Paro del campo: ¿los números del sector lo justifican?

Nicolás Zeolla

Desde el sábado y hasta este miércoles la Mesa de Enlace lleva adelante un cese de comercialización de granos y hacienda. A los reclamos de eliminación de retenciones que acompaña la medida de fuerza, se plantea un panorama generalizado que no se corresponde con la situación actual y las perspectivas para el sector.

Si bien es cierto que existen dificultades en la ecuación de costos en algunas parcelas sectoriales debido a escalas eficientes, el tipo de producción que realizan y presiones de los eslabones concentrados de las cadenas productivas, la situación promedio del sector es muy provechosa.

De acuerdo con el informe Costos y rentabilidad del sector agropecuario en la Argentina actual, disponible en la web y basado en estadísticas oficiales y sectoriales, un productor hipotético de soja poseedor de un establecimiento por debajo el promedio nacional -fuera de la Zona Núcleo- obtuvo en durante esta campaña 2012/2013 un beneficio de casi 1,2 millones de pesos. Esto se explica por la mejora en los precios internacionales de venta de la producción, el aumento de los rindes y el sostenimiento de un tipo de cambio competitivo. Para la próxima campaña las estimaciones son igualmente auspiciosas: se espera que los resultados, en dólares, sean un 15% , con niveles récord de la superficie sembrada y producción.

Por ello, el lockout llevado adelante por los protagonistas mediáticos del sector agropecuario no se sustenta sobre el discurso que pregona estrechos márgenes de rentabilidad que harían peligrar la producción, sino que tienen que ver con un reclamo de estricto índole político. Esto se ve bien claro dada la similitud del tipo medida con aquella llevada adelante hace un año en la misma semana de junio, en coincidencia con la finalización de la cosecha de gruesa (maíz, soja, etcétera). Lo que se busca con el cese de la comercialización es desabastecer el mercado oficial de los dólares que aportan las exportaciones primarias, presionar un alza en el tipo de cambio y doblegar la política cambiaria del gobierno para especular con resultados rentísticos futuros de la venta de la cosecha acumulada un mayor valor.

A su vez, el cese de la venta de la producción sólo puede ser llevada adelante por aquellos grandes productores con capacidad financiera. La realidad y los intereses de aquellos pequeños productores familiares y de economías regionales es completamente diferente a los que representa la Mesa de Enlace, más asociado al desenvolvimiento del mercado interno, con vocación por la regulación estatal y vinculado al desarrollo productivo nacional. Como consecuencia, la realidad del sector resulta en un conjunto heterogéneo que excede la categoría unívoca de lo que suele llamarse erróneamente “el campo”.

Las últimas medidas del gobierno nacional hacia el sector –como el reintegro de las retenciones al trigo– son positivas y apuntan a orientar la producción de acuerdo con las necesidades de alimentos para un desarrollo productivo agrícola sustentable, reconociendo el rol de las retenciones en el desacople de los precios internos y los internacionales.