Un éxito de las políticas públicas sostenidas en el tiempo

La Argentina ha concluido exitosamente la construcción del satélite geoestacionario ARSAT 1, enteramente con componentes de tecnología nacional incluyendo los ensayos técnicos respectivos, representando un hito de envergadura científica. El lanzamiento del satélite se encuentra programado para octubre desde la base de lanzamiento de la Guyana francesa. El ARSAT 1, diseñado y producido íntegramente por INVAP, ofrecerá un amplio rango de servicios de comunicaciones, transmisión de datos, telefonía y televisión principalmente al Cono Sur, incluyendo con cobertura para las Islas Malvinas y la Antártida.

El ARSAT 1 es parte integral del Sistema Satelital Geoestacionario argentino y será completado con el ARSAT 2 y 3 para mejor proyectar la capacidad digital y un acceso creciente a las tecnologías de la información y las comunicaciones. La experiencia argentina en materia satelital es cada día más significativa y la ubica entre la docena de países a escala global de mayores desarrollos en la materia. Esa trayectoria, que incluye a todas las disciplinas técnicas y programáticas que se requieren para llevar a cabo los proyectos de observación terrestre de alto nivel de complejidad, fue iniciada en la década de los sesenta bajo la conducción de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE) con la especialidad en imágenes satelitales y una serie de experimentos que permitieron poner en órbita el LUSAT 1, el Víctor 1 y el Nahuel.

Tanto la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (sucesora de la CNIE) como la empresa INVAP, han logrado una considerable capacidad técnica para el desarrollo y fabricación de satélites, como sus cargas útiles, de baja órbita como geoestacionaria. Esa especialización ha permitido el diseño y operación de una amplia gama de satélites en el espacio como es el caso de la serie SAC A, B y C (en cooperación con la NASA), SAC D, Aquarius, SAOCOM, SABIA-MAR (en cooperación con Brasil para información hídrica y agricultura), Cosmos-Skymed 1 (en cooperación con Italia para la gestión de emergencias ambientales) y, ahora, la línea de satélites ARSAT.

Como ex integrante del Directorio de INVAP y ex Vicepresidente de la CONAE, siento particular orgullo por el conjunto de técnicos argentinos que han dedicado décadas para que la Argentina cuente con una amplia y relevante capacidad tecnológica operativa. Es, asimismo, una demostración del éxito de políticas públicas cuando son encaradas con continuidad y perseverancia. Ese esfuerzo ha sido, a la vez, de carácter multidisciplinario y ha contado desde 1983 con la implementación de una política exterior activa consecuente a los objetivos perseguidos.

El programa satelital argentino ha sido desarrollado conforme a los fines, lineamientos y salvaguardias de los instrumentos internacionales en la materia. El Plan Nacional Espacial también se encuentra abierto a la cooperación internacional para que la comunidad internacional, en particular América Latina, se pueda beneficiar de sus múltiples aplicaciones prácticas como científicas.

Avatares del Plan Espacial

La Argentina ha demostrado interés en la actividad espacial desde 1960 y ha logrado contar con distintos centros científicos y tecnológicos de excelencia. INVAP ha adquirido prestigio, entre otros, en la construcción de satélites, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales y CITEFA en la investigación y desarrollo de vectores espaciales. La misma Fuerza Aérea cuenta con una experiencia destacada. La intención del Plan Espacial es contar con una capacidad propia que permita poner en órbita satélites de producción nacional de hasta 250 kilos de manera confiable e independiente.

En este propósito se ha logrado el desarrollo de diversos proyectos de lanzadores espaciales de particular interés tecnológico siempre en concordancia con los lineamientos del Régimen Internacional de Control de Tecnologías Misilisticas a fin de asegurar que dichos desarrollos se enmarcan en objetivos pacíficos y destinados exclusivamente para actividades espaciales.

El reciente incidente en la plataforma de lanzamientos ubicada en Punta Indio del prototipo  Vex 1 A es normal en los ensayos de prueba y error que caracterizan a la tecnología espacial. Los datos del ejercicio permitirán el análisis de los distintos subsistemas para lograr una mayor coordinación y asegurar confiabilidad de las fases de lanzamiento. La experiencia es la primera de seis cohetes experimentales para perfeccionar el lanzador satelital definitivo. El prototipo tiene un largo de 14,5 metros y pesa 2,8 toneladas. Los motores y el sistema de propulsión son construidos en Falda del Carmen, Córdoba, que cuenta con una experiencia probada como lo demostró el proyecto Cóndor I abandonado en la década de los noventa.

La línea de los cohetes Tronador poco tiene que ver con el Cóndor. Se trata de lanzadores civiles e impulsados por combustible líquido. La intención sería que el Tronador II, de 33 metros y con capacidad de colocar satélites en órbitas polares a 600 kilómetros de la superficie de la Tierra, esté en condiciones de cumplir su primer cometido en el 2015.

Esta primera fase debería ser completada en el futuro con vectores de mayor capacidad ya que muchos de los satélites programados requieren de cohetes más potentes. Por ejemplo el satélite SAC-D/Aquarius, de 1500 kilos, fue puesto en órbita con un lanzador de la NASA.

Es importante que Argentina cuente con capacidad tecnológica propia como que pueda en el futuro ofrecer el servicio de lanzadores espaciales a terceros países interesados. Lo mismo en el suministro de satélites que son un instrumento cada día más necesarios para la observación meteorológica y la obtención de datos de utilidad para la actividad agropecuaria, pesca e hidrológica, entre muchas otras. Lo ocurrido en Punta Indio debe ser visto como un paso en la buena dirección.