Tucumán fue el gran ariete

La elección del domingo tuvo varios ganadores y, por supuesto, importantes derrotados. Mauricio Macri, María Eugenia Vidal, el mismo Sergio Massa pueden adjudicarse diferentes triunfos. Del otro lado, Cristina Kirchner, Daniel Scioli y Aníbal Fernández encarnan claramente la cara de la derrota. Sin embargo, hubo un ganador que los ha trascendido a todos, y es quizás el gran responsable del triunfo de quienes a la postre resultaron victoriosos. Esta vez no fueron los estrategas, ni los grandes analistas, mucho menos las encuestas, quienes definieron la elección.

El responsable del resultado del domingo se llama Tucumán. La resistencia estoica del pueblo tucumano al fraude electoral en su provincia, puesta de manifiesto en todos esos días y sus noches de autoconvocatoria en la plaza Independencia, fue la bisagra que marcó un antes y un después en el control del escrutinio. Lamentablemente, no les alcanzó a los hermanos tucumanos para evitar lo sucedido en aquella elección a gobernador de su provincia. Se podría decir que sufrir ese resultado fue el costo que hubo —en rigor, que tuvieron— que pagar para que no se continuara con la cultura del fraude que marcó la mecánica del sufragio en todos estos últimos años en nuestro país. Continuar leyendo

Violencia en las elecciones

Celebrar la democracia a través de cada acto eleccionario debería ser un motivo de alegría para todos los argentinos. Mucho más después de las épocas oscuras que hemos tenido que atravesar, donde vivir en democracia era tan solo un anhelo que parecía imposible de alcanzar. Quizás sea consecuencia precisamente de esas tristes épocas que aún hoy los argentinos, en lugar de disfrutar y festejar cada elección, las tengamos que sufrir.

Denuncias sobre fraude en los comicios se han escuchado siempre. Hasta se podría decir que es parte del folclore de cada elección, sin importar quién resulte ganador y perdedor. Tampoco seamos tan estrictos con nosotros mismos y reconozcamos que ese tipo de denuncias no es patrimonio exclusivo de los argentinos. Hasta en los Estados Unidos hemos escuchado alguna vez este tipo de denuncias, sobre todo cuando las diferencias entre ganador y perdedor fueron lo suficientemente exiguas como para levantar alguna suspicacia.

Pero con la misma honestidad intelectual, reconozcamos que en esta oportunidad pareciera que en nuestro país se estuviesen cruzando todos los límites. En el marco de la campaña electoral, hace muy pocos días atrás, un joven de 20 años resultó muerto a tiros en Jujuy. Dos espacios políticos se adjudicaron la pertenencia política del joven fallecido como forma de atribuir al otro la responsabilidad del crimen. Hasta la Presidente de la nación se involucró en esa dirección y nada menos que por cadena nacional. Dio la sensación, entonces, que la muerte del joven hubiese sido lo menos importante. Lo trascendente del episodio pareciera que era determinar a qué partido político pertenecía el desafortunado joven, para “victimizarse” así el partido de pertenencia. Continuar leyendo