Acuerdo nuclear con China: cuando la urgencia financiera define lo estratégico

Uno de los acuerdos sustantivos de la visita de la Presidenta de la Nación a China ha sido la posible adquisición llave en mano de una central nuclear. Una cuestión importante destinada a aumentar la generación energética de origen nuclear pero, a la vez, que merece cuidadosa reflexión. La construcción de un reactor de potencia no es similar a cualquier otra obra industrial. Existen, en cambio, una amplia variedad de temas tecnológicos sensibles como de naturaleza geopolítica a tener en cuenta. Consecuentemente, la decisión final, por el alcance y consecuencias en el tiempo, debería ser materia de previa consideración del Congreso de la Nación.

Por lo pronto el acuerdo firmado confunde. Hace poco tiempo, en oportunidad de la visita del Presidente de China a Buenos Aires, ambas partes parecían orientarse al suministro chino de un reactor Candu de agua pesada y uranio natural, básicamente similar a Embalse (comunicado de prensa Ministerio Planificación). Sin embargo, sorpresivamente el texto acordado en Beijing hace referencia a una tecnología muy distinta. La opción del reactor nucleoeléctrico ACP 1000, refrigerado con agua liviana presurizada y con elementos combustibles con uranio enriquecido, no puede ser más diferente. Este cambio repentino de opción tecnológica, permite dudar que el tema haya sido analizado con el suficiente cuidado. Continuar leyendo

Armas nucleares: el Consejo de Seguridad debería dar el ejemplo

El acuerdo nuclear preliminar con Irán, más allá de las ambigüedades y limitaciones, es políticamente importante por representar un impasse de confrontación regional pero dista de la euforia con la que ha sido anunciado y recibido. Eso es así básicamente por dos circunstancias.  Por un lado, ha expuesto la potencial capacidad nuclear militar de Irán en materia de uranio enriquecido como de la intención de producir plutonio. Por otro, el carácter transitorio del arreglo diplomático presupone complejas negociaciones adicionales para intentar concluir un acuerdo que sea significativo en términos de asegurar que no posea en el futuro material fisionable para producir un arma nuclear. Por el momento, ese no es el caso.

El comunicado conjunto firmado en Ginebra el 24 de noviembre se refiere al acuerdo como un “primer paso” y “plan conjunto de acción” que establece “un proyecto hacia una solución integral a largo plazo”. Es decir, se trata de un esquema provisorio de fomento de la confianza y de expectativas diplomáticas. De hecho, las obligaciones que se derivan del acuerdo están planteadas en términos de “medidas voluntarias”. También reversibles.

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