Crisis fronteriza por deportaciones en Venezuela

La crisis fronteriza entre Colombia y Venezuela va adquiriendo complejas características humanitarias y un grado preocupante de tensión bilateral. De acuerdo con Naciones Unidas veinte mil colombianos debieron regresar a su país tras el cierre parcial de la frontera y el estado de excepción decretado por Caracas. La mayoría han sido deportados de manera indiscriminada y otros han abandonado Venezuela ante el temor de ser expulsados o por represalias. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha señalado: “Las expulsiones colectivas son manifestaciones contrarias al derecho internacional”. Colombia, por su parte, analiza llevar el caso a la Corte Penal Internacional por supuestos crímenes de lesa humanidad.

Pese a la seriedad de la situación, la Organización de Estados Americanos (OEA) rechazó, por un voto, la solicitud colombiana de convocar a una reunión de cancilleres para analizar los efectos humanitarios del cierre de las fronteras y las deportaciones. La lamentable actitud de la OEA responde a que once países votaron en abstención y, consecuentemente, evitaron que Colombia obtuviera los 18 votos necesarios. Vergonzosamente, la Argentina fue uno de ellos. Continuar leyendo

Una diplomacia desorientada

La Argentina ha solicitado nuevamente a Estados Unidos que incluya el expediente AMIA en la agenda con Irán. Una reiteración que desnuda miradas y comportamientos de una diplomacia desorientada. En las formas y en el tono. Es difícil de entender la preferencia de la Cancillería por un recurso escrito poco amigable en lugar de haber promovido una conversación diplomática directa y específica con Washington. El ministro Héctor Timerman, a pesar de haber sido Embajador ante la Casa Blanca, no ha sido capaz de mantener una relación bilateral adecuada ni cordial. No hay noticias que alguna vez haya mantenido un diálogo constructivo con su contraparte en el Departamento de Estado.

La insistencia en la solicitud también deja traslucir un cierto desconocimiento sobre la naturaleza y alcance de las negociaciones entre Estados Unidos e Irán. Daría la impresión que se ignora que el punto central entre Washington y Teherán es de distinto orden y esencialmente destinado a evitar que Irán posea un arma nuclear. Esas conversaciones, por el momento, no tienen otro objetivo que limitar la capacidad militar de Irán en materia de uranio enriquecido como el incipiente desarrollo en plutonio. Un Irán con armas nucleares sería una catástrofe para la seguridad internacional. Continuar leyendo

Confianza y previsibilidad para evitar una nueva guerra fría

Las pujas de poder entre las principales potencias militares aumentan de manera preocupante y ponen a prueba la resistencia de la globalización que propiciaba un mundo más integrado, cooperativo y pacífico. La atmósfera actual es, en cambio, cada día más tensa y comprometida. Ya existe conciencia generalizada de que se está ante la perspectiva de un nuevo período de guerra fría. Los efectos de ese clima en el mundo contemporáneo pueden ser de mayor complejidad que la que primó en tiempos de la Unión Soviética. La existencia de una China más consciente del poder que posee, también hace la diferencia.

La variedad de focos de tensión en distintas latitudes empieza a sufrir los síntomas y consecuencias. La parálisis del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en temas candentes es un reflejo. Cada día es más difícil lograr soluciones diplomáticas negociadas en distintos conflictos, por el enfrentamiento entre las principales potencias del mundo. La guerra civil en Siria, es un ejemplo, escenario en el cual las diferencias entre Washington y Moscú no han facilitado formulas, ni siquiera humanitarias, para reducir los alcances del drama que se enfrenta. Ni que actúe la Corte Penal Internacional.

La rivalidad de Estados Unidos y Rusia, en aumento en los últimos años con motivo de la instalación del escudo anti misiles de la OTAN en Europa, adquirió intensidad con la grave crisis que afecta la integridad territorial de Ucrania. El clima de la relación entre China y Estados Unidos es también complejo. Las acusaciones en materia de espionaje cibernético es la última gota de una desconfianza mutua en aumento como lo demostró, hace un par de semanas, el viaje del Presidente de Estados Unidos por Asia.

Rusia y China parecen dispuestas a recrear el vínculo del pasado. Maniobras militares conjuntas para enfrentar amenazas comunes y acuerdos en materia de suministro de gas, son los mensajes para occidente. La reciente reunión en Shanghai de Vladimir Putin y Xi Jinpig, que profundizan la alianza, es también un desafío ya que intentan demostrar que hay alternativas al pívot de Washington en Asia Pacífico.

Ninguna de las actitudes promovidas por las tres principales capitales, Washington, Moscú y Beijing, fortalecen la confianza y la previsibilidad internacional ni facilitan a la globalización. Es lamentable que así sea cuando el mundo requiere de un comportamiento distinto para solucionar los problemas globales más apremiantes sea en lo relativo al cambio climático, los problemas de crecimiento de población, pobreza como respecto a un mundo económico global más equitativo.

El Papa Francisco, frente a esta situación, ha reclamado al Secretario General de Naciones Unidas, que promueva una movilización ética mundial. Es de esperar que ese llamado a la razonabilidad y responsabilidad internacional, sea tenido en cuenta. El mundo lo necesita.