Irán en el banquillo de los acusados en cumbre islámica

La reciente Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno que reúne a todos los países de confesión musulmana ha acusado a Irán de apoyar el terrorismo e interferir en los asuntos internos de varios países. El punto 33 del documento final adoptado en Estambul es categórico. Esa referencia es concordante con conclusiones similares de la Justicia de varios países en lo que hace a acciones terroristas encaradas presuntamente por Irán, inclusive de la Justicia argentina en relación con el criminal atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). También de la Liga Árabe, que recientemente consideró a la organización libanesa Hezbollah, promovida y financiada por Irán, como grupo terrorista.

La declaración, que contiene 218 apartados, tiene alto impacto político por emanar de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), creada en 1969, integrada por 57 Estados de mayoría de población musulmana de distintas regiones del mundo y cuya Presidencia rotativa acaba de asumir Turquía. Además de todo Medio Oriente (salvo Siria, que ha sido suspendida), aglutina a más de la mitad de los países de África y gran parte del sur de Asia, e incluye a dos de América del Sur, Guyana y Surinam. Todos los miembros de la OCI declaran al islam religión estatal.

Pese a agrupar a países con un importante peso económico o militar, hasta ahora la OCI no había tenido mayor trascendencia o influencia política. Sin embargo, la reunión de Estambul puede dar un vuelco a esa trayectoria. La presencia de 56 jefes de Estado o Gobierno (salvo Egipto, aunque estuvo su canciller) es un hito significativo como respuesta a la problemática del terrorismo internacional que enfrenta el mundo y que tiene como protagonistas a sectores de las dos ramas principales de islam, tanto chiítas como sunitas. Continuar leyendo

Potencias regionales y mundiales en el Cáucaso Sur

Los enfrentamientos entre Armenia y Azerbaiyán en Nagorno Karabaj, en el Cáucaso Sur, no parece recibir toda la atención internacional que merece. Los problemas de fondo son diversos, agravados por el riesgo de la acción del terrorismo. Un número significativo de combatientes de ISIS y otros grupos islamistas fundamentalistas provienen de la zona y podrían inflamar una conflicto que atravesó cuatros años de guerra, que terminó en 1994 con una tregua provisional.

Las conversaciones de paz, bajo el auspicio de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), con respaldo de Rusia, Estados Unidos y Francia, se han demorado desde hace dos décadas sin producir resultados concretos que pongan fin a la disputa. Nagorno Karabaj, que se autoproclamó independiente en 1991, está dentro de Azerbaiyán. Sin embargo, se trata de un territorio con amplia mayoría de población cristiana de origen armenio que fue anexado tras el colapso de la Unión Soviética.

Tanto Armenia como Azerbaiyán se culpan mutuamente por las últimas hostilidades. Más allá de las diferencias entre Bakú y Ereván, la tensión bilateral podría tener otras derivaciones ante las crecientes diferencias entre Moscú y Ankara. Rusia siempre ha apoyado a Armenia, mientras Turquía ha respaldado a Azerbaiyán. Estados Unidos, por su parte, parece mantenerse neutral, aunque en el 2009 se expresó a favor de la estabilidad de Armenia. Continuar leyendo

Terrorismo internacional: el año concluye con un saldo alarmante

El 2015 ha dejado un saldo alarmante de víctimas del terrorismo internacional. Informes especializados indican que los mayores números se concentraron en Irak, Siria, Nigeria, Pakistán y Afganistán. Pese a que esos países encabezan las estadísticas, los golpes terroristas a París, desde Charlie Hebdo a los ataques simultáneos de noviembre, y a otras ciudades  como Beirut, Ankara, Copenhague, además del vuelo de Metrojet de Egipto a Rusia, entre otros, pone en evidencia el alcance de la amenaza así como del grave problema global que se enfrenta. Túnez, el único donde la llamada primavera árabe parece desembocar en una democracia, vivió el peor año de atentados desde la independencia.

La guerra terrorista desatada por el fundamentalismo islámico, no parece reconocer fronteras ni límites geográficos. El Estado Islámico ha incluido recientemente a 60 países de distintas regiones en la lista de eventuales blancos terroristas. México, por el momento, es el único de América Latina. Uruguay podría pasar a esa categoría por la próxima participación como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Brasil y Trinidad y Tobago han extremado medidas como consecuencia del número de nacionales reclutados por ISIS. Brasil además por ser sede en el 2016 de los juegos olímpicos. Colombia en virtud que uno de los responsables de los ataques en Paris estuvo en Bogotá en la víspera de los atentados. Continuar leyendo

Ciberacuerdos entre Estados Unidos y China

La próxima reunión del presidente de China con el de Estados Unidos en la Casa Blanca tiende a superar un período de desencuentros y restablecer algunos criterios de estabilidad global y regional. China, que ha prosperado por estar comercialmente muy ligada al mundo, no parece dispuesta a desafiar a Estados Unidos y arriesgar el crecimiento económico, que es una de las principales fuentes de legitimidad gubernamental. En este contexto, resulta relevante para Beijing aliviar tensiones en áreas particularmente sensibles para Estados Unidos como el ciberespacio. El tema de un código de conductas sobre prácticas y pautas de cooperación en materia de tecnologías de la información se convirtió en una necesidad urgente tras una década de silenciosa guerra cibernética que amenazaba con adquirir una compleja dimensión de represalias.

En este contexto, ambas potencias habrían alcanzado consenso en conceptos como la libertad y la soberanía de Internet mientras mantendrían diferencias en algunas cuestiones específicas relacionadas con el ataque cibernético y el control del ciberespacio. Sin embargo, Estados Unidos y China estarían dispuestos a comprometerse a no ser los primeros en usar armas cibernéticas contra la infraestructura crítica del otro en tiempos de paz. Esa limitación, la primera en su tipo en el mundo, evitaría que se puedan paralizar servicios como centrales eléctricas, sistemas bancarios, redes de telecomunicaciones y, entre otros, hospitales. Continuar leyendo

Una diplomacia ambivalente y poco profesional

Concluyeron los dos años de Argentina como Miembro No Permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con un balance pobre y que ha dejado en evidencia a una diplomacia ambivalente y poco profesional en el tratamiento de las principales cuestiones de política internacional. Las posiciones adoptadas en los temas más críticos que hacen a la paz y a la seguridad internacional fueron, cuanto menos, polémicos y han representado, entre otros, un abandono de ciertos valores esenciales de la política exterior. Ninguna de estas actitudes ha favorecido ni contribuido al fomento de la confianza y la credibilidad.

La defensa del principio de integridad territorial, clave en el reclamo de soberanía respecto de las Islas Malvinas, fue descartada en un caso específico al no haber cuestionado la anexión rusa de Crimea, en particular el referéndum de autodeterminación, o los intentos separatistas. Una decisión desilusionante. La defensa universal de los derechos humanos tampoco mantuvo constancia como quedó en claro en numerosas instancias en apoyo al régimen autoritario sirio. Recientemente con respecto a crímenes de lesa humanidad en Corea del Norte, expresó escepticismo sobre la conveniencia del recurso a la Corte Penal Internacional.

En la lucha contra el terrorismo fundamentalista islámico también la Argentina dejó dudas, al haber cuestionado, con ironía en una sesión formal, los riesgos que dichos grupos confesionales armados suponen para la paz y la preservación del derecho internacional humanitario, en particular en Irak y Siria. También al haber desechado en su momento la tradición de presidir el órgano subsidiario del Consejo de Seguridad sobre terrorismo, resolución 1267 (1999). Cuando le correspondió a la Argentina la Presidencia del Consejo de Seguridad, los temas propuestos fueron, en gran medida, insustanciales u obvios como fue el caso de la consideración de una mayor cooperación entre Naciones Unidas y los organismos regionales y subregionales. Un tema que, por otro lado, ya había sido materia de extenso tratamiento previo y que terminó, en definitiva, constituyendo un calco de lo hecho anteriormente por Chile o China ¿Acaso no había otros temas en agenda más urgentes, incluso para el interés latinoamericano?

Tampoco la Argentina aprovechó la ocasión de Miembro No Permanente para fortalecer los criterios que hacen a la necesidad de urgente reforma del Consejo de Seguridad como podría haber sido instalar la idea de representación regional o de mayor coordinación bilateral con algunos países como, en cambio, impulsó con imaginación estratégica Néstor Kirchner con Brasil en la anterior oportunidad que se integró dicho órgano. La coordinación con Chile, que se sumó en el 2014, brilló por su ausencia. Algunas posiciones fueron incluso dispares.

A la cuestionable tendencia de matizar posiciones históricas de política exterior, se podría agregar una reciente versión preocupante del Palacio San Martín que indicaría que la Argentina presentaría en las próximas semanas la candidatura al Consejo de Seguridad para dentro de 15 años en lugar, como lo venía haciendo desde la constitución de las Naciones Unidas, de intervalos regulares de cada seis o siete años. De confirmarse dicha intención, sería una decisión lamentable que dejaría por un período prolongado a los próximos gobiernos sin una herramienta clave de política internacional. También afectaría muchas de las posibles estrategias futuras de Argentina en Naciones Unidas y en otros organismos especializados del sistema internacional. Es de esperar que los desatinos del comportamiento diplomático multilateral no lleguen a tanto.

La lucha contra las nuevas amenazas

La lucha contra las llamadas nuevas amenazas a la seguridad tales como el narcotráfico, el crimen organizado y el terrorismo se debe convertir en un objetivo transaccional de absoluta prioridad y exige una estrategia y una intensa cooperación internacional. La Argentina enfrenta o ha enfrentado las tres dimensiones. Sin embargo, no se nota una comprometida política exterior destinada a establecer marcos cooperativos efectivos para luchar con decisión contra esos flagelos.

Es necesario pasar con urgencia de los enunciados diplomáticos a la acción. Los mecanismos regionales y subregionales de América del Sur deberían encarar la cuestión con otra determinación y acordar, cuanto menos, una estrategia más efectiva de acción común. Los ámbitos bilaterales, sea con Brasil, Paraguay y Bolivia –las fronteras más comprometidas- deberían abordar la problemática con otro énfasis y determinación. La Triple Frontera, una muestra de supuesta cooperación tripartita, nunca ha salido del intercambio de datos o del diagnóstico. Continuar leyendo

Yidadistas latinoamericanos

La propaganda para reclutar combatientes en la Yihad, sea para Siria o Irak, se encuentra traducida a varios idiomas incluyendo el castellano. De acuerdo al Canciller sirio, son 83 los orígenes nacionales de las diversas fuerzas fundamentalistas. La propaganda de convocatoria ha recibido el nombre de “Turismo para yihadistas” sobre la base de que Mahona habría señalado que “el turismo es la Yihad en el camino a Ala”.

Los yihadistas latinoamericanos en Siria e Irak son poco mencionados pero constituyen una fuerza de hombres y mujeres de creciente significación. Según el Daily Telegraph, son considerados como “yihadistas exóticos” por provenir de Argentina, Brasil, Chile, Trinidad Tobago y México. Otros informes mencionan yihadistas de Colombia y Honduras.

La revistas de defensa Jane’s, sobre la base de informaciones del 2012, indica que 23 argentinos habrían muerto en Siria probablemente integrantes de Al Qaeda o Al Nusra. Un argentino y una chilena, muertos en las cercanías de Damasco, fueron mencionados como pertenecientes a un grupo fundamentalista islámico checheno. Asimismo, la publicación británica mencionaba sobre la muerte, entre otros, de 150 mexicanos y 36 brasileños.

Noticias proveniente de Madrid dan cuenta que un argentino fue detenido recientemente en España como integrante de una red que suministra combatientes a una brigada denominada Al Andalus, de las filas de la organización Estado Islámico en Irak y el Levante (ISIS por sus siglas en inglés).

Estos antecedentes públicos solo tienden a ilustrar que la problemática del yihadismo también podría eventualmente tener graves repercusiones futuras en América Latina. Para la Argentina, que ya atravesó dos criminales atentados terroristas, el tema no debería ser menor. En particular al conocerse poco de la conexión local.

Consecuentemente, es natural preguntarse sobre las medidas que el Gobierno argentino se encuentra adoptando para prevenir eventuales efectos del terrorismo internacional islamista. Un interrogante, entre otros, es que los yihadistas latinoamericanos mantengan centros de contactos activos en la región o en algún momento vuelvan a los países de origen.

Estas preocupaciones aumentan ante los vaivenes de una política exterior cuanto menos confusa con relación a los problemas centrales de Medio Oriente, en particular cuando el Gobierno siquiera se ha dignado a emitir un comunicado oficial condenando las terribles muertes de los periodistas norteamericanos brutalmente decapitados por el ISIS, como no lo hizo tampoco con los secuestros y asesinatos de jóvenes que originaron el conflicto entre Israel y Hamas.