Más que un nombre

El barrio Los Perales recupera este título después de casi 60 años, cuando la llamada Revolución Libertadora, que derrocó al presidente constitucional Juan Domingo Perón, lo rebautizó “Manuel Dorrego” por considerar a Los Perales “un nido de ratas peronistas”.

Esta zona de Mataderos se caracteriza por una marcada tradición justicialista. El barrio Los Perales es habitado por personas trabajadoras y humildes, vecinos a los que en 1955 les fue arrebatada su identidad barrial, manteniendo hasta nuestros días lo establecido por aquella infame dictadura.

Del barrio Los Perales surgió una leyenda urbana poco sustentada, perteneciente al imaginario del antiperonismo, que afirmaba que los nuevos propietarios hacían asados con las maderas del parquet de las casas.

El origen de su población fue heterogéneo y no hay fundamentos para afirmar que barrios como este dieron albergue solo a familias de migrantes internos.

Este complejo habitacional no fue ajeno al importante y constante flujo migratorio, a tal punto que el presidente Arturo Frondizi construyó viviendas anexas al terreno. Es posible que muchos habitantes que vinieron del interior del país hayan evitado terminar vivir hacinados gracias a estos nuevos complejos, pero muchos otros también llegaron de conventillos y casas de alquiler porteños. Algunos incluso vivían ya en Mataderos.

A casi 60 años de su rebautización, el pedido de los vecinos, quienes se sienten representados con la denominación original, surtió efecto. Esa zona de Mataderos no solo recuperó el nombre* sino también su historia, identidad, pasado y futuro.

*Por ley, la ciudad de Buenos Aires devolvió el nombre Los Perales al complejo habitacional del barrio de Mataderos.

La dirigencia debe estar siempre sostenida por la militancia

Para los peronistas es importante recordar aquel 17 de noviembre de 1972, cuando regresaba a su patria el líder del movimiento de masas más grande de Latinoamérica.

La doctrina peronista es fundacional para la militancia en la Argentina, ya que ha abierto -para la sociedad- todos los caminos, sobre todo aquellos que históricamente habían tenido negado los más humildes.

Esa posibilidad de ser y hacer, de transformar la realidad, de crear nuevos derechos y alcanzar conquistas de las que ningún pueblo quiere retroceder; eso es mucho más de lo que un militante con vocación precisa para estar motivado.

La militancia es solidaridad y compromiso, es la política en las calles y entre la gente: es la liturgia de intensas reuniones, con compañeros y amigos, donde siempre se discuten proyectos que entusiasman.

La militancia no presta su tiempo porque no hay mejor tiempo que el de militar.

Ser militante es cada acción política y social que se realiza en conjunto con otros que ven al mundo como lo vemos nosotros, más justo y equilibrado.

De la militancia debe nacer, inexorablemente, la dirigencia. Y la dirigencia debe estar siempre sostenida por la militancia.

Cuando recordamos esta fecha, no podemos olvidarnos de los compañeros que dieron su vida por el simple hecho de ser peronistas, los que desaparecieron por las mismas circunstancias y del militante que trabaja día a día para que la justicia social sea una realidad, y no una utopía.

Convertir esa hazaña popular en sabiduría

Era el subsuelo de la patria sublevada. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto… eran los hombres que están solos y esperan, que iniciaban sus tareas de reivindicación”.

Raúl Scalabrini Ortiz

Cualquier conversación sobre Perón merece una aclaración ineludible: decir cómo eran las cosas antes de su llegada a la Secretaría de Trabajo y Previsión, que lo llevó a la Presidencia de la Nación y le permitió impulsar el movimiento político argentino más importante de nuestra historia, en cuya propuesta, mayoritariamente, siguen confiando los argentinos.

En un barrio como Mataderos, de donde somos muchos peronistas porteños, los abuelos nunca olvidaron las penurias que soportaban como trabajadores antes de Perón; en qué condiciones de desprotección se trabajaba en los frigoríficos y en las fábricas.

Con el correr de los años, conforme fui creciendo, la historia de aquellos hombres y mujeres me ayudó a formar mi propia visión acerca de la hazaña de Juan Domingo Perón, y de la obra de su gran compañera, Evita.

Juan y Eva contaron con el respaldo del pueblo que salió masivamente un histórico 17 de octubre a pedir por la libertad de aquel coronel detenido por el Gobierno militar, hecho a cuya raíz quisieron llegar periodistas e investigadores durante muchos años. Pero es difícil de explicar cómo se organizó aquella jornada.

Lo cierto es que para ese entonces los derechos de los más necesitados estaban postergados. Para quien pertenecía a la clase baja, la vida ya estaba decidida de antemano y los trabajadores no participaban en las decisiones políticas de nuestro país.

Literalmente, Perón se ganó la lealtad de los trabajadores al darles protagonismo, al reconocerle sus derechos, y a partir de revolucionarias medidas, que no sólo mejoraron la calidad de vida de las clases más postergadas, sino que inauguraron una era en la que el ascenso social fue posible para millones de compatriotas, que pudieron pasar a formar parte de la clase media.

La noche del 17 de octubre de 1945 cientos de miles de trabajadores de barrios como La Boca, Barracas, y Parque Patricios comenzaron a llenar la Plaza de Mayo, donde corearon nada más y nada menos que “La vida por Perón“.

A 68 años de aquel acontecimiento único de la historia política argentina, que tuvo su epicentro en nuestra querida ciudad de Buenos Aires pero encontró eco en trabajadores de todo el país, lo mejor que podemos hacer es recordar aquella hazaña popular y convertirla en sabiduría, para nunca desviar el camino, y trabajar siempre para los más humildes y los desprotegidos, honrando al gran logro de Juan Domingo Perón.

Una ley sancionada gracias al coraje de Evita

“Esta ley es una victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional”. 

(María Eva Duarte)

En 1946, María Eva Duarte pasó a presidir la Comisión Pro Sufragio Femenino y comenzó a trabajar para que las mujeres llegasen a las urnas. La actitud de Evita fue fundamental en la construcción de esta ley porque gracias a su apasionada lucha por la justicia social y su coraje para enfrentar a los poderosos de esa época quedó sancionada esta ley.

Sin dudas este hecho cambió la cultura política de nuestro país y modificó las reglas de juego de la vieja república conservadora y la democracia engañosa. En esa ocasión fue la lucha por un derecho postergado y no una medida oportunista.

El 9 de septiembre de 1947, con los palcos del Congreso repletos de mujeres, se logró la sanción de la Ley Nº 13.010, que se promulgó el 23 de septiembre del mismo año.

Hoy las mujeres eligen y son elegidas, y son ellas quienes garantizan la mirada de género que oxigena la política y define su rol.

Pero esta realidad que hoy parece natural, es hija de una gran lucha, que comenzó un día como hoy pero hace 66 años, con una joven y gran mujer que convertía a todas las mujeres en protagonistas inevitables de nuestro destino político. Fue otro de los tantos logros del peronismo y corresponde celebrarlo, en estos tiempos de mala memoria y supuestos refundadores de la Patria.

Los porteños damos otro PASO para consolidar la autonomía

Este domingo los porteños elegiremos en elecciones primarias a los candidatos que representarán a la Ciudad en el Congreso de la Nación. Buenos Aires, como ciudad autónoma gobernada por el PRO por amplia decisión popular, necesita más que nunca del apoyo de los votantes, para ponerle un límite al Gobierno nacional y al daño que el desprecio K provoca a los vecinos de esta Capital.

Temas como seguridad y transporte, ambos tópicos en conflicto por la transferencia sin recursos que pretende imponer la presidenta, sólo podrán ser resueltos en el marco de la Constitución si tenemos en el Congreso representantes de los ciudadanos y no delegados del gobierno nacional, que niega a la Ciudad una discusión política seria sobre los problemas reales y concretos de la sociedad.

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Ella es ELLA

Ella comenzó su carrera política acompañando a Él, como su esposa, en la campaña electoral con vistas a las elecciones presidenciales del 24 de febrero de 1946. Su participación fue una novedad en la historia política argentina. En aquel momento las mujeres carecían de derechos políticos y las esposas de los candidatos tenían una presencia pública muy restringida y básicamente apolítica.

Fue Ella la organizadora de ese 17 de octubre, día en que los trabajadores empezaron a formar parte de las decisiones de nuestro país y los postergados vieron llegar su mejor hora.

Ella, con tan sólo 26 años, se instaló en el cuarto piso del Palacio de Correos y Telecomunicaciones, donde comenzó a atender a los trabajadores que solicitaban su intervención para obtener mejoras en las condiciones laborales o buscar soluciones a conflictos gremiales.

Ella prestó apoyo a la política de Él, al dirigir sus acciones a sectores relegados históricamente de manera injusta. Dentro de éstos, estaban las mujeres, a quienes organizó en una búsqueda de una mayor igualdad en la vida laboral, familiar y cívica.

Ella viajó por todo el país supervisando las obras que se proponían como fundamentales en las políticas nacionales y de esta manera pasó a ser, en persona, una instancia de control gubernamental, sin tener ningún cargo en el gobierno pero con indudable legitimidad popular.

Ella puso todo su amor al servicio de los más necesitados, su apasionada lucha por la justicia social y su coraje quedaron expuestos al enfrentar a quienes se oponían a construir la Casa Grande.

La vida de Ella había llegado a su fin, tan devastadora y tempranamente. Luego comenzó su segunda vida. Una historia llena de sobresaltos, confabulaciones, dolor, crueldad y angustias que, poco a poco, colaboraron para convertirla en la mujer más importante de nuestra patria.

Este 26 de julio se cumplen 61 años de su desaparición física; los más humildes jamás la olvidaron, porque su práctica fue absolutamente consecuente con sus ideas. Es bueno recordar esta fecha, para que no nos vuelva pasar, el horror de aquellas pintadas cobardes que decían “viva el cáncer”, ignorando la obra realizada por Ella, Eva Perón.