Como todos los argentinos, estoy profundamente conmovido por la muerte de mi colega Alberto Nisman.
No puedo dar mi opinión sobre las circunstancias que la rodean porque es muy prematuro y porque además puedo llegar a tener que intervenir en esa investigación como Fiscal de Camara.
Solo quiero expresar mi pesar personal y profesional y mi preocupación profunda por la suerte que pueda correr la línea de investigación que Nisman iba a exponer hoy en el Congreso.
Resulta imprescindible para la salud de la República que Alberto Nisman sea reemplazado al frente de la Unidad Especial de la AMIA por uno o más fiscales absolutamente independientes, de reconocida probidad, autonomía y experiencia, sin identificación alguna, como ocurrió con las designaciones que se encuentran cuestionadas judicialmente.
La sociedad no resistiría una sospecha más de parcialidad o partidismo en la investigación de hechos de una gravedad extrema como estos.
Este será el mejor homenaje que podemos rendirle a Nisman, que su investigación no muera con él.