El artificial dólar riverito

A esta altura de los acontecimientos económicos y viendo cómo la situación se va lentamente escapando de las manos de las autoridades, sería momento de archivar el papel de víctima de una conspiración local e internacional y plantear un plan antiinflacionario con las tres C de Blejer: Completo, Coherente y Creíble.

La principal causa hoy de la inflación ya no es sólo el déficit fiscal financiado con emisión, sino que todos los actores económicos (trabajadores, empresarios, comerciantes) están viendo que la inflación se dispara y, por lo tanto, se suben precios, se piden incrementos salariales para cubrirse y no perder capacidad de compra con el futuro incremento de precios. Seguro que existen sobre-reacciones –de hecho, es una de las características de la incertidumbre- pero lo fundamental es que hay un gobierno que no hace nada para tranquilizar a nadie, ni a propios ni a ajenos.

Jugale al ooocho

Lo cierto es que el gobierno no explica nada de lo que hará con sus políticas monetarias, cambiarias y fiscales. Todos tenemos que ir adivinando cuál será el próximo paso. Que el valor del dólar a 8 pesos es un nuevo equilibrio que el gobierno está dispuesto a defender a capa y espada es algo que suponemos. Pero no estamos seguros. Sabemos que no lo quiere a 13, pero ¿lo quiere a 8 por mucho tiempo? ¿Por ahora? ¿Hasta cuándo? Pero más importante aún, ¿de dónde salió el 8? ¿Cómo llega a ese número? ¿Acaso tenemos nueva convertibilidad y nadie nos dijo?

Hasta Florencia Peña está desorientada y para hacer las cosas más sencillas dijo tengamos convertibilidad 10 a 1. No es que Flor Peña sepa de economía, pero sí refleja algo interesante: que el valor de 10 pesos sale seguramente de la charla con  sus amigos como algo “razonable”. Porque existe la convicción de que el dólar a 8 es barato, y ya sabemos que cuando hay algo barato, queremos comprarlo. Así que muchos argentinos que pueden salen a comprar dólares. Porque tampoco estamos seguros que el gobierno no vaya a seguir devaluando.

Y seamos sinceros: hasta ahora el que apostó que el gobierno iba a devaluar, ganó. Hoy –pese a que se niega en el discurso- no se ven medidas claras en sentido contrario.

El gobierno ya perdió la virginidad devaluatoria. Y siempre la primera vez es la más difícil.

Las tasas de interés

Las tasas de interés subieron en términos nominales, pero no lo hicieron en términos reales. Esto es así porque la inflación se aceleró. Entonces la suba de las tasas de interés de 6% anual quedó con sabor a muy poco para la incertidumbre existente.

Si se desea poner un plazo fijo hoy a 30 días, al ver que las tasas subieron pero no lo suficiente, se podría pensar en esperar un nuevo incremento. Porque también acá el que apostó a que subían las tasas de interés ganó su apuesta. Por lo tanto, por qué no podría seguir creyendo que el gobierno volverá a subir las tasas, y esperar a que ocurra.

Hasta ahora el impacto en la economía real del aumento de tasa no es significativo, pero lo será lentamente bajando el consumo. No obstante, si no sube la tasa el problema financiero será cada vez peor.

El déficit fiscal

Acá las medidas están más claras. Un poco más de impuesto y un poco más de gasto. Es decir más déficit. En esto hay más certidumbre.

El ajuste sin convicción y sin futuro

Y ahí está el problema, el gobierno devaluó (pero no lo suficiente), subió las tasas (pero no lo suficiente). Ambas medidas las tomaron sin convicción y con culpa, por lo tanto las tratan de disfrazar y nos terminan confundiendo aún más.

La macroeconomía argentina está complicada, hay una fuerte restricción externa y no entran dólares. Por otro lado, el déficit fiscal solo se puede financiar con emisión. Por lo tanto, es el momento del nunca querido y siempre eludido ajuste.

Y lo peor de un ajuste es que se haga sin saber para qué me sacrifico hoy. Si es para ordenar la economía, para volver a empujar la inversión y las exportaciones, los ajustes son más cortos y menos traumáticos. Pero ajuste sin horizonte de futuro es el ajuste por el ajuste mismo.

Lo lamento, le tocó a Kicillof estar en el lugar que siempre soñó en el momento equivocado. Pero es donde quería estar. Así que ahora deberá hacer urgente un plan antiinflacionario con las 3 C.

Si así no lo hiciere, el oooocho durará muy poco tiempo y luego pasaremos al dólar de Florencia y luego al de la hinchada de boca, y así sucesivamente.

El problema es que la inflación con recesión y mayor desempleo será el escenario que deberemos enfrentar. No el ministro de Economía, sino nosotros, los argentinos.

El miedo al cambio como justificación

Dentro de las cada vez más ásperas discusiones que se tienen sobre la situación económica actual, donde faltan datos pero sobran descalificaciones, el miedo al cambio comienza a ser usado con mayor frecuencia.

La economía no debe ser dogmática. Se trata de una ciencia social que estudia comportamientos humanos y, por lo tanto, cambiantes; donde no sólo juega la racionalidad, sino fuertemente la emocionalidad. Es tan grave como equivocado para entender qué nos pasa, suponer que todos los actores económicos son siempre racionales, como pensar que el comportamiento es únicamente ideológico o emocional.

Lo más interesante es que las personas aprendemos a lo largo de la vida. No es lo mismo un comportamiento luego de vivir una hiperinflación. Tampoco lo es aquel que sufrió el desempleo por mucho tiempo sin ingresos y sin futuro.

Ambas son situaciones traumáticas que dejan secuelas que determinan el comportamiento desde ese momento en adelante.

Trauma nuevo mata trauma viejo

El problema en una economía tan volátil como la argentina es que acumula traumas y el último tapa al anterior. Es obvio que a quienes vivimos la híper se nos generó una herida con la inflación que permitió al gobierno de Menem hacer muchas cosas que, de no haber tenido ese trauma, no lo hubiéramos dejado (venta de YPF, por ejemplo).

Al fin de la convertibilidad, en el 2001, llegó la hiperrecesión con un desempleo del 25% y una pobreza del 50%, por lo tanto la falta de empleo se convirtió en nuestro nuevo trauma.

La creación de puestos de trabajo se convirtió en la prioridad y con tal de mantenerlo aguantamos cosas que de otra manera no habríamos aceptado. Como por ejemplo perder el autoabastecimiento energético y volver a depender de las importaciones o la inversión extranjera a gran escala.

Estas situaciones nos impactan en la vida cotidiana también. Luego que a la salida de la convertibilidad no se devolvieron los plazos fijos en dólares y se los pesificó; muchos argentinos que hoy pueden ahorrar ya no lo hacen en el banco.

Por lo tanto los refugios alternativos de ahorro que  han tenido mucho éxito han sido los departamentos, el dólar o el euro y últimamente (pese a ser un gasto) el auto.

El falso temor al 2001

Así las cosas, el miedo vuelve a ser parte del discurso político como lo fue a fines de la convertibilidad. En lugar de aceptar que lo que se hace desde la economía está mal, se trata de atemorizar a la gente.

Se plantea falsamente que si se hiciera otra cosa vendría el caos, todo sería peor y catastrófico. Sumado a los calificativos de antipatria, cipayo o comprado por las corporaciones. Así, una vez más, estamos repitiendo historias de miedos y amenazas.

Menos miedo, más soluciones

Lo cierto es que ya los miedos van teniendo cada vez menos impacto, porque los problemas económicos se agravan y nos vamos preparando.

Quienes están en condiciones de ahorrar, no lo hacen en pesos, ya que ven que pierde valor. Por el contrario, quienes toman créditos lo hacen en pesos a tasa fija que con la inflación y la devaluación cada vez valen menos.

Es decir que quienes compren pasajes al exterior antes de octubre, o autos importados o títulos en dólares saben que esto no puede durar y aprovechan los desajustes que da la macroeconomía.

Ya una devaluación no toma por sorpresa a nadie y no rompe contratos. Casi nadie tiene deudas en dólares y sí muchos en pesos. Nadie tiene depósitos en dólares en los bancos. Es decir, que se aprendió de lo vivido.

Por lo tanto hay que dedicarse a resolver los problemas de inflación, de atraso cambiario, de falta de inversión, de rentabilidad de economías regionales, y de volver a crear trabajo. Y dejar de perder tiempo concentrado en atemorizarnos.

Nunca amenazar con “yo o el caos” es bueno. Primero porque no es cierto, y segundo porque ya cada vez menos gente lo cree.

Dialogo económico: más de lo mismo, mismos resultados

Einstein decía que “la locura era seguir haciendo lo mismo y esperar resultados distintos”.

Es evidente que el clima político se puso más tenso luego del resultado de las PASO, y probablemente siga esa tendencia luego de la reunión en Santa Cruz donde la presidente convoco a empresarios, banqueros y sindicalistas, para evaluar el entorno económico. Esta será la famosa reunión con los “titulares”.

Es obvio que para el gobierno la economía ha jugado un rol importante en el resultado electoral junto con la inseguridad y es por esto que convoca a reunirse, pero ¿será para hacer cambios?

La culpa es tuya, tuya…

El gobierno piensa y, el viceministro de Economía lo ha confirmado el jueves, que todo lo que hace lo hace bien y por lo tanto si las cosas salen mal es por culpa de una mala intención y/o conspiración de los empresarios que no solo son culpables de la inflación, sino que el dólar blue esté cerca de 9 y que las inversiones no se hagan tan rápido como el gobierno quiere.

Es decir, el Gobierno hace todo perfecto y es víctima de oscuros intereses (por ejemplo que los empresarios quieren ganar plata, que los asalariados quieren conservar el poder adquisitivo de su sueldo y que los que ahorran quieren preservar el valor de lo que tanto les costó conseguir).

Por lo tanto el día miércoles será para dos temas.

El  primero es adjudicar la licitación para construir dos represas en Santa Cruz para los que no hay ningún financiamiento y que por lo tanto nunca se van a hacer.  Pero que generaran ingresos seguros para los beneficiarios vía algunos juicos contra la administración que venga.

El segundo tema es que se justificarán las acciones de gobierno en materia económica y se solicitará a todos los que vayan para que se comporten bien de ahora en adelante.

Es difícil pensar que puede suceder alguna otra cosa, ya que forma de la convocatoria no es desde la humildad del que perdió, sino de la seguridad del que tiene la razón.

Anuncios: más de lo mismo

Es esperable que luego de la reunión haya anuncios, que van a ser promocionados como resultado de la reunión y que consistirán en medidas que estimularán el consumo interno. Por lo tanto más créditos subsidiados, que todo el que pueda, lógicamente, tratará de tomar. Luego, aunque con menos posibilidad, una exención para el pago de ganancias a algunos trabajadores  y un reintento por el blanqueo para la entrada de dólares.

Vale la pena reconocer que el equipo económico es en estos temas, muy predecible. Si hay alguien que pretenda o piense que la economía tenga otro rumbo del que actualmente tiene, no espere demasiado. Los equipos económicos hacen lo que saben hacer y no hacen cambios importantes.

Como dijo el presidente de la UIA, si no hay cambios se seguirán perdiendo más votos. Ésta es la encrucijada de la Presidente. Mientras más siga con el quinteto económico,  más problemas seguirá acumulando y por lo tanto seguirá teniendo menos votos.

A un mal PASO, una oportunidad

Las elecciones de las PASO son una gran encuesta nacional que no cambia mucho el poder formal presente, pero que sí modifica las expectativas y –definitivamente– las conductas económicas.

El gran derrotado de las PASO es el equipo económico. Todas las medidas adoptadas sólo han generado más problemas que soluciones. El cepo cambiario, la inflación, las restricciones a las importaciones, el impuesto a las ganancias, y la falta de creación de empleo muestran lo que la gente entendió muy bien. Que la economía no va a ningún lado.

A estos problemas que mencionamos, las respuestas del gobierno fueron la Supercard para la inflación, los Cedines y Baade para los dólares, el Procrear y el acuerdo secreto con Chevron como fallido intento de reactivación economía. Lo cierto es que ninguna medida logró tener efecto significativo en alguno de los sectores.

El gobierno nacional tenía una agenda virtual más que real, y eso se vio reflejado en las urnas. La falta de identificación con la realidad terminó poniendo al gobierno frente a una realidad que no miraba: la gente vota según lo que le pasa y no lo que le dicen que les pasa. 

El cambio, pero no todavía

Como era de esperar -en economía siempre la previsibilidad es importante- el gobierno va a ir por más sin mirar a quien ganó. Por lo tanto, hasta octubre se vienen medidas económicas de más de lo mismo. Esto se entendió claramente luego del discurso de la Presidente. “Hay que redoblar los esfuerzos”, dijo.

El problema ahora no se limita a las órdenes que van a salir desde el gobierno, sino a quienes las van a obedecer. Las rentabilidades de muchas empresas están ya en límites que no son sustentables y las restricciones a las importaciones ponen en jaque su operatividad.

El gobierno podrá insistir con más restricciones al dólar o al sistema financiero, pero ayer perdió definitivamente la autoridad política para llevarlo adelante. Estas nuevas restricciones tendrán el mismo problema que antes. No lograrán ningún efecto y ahora, difícilmente, la tengan luego de la derrota electoral.

Moreno corre el riesgo de padecer el fenómeno del divorciado. Mientras estaban casados uno de los miembros de la pareja podía dar órdenes y el otro obedecer, pero una vez divorciados, podrán seguir gritándose más órdenes, la diferencia radica en que ya nadie las acata.

Y ese tema no es menor. El interlocutor que se siente con Moreno, hoy, ya lo hará de manera diferente. Ya no va a poder solo imponer, va a tener que ofrecer incentivos, sentarse a negociar, y eso obligará a mirarse para adentro. Quizás hasta se logre corregir lo que se viene haciendo mal.

No se trata de convicción, sino de necesidad. No es de extrañar que los pases de facturas entre los 5 principales responsables de conducir los destinos económicos, comiencen a crecer luego de este 11 de agosto.

La oportunidad

Hasta octubre habrá más de lo mismo. Todos los desequilibrios económicos seguirán creciendo, por lo que es un buen momento para hacer lo que hace mucha gente. Quienes puedan, aprovecharán las oportunidades que brinda este modelo:

  1. Seguir comprando los viajes al exterior del año que viene
  2. Comprar el auto importado
  3. Comprar maquinarias, camiones o tractores
  4. Cobrar deudas en pesos, si las hay
  5. Tomar préstamos en pesos a 5 años a tasa fija
  6. Comprar bonos dolarizados.

Porque la economía argentina va a cambiar luego de las elecciones de octubre. No creo que inmediatamente, ya que no habrá voluntad de hacerlo, pero está claro que este modo de gestionar la economía ya no convence a nadie y no logra ningún objetivo.

El cambio de gabinete económico surgirá como una necesidad si el gobierno quiere recuperar parte del electorado perdido.

Por lo tanto la economía cambiará y, probablemente, en el corto plazo no será fácil, pero en el mediano plazo será para mejor.

Después de 2 años de Miami vienen 5 de Gesell

La presidente CFK dijo ayer en la presentación de la nueva ley que regula el mercado de capitales que, según le dijo Recalde, “los argentinos viajan a Miami en las alas de los aviones” y si bien no es literalmente así, ya que sería un poco riesgoso, gran parte de los argentinos de clase media o alta viajaron o conocen a alguien que viajó a Miami en estos últimos dos años. Muchos de los que aún no lo hicieron seguramente ya compraron los pasajes para lo que queda del año o el año próximo.

Quienes tenemos de 40 años para arriba y vivimos en Argentina sabemos que después de una época de viajes “baratos” a Miami, se viene otra -bastante más larga- de vacaciones en Villa Gesell o Pinamar.

Inflación y retraso cambiario

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El fin del dólar barato

Finalmente los datos de empleo de los Estados Unidos comienzan a mostrar que la lenta reactivación económica de estos dos años comienza a impactar en la creación de nuevos puestos de trabajo.

Este dato ha hecho que en una de las últimas reuniones de la FED se hable acerca de que las políticas de gran liquidez y, por lo tanto, de dólares baratos comienzan su fin en la economía mundial.

Es así que este dato ha producido cambios en varios mercados, de commodities y de monedas en el mundo. El principal afectado fue el oro, cuya cotización bajó fuertemente, colocando la onza troy por debajo de los 1.300 dólares luego de estar hace tan solo un año por encima de los 1.600.

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