El esfuerzo del Partido Demócrata de volver el estado de la Florida “azul” puede estar sufriendo los estragos de la baja popularidad del presidente Barack Obama. Cuando todo apuntaba a que la demócrata Alex Sink ganaría la elección especial al Congreso que se llevó a cabo el pasado martes en la costa floridana del Golfo, sorpresivamente los esfuerzos se vinieron abajo. Llámese Obamacare, o la guerra de la publicidad política, o el calentamiento global (fuerte punto de campaña utilizada por los demócratas para atacar a su rival republicano), la realidad es que de esta manera las próximas elecciones del Congreso pintan confusas para los demócratas. Una reciente encuesta hecha por el New York Times y CBS en febrero ubica a los republicanos con una ventaja sobre los demócratas para las próximas elecciones de noviembre de 42 % sobre 39 %.
Sink, una demócrata moderada que también perdió por estrecho margen la elección a gobernador de la Florida frente a Rick Scott (y la avalancha de Scott de publicidad política pagada), figuraba esta vez como la gran favorita en un distrito que el presidente Obama se ha llevado en dos ocasiones y que sirvió como termómetro para los republicanos y demócratas al momento de medir como podrían ser las elecciones de medio término. El respaldo de la candidata al Obamacare parece haber sido el factor primordial para haber perdido ya que su contrincante, un ex cabildero poco conocido de 41 años, llamado David Jolly, hizo una fuerte campaña contra la ley de salud.