Durante la segunda mitad del siglo XX, en el contexto de la Guerra Fría, surgió una agrupación de Estados cuyo objetivo era adoptar y conservar una posición neutral frente a las dos grandes potencias (Estados Unidos y la Unión Soviética) que se disputaban el dominio del planeta; esta organización se conoció como Movimiento de Países No Alineados. La Argentina fue miembro pleno entre los años 1973 y 1991. Pocos saben que en la actualidad continúa vigente esta estructura aunque ha perdido el principal motivo de existencia. En el año 2006, y por decisión del entonces presidente Néstor Kichner, la Argentina participó como país invitado en la cumbre que se realizó en La Habana, y a partir del 2009, ya con Cristina Fernández al frente del Poder Ejecutivo, se incorporó en calidad de observador. Desde los inicios de su segunda presidencia, una serie de factores económicos restrictivos -auto infligidos en la mayoría de los casos- hicieron que la política exterior argentina esté guiada por una carencia de recursos que el gobierno intenta camuflar como estrategia política. Continuar leyendo