Nos parece que la religión no es un asunto de los domingos, es mostrar interés por de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos. No es un asunto menor. Los hijos adoptados en algún momento muestran curiosidad por saber quiénes son sus padres biológicos, ¿cómo no vamos a estar interesados el resto de los mortales (y ellos también) en saber acerca de un origen más profundo y primero?
Es inexorable el principio, de lo contrario, si las causas que nos dieron origen irían en regresión ad infinitum, literalmente nunca hubieran comenzado las causas que nos permiten estar donde estamos hoy. Llamar a la primera causa Dios, Yahveh, Alá o lo que fuere no resulta relevante. Lo importante es la idea necesaria de la primera causa, no como la contradictoria noción panteísta, sino como agente fuera de la naturaleza. Tampoco es cuestión de pensar que se debe ser religioso; ya bastantes trifulcas, torturas, inquisiciones y matanzas han habido en nombre de Dios, la misericordia y la bondad como para insinuar obligaciones que no son tales. Solamente pensamos que se la pierden los que deciden cerrar los ojos sobre la pesquisa de marras. Continuar leyendo