Reflexiones desde el Coloquio de IDEA

Paula Bertol

Las cuatro consignas del 49º Coloquio de IDEA se inician con la misma letra y coinciden con políticas faltantes de nuestro país. La integración social, la institucionalidad, la infraestructura y la práctica impositiva son aspectos claves sobre los cuales la Argentina debe elaborar un plan de acción para alcanzar un cierto grado de desarrollo en el futuro.

Aunque para algunos parezcan palabras lejanas, las cuatro tienen una implicancia directa en las decisiones que afectan al bienestar y el nivel de vida del común de la gente. Es por ello que los reclamos en la ciudad de Mar del Plata al sector público este año tuvieron que ver con poner especial atención a estas consideraciones que son de significativa importancia para el futuro económico del país. No mirar para atrás sino hacia adelante. Parece sencillo pero no todos pueden hacerlo.

La independencia del Poder Judicial, el respeto por la propiedad privada y el cumplimiento de la Constitución Nacional son condiciones indispensables que hacen a la institucionalidad de un país y que no pueden faltar si queremos pensar en la Argentina de cara al futuro. Ese es el marco que el Estado debe dar para que las cosas funcionen. Transparencia, reglas claras, políticas a largo plazo y confianza. Palabras lejanas, en este caso para el Gobierno nacional, que representan sin dudas cuentas pendientes no sólo con el sector privado sino también con gran parte de la sociedad.

Como los parches del cepo y la inflación en relación a la economía, el kirchnerismo tampoco tuvo en estos años una visión sistemática a largo plazo capaz de resolver aspectos centrales como son la salud, la educación y la integración social. El aumento del gasto no se vio reflejado en políticas públicas y hemos perdido una importante oportunidad de integrar al crecimiento a una buena parte de la población.

El problema de la educación es grave. La asignación universal por hijo no tuvo su correspondiente impacto en el ingreso escolar y el aumento del presupuesto destinado a la educación  no se plasmó después en una mejora de la calidad educativa. No hubo una disminución significativa de la deserción escolar y, según cifras que difundieron ayer, los jóvenes en la Argentina de 16 a 24 años que no estudian ni trabajan son ya más de 900 mil y equivalen a alrededor del 15%. Un capital social preocupante.

Parafraseando a Daniel Arroyo, ex viceministro de Desarrollo Social,  nuestra tarea debe ser garantizar que haya peces en la laguna, enseñar a pescar y si es necesario, además, dar pescado.

Hay dos palabras más que también empiezan con la letra “i” y ayer se mencionaron mucho en el Coloquio de IDEA. La primera es la “inflación”, un aspecto sobre el cual el gobierno se debe sincerar de una vez por todas para poderla enfrentar. La última es el “individualismo” y la necesidad de que prevalezcan los objetivos colectivos por sobre los particulares. Un llamado a la reflexión dentro del propio empresariado, cuyos representantes saben que no están en países como Canadá o Australia y tienen también su responsabilidad.