Recuerdo claramente hace un par de años que se abrió un debate monumental en el sur de la Florida porque un grupo de una Coalición Cristiana estaba cabildeando en Tallahassee para devolver a las escuelas públicas la libertad de orar en ellas. Según su propuesta, cualquier estudiante debería poder levantarse durante una ceremonia o evento, y orarle a cualquiera que fuera su fe. Según la Constitución de Estados Unidos en su primera enmienda, el gobierno no debe hacer leyes que inciten a la religión o prohíban la libertad de expresarla. Hay separación de religión y Estado, con todo y que la mayoría del país es de fe cristiana.
Para la coalición cristiana y los que estaban de acuerdo con la ley impulsada en la Florida, es un beneficio absoluto mostrar la religión en las escuelas. Argumentaban que más expresión religiosa era la que hacía falta para disminuir la violencia escolar y el bullying. Pero para los que estaban en contra (en esa ocasión escuché argumentos de ateos, musulmanes y testigos de Jehová) era incómodo, porque el hecho de que ellos fueran minoría los ponía en desventaja por la falta de información y tolerancia religiosa que para ellos existe. Eso de que algunos piensen que todos los musulmanes son terroristas, por ejemplo. Un concepto errado y totalmente inaceptable pero que lamentablemente se da por falta de educación internacional o cultura general.