Tuve la oportunidad de entrevistar al ex presidente Álvaro Uribe en exclusiva durante su visita a Cartagena este pasado viernes para un canal de televisión colombiano. Aunque ya conocía su característica sencillez, me sorprendió una pregunta que le hizo él a su jefe de prensa cuando terminó la entrevista: quería saber cómo condensar una respuesta que me dio en la que explicaba su óptica de la diferencia entre los procesos de paz en otros países de Latinoamérica o el mundo que han tenido guerrillas, o dictaduras y Colombia. Un líder en política mundial de la talla de Uribe creyera uno que debería ser más creído, o al menos sobrado o “picado” como dicen en Colombia, pero Uribe me pareció aterrizado y bastante terrenal.
Él me había respondido magistralmente la pregunta que le cuestionó a su jefe de prensa, pero en efecto ella le decía durante la entrevista que estábamos contra el tiempo. Espontáneo, y un poco acelerado al principio, no me miraba a los ojos, pero mientras entró en materia de respuestas eso cambió y me dio más confianza en lo que decía. La entrevista duró 29 minutos, tocamos temas de Cartagena, hablamos de Colombia, de Cuba y de Latinoamérica en general.