilidad del profe de plusvalía de la UBA.

En suma, si cierran definitivamente con Chevron y funcionan como una petrolera normal por lo menos un año, volverán los interesados en las licitaciones de bloques.

Ecología: antes del shale gas había reservas de petróleo para 30 años, hoy hay para 500 o más si se inventa algo para llegar a las fosas oceánicas, o a los polos o a Marte. El mundo funciona con petróleo, sin petróleo nos morimos todos y sobreviven las mojarritas y las palomas. Y yo y ustedes, hasta donde tengo claro, somos humanos, no grillos. Se puede hacer fracking sin contaminar, falta un año o dos para que que la extracción sea totalmente limpia como lo es la extracción vertical.

Y cuando Argentina madure va poder explorar (de una vez) su mar, y por qué no el litoral y el Chaco, en donde hay 10 vacas muertas enterradas.

Cierro diciendo que cualquier arreglo con Chevron sirve dentro del negocio del petróleo. Si hay coimas, si Chevron no es solidaria, si es yankee, si es la ex Standard Oil, todo eso es para otras discusiones que no tienen nada que ver con hacer que YPF despegue de una vez. Que se hagan las denuncias pertinentes, pero el negocio es otra cosa. Porque el negocio del petróleo es adictivo y todos los que estamos en él queremos algún día ayudar a crecer a la compañía. Y por qué no, a Argentina.

 

N. de E.: Publicado originalmente en la web Política Diagonal.