Se ha dicho bastante sobre el reciente acuerdo entre Cuba y EEUU. Si bien muchos analistas prefieren buscar ganadores y perdedores como si se tratara de un juego, vale la pena hacer un abordaje más integral sobre el tema, para no quedarse con el simplismo que propone el corto plazo.
No es un secreto que la política se suele manejar con prioridades de carácter meramente utilitario, y que las mismas intentan siempre sacar provecho de cada situación. No menos cierto es que esas acciones se producen bajo determinadas circunstancias y no en cualquier instante.
Y no es que para uno de los gobiernos se trate de una actitud genuina, desinteresada y humanitaria mientras para los otros no. Ambas naciones, Cuba y EEUU, han actuado, paradójicamente, bajo la misma matriz, tratando de maximizar su rentabilidad política, seleccionando el contenido, el modo y el momento para optimizar resultados internos y externos. Continuar leyendo