Triste y solitario final

Pablo Bolino

La gran discusión de la semana no fue si Argentina debe jugar con 5 en el fondo o con una táctica de 4 – 3 – 3, sino la grave noticia relacionada al fallo adverso con respecto a los fondos buitres.

Para muchos fue una sorpresa desagradable y para otros una posibilidad, aunque nadie estimaba el probable resultado.

Desde comienzos de año se han venido observando ciertos cambios en la política económica tendientes al acercamiento del mundo financiero internacional. Esto empezó con el cambio en la metodología de medición del índice de precios, en pos de volver a tener estadísticas oficiales más cercanas a la realidad, como un primer paso para volver al ruedo internacional. Al comparar el IndeK con el IndeKnu, se pueden observar cambios sustanciales en sus resultados, obteniendo niveles de inflación desde el 2014 que casi duplican los valores mensuales de años anteriores.

Luego se realizó el pago de YPF con bonos en un valor aproximado de $6.000 millones de dólares. Muchos recordarán la frase del Ministro de Economía “estrella” vociferando que los expropiados por el gobierno argentino no recibirían ni un solo peso. Fuera de los comentarios anecdóticos relacionados con la expropiación de la petrolera, lo relevante fue el impacto más que exitoso de la aceptación de los bonos en el mercado internacional. Otra clara señal de que “en casa” se estaban comenzado a realizar bien los deberes.

Más tarde se llegó a un acuerdo con el Club de Paris, mediante un convenio que prevé el pago inicial de $650 millones de dólares en julio y otro de $500 millones de dólares en mayo del 2015. El resto de los 9.700 millones de dólares será abonado por el próximo gobierno. Incluso se puede extender el pago de esta deuda porque se estiman de cinco a siete años de plazo para abonarla en su totalidad. Esta grata noticia trajo un espaldarazo muy importante para empresas multinacionales con filiales en nuestro país ya que dio un guiño a los mercados internacionales.

Sin embargo ahora se plantea un escenario muy difícil para la Argentina, tanto en el corto como en el mediano plazo, con la novedad del fallo contra los fondos buitres. Por un lado, si no acata la sentencia judicial, entra en default y si se acata, se deben abonar 1.300 millones de dólares a esos fondos especulativos. En este escenario se abre la posibilidad de que otros acreedores puedan reclamar y nos encontraríamos frente al deber de abonar 15.000 millones de dólares, aproximadamente la mitad de las reservas del banco central. En términos prácticos, una imposibilidad, porque el Estado quebraría. 

Se mencionó como una alternativa de solución por parte del Gobierno cambiar el lugar de pago de los acreedores, pero eso al implicar un cambio de las “reglas del juego” se considera un “default técnico” por incumplir el contrato original que es con base bajo ley de Estados Unidos.

Para fines de junio se deberá abonar alrededor de 900 millones de dólares correspondientes al pago del vencimiento de cupones de deuda reestructurada. Según un comunicado oficial del Ministerio de Economía, se anunció que no lo iba a realizar porque, dado el fallo judicial adverso a Argentina, esa suma de dinero sería captada por los fondos buitres.

Fuera de las discusiones ideológicas con respecto a la moral de los fondos buitres, el efecto concreto y directo se verá reflejado en la falta de inversión necesaria para que la economía crezca. La falta de fondos frescos repercutirá en menos obras de infraestructura por parte del mismo gobierno nacional, de gobierno provinciales y por supuesto del acceso al crédito por parte de empresas tanto grandes como pequeñas.

Ante el posible escenario de default se incrementará la falta de dólares. En este caso el gobierno intensificara sus políticas cambiarias restrictivas, por lo que será bastante difícil poder obtener dólares para ahorro, turismo internacional e  importaciones. Como así también el incremento de tasas de interés para “enfriar” la economía y evitar que se desencadene una estampida de precios.

Creo que la mejor decisión de política económica será enfrentar el problema e ir a negociar. El resultado positivo en esta instancia será un momento bisagra para el futuro de Argentina cuyo objetivo primordial es volver al mercado de crédito internacional.