Los mayores errores de la gestión Kicillof

El ministro de Economía, Axel Kicillof, fue entrevistado recientemente por Joaquín Morales Solá y nos dejó -en 35 minutos- interesantes argumentos para defender su administración de la política económica.

En la entrevista arremetió una vez más contra los economistas ortodoxos, defendió la política de desendeudamiento, de reindustrialización y de inclusión social, enfatizó el fuerte crecimiento económico que el país experimentó desde 2003, recordó la recuperación de YPF y Aerolíneas Argentinas. Se apoyó sobre ciertos economistas como Miguel Ángel Broda, Orlando Ferreres y Carlos Melconian para señalar que la economía está bien, creciendo un 1 %, que la inflación se desaceleró de un 40 % a un 25 % -sin recetas ortodoxas-, que las reservas están estables, que no hay problemas con los vencimientos de deuda, lo que deja una buena herencia para el próximo Gobierno, garantizando continuidad del modelo luego de 2015.

Cuando se le cuestionó el bajo crecimiento, el ministro de Economía explicó el complejo contexto internacional que nos acompaña, con caída en los precios de los commodities, con las locomotoras de China y Estados Unidos bajo ciertas dificultades y con Brasil en recesión.

Es precisamente ese contexto el que lo obligó a decidir aplicar una política contracíclica desde principios de 2014 para estimular el consumo interno mediante planes y programas, apoyado en un supuesto consenso de los economistas en las recetas keynesianas que se presentan en todos los manuales de macroeconomía y política económica. Continuar leyendo

La dinámica del dólar blue

Hace sólo un año, en el primer día hábil del mes de octubre, el dólar blue cotizaba a 9.60 pesos, según informa la prensa argentina. La escalada en el cierre de año y también en el primer mes de 2014 se aceleró hasta llegar a 13 pesos, el 23 de enero. Luego de bajar a 11.70, cerró enero a 12,75 pesos. El gobierno apuntó al mercado, y la baja fue contundente, llegando a 10.55 el 5 de marzo, pero desde entonces, casi de forma ininterrumpida, semana a semana, el dólar blue fue creciendo hasta casi tocar los 16 pesos a fines de septiembre. En octubre, sin embargo, inició una baja que lo condujo a 14,70 pesos, algo que resulta incomprensible si se analizan las políticas o señales del gobierno en torno a las variables que impactan en este mercado. Continuar leyendo

¿Qué tipo de crecimiento tuvo la Argentina?

Los defensores del modelo vigente destacan el crecimiento de la economía argentina. De aquella gran depresión de 2001-2002, la economía logró salir con un vigoroso crecimiento de la actividad económica, reduciendo la desocupación a un dígito y sin necesidad de acudir a ningún tipo de asistencia del FMI y otros organismos multilaterales de crédito. Sin embargo, hay varias cuestiones por destacar.

Tomemos, a modo de ejemplo, el caso de una empresa. ¿Cuáles son los motivos que pueden llevar a una empresa a incrementar sus ingresos? Imaginemos que esta empresa vende en el año unos 1000 escritorios a $ 1000 cada uno. En este caso, la empresa logra acumular ingresos anuales por $1.000.000

Crecimiento tipo 1: Estudiemos la primera razón por la cual pueden incrementarse sus ingresos. Si la gente ahora valora más estas mesas e incrementa su demanda, su precio subirá, digamos a $2000, permitiendo que ahora los ingresos sean de $2.000.000, sin necesidad de elevar la producción.

Crecimiento tipo 2: Otro modo de incrementar los ingresos sería si la empresa logra producir el doble de escritorios. Si en lugar de 1000, lograra producir y vender 2000 a ese mismo precio, entones acumularía también $2.000.000. Pero esto último no ocurre gratuitamente. Para duplicar la capacidad productiva la empresa debe ahorrar e invertir mucho dinero, incorporar maquinarias, contratar más trabajadores y quizás incluso ampliar el espacio donde se lleva adelante el proceso productivo.

Crecimiento tipo 3: Hay sin embargo una excepción al caso anterior. Si la empresa tuviera –como consecuencia de una crisis- capacidad ociosa, esto es trabajadores desocupados, máquinas en desuso y espacio libre, podría quizás poner a trabajar estos recursos y con ello aumentar los ingresos, sin necesidad de nueva inversión. Que la empresa produzca 1000 escritorios no nos dice nada acerca de su potencial.

Volviendo ahora sobre la economía argentina, hay que señalar que hubo en estos años un crecimiento tipo 1 y tipo 3, pero estuvo ausente o limitado el crecimiento tipo 2.

En primer lugar, los precios de los commodities alcanzaron niveles récord, especialmente por la mayor demanda china, lo cual permitió incrementar los ingresos, sin aumentar la producción. Pienso que este punto no requiere profundización porque ha sido reconcido por todos.

En segundo lugar, la última década tuvo una expansión de la inversión pública, pero hubo muy poca inversión privada. Está claro que surgieron empresas para sustituir las importaciones, apoyadas sobre subsidios y proteccionismo, pero el costo de estas políticas no parece poder sostenerse en el largo plazo y sin esta ayuda estatal el efecto de esta mala inversión puede desaparecer en un espacio muy corto de tiempo. El desafío que enfrenta el gobierno es complejo. Mantener una industria “artificial” e “ineficiente” que sólo se sostiene con subsidios y proteccionismo, implica un costo social muy fuerte, más aun si el costo lo pagamos con inflación y consumidores descontentos, tanto por la mala calidad de los productos como también por su alto precio en comparación con los bienes importados.

En tercer lugar, es cierto que podemos mostrar aumentos de producción si comparamos 2014 con 2002, pero no nos engañemos acerca de aquellas circunstancias. Un dato de la economía Argentina es que al cierre de 2002, después de la gran depresión, tenía una capacidad instalada del orden del 50 %. Los defensores del modelo vigente toman precisamente ese piso para reflexionar acerca del “crecimiento” económico argentino, cuando esta expansión no fue más que un proceso de recuperación de la crisis anterior. No quiero con esto negar su importancia, pero no es lo mismo utilizar recursos ociosos existentes que ampliar la capacidad productiva.

Fue recién en 2008 cuando la economía argentina pudo más o menos alcanzar valores normales de capacidad instalada y con ello acercarse al potencial de su economía. Pero entonces sufrimos la crisis global de 2009, y el leve crecimiento de los tres años siguientes no parece despegar de aquel potencial alcanzado en 1998, hace ¡16 años!

Si somos optimistas y suponemos que los precios de los commodities permanecerán en estos niveles históricos elevados, y además asumimos que la economía norteamericana , europea y china mantienen las políticas de liquidez, aun así el contexto no parece ser suficiente para mostrar una economía en crecimiento. Aun si dejamos de lado el debate de los últimos 10 años, necesitamos abrir el debate de cara al futuro. Argentina no podrá tener en los próximos años un crecimiento tipo 1 o un crecimiento tipo 3, y es por eso, que necesitamos del crecimiento tipo 2 para tener un futuro prometedor. Y aquí viene el desafío: un crecimiento tipo 2 implica necesariamente cambiar de modelo.

Escenario económico tras las elecciones legislativas

Las elecciones legislativas dejaron un panorama político complejo de cara a las elecciones de 2015. El kirchnerismo fue derrotado en la mayoría de las provincias, pero se mantiene como la principal minoría a nivel nacional y su candidato en 2015, sea el gobernador de Buenos Aires Daniel Scioli, el entrerriano Sergio Urribarri o el chaqueño Jorge Capitanich, tendrá una presencia fuerte en la próxima presidencial. La oposición se dividió victorias en distintas jurisdicciones. Mauricio Macri, a través de sus candidatos, se hizo fuerte en la Ciudad de Buenos Aires y comenzó un posicionamiento nacional para el PRO. Sergio Massa logró una amplia victoria en la Provincia de Buenos Aires y se presenta como una alternativa dentro del justicialismo si tomamos en cuenta su alianza con intendentes del partido. Julio Cobos hizo lo propio en Mendoza y podrá ser el candidato del radicalismo. Hermes Binner en Santa Fe y Pino Solanas -como senador- en la Ciudad de Buenos Aires lograron resultados históricos para el socialismo. La dispersión de los votos deja claro que el éxito de estos candidatos en ganar las elecciones de 2015 dependerá de los acuerdos y las alianzas, pero estos escenarios mejor dejarlos para los politólogos.

Lo que me propongo analizar aquí es el escenario económico argentino de los próximos dos años y para eso, lo mejor es tomar las palabras de los propios dirigentes del oficialismo. Resumiendo: aquí no ha pasado nada. Una coyuntura electoral legislativa no cambiará el rumbo que tomó el gobierno hace 10 años.

Los problemas de la economía argentina se representan en tres desequilibrios básicos en el frente fiscal, monetario y cambiario, pero se podrían ordenar con voluntad política.

1. Desequilibrio fiscal

En el frente fiscal el gobierno año a año presenta un nivel de gasto muy elevado en comparación con los ingresos que genera la recaudación tributaria. En 2013, por ejemplo, el presupuesto ejecutado (según estimaciones oficiales) probablemente termine siendo 15% mayor al autorizado por el Congreso y el resultado financiero pasaría de un superávit de $ 587 millones a un déficit cercano a $ 45.000 millones. Esto viene ocurriendo desde hace siete años, aunque en 2007 la diferencia llegó a ser del 30 %. En este sentido, el Presupuesto aprobado por el Congreso vuelve a ser letra muerta como lo fue en los años ’80, y el déficit estimado para 2014, según un informe de Cippec, alcanzaría los $ 65.000 millones.

2. Desequilibrio monetario

La principal fuente de financiamiento de este déficit fiscal ha sido su monetización, lo que se observa en un crecimiento interanual de la base monetaria en torno al 40%. Mercedes Marcó del Pont ya ha declarado en reiteradas ocasiones que no existe “independencia del Banco Central”, y que la función de la autoridad monetaria es asistir al gobierno cuando lo requiera. Esto garantiza una aceleración de la inflación, pues el gobierno inundará al mercado de pesos. Esto además presionará sobre el tipo de cambio oficial y sobre el “blue”, siendo muy difícil establecer un “techo” para la divisa.

Una alternativa que baraja el gobierno es acceder a deuda externa, aunque aquí se abren dos interrogantes. El primero es si el gobierno realmente desea tomar este camino cuando ha criticado al menemismo por hacerlo. Los mismos integrantes del oficialismo ofrecen respuestas contradictorias. El segundo es si el gobierno podrá acceder a tomar deuda, más allá de su voluntad, y si lo hacen, a qué costo financiero.

Es que se ha hablado mucho de una política de desendeudamiento, pero esto es sólo un mito. En diciembre de 2001 el stock de deuda pública, al momento de anunciarse el default, sumaba US$ 144.222 millones (fuente ASAP). En diciembre de 2011 la deuda pública total subió a US$ 178.963 millones y en junio de 2012 a US$ 182.741 millones (fuente MECON).

3. Desequilibrio cambiario

En el frente cambiario, la economía muestra un “retraso” que se evidencia en el tipo de cambio real. Cuantificar ese retraso es todo un debate, pero varios analistas lo han estimado con el índice Big Mac en torno al 40%, más del doble de Finlandia, Brasil y Francia, países que siguen en la lista.

Una posible devaluación y un cambio en el “cepo cambiario” están en la agenda del gobierno, pero es factible que estas políticas “aisladas” sólo agraven el problema.

Conclusión

En este contexto, el gobierno debe prender una vela para que haya cosechas récord y a la vez, apuntar a que la próxima Presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Janet Yellen, amplíe la política de liquidez que viene tomando Ben Bernanke. Si esto ocurre, aumentarán aun más los precios de los commodities y esto elevará la recaudación tributaria por derechos de exportación.

Decía al comienzo que estos desequilibrios tienen solución, sin embargo, las propuestas implican necesariamente un cambio de rumbo. El gobierno elige seguir su camino, independientemente de que el pueblo le ha dado la espalda en las urnas. La economía argentina es una olla hirviendo, y el déficit fiscal, la inflación y el retraso cambiario garantizan que estos dos últimos años de kirchnerismo no serán tranquilos.

Cómo subdesarrollar a la Argentina en diez lecciones

Hasta 1935 EEUU, Canadá, Australia y Argentina tenían un desarrollo y un PIB per cápita similar, en torno a los 5.000 dólares, lo cual les permitía ser cuatro de los países más ricos del mundo. Para explicar tal estado de situación, uno encuentra ciertos factores comunes en estos países, tales como la riqueza natural de sus recursos, la gran extensión de territorio, los marcos constitucionales, la apertura económica, un modelo eminentemente agroexportador, la inmigración europea, un Estado muy pequeño, escasas regulaciones y la estabilidad monetaria.

Pero en los siguientes 75 años el desarrollo de Argentina se torna mucho más lento y débil que el de los otros tres países. La inestabilidad política y las políticas económicas tomadas por diversos gobiernos —como el modelo de sustitución de importaciones— fueron exitosas en mantener al país subdesarrollado, lejos de los estándares de otros países con características similares. La lección clave que el lector encontrará en este artículo es que evitar el desarrollo e incrementar la pobreza implica colocar todo tipo de trabas sobre las fuerzas creativas de los empresarios, evitando el ahorro y con ello la inversión local y extranjera.

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