Corrientes debe dejar atrás el siglo XIX

Nito Artaza

Hoy en día en Corrientes no se reconoce la ley de contrato de trabajo. Tampoco existen paritarias. Y estas realidades son dos ejemplos de la situación de atraso que enfrenta la provincia. La falta de paritarias y el trabajo en negro vuelven una utopía la posibilidad de mejoras salariales que se traduzcan en una movilidad social ascendente. Al contrario, lo que prima es la lógica decimonónica del “patrón de estancia” en la que todos trabajan, y dependen de la gobernación. Vacaciones pagas, jubilación, jornada laboral de 8 horas… Estas conquistas del siglo XX son, en una Corrientes inmersa en el siglo XIX, sueños que poco tienen que ver con la realidad. Este mismo atraso se ve en el desprecio a las nuevas tecnologías. El lastre de épocas pasadas sigue vigente como un oscurantismo que no permite iluminar todo aquello que los avances de estas últimas décadas permitirían iluminar en materia de conocimiento y comunicación.

Son básicas las necesidades que no están cubiertas hoy en Corrientes y que comienzan a formar parte del paisaje habitual. En Corrientes hay un grave problema energético que se vuelve cuello de botella productivo porque nadie va a invertir en un lugar en el que cuando hace un poco de calor se corta la luz y cuando hace un poco de frío también. Cada vez es más visible en cada una de las localidades la ausencia de políticas públicas. El Estado no está ahí donde tiene que estar. Porque no alcanza con dádivas momentáneas. Las políticas públicas deben apelar a la imaginación, a la creatividad, a las posibilidades que tenemos desde el Estado para transformar una realidad adversa.

Los jóvenes necesitan motivos para salir del ostracismo, para construir con sus vidas. Por eso queremos nuevas tecnologías, deporte, cultura. Los trabajadores necesitan regularizar su situación laboral. No pueden depender de un “patrón de estancia” ni estar condenados a trabajar en negro, con salarios bajos, sin jubilación. En el siglo XXI los trabajadores tienen derechos que tienen que llegar a Corrientes.

En el pasado el caudillismo fue regla en toda la zona del Litoral. Esta lógica debe terminar. Si queremos un país inmerso en nuestra época todas las provincias deben formar parte de este cambio, no sólo Buenos Aires.

En un año de elecciones no queremos que Corrientes sea el tablero en el que se juegue el enfrentamiento entre el gobierno nacional y el radicalismo en la única provincia no oficialista.

Queremos una mirada nacional y progresista de lo público. Queremos dar un salto de calidad para dejar atrás la lógica del siglo XIX que encarna la actual administración y la lógica del empleado del Ejecutivo que encarna el candidato oficial. Por eso, para llevar a Corrientes al siglo XXI, para que Corrientes deje de ser una provincia olvidada del norte, vamos a presentar una alternativa por y para los correntinos. Una alternativa de gobierno conformada por todos los radicales que no queremos atrasar. El desafío es grande. Los cambios son difíciles. Pero nos guía la voluntad de comprender que los que queremos podemos.