Las FARC insisten en que se dé un cese al fuego, el gobierno de Colombia se niega rotundamente. Más sabe el diablo por viejo que por diablo, el conflicto colombiano es viejo. Medio siglo de crimen. Sería un desacierto absoluto del gobierno de Juan Manuel Santos aceptar un alto a las operaciones militares del gobierno durante la negociación en La Habana mientras que las FARC continúan con su agenda de abusos a civiles, secuestros y ataques a las fuerzas del orden, negándolos y disfrazándolos con excusas baratas.Las FARC aseguran no ser narcotraficantes, no tener secuestrados y verse forzados a reaccionar al gobierno colombiano con fuego. Pero, ¿quién le cree a un grupo subversivo que tiene a cuestas más de cinco millones de víctimas según cifras del gobierno colombiano? Seguramente ni el presidente Santos les cree, pero tampoco le importa que vociferen sus ideas controversiales. Hay voluntad de paz y según él, este año se logra. Para él, conceptos como agradecerle al difunto Hugo Chávez por el proceso de paz son comentarios necesarios y del diario vivir colombiano, más allá de si causan descontento o no entre la base que lo eligió.