Recién me acabo de comunicar en Caracas con Rocío Guijarro, la directora ejecutiva del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice), amiga de la libertad cuya institución viene haciendo mucho por la formación de mentes liberales con el invalorable apoyo de otros amigos de gran calado. En 2013 esa entidad publicó un libro de mi autoría titulado El liberal es paciente, en el que, entre otras cosas, intentaba mostrar el valor de la perseverancia para derrotar a megalómanos como el que hoy está instalado en el poder en Venezuela, que sigue la línea socialista del comandante fallecido, quien comenzó con toda la debacle que es de público conocimiento.
Y no es que antes de eso las cosas eran color de rosa, al contrario, los partidos tradicionales fueron un increíble fracaso y con sonados casos de alarmante corrupción. Pero, claro está, el modo de resolver los problemas no consiste en acentuarlos, sino en cambiar de rumbo. El récord mundial de inflación, los controles de aspectos cruciales de la vida y las haciendas de la gente, los presos políticos, los despilfarros, la ausencia hasta de papel higiénico, las larguísimas filas para poder acceder a algunos alimentos, los cortes de agua corriente y electricidad, la completa sumisión de la prensa y los medios de comunicación, la caída drástica en las inversiones y en general el sufrimiento de los más necesitados ha sido la regla en estos años de opresión salvaje. Continuar leyendo