El dolor de los sirios

La situación que viven los sirios es catastrófica. Más de 1.400 personas muertas, entre ellas más de 400 niños indefensos, en lo que ya Estados Unidos y otros países han determinado que fue un ataque químico. Es desgarrador ver las fotografías y videos de cadáveres, personas en proceso de perder la vida, pieles quemadas, y lo que a mi criterio es la situación de abuso más deplorable que he visto en mucho tiempo de parte de la máxima autoridad de un país.

¿Cuál es la raya roja para una comunidad internacional cuando un dictador atenta contra civiles de su nación de la manera más cobarde y salvaje? En plena globalización es difícil ignorar lo que le pasa a otros países. Hoy con un solo clic, la información vuela a todos los rincones del planeta. Pero también es difícil asumir problemas de otros aunque la tragedia de los sirios sea una realidad sumamente dolorosa. Sobre todo para un país como Estados Unidos, que se vio sumergido en una guerra sin sentido que dejó en su camino a miles de vidas tanto de civiles como de soldados en Irak. Para muchos, Siria puede terminar en un Irak. Pero hay diferencias fundamentales. Para algunos, Siria debería terminar como Libia, es decir, ojalá con un desenlace similar.

Según informaciones del gobierno de Estados Unidos, el Ejército sirio duró tres días preparando el ataque de Damasco, en el cual se emplearon cohetes con material neurotóxico que fueron lanzados desde zonas controladas por el gobierno, según reportó la agencia AP. Luego bombardearon el lugar para eliminar cualquier tipo de prueba. A Bashar al Assad lo deberían capturar y juzgar como al peor de los criminales. Pero, claro, es fácil decirlo. Tiene todo un grupo de rebeldes contra su régimen que no han logrado nada. Se estima que más de 90.000 muertos ha dejado el conflicto sirio, y a esa cifra hay que sumarle estos 1.492 que ha reconocido Estados Unidos después del ataque con armas químicas.

Entiendo el escepticismo de muchos norteamericanos en referencia a un ataque militar. Más de la mitad del país no está de acuerdo con dicha intervención. Estados Unidos es un país que mantiene una guerra en Afganistán y que todavía paga el catastrófico error de haber invadido a Irak sin un motivo real. Sin embargo hay que tener en cuenta que, aunque muchos quieran comparar la administración del presidente Barack Obama en materia de defensa nacional con la de George W. Bush, sin duda hay diferencias abismales de política exterior entre uno y otro. La presidencia de Barack Obama se ha caracterizado por la efectividad para acabar con los mandos terroristas, sin tener que hacer una guerra. Según el presidente, no se piensa entrar a Siria con comandos de tierra y la campaña de ataque no será a largo plazo.

Algunos analistas aseguran que ni los mismos rebeldes creen que una intervención de Occidente pueda ser efectiva. También, tomar una decisión de hacer justicia en Siria pudiera ser peligroso para Estados Unidos, de hacerlo una vez más sin seguir los mecanismos de la ONU. La pregunta es: ¿qué puede ser peor? Tengo plena confianza que el presidente Barack Obama hará las cosas de la mejor manera. El dolor de los sirios es muy fuerte, creo que todos lo sentimos al ver las vidas perdidas con esas armas químicas que de por sí, de no hacerse justicia, pudieran llegar a más rincones de este planeta.

Las mujeres de Siria

Cada vez que veo las fotografías de la deplorable situación que vive el pueblo sirio se me apachurra el corazón. El grado de violación a los derechos humanos que experimenta ese país es demasiado alto. Duele ver las fotos de desconsuelo de muchas mujeres con sus hijos. Tengo sangre sirio-libanesa porque mi familia materna era de esa región pero no por eso, aunque influye, pienso que alguien tiene que hacer algo. Los países vecinos que acogen a refugiados y la comunidad internacional poco han logrado hasta ahora.

Bebés durmiendo dentro de cajitas de cartón que hacen de cuna, con pedazos de telas que simulan cobijas. Mujeres embarazadas que temen por las condiciones en que darán a luz a sus hijos. Niños con ropas rotas protegidos dentro de las faldas de madres con expresiones faciales que emanan terror. Familias enteras desplazadas. Adolescentes listas para ser entregadas al mejor postor con tal de que las saquen del país. En algunos casos vendidas por sus mismas familias. En otros peores, maltratadas por sus familias. Mujeres, la mayoría menores de 18 años, víctimas de violaciones por soldados sirios, calladas y con caras tapadas por la vergüenza, y el dolor psicológico. Las mismas caras que algunas se han tenido que tapar toda su vida por religión o convicción aunque no fueran maltratadas, pero que ahora impregnadas con el dolor por la muerte de un hijo, la pérdida de una hija, la violación, el maltrato o la pérdida de su esposo, rebosan de sufrimiento. Según denuncia la AFP, muchas adolescentes cuyos padres las entregan a extranjeros en matrimonio, creyendo que tendrán una mejor vida, son condenadas a la esclavitud sexual.

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