Chávez y Bolívar están en las elecciones

El clima de la nueva campaña electoral se vive en el medio del velatorio de Hugo Chávez, el cual, gracias a la movilización del pueblo venezolano, sigue extendiéndose con largas colas de personas que quieren darle el adiós a su líder

Las elecciones en Venezuela dentro de treinta días serán muy extrañas. La fecha del 14 de abril responde al plazo de los treinta días establecido en la constitución, pero ninguna carta magna contempla el comienzo de una campaña electoral mientras están velando al presidente que acaba de fallecer. Lo “lógico” hubiera sido que comenzara después del entierro, sin embargo el pueblo movilizado modificó el cronograma y después de siete días aún lo están velando. Esto quiere decir que el comienzo de la campaña electoral convive con miles de personas haciendo una cola que se extiende por varios kilómetros para ver a Hugo Chávez en la Academia Militar.

Los candidatos a la presidencia tenían apenas 48 horas para inscribirse en el Consejo Nacional Electoral y la actitud de Nicolás Maduro y Henrique Capriles Radonsky fue diametralmente opuesta. Mientras Maduro lo hizo en persona rodeado de una multitud, Capriles envió a un letrado para cumplir con los requisitos formales. Ambos presentaron sus respectivos comandos de campaña que suelen llevar un nombre. Ante la multitud, Maduro preguntó a viva voz si su comando debía llamarse “Campaña Carabobo” (como en la última elección) o “Hugo Chávez”.  A mano alzada y a gritos todos respondieron “Hugo Chávez”. La oposición, que en octubre había bautizado su comando como “Comando Venezuela”, esta vez eligió el nombre de “Simón Bolívar”. La maniobra es clara, identificar al “padre de la patria” -como lo llaman aquí- con la oposición, para enfrentarlo a Chávez, cuando a nadie se le escapa que fue Chávez quien bajó del bronce a Bolívar para incorporarlo a la vida cotidiana. Hace poco tiempo exhumó su cadáver para descubrir si lo habían asesinado y lo invocaba para explicar la integración latinoamericana. Además, reveló que no era blanco de ojos verdes sino mestizo como la mayoría del pueblo y dialogaba con los campesinos para recordarles que por sus tierras, había caminado el libertador. Por eso se decía hijo de Bolívar. Y Maduro proclama que es hijo de Chávez, marcando esa continuidad.

La prensa opositora que sostiene a Capriles es consciente de que la tarea de su candidato es ciclópea. Figurativamente, lo describen subiendo una cuesta, de espaldas y con el viento en contra. En este caso uno podría agregar que el viento en contra lo produce un pueblo movilizado mientras canta “Chávez vive, la lucha sigue”.

Yo soy Chávez

Hay momentos históricos difíciles de describir o narrar. El escriba mira, trata de retratar el escenario donde acontecen los hechos, de percibir cada gesto, mirada, llanto o palabra, pero la realidad lo desborda. El impacto emocional de la marea humana lo atraviesa y no encuentra las palabras. ¿Las hay?

Se puede hablar de miles y miles de personas que se acercaron a la Academia Militar -allí donde Hugo Chávez ingresó como cadete- y que una multitud, una marea humana, un mar de pueblo o masas populares vienen a verlo. Sin embargo, las palabras descriptivas adornadas con bellas frases coloridas tampoco alcanzan. Se torna una ardua tarea transmitir el sentimiento de un pueblo ya que no se puede medir únicamente por la cantidad, aunque se dice que son millones los que se acercan. ¿Cómo hacer para explicar que miles de venezolanos y venezolanas hacen la cola horas y horas mientras el sol raja la tierra para ver a Hugo Chávez tan sólo por dos o tres segundos? ¿Qué magia o comunión existe entre este líder popular y su pueblo para que se produzca este fenómeno de masas pocas veces visto?

Si hasta el gobierno se vio desbordado por la concurrencia masiva y tuvo que modificar el plan original que era velarlo por apenas 48 horas para luego enterrarlo el viernes 8 de marzo. El pueblo coreando “queremos ver a Chávez” los obligó a extender las exequias por siete días. El propio Nicolás Maduro tuvo que subirse a un camión y desplazarse entre la multitud para gritar a los cuatro vientos “todos van a ver a Chávez”.

Los que llegan no vienen para ver a un muerto y por eso casi no hay llantos ni escenas de histeria colectiva, porque Chávez trasciende su propia figura al hacerse carne en la gente. Consciente de su enfermedad y de su irreversible final trasladó su alma al pueblo cuando comenzó a decir “Chávez ya no soy yo, Chávez es un pueblo, Chávez somos millones”. Esto, que puede sonar a demagogia, populismo o sentimiento religioso-místico, no se lo dijo a una minoría de intelectuales cuyo pensamiento “racional” les impide ver esa mágica relación entre Chávez y su pueblo. Una magia que se expresaba en cada ocasión que él, hombre nacido en un rancho humilde, les hablaba como presidente a los más pobres y les decía que él era como ellos. No era una pose y los más humildes comprendieron muy rápido que era diferente de todos los presidentes anteriores que tuvo Venezuela. Ese “yo soy Chávez” estampado en miles y miles de remeras de todos los colores es más que un compromiso con Chávez, se convirtió en un compromiso con su propia conciencia para continuar con la revolución. Por eso fueron a verlo. Porque para ellos Chávez está vivo.

 

Fuente: Télam

Los italianos no quieren títeres

El panorama político italiano se complica después de las elecciones. La posibilidad de formar un gobierno estable es muy poco probable y en la Unión Europea suenan las alarmas porque la falta de gobernabilidad en Italia es mucho más preocupante que la griega. Italia es parte del G8 -el club de los poderosos países desarrollados- y la incertidumbre o la posibilidad de una salida del euro como respuesta a la crisis podría profundizar la crisis europea. El experimento de colocar a un “técnico” como Mario Monti al frente del país por más de un año sirvió para poco y no logró adhesión popular. Al momento de votar menos del 10 por ciento apoyó al primer ministro que proponía profundizar los planes de ajuste mientras que Beppe Grillo y su movimiento “5 stelle” (5 estrellas) superó el 25 por ciento de los votos.

Por otra parte, los dos principales partidos perdieron casi 9 millones de votos y Grillo no es la primera fuerza política en la Cámara de Diputados sólo porque el Partido Democrático de centro izquierda y el Pueblo de la Libertad de Berlusconi formaron coaliciones que les permitieron obtener más votos y más escaños. Aunque Grillo es presentado como la “antipolítica”, en realidad su discurso poco tiene que ver con un nihilismo antisistema. Sus reivindicaciones giran en torno de la legalidad, la moralidad, la sobriedad de la política y las cuestiones sociales, consignas básicas que en principio- casi todos los partidos podrían aceptar si es que no fuera que durante años hicieron lo contrario a lo que pregonan.

Ahora comienza la aritmética de las alianzas posibles, sea para gobernar por un tiempo y llevar adelante algunas reformas que incluyan el sistema electoral, sea para pregonar la “estabilidad” que pretenden los famosos “mercados” que no necesitan del voto para imponer su voluntad. Es verdad que desde el punto de vista de la participación institucional en el parlamento el movimiento de Grillo es una incógnita. Nadie sabe cómo actuarán sus más de cien diputados sin experiencia parlamentaria, si negociarán al mejor estilo de los partidos tradicionales o se dedicarán a entorpecer cualquier acuerdo pensando que una pronta convocatoria electoral de aquí a seis meses los convertirá en la primera fuerza política en las dos cámaras con posibilidades reales de gobernar.

En Alemania miran con desconfianza hacia todo aquello que no se cuadre ante sus imposiciones. En Grecia le temen a Syriza -la coalición de izquierda radical- y en Italia al “éxito de dos payasos”, como dijo despectivamente el líder socialdemócrata alemán Peer Steinbrück, por Berlusconi y Grillo. Los alemanes no saben muy bien qué hacer frente a los insumisos, pero parece que los italianos no quieren títeres.

 

Fuente: Télam

Un encuentro con Julian Assange

No es fácil llegar a Julian Assange.  Su asilo en la embajada de Ecuador en Londres lo convierte en una “figurita” muy buscada y le piden entrevistas de todo el mundo.

La embajada está en una zona céntrica de Londres a pasitos de Harrods, una de las más famosas tiendas de lujo del mundo. El pequeño edificio tiene apenas seis pisos y está construido con esos típicos ladrillos rojos, tan característicos de los edificios ingleses, mientras que todos los balcones y ventanas están prolijamente pintados de blanco. En los balcones extremos del primer piso ondean las banderas de Colombia y Ecuador, dos países que comparten los colores amarillo, rojo y azul en sus banderas y -en este caso- el mismo edificio.

La presencia policial es muy discreta.  Apenas un policía en las escaleras de entrada, otro adentro en la recepción, común a ambas embajadas, otros cuatro o cinco en edificios linderos y un camioncito blanco de la policía que seguramente monitorea todo lo que dice Julián Assange dentro de la embajada.

Si uno camina distraído por la calle Hans Crescent hacia Harrods es muy posible que no se percate que dentro de ese edificio está uno de los hombres más buscados del planeta, en la mira de la primera potencia mundial.  Él, Julian Assange, lo sabe. Y por ahora, lo que tiene para contrarrestar a los más poderosos es la palabra.

 

 

PEDRO BRIEGER: Recientemente recibió un importante premio, el premio Yoko Ono, y es interesante porque en 2009 recibió otro premio de Amnistía Internacional. Creo que estos dos premios tienen distinto significado. ¿Qué piensa usted al respecto?

JULIAN ASSANGE: Bueno, el premio de Amnistía Internacional es interesante. La posición de los grupos de derechos humanos financiados por occidente es tanto buena como mala. Es decir, hacen tareas positivas con los países que no están aliados con occidente, pero lo que hacen con los países que están aliados con occidente es terrible. Amnistía Internacional debe ser repudiada. No ha reconocido a Bradley Manning, el joven agente de inteligencia militar acusado por proporcionarnos material, como preso político. Se niegan a reconocerlo como preso político, y eso es vergonzoso.

P.B.: Pero le dieron un premio en 2009…

J.A.: Bueno, pero eso fue porque estábamos publicando información sobre las muertes en Kenia, revelamos mucho sobre una situación muy grave en Kenia en la que 500 personas fueron asesinadas por la policía y fue ocultado.

P.B.: ¿Y qué opina sobre el nuevo premio, el premio Yoko Ono?

J.A.: Pienso que esta mujer es un tesoro viviente. Esto sucedió en Nueva York hace poco, había alrededor de 150 personas presentes, y es una señal muy positiva para nuestra batalla judicial contra la Fiscalía de los Estados Unidos, una importante declaración política por parte de Yoko Ono.

P.B.: Usted habló de Bradley Manning. Él está acusado de entregar información al enemigo, pero no de revelar crímenes de guerra… ¿correcto?

J.A.: Hay una serie de cargos de los que se lo acusa. El más grave de ellos es comunicarse con el enemigo. ¿Qué es lo que esto significa? Ese es el nombre formal de la acusación, pero lo que alegan no es que él se comunicó con el enemigo, con Irán o Al Qaeda, lo que quieren es imponer una nueva interpretación diseñada para eliminar completamente la cobertura de los medios sobre asuntos de seguridad nacional en los Estados Unidos. Están diciendo que cada vez que alguien que trabaja en el gobierno se comunica con los medios se está comunicando con el enemigo, porque si la información es publicada luego en los periódicos, en Internet, el enemigo puede leerla. Por lo tanto, equivale a dar información al enemigo, que es un delito punible con pena de muerte.

P.B.: Pero usted habla mucho de él, ¿por qué? ¿Lo considera tan importante?

J.A.: Es el preso político más destacado de Norteamérica en este momento, sin ninguna duda. Ha estado en prisión preventiva más tiempo que ningún otro oficial en la historia de las fuerzas armadas de los Estados Unidos. Es el caso de mayor relevancia en la historia de las fuerzas armadas de los Estados Unidos. La acusación en su contra es que proporcionó información interna del Pentágono que ayudó a cambiar al mundo, un acto político. No hay ninguna acusación de que haya hecho esto a cambio de dinero o por ninguna otra motivación que tratar de exponer los abusos y esclarecer la historia.

P.B.: Cuando usted habla sobre la tecnología siempre dice que la tecnología no es neutral, y distintos gobiernos están usando la tecnología para sus propios fines, pero en este caso él usó la tecnología para un buen fin, y usted mismo usó la tecnología para otro buen fin. Entonces, ¿cómo se puede juzgar a la tecnología?, o ¿se puede juzgar a la tecnología sin hablar de política a la vez?

J.A.: No, no se puede. Se debe vincular con la política. Por supuesto que uno siempre puede concentrarse en la parte material de un hecho, pero todo tiene un contexto político, es decir, de dónde viene el dinero, de dónde vendrá, cómo se espera llevarlo a cabo. No hay nada que hagamos en esta vida que no esté entrelazado de alguna manera con la economía, y si está vinculado con la economía está vinculado también con la política. Entonces, quienes nos dedicamos a la tecnología o las ciencias siempre debemos observar qué es lo que pasará con los frutos de nuestro trabajo, y debemos asegurarnos de que los frutos de nuestro trabajo se utilicen de una forma que sea coherente con nuestros valores.

P.B.: Muchas personas lo definen de diferente forma. No le voy a pedir que se defina a usted mismo, porque probablemente no tenga una definición de usted mismo, es muy difícil tener una definición, pero algunas personas lo definen como un hacker, otros dicen que es un activista, otros que es un periodista, y me da la sensación de que usted es todas esas cosas y ninguna de ellas. ¿Qué piensa usted sobre esto?

J.A.: Creo que lo más interesante sería preguntarse por qué se está debatiendo esto por empezar.

P.B.: Sí, exactamente, ¿por qué?

J.A.: Bueno, por la misma razón por la cual se debatió si el waterboarding[ahogamiento simulado] era una forma de tortura o no.

P.B.: Buena pregunta.

J.A.: ¿Por qué se debatió eso? La definición previa era que el waterboardingsiempre era una forma de tortura, pero luego de repente se puso en debate. La respuesta es muy simple, y es que las definiciones tienen consecuencias. La definición de ciertas palabras tiene consecuencias. Entonces, la definición de si soy un editor o no tiene consecuencias, la definición de si soy un periodista o no tiene consecuencias. Y los enemigos de esta organización querían vernos rodeados y encarcelados. A ellos les gustaría decir que no somos editores ni periodistas, porque eso les permite posicionarse mejor a nivel legal y, lo que es probablemente más importante, políticamente les permite separarnos del resto de la prensa, de otros editores. El primer paso para atacar a alguien es aislarlo, separarlo de su entorno, redefinir su situación, y luego destruirlo sin tener que preocuparte por la reacción de sus aliados.

P.B.: Es interesante que muchos periodistas, y algunos supuestos periodistas, que están “incrustados” en Irak dicen que usted es un mal periodista. Y no se si usted lo recuerda, pero el año pasado, Victoria Nuland del Departamento de Estado de los Estados Unidos durante una conferencia de prensa habló de usted y dijo, literalmente, que usted iba a enfrentarse a la justicia en Suecia por algo que no tenía nada que ver con WikiLeaks. Un periodista le preguntó si quería revisar lo que había dicho porque de lo contrario la gente de WikiLeaks iba a lanzarse sobre ella, a lo que Nuland dijo “Gracias por protegerme, Matt”; él respondió “Usted dijo que iba a enfrentar cargos penales en Suecia aunque no ha sido acusado penalmente”, y ella dijo “Bueno, está siendo investigado en Suecia”, a lo que el periodista contestó “Exacto” y ella dijo “Perfecto, gracias Matt”. Yo me pregunto, ¿están trabajando juntos en este caso?

J.A.: Lamentablemente, lo que sucede con las corporaciones de medios, que es muy evidente en los Estados Unidos pero sucede en todo el mundo, es que una vez que alcanzan cierto tamaño y cierta madurez, se les da un lugar en la mesa de negociaciones del poder, porque son organizaciones poderosas. Es decir, una corporación mediática puede hacerte tambalear iniciándote una campaña en contra. Por eso todos quieren tener a los medios a su favor, y para eso invitan a los propietarios, los editores y los periodistas a vincularse socialmente con ellos y les dan concesiones, ya sean impositivas, facilidades para sus otros negocios, información, todo tipo de concesiones. Entonces, después de un tiempo, las organizaciones mediáticas poderosas dejan de sentir que están simplemente apoyando a las instituciones más poderosas del país y comienzan a verse a sí mismas como parte de la familia del poder, como parte del mismo establishment. Y lamentablemente esto parece ser inevitable. La única forma de evitarlo es mediante la competencia entre distintos grupos mediáticos y mediante una constante renovación de estos grupos, ya que después de un tiempo desarrollan mucho poder y se ven corrompidas por dicho poder.

P.B.: Pero también hay otra gran diferencia. Estos grupos eran parte de la guerra, por ejemplo el New York Times apoyó la guerra, tenía periodistas incrustados, y usted en cambio dice a menudo que ayudó a detener la guerra.

J.A.: Sí, en ese contexto, lo que hicieron The New York Times, CNN y The Observer aquí en Londres con la guerra de Irak es la traición más grande al periodismo, porque el principio ético número uno en el periodismo debe ser la veracidad, y ellos mintieron.

P.B.: Sí, mintieron.

J.A.: Y no fue una mentira sin consecuencias, fue una mentira con consecuencias. Cientos de miles de personas fueron asesinadas, millones de personas fueron desplazadas.

P.B.: Nadie lo acusa a usted de haber mentido.

J.A.: No.

P.B.: Eso es un punto a su favor.

J.A.: En toda nuestra historia editorial no tenemos ni una sola acusación de haber publicado algo que no fuera verdad. Eso nos convierte en el medio con mejor reputación entre todos los medios de comunicación políticos del mundo.

P.B.: Y siguen mintiendo también sobre usted.

J.A.: Bueno, esta es una de las razones. Si no podés atacar a alguien basándote en el contenido, ¿qué te queda? Tenés que atacarlo personalmente, tenés que atacar a su entorno, a las personas que rodean a la organización, cuestionar de dónde proviene su financiación, etc. Y eso es lo que hacen con nosotros.

P.B.: ¿Sabía antes de todo lo que sucedió aquí en el Reino Unido que muchos países de Latinoamérica lo apoyarían? ¿Pensó que eso iba a suceder?

J.A.: Sí, nos sorprendimos bastante con el grado de apoyo, pero ya habíamos visto esa clase de apoyo por parte de Latinoamérica. Por cierto que ya lo habíamos visto por parte de Ecuador, cuando se publicó un libro sobre los cables de WikiLeaks escrito por Santiago O’Donnell, que había sido publicado antes en Argentina, ArgenLeaks, también se publicó Wiki Media Leaks en Latinoamérica, tenemos grandes colaboradores en Brasil…

P.B.: Pero todo esto fue antes de que usted fuera arrestado. Bueno, no, el libro de Santiago fue anterior.

J.A.: No, todo esto fue antes de que yo viniera a la embajada.

P.B.: Pero yo quiero decir antes, hace seis o siete años. En ese entonces, ¿era consciente de que esta información iba a ser tan importante para Latinoamérica?

J.A.: Sabíamos que… Yo sabía que mi plan con WikiLeaks era abarcar todo el mundo, lograr la eficiencia de escala. Es muy difícil, técnicamente y legalmente, operar WikiLeaks, no podés hacerlo para un solo país, no tenés la economía de escala para hacerlo para un solo país, es algo que tenés que hacer con alcance global, de lo contrario no tenés la economía de escala necesaria. Sabíamos que íbamos a afectar a casi todos los países. Pero creo que ha pasado algo muy interesante en Latinoamérica, la mayoría de las personas lo reconocen, especialmente a lo largo de los últimos 10 años. Hay un nuevo vigor y una nueva independencia política de los estados latinoamericanos, a partir del gradual alejamiento de los gobiernos dictatoriales y de la corrupción que se instaló en las instituciones en esas épocas. Es muy alentador verlo en la práctica, en un sentido muy concreto, que es la razón por la cual estoy aquí, en esta embajada, en lugar de estar en cualquier otra embajada. El Nuevo presidente de Túnez, Moncef Marzuki, me ofreció asilo político en Túnez.

P.B.: Él también fue un activista por los derechos humanos.

J.A.: Él es un activista por los derechos humanos que estuvo exiliado, estuvo preso bajo el régimen de Ben Alí, un hombre muy respetable… Y no acepté su oferta, no porque no confíe en Moncef Marzuki, ya que sí confío en él, en la medida en que se puede confiar en alguien que se encuentra en la posición limitada de un presidente, pero Túnez está solo, no es parte de un bloque. Tiene a Arabia Saudita y a otros estados de la región que no le brindan demasiado apoyo porque en su mayoría son marionetas de los Estados Unidos. Pero Ecuador tiene el apoyo del resto de Latinoamérica, y eso es algo extremadamente importante. Si nos remontáramos 15 años al pasado, ¿hubiera confiado en que el Ecuador podía soportar esta batalla? No, no hubiera confiado en ello, porque no tenía el apoyo de sus países vecinos, y ahora sí lo tiene.

P.B.: ¿Piensa que esto también fue importante cuando la policía británica quiso ingresar a la embajada y muchas instituciones latinoamericanas debatieron este tema como bloque? Creo que fue el único bloque que tuvo un debate al respecto.

J.A.: Sí, fue extremadamente importante. Es difícil estimar o describir cabalmente la importancia que tuvo. La embajada fue rodeada por la policía a las 3 de la mañana, con docenas de policías. Había policías escalando las paredes con sogas, era una amenaza directa del Reino Unido de ingresar a la embajada. Sin embargo, se pueden ver declaraciones de William Hague diciendo “No, no, nunca amenazamos con ingresar a la embajada; simplemente estábamos mostrándole a Ecuador cuáles eran las diversas opciones legales”. Este es un gesto británico muy típico. La amenaza era no reconocer a la embajada como embajada. Cuando William Hague dijo “Nunca amenazamos con ingresar a la embajada” estaba diciendo la verdad. La amenaza era que iban a dejar instantáneamente de reconocer a la embajada como una embajada, y luego iban a ingresar.

P.B.: ¿Qué cree que detuvo a la policía de ingresar a la embajada?

J.A.: Salió en la prensa de Londres que los abogados del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Commonwealth le habían aconsejado a William Hague que no lo haga. Pero había presión de los Estados Unidos para que sí lo haga, y Hague y Cameron ignoraron la recomendación del Ministerio de no llevar a cabo esa amenaza. Es una actitud de arrogancia suprema, la arrogancia de pensar que semejante medida era aceptable, que sería aceptada. Y por supuesto que diplomáticos británicos de todo el mundo pensaron que sus embajadas correrían la misma suerte y ex diplomáticos cuestionaron duramente lo que estaba haciendo el gobierno diciendo que iban a arruinarlo todo, ya que cualquier embajada británica en cualquier lugar del mundo iba a estar indefensa después de que hicieran esto. Por eso se detuvo.

P.B.: ¿Qué están haciendo ahora? ¿Sólo permanecer afuera y observar?

J.A.: Desde que ingresé aquí, durante los últimos siete meses, ha habido un equipo de vigilancia afuera en todo momento, tienen policías en todas las puertas. Según el alcalde de Londres, Boris Johnson, están gastando doce mil libras por día sólo por el despliegue policial, con lo cual están gastando millones de libras en esto.

P.B.: ¿En qué estado se encuentra actualmente la investigación? ¿A dónde se dirige? Porque escuché que el FBI estuvo interrogando a personas en Islandia.

J.A.: Bueno, es difícil para algunas personas imaginarse la proporción de la investigación, pero es la investigación más grande que ha tenido lugar en los Estados Unidos desde el 9/11. El gobierno de los Estados Unidos en sus propias comunicaciones y documentaciones diplomáticas dice que esta es una investigación de proporciones y naturaleza sin precedentes. Es llevada adelante por la totalidad del gobierno. Están involucrados más de una docena de organismos gubernamentales de los Estados Unidos, esto incluye a la CIA, el Departamento de Estado, el FBI, el Ministerio de Justicia. Hay un Gran Jurado trabajando en el caso desde mediados de 2010. En Alexandria, Virginia, están obligando a personas a testificar y están tomando como prueba materiales de Google, Facebook y MySpace. Están enviando agentes del FBI al exterior. Recientemente trascendió el caso de 8 agentes del FBI que volaron ilegalmente a Islandia y operaron en Islandia sin la autorización del gobierno islandés, llevando personas de Islandia a Washington para interrogarlas. Es una investigación enorme, pero confío en que no va a detener a WikiLeaks. ¿Por qué estoy tan seguro? Porque vemos el nivel de apoyo político que tenemos, incluso dentro de los Estados Unidos tenemos un 40% de la población a nuestro favor, según sondeos de Reuters.

P.B.: Su madre fue citada por muchos periódicos australianos confirmando que usted se postulará como candidato para integrar el Senado. ¿Es cierto?

J.A.: Sí, es cierto.

P.B.: ¿Por qué?

J.A.: Originalmente empezó como una forma de asegurarnos de que el tema de la persecución de WikiLeaks por parte del gobierno de los Estados Unidos estuviera en la agenda política de Australia. Ahí es donde pensamos que tal vez podíamos obtener el 4% de los votos. Es importante que durante el período previo a las elecciones en Australia mantengamos en la agenda el tema de los abusos del gobierno australiano contra la organización, porque tenemos varios colaboradores australianos. El gobierno australiano canceló mi pasaporte. También está llevando a cabo una investigación que involucra a la totalidad del gobierno, y le proporcionó información sobre nosotros a los Estados Unidos. O sea que está actuando de una forma indignante. Luego, vimos que en Australia el apoyo a nuestros ideales es realmente muy fuerte. Ha habido tres encuestas de opinión realizadas por el propio equipo de encuestas del gobierno a lo largo del último año y medio que han determinado que tenemos del 25 al 27% de la intención de voto, que es igual o mayor que el porcentaje del propio gobierno. Eso es una bendición, ya que podemos instalar nuestros ideales en el contexto político australiano gracias al nivel de apoyo de la población australiana.

P.B.: ¿Se postulará sólo por estos “ideales”, como usted los llama? Porque tengo entendido que usted, aunque tal vez no es un dato muy conocido, trabajó mucho ayudando a personas sin techo a encontrar una vivienda en Australia, ha sido un verdadero activista. ¿Eso es parte de su plataforma o sólo se presenta a elecciones como parte de la batalla de WikiLeaks?

J.A.: Esta idea surgió como resultado del conflicto de WikiLeaks, pero los ideales que se ponen en juego aquí tienen que ver con todo. Por ejemplo, con respecto a la valentía. La valentía es un mecanismo a través del cual todas las demás virtudes se ponen de manifiesto. Si no tenés valentía, no podés luchar por ninguno de tus ideales. Pero de la misma manera el conocimiento y la capacidad de hablar permiten también que todas las demás virtudes existan, porque no se puede… Para ser más concretos, hablemos de derechos, como el derecho a la vida, el más importante entre todos los derechos derivados. Pero ¿cómo sabemos de la existencia del derecho a la vida? Es algo que podríamos discutir, pero no podríamos reconocer el derecho a la vida sin el derecho a expresarnos. La capacidad de hablar y de tener un discurso y de describir el mundo subyace a todos los demás derechos, a todas las metas que intentamos alcanzar, a las diferentes áreas de la vida política. Si no sabemos lo que está sucediendo hacia adentro del poder, la burocracia o las relaciones internacionales entre miembros específicos de un gabinete o un gobierno, no podemos determinar de qué forma debería progresar nuestro sistema político, qué cosas deberíamos apoyar y cuáles no. Entonces, entender cómo funciona el mundo, la capacidad de expresarnos con libertad y franqueza sobre lo que está sucediendo en las instituciones gubernamentales afecta absolutamente todo lo que nos interesa, desde derechos muy básicos como el derecho a la vida hasta los ideales políticos que nos impulsan. Creo que esa es probablemente la razón por la cual tenemos tanto apoyo en Australia, porque no somos un partido con visión limitada. Sí nos importan el conocimiento, la educación, la libertad de información, la libertad de expresión, la libertad de publicar, pero eso está vinculado con todo.

P.B.: ¿Se puede postular como candidato sin vivir allí?

J.A.: Es una situación fascinante a nivel legal. Bajo la legislación australiana, si tenés derecho a votar, y los australianos que se encuentran en el exterior tienen derecho a votar, también tenés derecho a ser candidato al Senado. Es decir que sí, puedo postularme para el Senado sin estar en el país.

ALEJANDRO KASANZEW: Antes de ingresar a la embajada, vimos personas apostadas frente al edificio que estaban manifestando su apoyo hacia usted y sostenían un cartel que decía “No maten al mensajero”. Usted habló de valentía, ¿tiene miedo ahora? ¿Cómo se siente ahora viviendo aquí en la embajada?

J.A.: Es una situación mucho mejor que la de estar en prisión rodeado de acosadores. Obviamente, tiene ciertas dificultades prácticas. Por ejemplo, como usted decía, para entrar aquí hay que atravesar una barrera policial, una gran operación de vigilancia, es decir que no puedo ver a ninguno de mis allegados o fuentes o a ningún miembro de mi equipo, que se vería perjudicado por esa operación de vigilancia. No me puedo reunir… No puedo ir a algunos países que ciertas personas no pueden abandonar. Por ejemplo, al joven Aaron Swartz, un activista de los Estados Unidos, se le prohibió abandonar Estados Unidos, y yo tenía prohibido abandonar el arresto domiciliario, con lo cual no podía reunirme con él. Es decir que hay ciertos problemas prácticos, pero por otro lado esta situación es fácil de entender a nivel dramático: un activista famoso atrapado en una embajada en el corazón de Londres, que rechaza el traslado seguro, está rodeado por la policía… Es muy visual, y es fácil decir “Ok, hay cierta tensión dramática entre poderes que empujan hacia un lado y hacia el otro”. Eso crea una ventana por la cual podemos observar los problemas reales que enfrenta la organización, como esta enorme investigación por parte de los Estados Unidos, como el bloqueo bancario que se está construyendo financieramente en torno a nuestra organización, de la misma forma que Estados Unidos ha construido un cerco económico en torno a Cuba.

A.K.: ¿Se arrepiente de algo de lo que ha hecho?

J.A.: Todo el tiempo, espero… Porque si uno no se arrepiente de poder haber hecho algo un poco mejor, de forma un poco más eficiente, más refinada, quiere decir que ya no está aprendiendo nada.

A.K.: Respecto de Argentina, el Reino Unido y las Islas Malvinas, ¿qué piensa sobre este tema tan importante para Argentina?

J.A.: Bueno, vi lo que sucedió recientemente con el Ministro de Relaciones Exteriores, William Hague, que dijo que se niega a iniciar un diálogo sobre el tema con la Argentina y estableció todo tipo de precondiciones. Creo que esa no es la forma correcta de proceder, es una actitud arrogante. Siempre se puede entablar un diálogo, no es difícil.

P.B.: ¿Ya vio esto?

J.A.: ¡Lo estoy viendo ahora!

P.B.: Acaba de ser publicado por la embajada argentina aquí…

J.A.: En términos de diálogo, ese es el problema con los suecos, se niegan a entablar un diálogo, se niegan a hablar conmigo, se niegan a hablar con los ecuatorianos, se niegan a venir a esta embajada. El gobierno de los Estados Unidos se niega a hablar de su investigación. Admiten la existencia de la investigación, pero se niegan a hablar de ella.

P.B.: ¿Tiene algún deseo?

J.A.: Tengo muchos deseos, pero tengo entendido desde la temprana infancia que si uno habla de los deseos no se hacen realidad.

P.B.: Y tiene un nuevo libro.

J.A.: Tengo un nuevo libro.

P.B.: Sí, ¿nos lo puede mostrar? ¿De qué se trata?

J.A.: Veamos, tengo que leer la contratapa para contarles… No, mentira. Trata sobre la libertad en el futuro de Internet y es un libro que considero muy importante. Trata esencialmente sobre un nuevo cambio geopolítico que está teniendo lugar, que es el de la vigilancia transnacional masiva. Esto es algo más o menos equivalente en términos geopolíticos a la escalada armamentista o la invención de las armas nucleares. Todos estamos familiarizados con las formas básicas de vigilancia a los activistas, ¿no? como que sigan a alguien o le intervengan el teléfono. Eso ha cambiado completamente. La interceptación estratégica actualmente consiste en interceptar todas las comunicaciones de un país o incluso de un continente y almacenarla e indexarla permanentemente. Eso es lo que está sucediendo con Latinoamérica. Todas las telecomunicaciones que los estados latinoamericanos tienen con Europa, con China, con el Sudeste de Asia, con Australia, pasan a través de Estados Unidos. Entonces el resultado es que Estados Unidos puede interceptar dichas comunicaciones muy fácilmente e informarse sobre la estructura más detallada de la sociedad latinoamericana, sus políticos, sus líderes empresariales, sus transacciones económicas, ya que también recibe información sobre las transacciones bancarias, etc.

P.B.: ¿Explica esto en el libro?

J.A.: Sí, explico esto, y no sólo hablo de la interceptación sino también de la existencia de empresas como Facebook o Google, empresas basadas en legislación estadounidense que recolectan cantidades enormes de información. Y todos decimos “Bueno, sí, ¿y qué? Lo busco en Google”, y Google usa nuestra información para publicidades, vende nuestra información para publicidades, al igual que Facebook, y a nosotros no nos importa. Pero ese no es el problema, el problema es que está todo centralizado, que los organismos de inteligencia estadounidenses tienen acceso a toda esa información. No necesitan órdenes ni autorizaciones judiciales para obtenerla. Y hemos visto en nuestro caso y en muchos otros casos que hubo cientos de miles de intentos de acceso por año que están documentados.

P.B.: ¿Habrá una nueva publicación de información? Especialmente en Latinoamérica.

J.A.: Bueno, cubrimos todo el mundo y todos los países de Latinoamérica, sí.

P.B.: ¿Es posible que esto que usted dice sea tan perjudicial? Porque hay muchos gobiernos progresistas en Latinoamérica y aún están ahí: Evo Morales, Rafael Correa, Hugo Chávez.

J.A.: Es un misterio muy interesante. Parte de lo que está pasando es que… aunque la interceptación de las comunicaciones latinoamericanas por parte de los Estados Unidos tiene lugar desde hace bastante tiempo, el grado de sofisticación de los métodos de interceptación y almacenamiento de esta información se redobla cada 18 meses, y su costo se duplica cada 18 meses. Es desconcertante pensar cómo es que en ese régimen de recolección cada vez mayor de inteligencia sobre Latinoamérica logran sobrevivir presidentes como Correa, Evo Morales.

P.B.: Sí, siguen en el poder.

J.A.: Bueno, en parte tiene que ver con el desvío de la atención por parte de los Estados Unidos de Latinoamérica al Medio Oriente y Afganistán. Pero hay otra cosa que sucede. Creo que la revolución de las comunicaciones, a la vez que ha permitido esta interceptación transnacional masiva de información en el mundo, también está aumentando la velocidad de las comunicaciones. Esto hace que se acelere el ciclo de toma de decisiones en Ecuador, en Argentina, y que las decisiones se tomen mucho más rápido. Entonces es posible que hayan interceptado toda la información, que sepan cuáles son las posiciones de cada uno de los actores, cuáles son sus relaciones, pero todo cambia tan rápidamente que para el momento en que los organismos de inteligencia han elaborado un plan sobre cómo intervenir, la situación ya se ha modificado. Esta tendencia es tal vez lo único que nos está salvando de la dominación por parte del Organismo Nacional de Seguridad y otros grandes organismos de interceptación. Pero no apostaría que es suficiente, ese es el problema.

P.B.: Muchas personas jóvenes lo siguen, ¿es porque usted tiene un mensaje distinto sobre la política que el que tienen generalmente los políticos?

J.A.: Cuando hay una votación global, una encuesta sobre el hombre del año o el personaje del año, actualmente es siempre ganada por sólo tres grupos, ya sea por mí, por Bradley Manning o por Anonymous. ¿Qué significa eso? Eso demuestra lo que siente realmente la gente que está conectada a Internet. Internet está penetrando a todas las sociedades, se está generando una fusión entre Internet y las sociedades del mundo, a tal punto que todas las sociedades avanzadas y la mayoría de las sociedades en vías de desarrollo están políticamente entrelazadas con Internet. Los jóvenes están aprendiendo de esta situación. Vieron lo que nos sucedió a nosotros, vieron lo que sucedió en la primavera árabe, vieron lo que sucedió con sus propias sociedades sin el filtro de los medios de prensa dominantes. Es decir que esta es la generación más educada políticamente que ha existido en la historia, y ha desarrollado ciertas virtudes culturales, ciertas creencias. Hoy en día se está dando una nueva revolución cultural como resultado de las comunicaciones sin filtro a través de Internet, y ven que los valores que yo he predicado y la batalla que hemos atravesado es una prueba de nuestra fe en esos valores, que es algo fundamental en sus deseos. Lo que ven es que nuestra lucha ha probado la honestidad de nuestras convicciones… Las personas jóvenes y adultas que tienen acceso a información sin filtros a través de Internet han visto la lucha que hemos enfrentado durante los últimos dos años y medio como prueba de que realmente creemos en los valores que predicamos, y ven la importancia de dichos valores en sus propios países y para esta nueva cultura global que se está desarrollando, y quieren un grupo que la represente, y en este momento WikiLeaks es el único grupo que realmente los representa, porque hemos atravesado en persona esa lucha.

P.B.: Ok. ¿Qué cree que pueden hacer los jóvenes latinoamericanos para apoyarlo y para interactuar con usted?

J.A.: El primer paso es entender la situación actual. Después explicarles a otros lo que está pasando y luego actuar en función de ese conocimiento. Y bueno, uno podría decir que esa descripción es muy abstracta y preguntar qué es lo que implica. Lo que esto realmente implica es tomar información sobre la forma en que funciona el mundo que hemos publicado nosotros, que han publicado otras personas, sobre los ataques que hemos sufrido, sobre la investigación del FBI. Contarles todo eso a otras personas e informarlas sobre lo que significa. Y en cuanto a las acciones, las instituciones, incluso la CIA, se están enfrentando a un problema demográfico. Personas jóvenes de todo el mundo se están instruyendo políticamente principalmente como resultado de la comunicación sin filtro que tiene lugar a través de Internet. Cuando las organizaciones quieren contratar personas, deben contratar a personas que tienen las habilidades que necesitan. La CIA se ve obligada a contratar a personas que han adquirido esas habilidades como resultado de la revolución inspirada por la capacidad generalizada de comunicarse. La radicalización de la educación política que está teniendo lugar como resultado de las comunicaciones sin filtro que existen a través de Internet indica que vamos a ganar. Nuestros valores culturales van a ganar. ¿Por qué estoy tan seguro de que esto es inevitable? Porque si observamos, por ejemplo, las acusaciones que se les han realizado a Bradley Manning y otras fuentes, son todos jóvenes, son personas que, según se alega, tomaron sus valores culturales de Internet, tomaron sus valores culturales de cosas que yo o personas como yo estábamos diciendo. El Pentágono, la CIA, el Organismo Nacional de Seguridad y organismos similares de todo mundo no tienen otra alternativa que contratar a personas que se educaron a través de la información gratuita que circula en Internet, simplemente porque no podés contratar a un programador o un ingeniero en redes o incluso a alguien que se educó políticamente para ocupar un puesto político que no se haya educado de esta manera. Es así que, lentamente, esas organizaciones están siendo infiltradas por personas que creen en los mismos valores en los que creemos nosotros. Y una vez que estén adentro, una vez que los jóvenes se den cuenta de que tienen el poder, van a poder detener esta maquinaria, van a poder extraer la información y transmitírsela al resto del mundo. Entonces, estas personas generarán un quiebre dentro de estas organizaciones, y si la CIA deja de contratar jóvenes, dejará de existir como organización funcional. Entonces, esas personas que tienen acceso interno a la información deben tomar la información, deben darse cuenta del poder que tienen en sus manos, y en algunos casos no requiere mucho esfuerzo. Hemos comprobado que uno puede reformar a media docena de países de una sola vez si tiene acceso a la información correcta. En cuanto a apoyar directamente a la organización, existen varios grupos de apoyo en todo el mundo, obviamente es una campaña política que se está llevando a cabo, personas que saben programar pueden tomar la información y presentarla en nuevas e interesantes formas. Y respecto del bloqueo económico, por supuesto que necesitamos dinero, y hay diversas formas de eludir este bloqueo.

P.B.: ¿Le darán inmunidad si es elegido como miembro del Senado?

J.A.: No.

P.B.: Porque puede ser elegido, pero para asumir el cargo tiene que jurar, y si no jura allá en Australia no puede ser senador, supongo.

J.A.: Queda a discreción del Presidente del Senado.

 

 

Equipo de producción de la entrevista: Pedro Brieger, Alejandro Kasanzew, Ignacio Murúa, Darío Ventura y Rafael Arbués.

Fuente: Télam

Correa entre lo nuevo y lo viejo

El aplastante triunfo de Rafael Correa no sólo es una confirmación del gran apoyo popular que tiene su proyecto político, también representa un duro revés para los partidos políticos tradicionales del Ecuador. Es interesante comprobar cómo en seis años Correa transformó el país marcando una línea divisoria entre lo viejo y lo nuevo. Paradójicamente, son sus opositores quienes mejor explican el suceso de Correa al describir todo aquello que hizo, contrapuesto a lo que no hicieron durante décadas los partidos tradicionales.

Cuando señalan que gracias a la bonanza petrolera desarrolló obras públicas e impulsó políticas sociales, están reconociendo el fracaso de sus antecesores. Lo dice con claridad José Hernández -director adjunto del diario Hoy- cuando señala que “se debe entender, cuando se mira la realidad cotidiana de la mayoría de ciudadanos, que el apoyo que recibe sigue siendo parte de la voluminosa factura que pagan sus contendores por lo que hicieron o dejaron de hacer los partidos que el oficialismo conecta con el pasado” (18/02/2013). En otras palabras, Correa está concretando lo que otros prometieron y no cumplieron. O como lo reconoce el mismo Hernández cuando dice que “la vieja desidia se trocó en beneficios para una masa grande de ciudadanos que ve un Estado más presente, activo y benefactor”.

El editorial del diario Expreso del 20 de febrero es aún más revelador de lo que ha hecho Correa porque sostiene que se usan “las dádivas para tomarse el pueblo: hospitales, escuelas, carreteras, como ‘promesas que se cumplen‘”. Más claro que el cristal, Correa está realizando obras prometidas y nunca concretadas por los que gobernaron el país durante casi todo el siglo veinte.

Tampoco se le puede atribuir a Correa la desintegración de los viejos partidos tradicionales. Él se convirtió en el emergente de un proceso que tuvo tres etapas. La primera se caracterizó por la propia autodestrucción de los partidos en los diez años anteriores a la elección de Correa como presidente y estuvo marcada por la sucesión de presidentes, las crisis bancarias y las movilizaciones populares contra las políticas neoliberales. La segunda fue la “revuelta de los forajidos” en 2005 que derrocó a Lucio Gutiérrez y que provocó la aparición de Correa. Y la tercera, el proceso de consolidación de la revolución ciudadana liderada por Correa que se afianza con una votación que araña el 60 por ciento de los votos mientras algunos de los viejos partidos ni siquiera consiguieron un asambleísta.

La oposición a Correa ha recibido un duro golpe. Algunos se lamentan no haber sabido construir “un Capriles”, aunque las elecciones en Venezuela demostraron que la mera unidad de todos los sectores opositores no alcanza frente a un proyecto que incorpora por primera vez a sectores postergados por muchos años. Su visión elitista no les permite comprender los cambios que ha implementado Correa y por eso se aferran a las denuncias de “caudillismo” o “clientelismo”.

Frente al vacío que dejan los partidos tradicionales aparecen los grandes medios de comunicación para suplantarlos y ocupar su  espacio. Claro que no lo reconocen y se presentan como si fueran los últimos baluartes de la libertad y la independencia que se resisten a ser cooptados por el “caudillo” que los ataca. Si la mayoría de la población no defiende a los poderosos dueños de los medios es porque también ellos son parte de lo viejo.

 

Fuente: Télam

La renuncia del Papa se coló en las elecciones

Los italianos son muy afectos a las teorías conspirativas y la política es uno de los mejores terrenos para desarrollarlas a pleno.  No es casual, quinientos años después de que Nicolás Maquiavelo publicara Il Principe -su gran tratado de teoría política-, que algunas de sus ideas mantienen una extraordinaria vigencia. Por ello no extraña que al conocer la noticia de la renuncia del papa Benedicto XVI casi todos se preguntaran ¿por qué hizo el anuncio ahora a tan sólo dos semanas de las elecciones? ¿No podía esperar? Una pregunta lógica, sin dudas, pero que en plena campaña electoral tiene un profundo sentido político ya que nadie sabe si dicha decisión buscó influir sobre el voto, o simplemente fue una mera casualidad. Si bien es cierto que no existe un partido que represente específicamente a los cristianos como supo serlo la Democracia Cristiana años atrás, cualquier movida del Papa -o del Vaticano como institución- tiene un gran impacto, más cuando es sorpresiva. Tampoco hay que olvidar los vínculos existentes con los políticos ya que son públicos. A nadie se le escapa la relación privilegiada del Vaticano con el primer ministro Mario Monti, los cortocircuitos con Silvio Berlusconi, o la desconfianza hacia muchos líderes del Partido Democrático (PD) que provienen de las filas del Partido Comunista.

A tan pocos días de las elecciones es inevitable que cada uno analice al detalle la reacción de los otros candidatos frente a un hecho que trasciende el mundo católico. Es así que en las filas de Berlusconi cundieron las teorías conspirativas según las cuales la dimisión lo favorecería a Monti dadas las buenas relaciones de éste con el Vaticano. También es verdad que la mayoría de los dirigentes políticos prefirieron ahora olvidar todo aquello que se decía del cardenal Ratzinger cuando fue electo Papa y era considerado un candidato conservador que había tenido vínculos con el nazismo en su juventud. En aras de no perder votos seguramente es mejor no recordarlo. Pier Luigi Bersani -candidato del PD y ex militante del Partido Comunista- se sumó al coro de los que elogiaron al Papa por su decisión histórica y porque “es un gran teólogo que puso la teología al servicio de la Iglesia”.  De todas maneras alertó que no había que “mezclar la campaña electoral con la dimisión del papa Benedicto XVI”.

¿Es inevitable la influencia de la renuncia del Papa sobre el voto? Nadie lo sabe y ni siquiera las encuestadoras que salieron a medirlo inmediatamente se animan a asegurarlo con certeza. Pero todos saben que cada voto cuenta, y las Iglesia católica todavía tiene una considerable influencia como para que salgan a criticar a un Papa que se va unos días antes de las elecciones.

 

Fuente: Télam

Somos todos italianos

Nada más bajar del avión en Roma uno se pregunta si no aterrizó otra vez en Buenos Aires. Los gestos ampulosos, los gritos, las filas que no se respetan y algunas de las máquinas automáticas que no funcionan hacen que uno se sienta como en casa. No hay duda, somos italianos. No importa si por nuestras venas fluye sangre española, alemana o rusa, los que vivimos en las grandes ciudades argentinas somos italianos. Ni que hablar de la pizza, la pasta o el café, aunque aquí el espresso de apenas dos centímetros de altura es tan fuerte que no cualquiera lo puede tomar.

No es casual que los políticos italianos le presten tanta atención a Latinoamérica y a la Argentina en particular. Hay una historia en común que se nota más en momentos de elecciones, cuando el voto de los italianos empadronados en el extranjero puede ser decisivo e inclinar la balanza para uno u otro lado en las cámaras de diputados y senadores.

Cómo será de importante dicho voto que Fabio Porta -diputado del Partido Democrático (PD) que vive en Brasil- se trasladó a Roma por menos de 24 horas sólo para participar de una debate en los estudios de la RAI con Raffaele Fantetti, un candidato del berlusconiano Popolo delle Libertà (PDL) que vino desde Londres. Además, Pier Luigi Bersani, el candidato a primer ministro por el PD, no faltó a la cita con empresarios latinoamericanos en la Cámara de Comercio de Italia para ratificar su compromiso con la región.

Es innegable que la prensa italiana mira con cierto sarcasmo algunos de los dieciocho candidatos del exterior. Pero no es menos cierto que los tres millones de italianos que votan fuera de Italiapueden ser determinantes en el Senado” -tal cual afirma el diario Repubblica- para el futuro armado de cualquier coalición que se forme después del 25 de febrero. En las elecciones del 2008 votó cerca del cuarenta por ciento de los empadronados, un número nada despreciable y para tener en cuenta. Claro que al momento de evaluar la participación de los parlamentarios en las cámaras el resultado es bastante disímil. Mientras algunos se destacan por sus aportes en las comisiones de trabajo, otros brillan por su ausencia. El diario La Stampa publicó el 3 de febrero un trabajo realizado por Open Polis, una asociación que escudriñó con lupa la gestión de diputados y senadores, y dos argentinos figuran entre los treinta peores. Por un lado Esteban Caselli, un antiguo aliado de Silvio Berlusconi, cuya lista “Italiani per la Libertà” según La Repubblica está “liderada por el inoxidable Esteban Caselli”, definido también como “el monje negro de los senadores del PDL en la última legislatura” aunque ahora en su campaña la lista ni hace referencias a “il Cavalieri”. También se menciona a Ricardo Merlo, que lidera un movimiento asociativo.

Fabio Porta, actual diputado por el PD, parece la contracara de los anteriores. Nació en Italia pero divide su tiempo entre San Pablo y Roma. Con este cronista Porta recorre el Parlamento y muestra muy orgulloso la importante sala de la comisión de relaciones exteriores de la cual participa. En búsqueda de un nuevo mandato por el PD asegura que sólo su partido es capaz de ofrecer una política global para América Latina que exceda las demandas puntuales que tienen los descendientes de italianos. Él también piensa que la influencia italiana en América Latina es muy superior a la española pues ésta  tiene el lastre histórico de la conquista. “Los latinoamericanos -dice- son mucho más parecidos a los italianos que a los españoles, y eso crea un vínculo especial. Además, sólo un gobierno de Bersani puede vincular con los gobiernos progresistas para pensar en proyectos políticos y económicos comunes. Por eso también es importante que tengamos más diputados y senadores de América Latina que puedan fortalecer este vínculo en el parlamento italiano”.

Claro que el vínculo también depende de cuánto se trabaje.

 

Fuente: Télam

Elecciones a la italiana

El parlamento italiano está vacío. A dos semanas de las elecciones generales anticipadas los pasillos del Palazzo Montecitorio edificado a fines del siglo XVI lucen más grandes e imponentes que nunca. Ni que hablar del “transatlántico”, como llaman al gigantesco pasillo que es la antesala del recinto y suele estar poblado por los diputados y asesores que van y vienen, porque dicen que allí se cocina la política del país.

En un rincón hay un hermoso barcito decorado con madera laqueada y espejos donde todos gesticulan y hablan a los gritos. Aunque algunos diputados se reúnen en comisiones se nota que no hay mucha actividad, lo que es aprovechado por unos documentalistas para filmar en silencio en el majestuoso recinto donde se sientan 630 diputados y alguna vez “Il Duce” pronunciaba sus histriónicos discursos ante un recinto colmado que solía aplaudir hasta rabiar.

Los políticos están en plena campaña electoral y concentran sus esfuerzos en recorrer programas de radio y televisión para que se conozcan sus propuestas, o más bien sus caras, ya que las concentraciones de masas prácticamente han desaparecido y los afiches callejeros con rostros sonrientes son lo único que permite percibir que hay elecciones muy importantes a la vuelta de la esquina. El contraste con el pasado es elocuente cuando uno piensa que después de la Segunda Guerra Mundial, una vez derrotado el fascismo, había partidos de masas como la Democracia Cristiana, el Partido Socialista y el Partido Comunista, que movilizaban a decenas de miles de personas en las calles. Hoy la clave es la televisión. Lo que quedó en pie de esos tres partidos cuasi desintegrados se ha reciclado en el Partido Democrático liderado por Pier Luigi Bersani que va a las elecciones con el partido Sinistra Ecología y Libertá (SEL) liderado por Nicola “Nichi” Vendola, otro antiguo miembro del Partido Comunista.

Y casi setenta años después de haber ahorcado en una plaza pública a Benito Mussolini, un histriónico como Silvio Berlusconi, que supo tener entre sus principales aliados a los partidos de extrema derecha y racistas del norte del país, crece otra vez en las encuestas. Italia desde fines de 2005 tiene una ley electoral muy peculiar que fue impuesta por Berlusconi cuando fue primer ministro. A nivel nacional, en la Cámara de Diputados la primera minoría obtiene automáticamente el 55% de los escaños, aunque haya obtenido apenas el 21% de los votos, para dar un ejemplo. Entre los encuestadores y los propios políticos se considera que Bersani logrará el primer lugar. Pero el Senado, que está compuesto por representantes de las diferentes regiones, tiene un sistema parecido y se piensa que los seguidores y aliados de Berlusconi pueden hacer una  excelente elección en algunos lugares claves y obtener la mayoría, lo que provocaría la paralización de cualquier gobierno. Y un gobierno bloqueado tendría poca posibilidad de funcionar, lo que ya es una constante en la política italiana.

 

Fuente: Télam

Las elecciones en Israel y la paz con los palestinos

La sociedad israelí es multifacética y compleja como pocas porque está atravesada por numerosas variables en tensión permanente que se oponen y entrecruzan. En primer lugar, el Estado de Israel es producto del choque entre varias olas migratorias de judíos que llegaron desde diversos puntos del planeta que desplazaron a la mayoría de la población árabe original en 1948 y continuaron llegando mientras se impedía el retorno de los desplazados. Estas corrientes migratorias se fueron ensamblando con el tiempo, pero muchas de ellas mantienen particularidades idiomáticas y culturales con partidos políticos que representan sus intereses específicos y los convierten en auténticos y poderosos grupos de presión.

En segundo lugar, en el seno de la población judía existe una fuerte tensión entre varios partidos políticos religiosos intransigentes que intentan imponer su visión del mundo y chocan con un sector no menor que es laico. Estos laicos se sienten rehenes de dichos grupos y se organizan para minimizar el impacto de las imposiciones religiosas en la vida cotidiana. Ambos sectores tienen expresiones políticas organizadas que participan en los procesos electorales y buscan influir desde el parlamento u ocupando ministerios en una coalición de gobierno.

En tercer lugar, los descendientes de los árabes que no fueron expulsados en 1948 y hoy representan un veinte por ciento de la población del Estado. Estos ciudadanos árabes casi no interactúan con la mayoría judía que los discrimina y trata como a ciudadanos de segunda categoría, aunque tienen partidos y frentes políticos con representación parlamentaria. Entre ellos está el histórico partido comunista que siempre tiene judíos y árabes en sus listas.

El cuarto elemento determinante es la ocupación israelí de Cisjordania y la franja de Gaza en 1967 que ya se prolonga por más de 45 años. En función de la actitud que toma cada partido hacia esta ocupación se utilizan los conceptos de “derecha” e “izquierda” que, además, se entremezclan con sus respectivas posturas hacia lo económico y social. En líneas generales los que se oponen a un retiro israelí de dichos territorios y se oponen a la creación de un Estado palestino son considerados de derecha, o de extrema derecha. Los que están a favor de abandonarlos son considerados de izquierda. Por ello el partido de Netaniahu, el Likud, es un partido de derecha y el laborismo, fundador del Estado y hoy en la oposición, es considerado de izquierda o centroizquierda.

La coalición liderada por Netaniahu tenía 42 escaños antes de las elecciones y quedó reducida sólo a 31, lo que le impide formar una amplia coalición de gobierno, ya que entre todos los partidos considerados de “derecha” consiguieron 60 diputados, y los considerados de “izquierda” otro tanto. En segundo lugar quedó una formación nueva “Iesh Atid” (Hay Futuro) liderada por Yair Lapid, un conocido animador de televisión que consiguió 19 escaños y es considerado de “centro”. En apariencia el resultado muestra dos bloques enfrentados. Sin embargo, el eje político del Estado de Israel está tan corrido a la derecha que algunos partidos y dirigentes políticos, que en otros países serían definidos como de “extrema derecha”, “fascistas” e incluso tildados de “neonazis” por sus expresiones racistas hacia los palestinos, de manera condescendiente se los llama de “derecha” o “nacionalistas”. Por eso muy pocos se escandalizan cuando los hinchas del Beitar en Jerusalén -uno de los equipos de futbol más importantes- hacen campaña para que ningún árabe o musulmán integre sus filas, o entonen cánticos racistas en las tribunas, un verdadero microcosmos de la sociedad israelí (Haaretz, 28.01.13).

Y algunos partidos israelíes que hoy son denominados de “centro” sin dudas son parte del espectro de la derecha, aunque mantengan diferencias con Netaniahu. El caso de Lapid es revelador al respecto porque armó una lista con un discurso dirigido a las capas medias urbanas y laicas. Sus 19 escaños lo convierten en árbitro para definir si se forma un gobierno en base a una coalición de “derecha” o de “izquierda”. Si realmente fuera de “centro” bloquearía la formación de un gobierno liderado por Netaniahu. Sin embargo, dijo que no aceptaría una alianza con los partidos árabes para evitar que Netaniahu forme gobierno, utilizando expresiones hacia los árabes que un editorial del diario israelí Haaretz calificó como racistas (Haaretz 25.01.13). Lapid, como la mayoría de los israelíes, es incapaz de unirse a los partidos árabes legales y legítimos para impedir un gobierno de derecha. Más bien todo lo contrario. Si existe una tentadora oferta se sumará a un gobierno liderado por Netaniahu y se dirá que su presencia permitirá que se abra una pequeña ventana de esperanza para la paz con los palestinos. En realidad, la mayoría de los israelíes por ahora parece haber tapiado todas las ventanas y Netaniahu es garantía de que permanezcan selladas.

Fuente: Télam