Un freno al avance kirchnerista sobre el Poder Judicial

La Corte Suprema ha dictado un fallo unánime e impecable, declarando la inconstitucionalidad del sistema de subrogancias, que había establecido la ley 27.145, ideada y promulgada por la presidente Cristina Kirchner.

En pocas palabras, la Corte se hace pleno cargo de su condición de poder de la Constitución y cabeza del Poder Judicial, y restablece un sistema constitucional, serio y lógico de cobertura de vacancias, que como primerísima medida debe proteger la independencia del Poder Judicial frente a las injerencias del Poder Ejecutivo, que era precisamente lo que ocurría con el régimen invalidado.

No podemos obviar que el kirchnerismo detenta siete votos en el Consejo de la Magistratura, y así es que queda evidente la inconstitucionalidad de dejar en las manos de esos votos, es decir del Poder Ejecutivo, la elección de jueces subrogantes que aunque no serían jueces de la Constitución, con el régimen invalidado, podrían haberse mantenido durante años en decenas de cargos de jueces y camaristas.

Porque, como señala la Corte, hay tantos juzgados sin cubrir que en más de doscientos, podría haber este tipo de “jueces amigos” de un kirchnerismo que nos demuestra todos los días que hace lo que desea. Hasta que se le pone freno, claro.

En este fallo, la Corte dice, en otras palabras, que tanto la ley 27.145 como las resoluciones dictadas en virtud de ella por el Consejo de la Magistratura son inválidas, porque lesionan la regla esencial del juez natural, amparo final e imprescindible para que exista real libertad individual frente al poder gubernamental.

Y con rigor y criterio realista y de búsqueda de eficacia, la Corte también impone un lapso breve, de 90 días, para que terminen su actividad todos los jueces subrogantes nombrados de manera inconstitucional. Esto puede parecer excesivo, pero así se posibilita cubrir esas vacantes de manera seria, ordenada y sin perjudicar a la gente que tiene pleitos en esos juzgados y tribunales.

Eso sí: tengamos en claro que lo decidido por la Corte no impedirá que, por ejemplo, dentro de ese plazo de 90 días en las causas del pacto con Irán y de Hotesur, ocurran sentencias viciadas por la parcialidad de jueces inconstitucionales, pero esos fallos podrían ser revisados por la propia Corte e incluso si son fraudulentos, siempre podrán ser dejados sin efecto en el futuro.

Ejemplaridad y valentía

Después de 32 años como Juez de la Corte Suprema, renunció el doctor Carlos Fayt.

Durante su vida escribió varios libros importantes, enseñó a un innumerable número de estudiantes y dictó sentencias de gran trascendencia.

Pero todo tiene un final y el 11 de diciembre no tendremos más a Fayt en la Corte.

Nuestro desafío como país será ser buenos alumnos de Carlos Fayt y entender cuáles fueron sus enseñanzas profundas.

Obviamente que en los distintos campos jurídicos que recorrió ha dejado muchas ideas que ojalá sean prolíficas, pero en estos días tan especiales, donde termina un Gobierno que es el que más ha durado desde 1852, probablemente el mayor desafío para los que, por nuestra edad, debemos tomar la posta del doctor Fayt, es saber cuáles han sido las esencias de su larga actuación pública.

No es difícil. Ha sido decente, serio, trabajador, coherente, librepensador y, sobre todo, valiente.

Con un gobierno en contra, como el de Cristina Kirchner, no se asustó. No optó por el cómodo retiro dorado de un Juez de la Corte.

Siguió dando batalla porque un juez independiente se retira cuando él decide, no cuando lo ordena el Presidente de turno o lo pretenden un grupo de legisladores sumisos al Ejecutivo.

El kirchnerismo jamás entendió que no todos se asustan o se venden.

Al agredir y agraviar a Fayt no solamente se ganaron algunas páginas en la antología de las bajezas políticas y humanas, sino que además le renovaron su fuerza vital.

Porque Fayt, como todo verdadero hombre de derecho, es un luchador.

Ignoro si hoy se sigue estudiando el libro “La lucha por el derecho” de Rudolf von Ihering, pero lo concreto es que el Juez Fayt personifica al verdadero hombre de derecho, que quiere un mundo mejor y mas justo, y está dispuesto a pelear para lograrlo.

La enseñanza más trascendente de la vida del Juez Fayt es la de haber luchado por el derecho y por la Justicia hasta sus venerables 97 años.

No lo hizo en un país nórdico sino en la Argentina, un país presidencialista donde algunos  mandatarios han creído ser dueños de la vida y honor y fortuna de los argentinos, pese a que lo prohíbe la Constitución.

El Juez Fayt no lo ha permitido y, por eso, nos deja una herencia de fortaleza, que nosotros deberemos emular.

Porque él pudo, deberán poder quienes lo sucedan en la Corte.

Ese será su gran legado: el ejemplo.