El impuesto a las riquezas que pagarían hasta los pobres

Rubén Murray

El impuesto a los bienes personales fue creado en 1991, estaba destinado a que lo paguen las personas que tenían una situación patrimonial muy sólida, por ello se le dio informalmente el nombre de impuesto a la riqueza. En ese momento, el mínimo no imponible era de $ 100.000, equivalente a cien mil dólares, una suma muy importante en esa época. Con ese dinero se podía comprar un departamento de 4 ambientes en las zonas más caras de la Capital Federal, era el equivalente a 500 salarios mínimos vitales y móviles. Sin embargo, en más de 20 años este mínimo no imponible tuvo una sola actualización, en 2008, para llevarlo a $ 305.000.

Hoy en día el valor a partir del cual hay que pagar este tributo es irrisorio. Si se actualizase dicho mínimo no imponible de forma tal que siga siendo, como en su creación, equivalente a 500 salarios mínimos vitales y móviles, entonces debería ser de $1.800.000. Y si se actualizase en función al incremento del valor de las propiedades medido en pesos, entonces debería superar ampliamente los 2 millones de pesos.

Por el contrario, en estos últimos días el gobierno anunció, a través del titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, que se estaba estudiando un aumento en el impuesto a los bienes personales. Sin embargo, la versión fue desmentida por el ministro de Economía, Axel Kicillof. Al parecer, la modificación a este cuestionado gravamen estaba en los planes de la AFIP, pero tuvieron que dar marcha atrás para evitar un mayor malestar social.

El proyecto de modificación de este impuesto implicaría revaluar los inmuebles a su valor de mercado. Actualmente, la ley establece que las propiedades deben ser valuadas a su valor de compra o a su valuación fiscal, el que sea mayor. Considerar el valor de mercado implicaría que muchas personas más tengan que pagar este gravamen.

Lo inexplicable es que el gobierno, en lugar de pensar en actualizar el mínimo no imponible, piensa en aumentar la valuación de las propiedades para recaudar más. Si se realizase ese revalúo, entonces tendrían que pagar el tributo incluso personas que tengan propiedades en asentamientos precarios. Es decir, terminarían pagando este impuesto a las riquezas personas que apenas tienen dinero para subsistir.

Pretender incrementar la recaudación con una maniobra como la que trascendió en estos días sería realmente disparatado porque el mínimo no imponible del impuesto a los bienes personales sigue sin actualizarse desde 2008. Por lo cual, hoy en día, si se toman los valores de mercado, todos los que posean una propiedad, aunque sea un departamento de un ambiente, deberían pagar este tributo.

Vale recordar que Argentina es uno de los países que tiene mayor presión fiscal y, lamentablemente, las contraprestaciones que se reciben por los impuestos que se pagan dejan mucho que desear.