Cómo evitar caer en la trampa del secuestro virtual

Paola Spatola

El reciente episodio del “secuestro virtual” del hijo de la reconocida modelo argentina Mora Furtado, vuelve a poner sobre el tapete en los medios de comunicación el cuidado, la atención y la precaución para evitar este tipo de hechos delictivos lamentables.

La modalidad del secuestro virtual es, en la mayoría de los casos, la misma. Y es un recurso cada vez más frecuente para quienes están al acecho y buscan una manera rápida de obtener dinero.

Aunque los intentos de secuestro virtual parezcan el resultado de una estrategia bien pensada, es al revés: quienes lo hacen suelen elegir sus víctimas al azar porque no tienen la capacidad organizativa para obtener la información necesaria sobre un blanco específico. En general, esta extorsión se produce por vía telefónica y quienes están al acecho pueden recurrir a diferentes metodologías: las más comunes son el trabajo de inteligencia previa y las promociones o encuestas falsas.

Para obtener información con antelación, algunos integrantes de la banda suelen llamar por teléfono varias veces a una casa, elegida al azar, para conseguir datos de la composición y los hábitos familiares a medida que van indagando a quienes atienden. El secuestrador virtual obtiene la información de nosotros mismos, su habilidad principal es esa. Sin darnos cuenta nos transformamos en los proveedores de lo más preciado para ellos los Datos básicos necesarios para continuar con el secuestro y hacerse del dinero. Muchas veces el secuestro virtual resulta ser una actividad guiada del secuestrador con el familiar de la supuesta víctima.

Las llamadas extorsivas se pueden realizar desde dentro o fuera de las cárceles, pero en general estas redes siempre tienen vinculación con quienes están detenidos. Con frecuencia, los secuestros virtuales buscan obtener dinero para recargar teléfonos celulares. Quizá te preguntes por qué se toman tanto trabajo para conseguir la carga de un celular. Tené en cuenta que los celulares son el medio de comunicación que se utiliza para cometer otro tipo de delitos y que, además, son una moneda de cambio en las unidades carcelarias.

Si los extorsionadores usan celulares no se emitirá ese mensaje previo. Esto explica en parte por qué les resulta tan importante obtener dinero para las recargas. Si la llamada se realiza desde un teléfono móvil, será imposible saber desde dónde nos llaman. Por eso, es una asignatura pendiente autorizar el bloqueo de las señales de los celulares en las cárceles.

Por otro lado, los extorsionadores suelen utilizar un lenguaje violento, plagado de insultos, y hablan con mucha velocidad para tomarnos por sorpresa, confundirnos y evitar que reaccionemos. Si pensábamos que nuestros hijos estaban a salvo, sus palabras nos shockearán y así obtendrán el beneficio que buscaban.

Ante este este escenario, vale la pena tomar nota de algunos consejos prácticos que nos ayudarán a estar mejor preparados y a prevenir este tipo de situaciones complejas: 

Cuando contestes el teléfono

  • Nunca des tu nombre ni los nombres de integrantes de tu familia. Si fuera necesario, identificate sólo como “el papá”, “la mamá, “el hermano” o “la hermana”, o “la empleada”.
  • Si un desconocido pide por un familiar sin dar su nombre, limitate a preguntar: “¿De parte de quién?”, sin revelar si se encuentra en la casa.
  • Si del otro lado de la línea insisten en preguntar tu nombre o a quién pertenece el teléfono, no respondas. Preguntá si quiere dejar un mensaje y si se niegan, cortá. 

Para no caer en la trampa

  • Si atendés el teléfono y escuchás un mensaje que avisa sobre el origen de la llamada, cortá la comunicación de inmediato.
  • No hables frente a desconocidos de cuestiones familiares, no reveles si vivís solo, tenés pareja o hijos, ni es información sobre los horarios en que cada integrante está en la casa.
  • Es importante que toda la familia sepa cuáles son las actividades de sus integrantes.
  • Explicale a los adolescentes de la familia que no deben completar formularios con sus datos personales ni familiares, y que no deben comentar los horarios de sus actividades o salidas con amigos.
  • Evitá que se conozcan los horarios de entrada y salida de tu casa. Recordá que la información es básica para cometer este tipo de delitos.

Ante un secuestro virtual

  • Conservá la calma y no dejes que el miedo te paralice.
  • Pensá antes de decir cualquier cosa. No hables de más ni des información o nombres que puedan utilizar para extorsionarte.
  • Si el extorsionador menciona el nombre de un familiar o conocido, pensá si no se lo diste vos en un descuido.
  • No te dejes engañar por las amenazas ni el tono agresivo del extorsionador. No dejes que el oportunista domine la situación: interrumpilo con firmeza y dificultá su relato.
  • Nunca concretes un acuerdo con los extorsionadores.
  • Cortá la comunicación y llamá de inmediato para asegurarte de que la persona que dicen haber secuestrado está a salvo.

Para finalizar, lo ideal sería que las familias tengan un código determinado, como las empresas de alarmas. Una vez que los secuestradores llaman, si no lo saben, es porque mienten. Debemos hacer las denuncias pertinentes y dar a conocer los casos. Se trata de una responsabilidad civil que nos atañe a todos. No sólo al Gobierno de turno.