Guatemala nos muestra sus pantalones largos

Lo que está ocurriendo en Guatemala es ejemplarizante, sobre todo para los países con linaje en el mundo de la corrupción. Su presidente, Otto Pérez Molina, está siendo investigado a fondo por el caso “La Línea”, nombre adoptado para el modus operandi que tenía su seno en el propio Ejecutivo nacional.

Se habla de millones de dólares en comisión que fueron a parar a las arcas del gabinete de Pérez Molina, incluyéndolo en un caso de corrupción aduanera sin precedentes en este país. Pero más allá del tema concreto de la defraudación, lo que me llama la atención luego de tantas muestras de poca o nula separación de poderes en nuestra América, con Venezuela, México y Argentina a la cabeza, es ver cómo los órganos del Estado guatemalteco, las organizaciones no gubernamentales, los investigadores y los docentes universitarios y hasta la Iglesia Católica suenan a una sola voz: Piden la renuncia del primer mandatario para facilitar la investigación.

Pérez Molina ha dicho que no va a renunciar y que no tiene nada que ver con este tema, al mejor estilo Blatter en la FIFA: “La FIFA no es corrupta, no hay corrupción en el fútbol, es con la gente, la gente es corrupta. No se trata de la institución…”, había afirmado previamente.

Pero el Presidente no tuvo en cuenta que entre los que piden la renuncia se encuentra nada más y nada menos que la propia Contraloría General de Guatemala, quien además instó al mandatario a que “presente de manera inmediata su renuncia al cargo para evitar mayores incidentes con consecuencias insospechables”, secundando a la Procuraduría General de la Nación, que solicitaba lo propio “para evitar la ingobernabilidad del país centroamericano”, según informa el diario La Nación. Continuar leyendo

¿Cuándo llegará la escasez de plomo?

¿Será que la pólvora tiene algún tipo de subsidio por parte del Gobierno? ¿O que la industria de las municiones compra a 6,30? ¿Quizá esta será una de las pocas producciones venezolanas que tiene suficiente mercado como para sortear la profunda crisis económica? Qué dilema, sinceramente.

Hablar de violencia en Venezuela es hablar de tres cosas básicas: balas, asesinos e impunidad. Para el año 2014, según el Observatorio Venezolano de Violencia, teníamos la segunda tasa de muerte por violencia del mundo, ubicándonos en 82 asesinados por cada cien mil habitantes. Ecuador, México, El Salvador, Colombia y Brasil son bebés de pecho al compararse con nosotros.

Las cifras podrían ser mucho más dramáticas, por cuanto ya van once años sin obtener información oficial sobre este tema. La censura gubernamental hace que hasta el más valiente se asuste, dando paso a toda clase de mitos y leyendas para sortear el bloqueo informativo en este tema. Un bloqueo profundamente irresponsable e insostenible.

No son números, son almas. Solo el año pasado se registraron 24.980 fallecidos por violencia en el país más chévere del mundo. Son 25 mil personas con sueños, familia, esperanzas y sentimientos. Mucho peor cuando hablamos de la cifra de asesinatos desde 1999 hasta la fecha. Son más de 160 mil personas las que han muerto por causa de la violencia en Venezuela, mucho más que las que fallecieron en Japón a causa de la bomba atómica en Hiroshima, la cual cobró la vida de 140 mil personas, según las cifras oficiales de la ciudad. Continuar leyendo